Un café con leche, por favor. Aarón Moreno, alma mater de Emeerree, necesita energía para afrontar el día que tiene por delante. Es primera hora de la mañana, estamos en la Plaza de la Luna de Madrid, y ya ha quedado para entregar una de sus prendas en mitad de la calle. Estamos situados estratégicamente, en una de las paradas habituales de la ruta que los estilistas hacen casi a diario acompañados de sus preciadas maletas, en busca de looks para sus producciones, ¡por no hablar de las tan odiadas devoluciones! Estilistas pero también diseñadores como él, que prefieren asumir estas tareas y encajarlas en sus apretadísimas agendas antes que tener a gente de prácticas sin remunerar.
Entrevista extraída de ACERO vol. 6, publicada en noviembre de 2023. Hazte con tu copia aquí.
Sus respuestas son contundentes. Se siente empresario, ama a Karol G, a la que, por cierto, ha vestido con sus creaciones, también a Bad Gyal o Dua Lipa, y si le diesen la oportunidad de cambiar algo de forma urgente en el EGO, la jornada dedicada a los jóvenes diseñadores de la semana de la moda de Madrid, sería Ifema. El discurso de la marca, con quien hablamos por primera vez en 2020 cuando apenas tenía unos meses de vida y cuya conversación ahora recordamos con cariño, ha evolucionado. Pero sus amigas convertidas en pilares de la marca, presentes detrás y delante de las cámaras en todos los proyectos de Emeerree, son intocables. A ellas les rinde homenaje con su tan celebrada colección Reunion, que le ha valido el premio Mercedes-Benz Fashion Talent.
Ya han pasado unas semanas desde que te alzaste con el Mercedes-Benz Fashion Talent en Allianz EGO. Me decías que lo primero que hiciste fue irte de vacaciones, ¿cómo estás después de esta escapada?
Este break me ha sentado genial. La verdad es que este verano ha sido horrible, el previo al desfile ha sido como remar a contracorriente todo el rato. Se me caían continuamente las colaboraciones del desfile, los proveedores no estaban o no querían…
¿No querían?
Las joyas, todo ese universo costaba entender qué era. Entonces, como no acababan de comprender, no lo querían hacer; ha sido una pelea muy grande. Encontrar los modelos para cada look ha sido una tortura, hasta el día del desfile tenía una tensión que me quería morir. Las colaboraciones se caían por timing. Era verano, te decían que sí pero luego todo el mundo estaba fuera.
¿Y qué colaboraciones has tenido finalmente?
Pues una colaboración de gafas con Parasite Eyewear, una marca francesa que es lo más. La verdad es que con ellos estoy súper contento, a ver qué se viene. También iba a tener una de calzado, que es la que se cayó. Pero esa no te la voy a decir por si se puede retomar (risas). Y luego los accesorios con Omar Miranda, que es modelo de la marca y desfiló. Los prints son obra de Lucía, que es estilista en la marca desde siempre.
Esta ha sido la segunda vez que has participado en la pasarela madrileña, después de debutar en la edición otoño/invierno 2022-2023 con The Hounds. Una experiencia de la que, imagino, aprendiste de tus errores y tomaste nota de aquello que sí te funcionó. ¿Te has sentido más cómodo en esta última edición a la hora de desfilar?
Debo decir que la primera vez todo salió rodado. Llegué semanas antes con toda la colección producida, el vídeo estaba hecho desde hacía mucho tiempo… iba con calma. Sentía que todo me había salido bien y pude disfrutarlo. En esta el verano lo ha retrasado todo y se ha tenido que ajustar en las dos semanas previas al desfile. Sí conocía las dinámicas de EGO, cómo funcionaba, la visita del jurado y el fitting, pero realmente ha sido como una primera vez.
Esta última colección, Reunion, se estructura en tres actos. Cuéntanos más sobre cómo desarrollaste esta propuesta.
Lo que representa el desfile es a una persona saliendo de su trabajo para ir a casa a prepararse y ver a sus amigas. Se ve ese momento en el que la persona sale del trabajo y va vestida con ropa de calle, por eso el momento de vaquero, chándal, tartanes; ropa cómoda. Luego se desnuda, están todos en lencería, que eso es el medio. Ese es el momento importante de la marca. Y por último se visten guapas para ir a chulear.
