A raíz de un crowdfunding en 2016, una banda de cuatro mujeres –Inés, Bruna, Anika, y Miriam– lanzaron su primer disco. Con un sonido de folk progresivo que se mezcla con la canción de autor y el rock-grunge, Faneka siempre ha tenido claro que lo suyo no es solo una propuesta musical, sino también de “regeneración, curación, amor y crecimiento”, como nos cuentan. Ahora se atreven con un sonido más profesional en su nuevo álbum Caliu. Eso sí, no han perdido su esencia. Percusión, cuerda y voces que nos demuestran que con poco les basta para conectar con el público. Charlamos con ellas para adentrarnos en este antes y después en su carrera artística.
Antes de nada, ¿qué es Faneka?
Inés: Faneka es un grupo de mujeres serias, de música buena, cómo decíamos en nuestro primer crowdfunding (risas).
Anika: Faneka es un momento de conexión con la música y con las emociones que guardamos, donde poder dejarnos sentirlas; un oasis de sensaciones sonoras al que, si quieres, te puedes entregar al escucharnos. Como una especie de pausa del ajetreo de la vida (risas).
¿Y por qué elegisteis este nombre para el grupo?
Miriam: Dos de las componentes tenemos raíces gallegas. La faneca es un pez que ataca, pero solo si la pisas.
Inés: Yo siempre hablaba de las fanecas en Madrid, ¡y nadie me creía! Me empezaron a apodar Inés Faneka y así me llamé artísticamente, y de ahí el nombre del proyecto, cuando aún no estaba claro si era el nombre de una banda o mi nombre de cantautora.
Vuestro sonido es crudo, con pocos elementos aparte de los instrumentos. ¿Creéis que este sonido tan puro se está perdiendo un poco? Lo digo porque ahora están de moda los sintetizadores, una producción muy trabajada, con casi más beats que instrumentos.
Miriam: En realidad sí se está perdiendo un poco, pero nosotras no tenemos una obsesión concreta por mantener lo acústico ni nada así. Más que nada el sonido ha ido surgiendo así y creemos que ya con los elementos que tenemos creamos un sonido interesante, pero tampoco nos cerramos a experimentar con otros sonidos ni tenemos nada en contra de lo electrónico.
Ahora presentáis un nuevo álbum bajo el nombre de Caliu. ¿Viene del significado de la palabra en catalán? ¿O qué representa para vosotras? Porque entiendo que Faneka se basa no solo en una propuesta musical, sino también de regeneración, curación y amor, como decís vosotras.
Bruna: Viene de que al acabar un concierto que dimos al lado del río de Manlleu una amiga nos dijo que había sentido “molt caliu” durante el concierto. En catalán significa que sintió el calor y amor humano creado en ese espacio/tiempo. También significa brasas del fuego, pero nos gustó mucho la expresión de esta chica y decidimos que el disco se llamara así.
El concierto se dio en verano del 2020, en plena pandemia y en la calle. Fue una liberación y un placer enorme para todas las personas que nos encontrábamos allí, aunque la policía después viniera con sus tristes amenazas…
Vuestro anterior álbum, Faneka, fue un proyecto autoeditado. Ahora apostáis por un equipo y un sonido más profesional. ¿Ha supuesto un antes y un después en vuestra manera de trabajar? ¿Qué cambios habéis notado en el resultado final?
Bruna: Nos ha cambiado un poco nuestra manera de trabajar, ahora formamos parte de un equipo más grande y nos sentimos muy agradecidas aún siendo nuevas en este terreno y conociéndonos en esta nueva etapa.
Ha sido un gran esfuerzo grabar este disco durante la pandemia, pero hemos conseguido nuestro principal objetivo, publicar un disco que sea fiel al sonido que nos representa y que queremos difundir.
En este disco juntáis tanto temas que ya formaban parte de vuestro repertorio como otras que salen por primera vez a la luz. ¿De alguna manera supone para vosotras una presentación más oficial de vuestra banda de cara al mundo?
