Un fantasma recorre la industria: el fantasma del minimalismo. Todas las fuerzas de la vieja industria se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma, pero cuando la revolución se viene, es difícil de frenar. En este movimiento, Elsa y Elmar se erige como una libertadora, como un oráculo que ha conseguido ver más allá del pop dosmilero de saturación electrónica y de los espectáculos de brillos plateados. Lo que se viene es sencillo en sonido, pero es que a veces innovar es no hacer (ni pretenderlo).
La artista colombiana acaba de presentar su disco Palacio, un álbum en el que el brillo surge de su luz interior y no de la amalgama de influencias en las que solía construir su música. Desde la sencillez, Elsa ha plasmado en un trabajo de doce cortes el viaje de estos dos últimos años y medio, donde el paso por la frontera de los treinta años le ha dejado conclusiones vitales.
Has comentado en otras entrevistas que el título del nuevo disco que acabas de lanzar, se refiere a las construcciones interiores que tienes. ¿Me puedes explicar un poco más este concepto que ha dado forma al trabajo?
Sí, claro. Este es un disco sobre la vida. Es un disco sobre dos años y medio de la vida de una mujer llegando a sus treinta años que ha descubierto que tenemos un lugar interior del que solo podemos escapar o habitar. Yo a ese lugar le puse Palacio porque podemos hacerlo bello y conocerlo, pero de este concepto me di cuenta después de haber escrito las canciones.
Me parece curioso que hayas remarcado que has llegado a los treinta. ¿Cómo te ha afectado la crisis? A algunos nos queda poco y asusta.
Yo ya la pasé y no le llamaría crisis. La palabra no es esa para mí. No sé si le llamaría retorno de Saturno en términos astrológicos. Hay miles de maneras de llamarlo pero, por algún motivo inexplicable, cuando cumplimos veintiocho años y hasta los treinta, nuestra vida hace terremoto y o lo peleamos o aprendemos. A mi me pasó de todo, pero creo que es una oportunidad.
Cuando llegamos a los treinta, como te dije, ya tenemos el menú de degustación de la vida, podemos empezar a entenderla y a no verla como algo tan grande y abstracto. Es un tema existencial, a mí me golpeó fuerte, pero también me enseñó. Todo lo negativo, con tiempo, se convierte en algo positivo.
Cuando llegamos a los treinta, como te dije, ya tenemos el menú de degustación de la vida, podemos empezar a entenderla y a no verla como algo tan grande y abstracto. Es un tema existencial, a mí me golpeó fuerte, pero también me enseñó. Todo lo negativo, con tiempo, se convierte en algo positivo.
Hablábamos de lo que es Palacio para ti, de esa construcción interna de la que te has dado cuenta. Te quería preguntar qué peso tiene el amor en ella. Es un tema universal pero también creo que has decido explorar mucho.
No sé si mi foco en el amor romántico es enseñado o es natural. Siempre me pregunto eso. Creo que tiene una manera de contaminarnos. Todo gira en torno a eso y a mí me inspira muchísimo. A través del amor y de las relaciones nos conocemos a nosotros mismos. Siempre trato de entenderme a mí misma a través del amor.
Relacionando el tema de conocerse a uno mismo con tu disco, he leído en otras entrevistas que una de las cosas más especiales que tiene este álbum es que lo has trabajado desde el autoentendimiento y la confianza, pero, ¿qué cosas nuevas has descubierto de ti misma en un disco que habla de tu construcción interior?
He descubierto la inseguridad, el miedo, la duda, la impaciencia. Digamos que fueron, son y serán compañeros que te acompañan porque la vida es duda, pero no son quienes manejan el tren ni lo frenan. Eso es lo que he descubierto en mí y me siento la verdad orgullosa de saberlo gestionar y de aún así poder hacer los proyectos.
Sonoramente, Palacio me parece uno de tus discos más minimalistas. Sin embargo, también me parece uno de los más emotivos líricamente. ¿Que desde el minimalismo sonoro consigas expresar más puede ser un efecto secundario de la seguridad con la que has trabajado?
Sí, cien por cien. En este disco no necesitaba probarle a nadie que sé innovar. No necesitaba probarle a nadie mi gusto por la exploración o por descubrir qué es lo siguiente que viene a nivel colectivo. Te soy honesta y me doy el gusto de decir que por aquí es por donde viene el próximo nivel del pop colectivo. Hacia ese minimalismo. El pop gigante me parece que ya está, ahora el recogimiento es lo que viene como estética. A veces innovar es no hacer, y esta fue la innovación de Palacio. Me siento orgullosa de preverlo.
