Veronica Leoni se convertía hace poco más de un año en la primera mujer al frente de Calvin Klein, y, por ende, en una de las pocas diseñadoras que a día de hoy dirigen una gran casa de moda. Es la propia Leoni la que reflexionaba al respecto en una entrevista para el nuevo número de octubre de Vogue: “Soy una privilegiada, aunque me da pena sentirme así. […] Me gustaría sentirme simplemente como cualquiera de mis colegas: parte de un mercado justo y ambicioso, donde lo importante es esforzarte al máximo para ganarte tu espacio”. Reconforta leer sus palabras. Genera algunas incógnitas para las que no sabemos si, actualmente, existen respuestas. Leoni habla de un mercado justo y ambicioso, aunque no siempre lo primero brilla tanto como lo segundo. Para muchos de los nuevos talentos que pelean su nombre y arañan presencia dentro de la industria no hay certezas. Pero la romana está en lo cierto: a todos ellos también les gustaría sentir que lo más importante es esforzarse al máximo para ganarse un espacio.
“Ahora todo tiene sentido”. Es lo que suele decir la gente cuando Lis Domínguez García explica en voz alta el concepto detrás de una de las prendas de Alineo Studio, su marca de moda. Lis nació en Ibiza y se crió en Mallorca, y desde pequeña sintió una fuerte conexión con el universo marino. Pronto fue germinando en ella un interés genuino por el mar y por “esa fantasía de ser una sirena”. Esto último lo leo como quien lee un diario bien escondido, o como la que escucha, sin querer, un secreto bien guardado. Honesta, sencilla, natural, Lis se refiere a esa fantasía suya como “un simple sueño infantil”. Con el tiempo comprendió que esa figura era mucho más que una simple quimera. Representaba libertad, poder y sensibilidad. “Valores que han guiado todo mi proceso creativo”, dice.
Bastaron esas tres premisas, el apoyo incondicional de su familia, el valor para emprender un camino del todo incierto, el respaldo económico y emocional, el compromiso real y el trabajo duro para que la marca naciera. ¿Pero por qué arriesgar tanto? ¿Por qué surge la necesidad de crear Alineo? “Nace de un deseo muy personal: construir aquello que siempre he necesitado. De convertir en realidad lo que alguna vez fue un anhelo casi mágico: crear un espacio donde la fantasía, la identidad y la moda puedan coexistir”, explica certera la joven diseñadora. Con Alineo Studio, Lis no solo busca diseñar prendas de ropa, sino “contar historias, construir un imaginario que inspire a otras personas a abrazar su autenticidad y a atreverse a habitar su propio universo”.
Algo nada sencillo en la industria de la moda actual, tan cambiante, competitiva, frenética y sobreestimulada de contenido. Más bien, todo se trata de un “acto de fe”, apunta, por su parte, Patricia Fernández, la joven creadora detrás de Pat Equilux. La diseñadora alicantina admite que una de las mayores dificultades fue aprender a lidiar con los contratiempos que atraviesa una firma emergente, en todos los sentidos. Especialmente mantener la paciencia y la confianza en el proyecto, incluso, y sobre todo, cuando el contexto no acompaña demasiado. Aprender a equilibrar la parte creativa con la gestión puede llegar a resultar un gran desafío a nivel estructural. “El primer reto fue construir algo con pocos recursos, sin experiencia, sin financiación, sin estructuras y sin certezas. Todo partía de la ilusión, el ensayo y el error”, asegura. 
Patricia define este acto de fe que comenzó siendo Pat Equilux como un “lienzo donde se van dibujando mis vivencias, emociones y referencias”. Detrás de la firma, en ese sentido, están ella y su “equipo maravilloso”, sin el cual no existiría este proyecto. “Desde Adri hasta mis chicas del showroom, y todas las personas que lo hacen crecer conmigo”. De este modo nos recuerda lo crucial que es contar con una red firme de seguridad detrás para que nada falle, o por si todo se acaba desmoronando.
