Si Alex de la Iglesia preguntase cuándo es El Día de la Bestia en Madrid Sur, cualquier vecino le contesta rápido: todos los días. Pero entonces no habría película. Dolor en efectivo, último trabajo del rapero Ergo Pro, podría lucir perfectamente el nombre homónimo del clásico de cine español. La bestia es una realidad social que devora familias poco privilegiadas y su futuro. Un joven negro con una metralleta, preparado para la guerra y frente a bloques de hormigón gris, corona la portada del álbum que firma Marta Valledor. Es el mismo state of mind que sentía Nas. “Es curioso que arriesgar tu libertad te dé la vida”.
Efectivamente, hablamos de un disco de rap, rap. ¿Sorpresa de nadie, no? Las trece canciones de Dolor en efectivo recorren situaciones cotidianas como capítulos de una serie, a través del vehículo de la rima. La delincuencia conquista la grandísima mayoría de las letras, pero no sin un baño de reflexión y diálogo interno constante. San Cristóbal, Aluche, Orcasitas en directo, baby. Turismo sonoro por el bajo mundo.
Es por eso que Selena aporta un storytelling romántico, fresco y cómico al cómputo global, que por su seriedad puede resultar denso a los poco habituados. Ese lado goofy de Ergo está menos latente en este álbum pero es buena parte de su personalidad; quien lo haya visto sobre el escenario o en conversación, lo sabe. También el sencillo previo Uh Baby se recreaba en esa línea de vacile sarcástico y braggadocio, que sin embargo no está tan presente en la compilación.
En cualquier caso, las letras de Soldado, La Bestia, Chico tiene su juego y Cellytrappin destacan por esa naturaleza observadora y especialmente visual. Aquí no hay nada divertido: más bien un decálogo de consejos, amenazas, anécdotas y advertencias.
En lo personal: no he visto The Wire. Quizá esta frase parezca aleatoria para quien no haya escuchado el disco, pero no lo es (escúchatelo). No conozco la historia de Bodie, personaje que ocupa la foto de perfil del rapero en redes desde hace meses. Y aunque son muchas las referencias sobre la serie, tampoco creo que sea un requisito. Dolor en efectivo se recrea en ese universo pero, sobre todo, en la metáfora ajedrecística de la lucha de clases, donde el peón se enfrenta sin miedo al rey porque no tiene nada que perder.
El capítulo final de esta serie se configura en Buenas noches como una nana de rap, que lanza un mensaje de amor hacia el mismo barrio que le hace sufrir. En el visualizer aparece con la luna llena de fondo y su sobrina en brazos, como sabiendo que ella también entenderá esa realidad en algún momento. Ergo despide a cada uno de los actores de su escenario: a la popo, a los jacos y a los camellos, a los pasa cincos y a los traquetos, a los joseadores, a los menores locos; y baja el telón del álbum. Un cierre compasivo hacia una estructura social que estaba mucho antes de que él la contara, y que también le sucederá cuando se marche.
Como productores encontramos, entre otros, a Govea La Firma, DJ Cec, Gese Da O, Dano y Allan Parrish. Perfiles con una identidad musical tan clara que es sencillo reconocerlos si estás familiarizado con su obra. Construye así Ergo un abanico de distintas sonoridades de hip hop, más contemporáneas en Legal Drug Chito o más clásicas en Joseo con crocs, pero que en su mayoría rememoran la esencia del rap neoyorkino. No obstante, sería interesante ver al futuro al rapero comprometerse en exclusiva con uno o dos productores durante un proyecto de larga duración.
Hablando de códigos, el disco tiene bastantes guiños para los cafeteros del hip hop. No hay otra lógica posible a esa pura devoción que siente el rapero. ¿Mi favorita? El “si no fuese por el rap game”, que comienza Fishcales y huele a Things Don't Change, de Notorious; y el hook tipo LA, LA de Capone-N-Noreaga. Pero seguro que hay un par de Easter eggs más por encontrar.
Afortunadamente, no es un disco que abuse de feats. La alianza rap de Madrid Sur suele apoyarse en algunas colabos ‘garantizadas’, pero no se cumple del todo el tópico en este caso. Subrayo aun así a Israel B, que revisa con gracia el tópico de alumno aventajado en Mad Sur Mad Sur; también Ayey, que para mí canta el mejor estribillo de todo el álbum, y la notabilísima participación de Kuma, que alimenta con mucho las ganas de verle en un proyecto en solitario. En resumen, fieles del rap, esta es vuestra misa.
Track favorito: Chico tiene su juego.