De las tres partes, ¿cuál es la que más has disfrutado produciendo?
La nueva, que es la última. No es que la haya disfrutado más, pero es en la que tenía que investigar un poco más porque es hacia donde quiero ir. El momento de patronar, encontrar los tejidos, ver cómo representa todo el universo que ya está creado, etc. Creo que ha sido la más chula.
Como ya adelantabas, Reunion se inspira en las relaciones con nuestros amigos y en cómo hacemos de nuestro círculo más cercano un espacio de libre expresión y seguridad. Pero vayamos al grano, aterricemos este concepto un tanto abstracto con nombres y apellidos. ¿A quién dedicas la colección?
Como no tengo los medios que puede tener una empresa enorme, creo que va un poco dedicada a toda la gente que, desinteresadamente, está ayudándome. Por ejemplo, Marta Ochoa, con quien hemos trabajado como modelo, ¿por qué no vamos a trabajar también con ella en todo lo que tiene que ver con el set? La puesta en escena es obra suya. Con las joyas igual, las ha hecho Omar. Si diseña y tiene este interés por los accesorios, ¿por qué no voy a hablar con él para hacer algo juntos? Si ganamos, ganamos todas.
De hecho, saliste a saludar al acabar el desfile con todo tu equipo. ¿Quiénes son? ¿Todos han formado parte de Emeerree desde el principio?
Están Alex y Adri, que son los fotógrafos; Lucía, que es la estilista; Carlos, Lucía y Aicha, que nos ayudan a gestionar todas las cosas para que no nos volvamos locas. También estaba Jone ayudándonos atrás, Edrien vino a hacer fotos, Marta, Omar, Moisés, Jorge, Juan Carlos…
No sé si te acuerdas de la primera vez que hablamos en mayo de 2020. “Estaba abierto a que mi propuesta fuera aceptada o rechazada, y eso no me condicionaba a seguir con esto”, decías después de haberte presentado al certamen del que te acabas de proclamar ganador y no resultar seleccionado.
¡Hace un montón! Yo creo que esa fue la primera entrevista que hice (risas). Siento que estaba perdida cuando pienso en ese momento. Yo empecé el proyecto para ver de qué forma podía desenvolverme en esta industria, y ahora siento que tengo una marca dentro de la industria y estoy trabajado en ver cómo crece. Al principio lo hacía un poco por probar, estaba trabajando a la vez en Manémané y viendo esa parte de marca establecida. ¡Y ahora ya me siento que estoy colocada!
¿Te sientes empresario?
Totalmente, pienso en dinero. Cuando me presenté a EGO, la vez que no me cogieron, no pensaba en crear colecciones por crear, sino en definir nuestra imagen, cómo era nuestra marca. Cuando lo tuviésemos definido llegaría el momento de volver a intentarlo. Creo que ese ha sido un punto fuerte de las últimas ediciones de EGO. Es verdad que hay perfiles que la gente no sitúa, pero sí siento que ahora hay muchos perfiles ubicados. La gente está yendo a ver desfiles de marcas que están muy creadas: Alejandre, Evade House, Boltad, Arturo de la Rosa… Cuando me volví a presentar para desfilar, ya entré con un universo. Te sorprendía la ropa, pero ya sabías qué esperar en cuanto a la imagen.
¿Qué ha sido lo más difícil en tu camino como marca hasta el momento?
Vender. Creo que la gente se piensa que vender es hacer una colección, tirarle cuatro fotos y ponerlo en una web. Pero vender tiene que ver con la gente que te lo quiere comprar, no depende de ti; depende de ellos. Creo que eso es lo más difícil a lo que nos enfrentamos. Como marca puedo vender camisetas, pero lo que quiero vender es el otro producto.
¿Y qué es lo que estás vendiendo?
Pues el otro producto.
¡Súper!
Sí, sobre todo a raíz del anterior desfile, que me salieron proyectos con la estilista Alba Melendo para Karol G o Bad Gyal, entre otras. Vender el producto donde está toda nuestra imagen es lo más complicado, y ver que hay marcas que lo están haciendo me parece lo más.
