Desde lo profesional hasta lo personal, con obras que no entienden de fronteras, la artista internacional nos muestra su proceso hacia Don’t disturbe me, I’m blooming. Conoce a Fátima de Juan a través de su obra.
La artista se define como un mega mix de toda aquella disciplina en la que se ha formado. Fátima comenzó con un nombre de guerra como Xena. Con referencias visuales como el lagarto Juancho o Todd James, no necesita encajar en ningún tipo de etiqueta. Su gran recorrido autodidacta por el arte la ha llevado a obtener una habitación propia donde estar y, sobre todo, donde ser. La artista, con abundantes exposiciones en su agenda hasta principios de 2024 e infinitos desnudos frente al lienzo, hoy decide hacerlo frente a nosotros.
Con comienzos en el graffiti como Xena, seguidos de grandes conocimientos en el área de estudio de la ilustración y el diseño gráfico, ¿quién es Fátima de Juan en la actualidad?
Un mega mix de todo eso. Mi trayectoria ha estado marcada por mi formación autodidacta, mis preferencias y mi imaginario propio más que por mi formación académica. Soy artista, pintora, pero no estudié Bellas Artes; tampoco me siento ni diseñadora ni ilustradora aunque estudiara para ello. Ya no tengo la necesidad de encajar en ninguna de esas etiquetas, soy lo que ves a través de mi pintura.
¿De dónde viene ese interés por el arte?
Siempre me he interesado por el arte, aunque ni siquiera lo entendiera como tal. La necesidad de dibujar, de expresarme a través de lo que pintaba fue uno mis primeros impulsos. Desde que tengo uso de razón he tenido referencias estéticas; no recuerdo nunca el nombre de la calle pero sí los colores, los letreros de los comercios, las pintadas, los cuadros que había en casa de mis abuelos, los dibujos que me encantaban de pequeña… Siempre he tenido una memoria muy visual.
El arte me ha salvado de la mediocridad, del aburrimiento y de las expectativas de los demás, siempre he podido ser yo a través de lo que pintaba y lo he sentido como un espacio sagrado, una habitación propia donde poder construir mi identidad.
El arte me ha salvado de la mediocridad, del aburrimiento y de las expectativas de los demás, siempre he podido ser yo a través de lo que pintaba y lo he sentido como un espacio sagrado, una habitación propia donde poder construir mi identidad.
Tus lienzos están llenos de vida y color. Por un lado, muestras la feminidad desde la sensualidad, la fuerza y la fantasía con un toque cute, pasando por lo extravagante de lo cotidiano con las plantas, frutas y animales hasta llegar a tu visión futurista de esta realidad. ¿Con qué influencias has crecido en el pasado? ¿Cuáles son tus referentes en la actualidad?
He crecido con la influencia del cómic y el cartoon. Mis primeras referencias visuales fueron Robert Crumb, el lagarto Juancho, Silly Simphonies de Disney, Muscleman, los Fruitys…También influencias de pintores como Paul Gauguin, el Bosco, Rousseau, Phillip Guston, o artistas más actuales como Todd James, Misaki Kawaii, Ana Benarroya, Vojtech Kovarik, Sydnie Jiménez, o Austin Lee.
Tu obra representa mucho la imagen de la mujer. A ti, personalmente, ¿te ha costado en exceso hacerte un hueco en el panorama?
Me costó siendo adolescente, cuando me sentí atraída por el graffiti. Creces y te das cuenta de que casi no hay chicas que compartan tus mismas aficiones ni referentes de mujeres escritoras de graffiti. El hecho de que fuera un mundo territorial y mayoritariamente masculino no me echó para atrás, todo lo contrario, siento que tuve que ganarme mi sitio más que muchos de mis compañeros. De ahí la necesidad de pintar mujeres amazonas y de hacer Xena mi nombre de guerra para pintar en la calle.