La de Lis Domínguez fue su familia. Cuenta que sus padres son los que han permanecido a su lado, tanto emocional como económicamente, en los momentos más difíciles. “Su respaldo ha sido fundamental para que pudiera seguir adelante con este sueño. […] No siempre es fácil encontrar ese tipo de apoyo tan incondicional, especialmente cuando decides emprender en un camino tan incierto como el creativo. Por eso valoro profundamente haberlo tenido”, admite.
Más aún cuando son tantos los obstáculos a nivel estructural a los que tienen que hacer frente sin un conocimiento real y profundo acerca de todo lo que ello conlleva. “Uno de los mayores obstáculos fue sentirme completamente desamparada en muchos aspectos del negocio, especialmente al emprender como autónoma en España”. 
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Alineo Studio
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Beag
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Pat Equilux
De Instagram a la pasarela
Es una realidad: “La desventaja, claro, es la falta de estructura, obvio todo cuesta más, desde producir hasta comunicar. Tienes que aprender a hacer de todo, con pocos recursos y mucho desgaste. Pero también hay una energía especial en ese proceso en el que todo está por construir”, cuenta Patricia Fernández.
Esa falta de estructuras, de la que también habla Domínguez, fue uno de los handicaps más importantes. “Pero todo cambió cuando gané el premio Art Jove 2022 y, más adelante, el Allianz EGO Confidence in Fashion. Ahí sentí, por primera vez, que mi trabajo era reconocido. [...] A partir de entonces, todo comenzó a tomar forma con más claridad y confianza”, comenta. En esta línea, plataformas como Allianz EGO, Mercedes-Benz Fashion Talent o Spain Gallery, entre otras, asumen un rol fundamental como lanzaderas, ya no necesariamente hacia el éxito, pero sí hacia una proyección más sólida. En definitiva, son elementos determinantes para colocar a estos nuevos nombres sobre el mapa. 
“Es un proyecto muy especial. Desde el principio Paula le ha dado un enfoque muy valioso a su visión sobre la moda española, y ha sabido transmitirlo completamente al público a través de la plataforma”. Con estas palabras define Patricia el proyecto Spain Gallery, una plataforma digital de moda de autor liderada por Paula Viana, y concebida para ser no tanto un directorio estético como un “universo de moda española digital en un solo sitio”, según su creadora.
Para Beatriz Pardo, diseñadora aragonesa detrás de la marca Beag, espacios como Spain Gallery se vuelven cada vez más necesarios. “Hacen que ser diseñador emergente en España dé menos vértigo”, dice. En el caso de Lis Domínguez, recibir el reconocimiento de Allianz EGO también supuso un “paso crucial” en su carrera. “Soy una persona muy trabajadora, completamente entregada a mi proyecto, y muchas veces ese esfuerzo ocurre en silencio, en soledad, sin saber si realmente está teniendo un impacto”. 
Talento en ebullición
La cultura del esfuerzo y la productividad está alcanzando en las nuevas generaciones unos puntos que, muchas veces, no se ven tan recompensados como quizá sí sucedía décadas atrás. En ocasiones ni siquiera valorados. Es por ello que alcanzar este tipo de nominaciones, más incluso lograr llevarte uno de estos galardones a casa, no supone tanto una validación del trabajo bien hecho, sino un soplo de confianza para continuar con el proyecto. “Sentí que todas esas horas de sacrificio, dedicación y compromiso finalmente estaban siendo vistas”, apunta Lis. “Fue un impulso muy importante para Alineo Studio, tanto a nivel profesional como personal. Me hizo reafirmar que estoy en el camino correcto y que el trabajo hecho con autenticidad, aunque muchas veces cuesta arriba, siempre encuentra su lugar”.
No obstante, la falta de recursos y los impedimentos de las administraciones no son los únicos Goliats con los que estxs jóvenes diseñadorxs emergentes han de pelear en su largo camino hacia el éxito. La moda atraviesa un momento crítico que golpea con fuerza a las firmas jóvenes y a lxs creadorxs que están metiendo la cabeza en la industria. Entre el lujo y el fast fashion, muchxs se ven ahogadxs, además de por la evidente falta de recursos, por los retos de producción y distribución, y la obligación de ajustarse a las nuevas exigencias de sostenibilidad que están transformando el mercado. A este escenario se suma una competencia feroz y el escaso respaldo de los comercios, factores que complican aún más su crecimiento.