No sé si has buscado organizar un tracklist a forma de storytelling. Teniendo en cuenta la búsqueda de ese minimalismo sonoro, no sé si el orden de las canciones pretende aumentar la profundidad del concepto.
Lo primero es hacer el arte, hacer la música de una manera salvaje, casi instintiva. Después toca entenderla. Me encanta descubrirme después y ver lo que hice. En cuanto al tracklist, así fue. Es lo que más procrastino porque es pensar en lo que ya está hecho. El storytelling es ese viaje de llegar a los treinta.
No lo digo temáticamente, no digo en atmósfera. Para mí, el orden me transmite que empiezas calmada, exponiendo tu mensaje, que te vas enfadando cuando caes en la cuenta de ese mensaje, y que luego te vas calmando para acabar con un resumen de todo. La última canción da la sensación de que ya has resuelto tus asuntos y te puedes ir de fiesta tranquilamente. Entonces te quería preguntar si hubo algo de intención.
No la hubo cuando lo hice pero al final sí. Terminar con Lento violento fue una decisión muy específica porque el disco termina en libertad.
Dentro de la gran variedad en la que siempre te has manejado y que en este caso has decidido dejar un poco de lado, sigues con este pop espiritual en el que te has definido a veces y que está dentro de la alternativa. ¿Crees que situarte entre dos mundos, entre lo mainstream y lo nicho, te ha podido perjudicar de alguna manera?
Fíjate que sí. Me siento perjudicada porque desde el día uno me acuerdo que la gente con la que trabajaba me decía que les costaba mucho posicionarme en un contexto. La palabra perjudicar me parece un poco fuerte, pero sí creo que me ha dificultado. No he podido utilizar estas escaleritas contextuales que te suben más fácil. A mí me gusta el urbano y he querido colaborar con los del urbano a los que les veo una sensibilidad, pero como no soy urbana pues… El único que ha visto más allá es Feid. Una vez grabamos algo que no salió, pero le agradezco muchísimo.
Muchas veces cuesta englobarte, y me dices que por eso se te han cerrado puertas incluso en el urbano.
Siempre es igual. Te dicen, amo tu canción, pero es que no estás en el urbano, no lo veo… ¡Dios mío, abra la cabeza! Crecí persiguiendo a los reggaetoneros y me siento muy identificada con el urbano, pero no me pongo cadenas. No juego a cómo se ve el artista urbano, ni hablo de marcas en mis canciones, pero eso no quiere decir que no sea urbana. Yo qué sé, llegará el momento. Estoy esperando acá lista y dispuesta.
Sea como sea, y a pesar de esta invisibilización del mainstream, algo estarás haciendo bien cuando tiene más de dos millones de oyentes mensuales. Son números sorprendentes para alguien fuera de las radios, como aquel que dice.
Si tú ves mis comentarios del YouTube, todos son así. La gente dice, no entiendo por qué no se la conoce más, y estoy de acuerdo, pero esto es como termina. Estoy entregada y, aunque obviamente me frustra muchísimo y me emputo, siento que el sonido de Palacio va a cambiar las cosas. Ver, por ejemplo, la colaboración entre Rosalía y Ralphie Choo es una señal de que está llegando el cambio.
Ya estamos acabando y tengo preparada una pregunta que puede meterte algo de precisión. Por eso la dejo para el final (risas). Has tenido varias nominaciones para los Grammys pero no has conseguido llevártelos. En otras ocasiones has comentado que a los rebeldes no os gusta que las cosas lleguen rápido, y que te quedaba tiempo todavía por jugar en la industria. ¿Crees que ya es el momento?
La verdad, ahorita con las últimas nominaciones comprobé que ni sabía cuándo salían. No me importa mucho, la verdad. Creo que con mi disco pasado sí merecía un Grammy. Pero, no sé, siento que Palacio tampoco está jugando con las reglas para ganarse Grammys, cero complaciente con la industria. Te juro que me gustaría para dárselo a mi mamá, pero ya no me importa mucho, la verdad.
¿Antes te podía importar un poquito más?
Sí, un poco más. Nunca ha sido mi sueño ni mi foco, y ahora también estoy siendo realista con que las decisiones que tomo no van muy acordes a ganar un Grammy. No musicalmente sino estratégicamente. Prefiero llenar un Arena de México que ganar un Grammy.
