“Somos soñadores”, afirma entre risas Igna, uno de los cinco miembros que conforman Hologramma. Y es que, este último año, el grupo ha lanzado su primer álbum, Mundos rotos, además de haber colaborado con varios artistas del panorama y haber creado un directo redondo para acompañar al disco. Parece que en 2024 todo haya sido bueno para la banda. O casi todo. Igna también nos confiesa que no todo es de color de rosa: preparar un disco, las dinámicas de grupo y la enorme dedicación a un proyecto son cosas de las que, aunque no se suela hablar, están ahí y pueden llegar a pesar. Charlamos con él sobre Hologramma, el nuevo álbum y todo lo que implica un proyecto tan sincero como este.
El grupo barcelonés de sad pop surgió en 2019 y debutó con el sencillo I Don’t Get It. Desde entonces, la banda ha ido evolucionando, madurando y conociéndose mejor a sí misma. El resultado de ello es Mundos rotos, su primer proyecto de largo formato, donde el aislamiento, el miedo y la ansiedad son palpables en cada verso. Un álbum honesto y visceral que, en ocasiones, hasta roza lo que hoy en día podría parecer punk: aceptar las cosas como son y los sentimientos como vienen.
En 2021 mencionasteis que sería un sueño sacar un álbum con un concepto y una estética muy específicos. Aún necesitabais tiempo y capital para ello. Tres años después, sacáis Mundos rotos. ¿Cómo os sentís al lograr uno de vuestros mayores objetivos?
Ha sido un largo camino que hemos necesitado recorrer para llegar a Mundos rotos. Cuando empezamos a tocar no sabíamos muy bien qué queríamos hacer. Ha sido a medida que el proyecto de Hologramma evolucionaba que nos hemos ido conociendo. Un proceso de aprendizaje, de intentar conocerse a uno mismo y de ver hasta dónde se puede llegar con esto. Mundos rotos ha sido el resultado de mucho tiempo y esfuerzo, y es por eso que sentimos haber logrado dar un paso más en la dirección correcta. Tenemos ganas de continuar descubriéndonos.
También mencionabais que este álbum buscaba consolidar a Hologramma en la escena indie. ¿Os ha generado mucha presión el sentir que debíais crear un trabajo que os pusiese en ese mapa?
Siempre hemos sentido cierta presión, pero más impuesta por nosotros mismos que por agentes externos. Personalmente he concentrado mi preocupación en hacer canciones fieles a mí mismo y no tanto en intentar encajar en cualquier escena. Creo que es la única forma de descubrir y consolidar un sonido propio.
2023 ha sido un año fuerte para el grupo. Cinco singles, una colaboración con Enry-K, varios shows en vivo… Cuando creasteis Hologramma en 2019, ¿esperabais todo lo que traería consigo?
Somos soñadores (risas). Realmente no creo que nos lo imagináramos pero, al menos yo, sí que soñaba con ello. Desde pequeño siempre he imaginado formar parte de una banda y cómo eso me llevaría a vivir cosas increíbles y muchas aventuras nuevas. En 2023 estuvimos en nuestros primeros festivales como banda y tuvimos la oportunidad de trabajar con gente a la que admiramos, todo mientras grabábamos el disco. Fue un buen año.
Pese a todo lo bueno, también habéis hablado del miedo y la ansiedad que ha traído consigo 2023, lo que acarrea preparar un álbum y crecer como grupo. ¿Cómo habéis llevado los temores y preocupaciones que os han ido surgiendo? 
A través de las canciones. Sin querer, el miedo y la ansiedad inspiraron y se apoderaron de gran parte del álbum. Mundos rotos es simplemente el resultado inevitable de ciertas circunstancias que hemos ido viviendo. A pesar de haber sufrido muchos altibajos, siempre hemos tenido claro cuál era el objetivo final y esa ha sido nuestra luz en los momentos de oscuridad.
Como decís, en Mundos rotos la introspección es el tema central, pero es algo que lleva con vosotros desde el principio. ¿Cómo ha evolucionado vuestra relación con ella a lo largo de vuestra carrera musical?
Cada vez es más fuerte. La introspección me incita cada vez más a adentrarme en mis profundidades como si tuviera su propio centro de gravedad. Cuando me pongo a componer todo se desvanece y me veo más claro a mí mismo. No es una elección, no puedo volver atrás y utilizar otra fórmula. Ha evolucionado para ser así.
Imagino que hablar abiertamente de emociones tan íntimas como el aislamiento, la nostalgia y los cambios en las amistades debe dar un poco de vértigo. ¿Qué os lleva a ser tan viscerales y sinceros con vuestro arte?
