En un mundo que tantas veces silencia, aprieta y olvida, hay voces que se abren paso como grietas de luz entre las piedras de la historia. Fillas de Cassandra nace del encuentro entre dos mujeres, Sara y María, que supieron reconocerse en una herida compartida, en una memoria que no se resigna al olvido, en la música como lenguaje ancestral y futuro.
Desde Galicia, estas fillas cantan con las raíces en la tierra y la mirada en las estrellas, trazando puentes entre la mitología y la experiencia cotidiana de ser mujer en un mundo que aún no ha aprendido a escuchar del todo. Su nuevo EP, Hibernarse, que han estrenado hoy mismo, es la prueba directa de ello.
Para quien no os conozca, Sara y María, ¿quiénes son Fillas de Cassandra?
Fillas de Cassandra somos dos voces que se encontraron no solo en el escenario, sino también en lo heredado y en el proyecto de mundo. Un grupo de música que se mueve de la raíz a lo reciente, de la música tradicional a la electrónica, desde las harmonías vocales, el piano y los instrumentos orgánicos.
Cassandra, la famosa profetisa troyana, fue condenada a predecir el futuro pero nunca ser creída por nadie. En ese descrédito, en el cuestionamiento y escrutinio público de nuestras experiencias y emociones, supimos encontrarnos, dos mil años después, representadas como mujeres. De ahí que seamos fillas, hijas de esta historia que configura gran parte del pensamiento y orden occidental; hijas por herederas, pero también por el ímpetu de revertirlo y escribir una nueva historia.
Os conocisteis en unas jornadas de Feminismo Unitario en Vigo. ¿Cómo influyó este encuentro en la dirección artística que tomaríais después y cómo recordáis esos primeros momentos juntas?
Precisamente fue este encuentro el que determinó el destino de Fillas de Cassandra. Nos invitaron a formar parte con nuestros proyectos individuales y cantar dos canciones al finalizar la manifestación organizada en Vigo por los numerosos feminicidios ocurridos ese verano. Sabíamos de la existencia de la otra pero nunca habíamos cuadrado, por lo que decidimos, además de compartir el espacio, hacerlo tocando una canción juntas.
Esa misma tarde nos juntamos para aunar ideas y finalizar lo que sería, sin saberlo todavía, nuestra primera composición de muchas. En la prueba de sonido nos preguntaron, ¿cómo se llama el grupo?, y coincidimos en una mirada cómplice que indicaría el comienzo de lo que sería este proyecto.
El feminismo y su visibilidad son una parte fundamental de vuestro proyecto. Según mencionáis, trabajáis para dar voz a las mujeres del pasado y del presente. ¿Qué importancia tiene para vosotras rescatar estas historias y cómo creéis que conectan con la audiencia actual?
Vivimos en una cultura y sistema que ha canonizado el olvido, que ha borrado a las figuras femeninas dificultando el establecimiento de una cronología. El feminismo es una carrera de relevos; esto se lo escuchamos el otro día a una mujer muy sabia y, sin duda, tener referentes es fundamental, ser conscientes lo que otras labraron para que ahora podamos correr a campo abierto, apoyarnos en sus ideas, en sus luchas y en sus aprendizajes, porque eso nos enraíza, nos conecta y nos devuelve el ímpetu y la esperanza.
Esas mujeres son nuestras madres, abuelas, vecinas, maestras, compañeras que nos enseñaron a nombrar el mundo. Y sobre todo es importante en estos tiempos para recordar que el campo rápidamente se vuelve de nuevo terreno agreste, y resistir es un acto colectivo que tiene mucho a ver con la memoria.
Por otro lado, vuestra música fusiona la tradición gallega con sonidos modernos y mitología griega. En concreto, vuestro primer disco, Acrópole, aborda temas como los de Antígona, Lisístrata y Pandora. ¿Qué os llevó a elegir estas figuras mitológicas y cómo las reinterpretáis en vuestro trabajo?
