Hay una parte que no se cuenta nunca del mito de Sísifo: cuando este llega a subir la roca rodando hasta la cima de la montaña. Es cierto que luego vuelve a caer, pero hay un momento fugaz en el que el torturado ve su hazaña estática y puede permitirse apreciarla. La gente que está en la falda de la montaña aplaude y celebra el logro de Sísifo para, segundos después, ver la roca rodar colina abajo. Como saben que ha sido capaz de hacerlo una vez, esperan con ganas la segunda, pero Sísifo no está disfrutando de su labor pese a que sea capaz de lograrlo otra vez; la presión, tanto externa como autoimpuesta, le quita sentido al camino sabiendo que los espectadores esperan el mismo final. Algo similar tiene lugar con Hoke entre BBO y Tres creus.
Allá por mayo de 2024, de repente apareció en el Instagram de Hoke una publicación que anunciaba su regreso. Después de que su disco debut de 2022 adquiriese el estatus de clásico moderno en cuestión de semanas tocaba estar a la altura, y lo cierto es que ese No puede ser se quedó muy lejos de lo que muchos esperábamos del hijo pródigo de Valencia. La roca volvió a rodar colina abajo en ese momento hasta diciembre, y cuando estábamos a punto de empaquetar el final de año, se nos puso todo patas arriba en la redacción de la revista.
Hoke había sacado uno de los proyectos del año y lo sabíamos desde la primera escucha, pero para entender bien la música hay que dejarla macerar y degustar con calma, así que tras el primer mes de vida de Tres creus, creemos que es un buen momento para pararse a diseccionar y ver si encontramos de nuevo aquello con lo que nos encandiló en BBO.
Es cierto que las comparaciones no son de buen gusto, pero la sombra de BBO es muy alargada e ignorarla nos dejaría durante todo este texto con un elefante metido en la habitación, así que vamos a despacharlo. El momento vital de Hoke ya no es el mismo; ahora disfruta de los privilegios de la vida de artista y ha pasado por un divorcio profesional con Louis Amoeba que es un secreto a voces. Las piezas no están donde estaban en 2022 y por ende no podemos esperar que la jugada sea la misma. Cuando se anunció el tracklist se hizo junto con una ristra de nombres de productores que podía generar o bien ilusión por la calidad de los mismos o bien miedo por el empaque sonoro del proyecto. Las dudas se resuelven en cuanto empiezas a escuchar el disco, y es que los sintetizadores de Aimbot no tienen nada que ver con lo que fue BBO.
Cuando salió el disco pudimos ver que sí que había algo de unificación en materia de producción. A.Dense ha estado presente en todas las canciones del disco, y luego han contado con la ayuda de nombres como Saint Lowe, Gese Da O, Allan Parrish o Steve Lean, entre otros. Recae entonces sobre él ese peso de la parte instrumental, que en temas como Infrarrojo/Ultravioleta se carga a la espaldas sin la ayuda de nadie más. Todo este embrollo de productores hace que se note esa heterogeneidad en el sonido, no aspiran a esa identidad tan marcada de BBO sino a dejar firma en diferentes estilos. Hay ejercicios como el de Telekinesis que te dejan descolocado en una primera escucha y chocan directamente con temas como Nos creíamos Kies, cada uno hijo de su padre y de su madre.
En la duración sigue siendo conservador y conformista. Tres creus es un proyecto cortito y al pie, poco menos de media hora que acaba haciendo que cada vez que escuchas un tema te escuches el resto porque ya te pilla de paso. Se nos queda la sensación de que Hoke podría haber entregado algo más largo y con más cuerpo, pero parece que el modus operandi en el que se siente cómodo es este. En estos veintitrés minutos le da tiempo a meter dos nombres como Quevedo y Morad, aparte de traer a sus colegas Ébano y Ergo Pro en M.A.N.
Es importante destacar la presencia de Quevedo aquí, que a principios de año le dejó hueco en el videoclip de La última, donde se ocupó de adelantar muy sutilmente este proyecto con esas tres cruces pintadas en el cristal. A raíz de todo esto surgen muchas preguntas sobre el ritmo de trabajo de Hoke este último año y lo que ha tardado en publicar todo. Ese No puede ser se quedó como single y no llegó a entrar al disco pese a venderse como adelanto. Ya vimos en La última que el concepto llevaba pululando desde enero o febrero como mínimo, e incluso antes, en el Grimey x Palestina de 2023, cantó un a capella de lo que acabaría siendo Tres creus, la outro del disco. ¿De verdad se tardan dos años en hacer un disco de veintitrés minutos?
Hay muchas incógnitas: a lo mejor se retrasó el asunto por no interferir en el regreso de Quevedo debido a que no querían sacrificar esa colaboración, o tal vez apretaron a última hora, ya que nos consta por fuentes cercanas al artista que M.A.N se grabó a menos de dos semanas de salir el disco. En cualquier caso, tampoco creemos que haya afectado negativamente al resultado: cuanto menos espacio que cubrir, más pulido sale todo.
También hay una sensación generalizada de que lo que dice es más solemne y directo. Hoke ya no tiene que imaginar escenarios porque los está viviendo de primera mano, y ni con todo eso se muestra satisfecho. Incluso las colaboraciones sienten que tienen que estar a la altura, y por eso Quevedo nos entrega un verso que deja en evidencia cualquiera de los que soltó en su propio disco semanas antes. Hay un relato sobre la depresión que está atravesando nuestro protagonista que se puede leer entre líneas a lo largo del proyecto, pero más que hablar de depresión se limita a mencionarla, que son cosas distintas. Con todo esto se aprecia un amago de abrirse y buscar que el público te entienda, pero Hoke realmente nunca ha buscado eso.
Hay una disonancia en su discurso respecto al público y el tema de participar en el circuito de la industria. Hoke nunca ha dado una entrevista y se encarga de recordarlo y restregarlo con ese: “y como no les doy entrevistas, hacen reportajes”. Aparentemente es una actitud que aporta a su mística pero el circuito no está solo en los medios que tanto rechaza, está también en la gira de festivales, en sus giras personales, en eventos como ScrapWorld o Grimey x Palestina e incluso en el hecho de colaborar con Nude Project. La mística de la que tanto se habla se debilita mucho después de tanto trote.
El disco en sí es excelente. Hoke es un artesano que, junto con A.Dense y compañía, han dado en la tecla para sorprender y entregar algo de calidad. Es un disco más afectado por el contexto que lo envuelve que por lo que sucede en su interior realmente, y por eso en esta crítica hemos ahondado más en esos aspectos contextuales. Tres creus saca a Hoke de su zona de confort, se escuda en un registro más susurrado e instrumentales más potentes y acaba por hacer crecer la identidad y la mitología del artista. Ahora le queda por delante una gira que empieza ya de ya y en la que tiene que aprovechar para sujetar esa roca de la que hablábamos al principio en la cima de la montaña, sin olvidar en ningún momento que luego va a tocar volver a subirla otra vez.
Track favorito: Infrarrojo/Ultravioleta