De más mayor, en el mundo del arte no he sentido tanto ese peso, ha sido más orgánico, más amable, y siento que ha habido un retorno en muchos sentidos. Es un espacio donde siento que se permite más la sensibilidad y la introspección; yo también me siento distinta. Donde enterré espada, ahora nacen flores.
De más mayor, en el mundo del arte no he sentido tanto ese peso, ha sido más orgánico, más amable, y siento que ha habido un retorno en muchos sentidos. Es un espacio donde siento que se permite más la sensibilidad y la introspección; yo también me siento distinta. Donde enterré espada, ahora nacen flores.
Tu obra Don’t disturbe me, I’m blooming, expuesta en L21 Gallery está llena de sensibilidad, ¿cómo ha sido trabajar con tantas emociones y que el resultado sea tan vibrante y equilibrado?
Ha sido un proceso bastante introspectivo que llevaba tiempo siendo semilla. Necesitaba descanso, contemplación y deleite; detenerme y echar raíces para sostener mis emociones. Pintar me ayuda a identificarlas, procesarlas y transformarlas, a darles tiempo y cariño para que crezcan y florezcan.
Jugando en tu universo con diferentes dimensiones de tu imaginación, ¿qué conlleva ese ‘I’m blooming’ del título de tu exhibición solitaria? ¿Es un producto de tu progreso personal?
Totalmente, es un estado de florecimiento, de equilibrio y, por qué no, de cierta madurez. El título del show invita a alejarse del ruido para atender tu propia llamada, es un abrazo al disfrute, a la contemplación, un paseo entre las flores… Una evolución hacia la abundancia y la serenidad. Necesitaba detenerme para poder contemplar la naturaleza, sus propios tiempos y ritmos e incorporarlos en mi práctica artística. Ha sido un proceso de desaceleración, de fotosíntesis y de reinicio.
Sabemos que has explorado diferentes facetas artísticas a lo largo de tu vida, ¿crees que te animarás a experimentar en lo que queda de año en alguna otra?
Puede que sí, por qué no, aunque eso no puede planearse como tal. Creo que surge sin más, y es un proceso más orgánico vinculado con la evolución de cada uno. Mi meta, por el momento, es disfrutar del camino y sentir la hierba bajo mis pies.
Has cruzado cielo, tierra e incluso océanos, ¿qué conlleva para una artista que tu obra no entienda de fronteras?
Creo que es una de las cosas más bonitas a las que me ha llevado mi trabajo. Es increíble ver cómo tu pintura conecta con personas del otro lado del mundo, con una cultura y unas circunstancias totalmente diferentes a la tuyas, que emociona a personas que están a miles de kilómetros y que puede no conectar con personas super cercanas de las que erróneamente presuponemos esa emoción. Escapa nuestro control, es pura magia y gratitud del universo en la forma más inesperada.
¿Recuerdas algún momento que haya marcado un antes y un después en tus gustos y se vea reflejado en tu obra?
Cuando di el salto al lienzo marcó un cambio en cómo había estado trabajando creativamente hasta el momento. Eran otras texturas, otros formatos, nuevos materiales. De repente se abrió un mundo de posibilidades nuevo y estimulante, empecé a mirar la pintura con otros ojos, a apreciar detalles que antes pasaba por alto y a abrir el espectro en cuanto a gustos y referencias.
No todo el mundo entiende el arte de la misma manera, ¿crees que hay alguna posibilidad de que el arte sea vandalismo o, por el contrario, sea el vandalismo, arte?
Por supuesto, creo que los límites los pone el espectador, no el creador. No hay reglas, que cada uno disfrute de lo que le guste o le disguste, no soy nadie para opinar de lo que debería o no debería ser. Hay que abrazar la contradicción como parte del juego.
Para concluir, ¿dónde podremos seguirte la pista?
Actualmente tengo un solo show en L21 Gallery Bcn hasta principios de septiembre, ya para finales de año, principios de 2024, tengo varios solos en WOAW gallery, Hong Kong; Verduyn gallery, Bélgica; y Maizon Osmen en París, además de la participación en ferias como Arco, Can Ibiza o Untitled Miami.