La aparición de Cassandra al configurarse el nombre del proyecto y la creación de la canción Fillas de Cassandra fue el comienzo de la construcción de nuestra Acrópole. Cuando pensamos en crear un único trabajo con varias canciones, no tardamos en tirar del hilo de la mitología, de las historias de todas ellas: cómo estaban contadas y cómo resonaban en cada una de las vivencias que habíamos tenido hasta entonces como mujeres.Tuvimos que parar de nombrarlas, daría para otro disco.
Decidimos elegir aquellas historias en las que nos pudiéramos sumergir fácilmente y traducirlas a un lenguaje que revelase que, miles de años después, seguimos sintiéndonos desacreditadas como Cassandra, juzgadas como Eco, luchadoras como Lisístrata o valientes como Pandora. Reescribirlas desde una nueva perspectiva, esta vez no contada por ellos.
En Hibernarse habláis de la importancia de tomarse el tiempo necesario para crear algo auténtico. ¿Cómo aplicáis ese enfoque en el proceso creativo de la música?
Pues intentamos que casi como una ética. Vivimos en una época de producción acelerada, del fast-todo del capital, de fugacidad. Quisiéramos, más que ser contenido, poder ser refugio. Hibernarse es un manifiesto contra las prisas, contra lo prefabricado, una reivindicación de los tiempos que necesitan los procesos artesanales: la pausa, la escucha, el dejar que el frío haga su trabajo es necesario para que pueda brotar algo nuevo. En el estudio, esto significa dejar espacio para el silencio, para la duda, para la intuición. Para ‘de dous pasos, medio, retroceder’ y permitirse ‘chegar tarde, porque é mellor que non chegar’.
El primer sencillo de este proyecto, que lleva el mismo título que el mismo, incluye la frase “Rápido y mal hecho, dos veces mal”. ¿Cómo se refleja este mensaje en la canción y en vuestro enfoque artístico?
Cuando aparece el miedo al olvido, a no estar presentes con acciones nuevas o visibles para la gente, entra el apremio por sacar canciones o proyectos novedosos. Para hacerlo de manera inmediata consideramos que habría que saltarse algunos de los procesos creativos necesarios y de los que queremos formar parte, por lo que preferimos tratar el miedo y hacer las cosas con tiempo a paliarlo con la creación y consumo rápidos y mal hechos.
Puede pasar, y nos ha pasado en alguna ocasión que, de repente, una canción se hace en dos días, pero lo importante y lo que queremos sacar en valor en este tema es que aunque esto acontezca, que parte de la libertad de no tener esa prisa ni esa necesidad de tener hacerlo rápido.
¿Qué importancia le dais a las pausas en la sociedad en la que vivimos? ¿Qué tan necesarias pensáis que son?
En un mundo que nos mide por productividad, por presencia constante, por rendimiento y visibilidad, parar es casi un acto subversivo. Las pausas nos permiten crear fuera del ruido.
Sara y María, ¿a dónde recurrís cuando necesitáis de esos respiros?
A consumir soledad. Nos gusta tener el tiempo para que la cabeza tenga el espacio.
Quebrantarse, el segundo single del EP, habla de las heridas de la Guerra Civil y de la necesidad de recuperar la memoria colectiva. ¿Qué os llevó a abordar este tema tan profundo y significativo y qué mensaje pretendéis que cale en el oyente?
Hubo muchos puntos de intersección que nos llevaron volver inevitable esta canción, desde las heridas familiares a las colectivas. Conocer de la voz de Severina Murias, una mujer de casi noventa años con una memoria de oro, el Romance del Comandante Moreno, fue uno de los detonantes. Queremos que cale la idea de que un futuro que se construye sin recuerdo, sin dignidad y sin reconocimiento es un futuro de pasado y de violencia. Que la memoria no es rencor, sino justicia y que, como escuchábamos hace poco, “para pasar una página, primero hay que leerla”.
Esta canción también rinde homenaje a la obra de Federico García Lorca, incluyendo versos de Yerma. ¿Cómo se entrelazan las influencias de Lorca con la temática de la canción y con vuestro propio enfoque artístico?