Con el tiempo he aprendido que el verdadero miedo reside en no hablar estos temas. Me da más miedo eso que expresarlos. Siempre he sido una persona poco social y tengo que hacer grandes esfuerzos para afrontar situaciones que otras personas tienen prácticamente integradas en su naturaleza. La única forma de hacer ese ejercicio de forma productiva es contar la verdad, aunque muchas veces sea dura o te dé vergüenza.
En Laura Palmer decidisteis optar por un enfoque más narrativo y explorar más el storytelling que la reflexión. ¿Qué os llevó a ello?
Laura Palmer es la canción que cierra el álbum y tiene su sentido. En la serie Twin Peaks aparece el concepto de los doppelgänger, una condición dual de todo cuanto existe y que también va un poco ligado al nombre de nuestra banda. El sentido de esta dualidad es, en esencia, la confrontación entre la luz y la oscuridad o, quizás, el descubrimiento de que una no puede vivir sin la otra y sin su propio enfrentamiento eterno. Nos permitimos narrar esta canción en honor a nuestro primer álbum y al capítulo que lo empieza todo.
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Vida artificial fue el segundo single que lanzasteis como adelanto del álbum. Iba en contra de la felicidad autoimpuesta por la sociedad, y es que vuestro estilo sad pop representa justo lo contrario. ¿Creéis que vuestra música desafía las normas y expectativas sociales en torno a la felicidad?
Con Mundos rotos, sin duda. Tampoco pretende cambiar nada, simplemente ejercer el derecho de quejarse y alcanzar un estado de tranquilidad dentro del inconformismo. Al fin y al cabo, las letras de nuestras canciones están imbuidas por mi propia verdad, supongo que habrá personas que se sentirán más identificadas que otras.
Os consideráis meticulosos y exigentes con la imagen que deseáis proyectar. Los visualizers del álbum, como por ejemplo los de Hikikomori o Zombi, fueron creados por Emilia Boix. Ambos tienen un toque muy de grabación casera, con mucho grano y un aire muy punk. ¿Cuál es la inspiración detrás de esta estética? 
Quise evocar algo más crudo. Quería plasmar todas las horas sin luz y el aislamiento en mi habitación porque ha sido un escenario muy importante del álbum. También hemos tenido varios referentes a lo largo de este proceso, creo que el que más nos ha pegado ha sido Ekkstacy y su darkwave.
La última revelación que diste fue la despedida fue vuestro primer EP, lanzado justo después de la cuarentena. Considerando que hay casi tres años de diferencia entre ambos, ¿qué cambios notáis en vuestra obra al compararlos?
Lo veo un trabajo más maduro y consciente de lo que se quiere transmitir, tanto con las letras como con lo musical y estético. Curiosamente, el eje conductor de ambos ha sido un largo período de tiempo en soledad.
Encontrar un sonido personal como el que habéis logrado crear es difícil y lleva tiempo. En I Don’t Get It, vuestro primer sencillo, cantabais en inglés y explorabais un sonido más funk. Ahora cantáis en español y os habéis alejado un poco de ese estilo. ¿Cuál ha sido el mayor desafío al encontrar vuestra identidad como grupo?
Cada uno tiene sus propios referentes, en algunos coincidimos y, en muchos otros, no. El haber ido tocando juntos y conocernos como músicos y artistas ha hecho que la evolución de nuestro sonido haya ido progresando naturalmente. Es difícil estar de acuerdo en todo, pero tampoco sabemos hacerlo de otra manera.
Trabajar en equipo durante tantos años, especialmente en un proyecto tan personal donde invertís tanto de vosotros mismos, debe tener sus momentos buenos y sus momentos malos. Lleváis mucho tiempo haciendo esto. ¿Cómo lográis mantener la cohesión del grupo?
Justamente este año algunos se tomarán un tiempo. Aunque ha habido muchas cosas buenas, el proceso de hacer el álbum ha cambiado ciertas dinámicas que a veces son incompatibles con todos a la vez. Como has dicho, invertimos mucho tiempo y una gran carga personal en Hologramma, así que lo mejor que podemos hacer es respetar los tiempos de cada uno y remar todos hacia la misma dirección.
Os gustan los directos y ver cómo responde la gente a vuestra música. El 19 de abril presentasteis el álbum en la Sala Laut, en Barcelona. También incluisteis una entrevista. ¿Qué es lo que más os gusta a la hora de tocar vuestro álbum en vivo?
Teníamos ganas de tocar las nuevas canciones en vivo, ver cómo respondía la gente (y nosotros mismos). Es un directo que tiene caña pero que también tiene su parte íntima; básicamente un resumen de lo que es Mundos rotos. Acompañarlo con una entrevista permitió tener un espacio donde poder hablar del álbum con más profundidad.
Y por último, ¿objetivos para el 2024?
Tocar mucho, mover el disco e intentar disfrutarlo.
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