¿Qué hay del impacto de que un artista o celebrity lleve tus prendas? ¿Genera un efecto en ventas?
Creo que tiene más que ver con la satisfacción personal, al menos en mi caso. Soy bastante cabezota e intento cuidar ese momento de vestir a artistas. Pones mucho trabajo en crear una imagen, y es importante que el artista que lo lleve la respete. Me da mucha satisfacción, Karol G me encanta, ¡obsesionada! Me da mucho gusto. Y sobre todo te da mucha credibilidad de cara a los compradores. Si las artistas suben una foto con tu ropa, la gente entiende que están apostando por la marca. Se nota mucho que les ha gustado cuando el contenido se lo han hecho ellas o es para una revista.
Y que el artista integre el look en su día a día genera un nivel de confianza altísimo en los seguidores.
¡Exacto! Eso me pasó sobre todo cuando Julia Fox, a quien envié varias veces ropa y salió en un programa de televisión con uno de nuestros corsés, empezó a subir muchísimas fotos con sus amigas. ¡Y llevaba mi look! Me acuerdo que era San Valentín (risas). Era una cenita de amigas, y pensé que se lo había puesto porque le gustaba, para ir guapa.
¿Cómo te enteras de que un artista se ha puesto una de tus prendas? ¿Sus estilistas te suelen avisar, chequeas sus redes a diario?
A veces se me cuela algo y cuando lo veo me quedo loca (risas). Desde Pelonio, que nos llevan el showroom, gracias a Dios, nos dan un empujón y nos pueden poner en contacto con perfiles que tal vez no nos conocen. Lo suelo ver porque normalmente me avisan, aunque no siempre se confirma que lo vaya a llevar.
Dua Lipa es otra de las artistas internacionales que ha vestido de Emeerree, y varias publicaciones se hicieron eco de la noticia. ¿Eres tú el que escribe a los estilistas para ofrecerles tus prendas, o son ellos los que se ponen en contacto contigo?
Por lo general, vienen a través de una petición para un proyecto concreto. Nos escriben directamente a nosotros o a Pelonio, y ellos nos preguntan si queremos colaborar con el artista. Pero creo que depende mucho. Cuando trabajas con gente famosa, sueles ver que un día te dan un like o dos a una foto, al día siguiente la estilista está haciendo una petición para algo… Casi todo sucede a través de redes sociales.
Nosotros te escribimos hace un par de años para participar en el reportaje La nueva (contra)moda española incluido en ACERO Vol.1. Una propuesta que aceptaste, en la que también destacábamos el trabajo de compañeros de profesión como Sandra Peñaranda (Alejandre) o Margil Peña y Ana Viglione (Reparto). Cuándo piensas en ese momento, ¿te ves muy cambiado?
Creo que sigo siendo la misma persona. De hecho, cuando salió ese número ya había encontrado mi manera de trabajar y sigue siendo la misma. Ahora abarco más cosas, pero sigo igual. Ya entonces había definido la manera en la que entiendo al equipo, la mano de obra de la marca, y tenía muchas peticiones para trabajar y hacer prácticas conmigo. Sigo negándome a eso.
¿Nadie hace prácticas en Emeerree?
No. Si no puedo remunerar, no quiero tener a nadie. Sigo pensando igual, quizás hasta cierto punto prefiero externalizar. Pero el día que tenga gente trabajando quiero que sea un intercambio de verdad, ya sea económico o a través de una formación real personalizada. Si hay un equipo ya fijo de amigos que hacen ese sobreesfuerzo, ¿por qué voy a meter a un desconocido al que no puedo pagar? Yo he sido él y he sufrido. Prefiero hacer un desfile y una colección más pequeñita que es lo que puedo abarcar, pero sin explotar a nadie.
Volvamos a EGO. Siendo plenamente sincero, ¿qué te ha parecido esta edición?
Muy fuerte. Nosotros nos enteramos de quién participa un poco antes de que salga el comunicado a prensa, porque los desfiles van por parejas y tenemos que saber con qué persona nos turnamos para organizarnos.
¿Influye mucho la marca con la que te emparejan?
Sí. Yo este año he ido con Boltad, que somos hermanas, novias, súper amigas.
