Guillermo Solas sigue tensando los límites de lo visible. El artista inaugura Mientras pienso en todo lo que ahora no existe en Selah Room, Barcelona, con una propuesta que diluye las fronteras de lo real y lo ficticio. Entre renders dinámicos y figuras que se mueven en la niebla de lo anónimo, su obra habita la ambigüedad de lo digital como un nuevo lenguaje. Una experiencia que no busca respuestas, sino preguntas mejor formuladas.
Lo digital no es escenario para Guillermo Solas, es materia viva. Su obra propone un existencialismo virtual que se aleja del tecnicismo frío y se acerca a lo humano. Combinando disciplinas como la fotografía y el arte 3D, crea un espacio donde lo real y lo onírico comparten sitio y la línea entre lo natural y lo simulado se difuminan. Composiciones que no buscan dictar mensaje, sino abrir preguntas. Después de colaborar con firmas como Bimba y Lola, Adolfo Domínguez o Zara, esta vez nos presenta su primera exposición individual en la ciudad que le inspira, Barcelona. Todo un manifiesto visual donde lo digital conecta, no aísla. En esta conversación reflexiona sobre los opuestos cercanos, su perspectiva artística y cómo hacer del universo virtual un sitio menos hostil.
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¿Estudiar arte marcó tu camino o solo lo organizó? ¿Crees que te encontrarías en el mismo escenario creativo si no hubieras pasado por esa formación?
Creo que estudiarlo definió bastante lo que soy ahora y marcó una manera de enfocar las cosas que no tendría a día de hoy, o quizás tendría otra diferente. Sin embargo, sí creo que estaría haciendo lo que hago a día de hoy.
Trabajas desde Barcelona. ¿Crees que el lugar donde estás condiciona tu manera de percibir y crear?
Sin lugar a dudas, Barcelona es una ciudad que condiciona lo que hago ahora, igual que si viviese en otro sitio: la forma de hacer, de ver la ciudad y entender sus contextos define todo lo que hago ahora mismo.
Tu trabajo habla de lo humano, pero con voz posthumana. ¿Cómo reinterpretas los temas universales desde tu perspectiva?
Vivimos en un momento volátil y de cambio continuo, donde lo meta deja de serlo para volver a ser otra vez. A veces siento que solamente nos queda observar y entender el mundo desde nuestra posición y lugar, y desde ahí hablar, siendo honestas y analizando lo que ocurre alrededor.
¿Crees que en lo digital hay algo profundamente humano, aunque todo nos parezca programado?
Lo digital es de naturaleza humana, puesto que lo hemos creado nosotros. No hay algo digital que se aleje de lo humano porque es imposible, y todo lo que se plantee así es ficción. Otra cosa son las dinámicas y los usos de lo digital, muchas veces programadas para hacernos sentir parte de algo puramente individual y alienante y que, si se quisiera, podría ser humano y colectivo.
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Lo sintético ya no es lo contrario de lo real. ¿Qué parte de tu obra vive en esa ambigüedad?
Creo que mis piezas a día de hoy se encuentran en una especie de limbo en cuanto a técnica y contenido. Por la parte técnica, porque es un mix de medios que nunca llega a ser ni 3D ni foto, ni algo claro. Y por la parte de contenido, porque flota entre varios universos de discursos que pueden ser leídos desde perspectivas puramente opuestas.
¿Crees que tu arte consuela o incomoda? ¿En qué posición ubicas tu obra?
Yo personalmente opino que consuela más que incomoda. Creo que es visto muchas veces desde un punto de vista nostálgico de algo que no ha pasado todavía, un poco como el título de esta expo.
Este proyecto parece moverse entre lo onírico y lo real. ¿Qué quieres transmitir con esta exploración de opuestos: resolver la dicotomía o dejarla abierta?
Creo que todos nos enfrentamos a esta dualidad de alguna forma, y esta exposición es solo una manera de pasear por su filo. Muchas veces, ver ambas cosas desde la distancia te hace darte cuenta de que no son tan opuestas.
¿Cómo ha sido enfrentarte a tu primera exposición individual en Barcelona?
Más que un enfrentamiento ha sido abordarlo desde la compañía. Tanto en el proceso como llevarla a cabo ha sido bastante sencillo y llevadero. He trabajado con amigas que me han ayudado todo el rato y han elevado la exposición a otro nivel, tanto Pau como Lucía, como Toni y también Doncella y Quiebra, que son personas que me comprenden y saben aportar su visión más personal a todo esto. Por supuesto, también ha sido llevado gracias a Moritz, que supo acompañar la inauguración de la mejor manera.
“Lo digital es de naturaleza humana, puesto que lo hemos creado nosotros. No hay algo digital que se aleje de lo humano porque es imposible, y todo lo que se plantee así es ficción.”
¿Lo digital se volvió tan cotidiano que ya no lo vemos como un lenguaje artístico? ¿O simplemente lo seguimos mirando con ojos antiguos?
Creo que lo digital es más que nunca un lenguaje artístico. Y ha sido el medio (entre otras cosas) de la democratización de los lenguajes y la creación contemporánea, poniendo la cultura mucho más cerca de la gente. Que hayamos integrado eso como cotidiano tiene un punto hasta bonito.
Vivimos expuestos a un ruido constante, pero la digestión emocional es más lenta que nunca. ¿Cómo se refleja esa tensión entre saturación y comprensión en tu práctica artística?
Mi práctica es más un resultado de la comprensión y la saturación, un ejercicio de síntesis de estímulos y reflexión que se materializa a través de un uso excesivo de herramientas y capas. Existe ahí también una metáfora extraña entre consumir y ‘vomitar’ lo consumido.
También exploras el existencialismo. ¿Tu obra refleja un intento de encontrar sentido o más bien aceptar que el sentido nunca llega?
Es existencialista en el punto en el que cuestiona temas que te hacen analizar dónde estás y dónde te encuentras, sin embargo, creo que tiene un componente de aceptación bastante fuerte, pero no por ello negativa o pesimista, si no más reflexiva.
¿Crees que esta nueva propuesta representa un poco el concepto de overthinking? ¿Crees que el pensamiento constante revela o nubla? ¿Son tus obras la manera que tienes de canalizarlo todo?
Mi obra ahora mismo camina hacia algo más sencillo, opino, depurado, donde el mensaje, por complejo, queda reducido a algo visualmente sencillo. Creo que la reflexión siempre muestra más cosas, y hacer estas piezas es como la cumbre de ese pensamiento.
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¿Prefieres una imagen más nítida o encuentras la belleza en la imperfección, en el glitch?
A mí me gusta siempre algo más nítido y depurado, pero creo que la imperfección es la belleza por excelencia y lo que verdaderamente tiene sentido.
¿Qué pesa más cuando creas, la imagen final o la pregunta que evoca?
Ni lo uno ni lo otro. Es un conjunto de todo, desde el principio al final hay infinidad de cosas. Si nada evoca nada después, ese es el problema.
¿Cómo crees que evolucionará tu obra? ¿Qué temas te interesaría explorar en un futuro?
Como he dicho antes, creo que mi obra va hacia algo más sintético y depurado. Siempre me interesa el presente más inmediato y lo que ocurre a nuestro alrededor. Sin embargo, hay temas más existenciales como la procedencia, la idea de progreso o los choques entre diferentes contextos digitales que me llaman bastante la atención.
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