Incluir los versos de Lorca dándole voz a los dos protagonistas de esta historia es un lujo que nos permitimos y que consideramos fundamental. Lorca como símbolo de la represión y violencia que caracterizó la Guerra Civil era el broche en la conversación entre dos amigos, caídos en bandos contrarios dentro de la guerra y soportando el peso de la muerte: uno a punto de ser fusilado y otro sintiendo “esta voz de sangre y piedra que a mí ya no me pertenece”. Así quisimos plasmarlos, sosteniendo sus cuerpos hasta el blanco gemido del alba.
En este proyecto también colaboráis con Caamaño & Ameixeiras en Arderse. ¿Cómo surge esta participación y que habéis aprendido de ellas?
Para nosotras poder hacer una canción con ellas y disfrutarlas de cerca fue una pasada. Desde el primer momento en el que salieron algunas de las melodías y armonías de la canción, pensamos en ellas para acabarla conjuntamente. Fue precioso poder compartir ideas alrededor de esta temática, del paso del tiempo y los tiempos impuestos por la sociedad, y reunirlos hechos música. Estar además todas juntas en el estudio y ver cómo nos entendemos y escuchamos resultó muy inspirador. Estaremos siempre agradecidas de que aceptasen formar parte de este EP al que le tenemos tanto aprecio y al que cuidamos con tanto cariño.
¿Qué representa para vosotras esta red de apoyo entre artistas femeninas y de qué manera os influye e inspira en vuestra propia música?
Precisamente como nombramos anteriormente, es muy inspirador compartir espacio con otras mujeres y sentir la escucha activa, la generosidad de las propuestas y siempre el respeto intentando empatizar con lo que está diciendo la otra. Debería ser algo normal sentir esto siempre pero no lo es, y al juntarnos vemos que compartimos vivencias en las que nuestras opiniones no contaban tanto, y esto hace que sintamos el espacio tranquilo como para sí poder hacerlo y apoyarnos entre nosotras. Eso es precioso.
El EP se ha ido lanzando de manera secuencial, con un tema nuevo cada semana hasta el 10 de abril. ¿Cómo influye este formato en la manera en que queréis que el público experimente la narrativa completa de Hibernarse?
Hibernarse es un trabajo que necesita tiempo, capas, momentos, porque así fue también su creación para nosotras. Publicarlo canción a canción fue como ofrecer una lectura por capítulos, una expedición emocional y sonora en la que cada pieza abre una puerta hacia la siguiente. Así, quien nos escucha, puede habitar las canciones desde la calma. Queríamos construir una relación con el público basada en la complicidad, no en el consumo. Y eso requiere tiempo.
¿Cómo afrontais su salida?
Intentamos afrontarla siempre con la base en la ilusión. Al final es como contar ese secreto que llevas guardando un tiempo y que por fin va a ser de todxs.
Si miráis hacia atrás, ¿cómo pensáis que ha sido la evolución de Fillas de Cassandra con este nuevo trabajo?
No podemos pensar esa evolución como un resultado, sino como un movimiento constante, un vaivén en el que también ahora estamos inmersas desde el conocimiento, la consciencia y la madurez de cómo y dónde queremos estar, musical y discursivamente.
En Acrópole había mucha fuerza inaugural, fue una declaración de intenciones, una forma de posicionarse en el mundo. En Hibernarse quisimos mostrar otro espacio de nosotras, una pausa introspectiva, hacernos las preguntas y dejar hueco para la no respuesta. Como ya cantamos, “queremos vernos feitas a man, nós seremos sempre o lugar”.
Por último, ¿dónde podremos escucharos y veros próximamente?
Cerramos la gira por Galicia en mayo y estaremos desde entonces hasta septiembre girando por fuera con nuestro show Últimas dionisíacas.  Estaremos en Ordes el 26 de abril, en Madrid junto con La Raíz el 17 de mayo, en O Bierzo el 21 de junio o en el Feslloc el 12 de julio. Pronto anunciaremos más fechas, tenemos muchas ganas de poder reunirnos y cantarnos con todas las personas que nos hablan y nos escuchan desde diferentes lugares. ¡Nos vemos!
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