Hablabas antes de la fuerte identidad de las marcas que este año habéis participado. ¿Cómo definirías tú la esencia actual de Emeerree?
El patronaje y la confección creo que es un punto clave, mi fuerte. Hay gente que me ha dicho que mis prendas ganan cuando se ven puestas, por la confección. Entonces, imagino que esta parte la estoy haciendo bien. Intento trabajar las prendas para que cuando te las pongas te hagan sentir de una manera y digas, joder, soy una chula. Creo que ese mensaje llega.
También mencionabas a Boltad, uno de los protagonistas de ACERO Vol.5. “He creado un vínculo superbonito con Aarón de Emeerree”, nos decía Alberto, el creativo al frente de la marca. También reconocía que la nueva generación de diseñadores españoles está más unida que nunca. ¿Estás de acuerdo?
¡Sí! Creo que nosotras sabemos lo que cuestan las cosas, venimos de muy abajo, y no me importa contar cómo o dónde hago mis cosas. Por ejemplo, Sandra de Alejandre y yo, que sí compartimos mucha identidad en nuestras marcas, ¡es que somos mejores amigas! ¿Cómo no vamos a compartir identidad si hemos mamado y consumido juntas lo mismo? Por supuesto que le voy a decir de dónde saco las cosas, estamos todo el día juntas. Deberíamos hablarlo, de hecho, para no pisarnos y coincidir en tejidos. Con Reparto también tengo buena relación. Estamos para apoyarnos. Yo sé que si hubiese llamado a Sandra para venir a coser al desfile, hubiese venido. ¡Yo estuve cosiendo el suyo! Quiero que su propuesta sea un éxito y estar allí para aplaudir y celebrar.
¿Cuál es el tema más recurrente cuando te sientas, ya entre birras, con tus colegas de profesión?
Con Sandra y con Alberto sí hablamos un montón de la venta. Lo que la gente piensa que no es importante, es lo más importante. Yo no vivo por amor al arte, ¿sabes? Está muy bien que Dua Lipa se vista de la marca, pero si no vendo cierro el chiringuito.
Ahora que has vuelto de tu pequeño (y merecido) break, y que ya te has coronado en la plataforma de jóvenes diseñadores de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, ¿cuál es el siguiente movimiento?
Vienen las fotos, hacer una web. He desfilado, ya lo he enseñado, ¡genial! Hay que vender. ¡Y luego Praga!
Eso es, te veremos desfilar con Reunion en Mercedes-Benz Fashion Week Prague. Esta será la primera vez que presentes tu trabajo fuera de España. ¿Estás nervioso?
¡Vamos a aprovechar la oportunidad!
Si pudieses mostrar tu trabajo en cualquier pasarela del mundo, con todos los gastos cubiertos, ¿cuál sería y por qué?
A ver, creo que estoy muy contento de desfilar en Madrid porque es casa, me tira mucho España. Pero es verdad que, pensando en la proyección y poniéndonos en modo fantasía, diría París. Sería lo más.
Y si tuvieses la oportunidad de asistir a una masterclass impartida por un profesional del sector, vivo o muerto, pudiendo preguntarle todo lo que se pasase por la cabeza, ¿a quién escogerías?
Mmm… a día de hoy, Gleen Martens. ¡Me volvería loco! Que me cuente cómo confecciona, cómo diseña, cómo se produce todo eso.
Imagina que eres el director del EGO de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, la pasarela que te ha visto nacer y crecer como diseñador. ¿Cambiarías algo?
Sé que es difícil porque me imagino que lo que hay detrás es una locura, pero lo que tengo claro es que no sería en Ifema. Si realmente los inversores y los compradores el domingo, día de EGO, no están tan presentes como el resto de la semana, ¿para qué nos vamos a quedar ahí? Podemos atraer a la gente que está trabajando con nuestro producto al centro. Estilistas que están empezando, la gente que quiere venir a ver nuestras colecciones… ¡lo podríamos hacer en algún sitio del centro! Somos marcas que tenemos un poder de convocatoria muy grande, entonces deberíamos hacérselo fácil a la gente que quiere venir.
¿Te veremos haciendo un desfile off fuera de Ifema próximamente?
Me encantaría.