Anika y Bruna: Sí, completamente. A la hora de grabar el disco nos vimos ante dos posibilidades: terminar todos los temas nuevos que teníamos a medias en ese momento, o darle por fin la vida que se merecen a los temas que tanto cariño tenemos, pero que no estaban inmortalizados en ninguna parte. Como buenas nostálgicas que somos, escogimos la segunda opción: teníamos muchas ganas de descubrir hasta dónde podían llegar a mejorar estos temas grabándolos en estudio. Y estamos muy felices de haberles podido sacar tanto jugo, no nos cansamos de ellos. Ahora será genial empezar poco a poco el otro camino para el próximo disco.
Para ahuyentar a un demonio es uno de vuestros singles. A mí me encanta la transición y el cambio de ritmo que llega a mitad de la canción, con ese delicado sonido y esos preciosos y potentes cánticos. ¿Qué se esconde detrás de esa metáfora del demonio?
Inés: Cada una lo puede interpretar como lo sienta, pero inicialmente esta letra surgió porque literalmente dar un abrazo a alguien que te está haciendo daño, a ti o a alguien que quieres, tiene un efecto totalmente sanador. Sobre todo perdonarse a una misma es algo muy importante y reparador.
A pesar de ser de Madrid o del Prepirineo catalán y salvo algunas pocas excepciones, la mayoría de vuestras canciones son en inglés. ¿Es porque habéis crecido escuchando canciones de folk siempre en inglés, porque creéis que suena mejor, o por qué razón?
Inés: ¡Sí! Es porque yo crecí en Suiza y desde pequeña aprendí mucho inglés y sobre todo antes conectaba más con la música en este idioma.
Miriam: A mí me encanta cuando compones en español…
También presentáis dos covers, una de la cantante mexicano-estadounidense Lhasa de Sela y otra del estadounidense Tom Waits. ¿Han sido referentes para vosotras?
Inés: Sí, totalmente. Sobre todo con Lhasa creo que tenemos mucho en común en la esencia
Inés toca la guitarra y es la voz principal, Bruna toca el violonchelo, Anika el violín y Miriam se encarga de la percusión… ¿Cómo os ponéis de acuerdo? ¿La composición es cien por cien colaborativa? Contadnos un poco más acerca de vuestro proceso creativo.
Anika: Normalmente lo que sucede es que Inés trae el tema (la letra y los acordes) y nosotras la escuchamos y pensamos qué nos sugiere. Entre todas moldeamos la estructura y armonía, y yo y Bruna hacemos los arreglos de cuerdas y pensamos melodías. Intentamos exprimir todo el jugo de la propuesta musical que trae Inés.
En algunas ocasiones, alguna de nosotras tres trae el tema con letra y las otras hacen el otro proceso. También hay temas que hemos traído la base instrumental y la letra se ha escrito después.
Silbidito, el último tema del álbum, contrasta mucho con las anteriores por su tono mucho más alegre y divertido. ¿Cómo surge esta canción?
Inés: Pues fue porque un día como yo estaba afónica y no podía cantar me puse a silbar esa cosita y al enseñársela a las demás…
Anika: Esa misma tarde nos enseñó esa idea de melodía en el ensayo y en un periquete hicimos el tema. Ah, y el comienzo del tema en el disco… Es una guasa que hicimos hace ya como dos años, con unos filtros muy graciosos de Instagram: nos pusimos a hacer mini números de clown, grabarlos y subirlos. Siempre recordamos esos vídeos porque nos reímos mucho y la gente también... Y el día de grabar Silbidito, empezamos a cantar una canción de esos vídeos en el estudio para calentar la voz, y a la mitad Gonzalo Lasheras le dio a grabar y dijo: “Este tema tiene que empezar así. Es brillante”. Y lo que dijo fue a misa (risas).
Por cierto, si queréis ver esa joya de vídeos, solo tenéis que entrar en la carpeta “Clowns” de las historias destacadas (risas).
Ahora que el disco ya está fuera, ¿con qué actitud afrontáis la gira? ¿Y qué nos podéis adelantar de cómo será vuestro directo?
Miriam: Nuestro directo será natural, con nuestro estilo de siempre, y también emotivo. Afrontamos la gira con ilusión, y en el directo es donde todo el trabajo se plasma, y eso se ve en la conexión con la gente. Estamos contentas de que la gente haya podido escuchar el disco previamente para poder reconocerlo en el directo.
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