Sobre esto reflexiona Bea, que está convencida de esto último. “La competitividad es alta, se ha acelerado la visibilidad y todo se vuelve inmediato. A veces es difícil mantener el ritmo cuando los proyectos son más artesanales o no hay un equipo detrás”. Lo excepcional de esta marca no es que, como dice nuestra entrevistada, no haya equipo detrás o que sus proyectos sean más artesanales, sino que conciba su creación como un producto útil. “Beag es la manera que tengo de entender el diseño. No soy diseñadora de moda sino de producto. Y por eso cada pieza busca ser versátil, atemporal y adaptable. Cada prenda nace del entorno y de cómo se vive el día a día de quien la lleva puesta”, expresa.
“A día de hoy es más difícil destacar porque surgen constantemente nuevas marcas, diseñadores y firmas de moda, y el ciclo de consumo del cliente es cada vez más rápido: lo queremos todo para mañana”, considera Jesús Arranz Saiz, creador de contenido y Communications and Marketing Specialist de Elle Education By Mindway. “Sin embargo, los diseñadores emergentes actuales disponen de herramientas muy potentes como el e-commerce, las redes sociales o el acceso a una mayor formación. Todo eso era impensable hace unos años”.
Puede que sea esto o aquello lo que haya impulsado a Beag y la haya puesto en boca de algunas de las celebrities e influencers más top del momento, como Nicole Wallace, Miranda Makaroff, Vic Montanari o Carla Paucar. “Cada vez es más evidente que el cliente quiere autenticidad, compromiso social y propuestas independientes que no sean una réplica de lo ya visto, pero sí alineadas con los códigos del presente. Y eso en muchas ocasiones solo lo ofrecen los nuevos talentos, porque son quienes están más conectados con esas inquietudes y con esa necesidad de cambio”, continúa desarrollando Arranz.
Pero Bea no lo vincula a la moda en sí misma. “Siento que esto viene directamente del diseño de producto. La versatilidad y la funcionalidad son la forma que tengo de diseñar. Jugar con la idea de un objeto y darle forma. Piezas que se adapten, que cambien y no se limiten a un único uso ni a un solo cuerpo. Creo que también responde a una necesidad práctica y sostenible de hoy en día: tener menos, pero mejor. Vivimos en un mundo muy globalizado y acelerado, donde todo cambia constantemente, así que contar con prendas que se ajusten a este ritmo me parece fundamental y es el futuro”.
Creatividad, innovación y disrupción
Y es que las cosas parecen estar cambiando aunque a veces sea inevitable echar la vista atrás. “Creo que se espera que aportemos algo nuevo y honesto, que no repitamos fórmulas”, admite una Bea rotunda, aprendiz, con un expectante camino que explorar, aunque sus comienzos estén siendo sólidos y brillantes. “Estoy en pleno proceso de construcción aprendiendo a base de errores, explorando distintos caminos y buscando consolidar un proyecto que todavía está formándose”.
Coincide en esto Jesús Arranz: “Hay una generación que no solo quiere dedicarse a la moda o diseñar prendas, sino que también tiene el firme deseo de entender el negocio desde dentro, aprender a construir marcas con propósito y con objetivos claros, y prepararse para los retos reales que implica trabajar en esta industria”. Las expectativas depositadas en las nuevas generaciones también son, por un lado, un generador de impulso y energía a raudales para aquellxs que están empezando; pero, por otro, también pueden ser un poco asfixiantes. Da vértigo el tener tantos ojos depositados en lo que haces sabiendo que tu trabajo será juzgado con detalle. 
En esta línea, la creadora de Pat Equilux considera que “de esta nueva generación se espera mucho más que diseño; se espera discurso, conciencia y una narrativa sólida detrás de cada prenda. Eso a veces puede ser abrumador porque no basta con crear bien, también hay que saber comunicar, defender y sostener un universo propio”.  “Sería increíble que la gente fuese más consciente de lo que implica ser una marca emergente. Es una locura competir con un top de diez euros de Zara. Lo más difícil sigue siendo vender y que el público valore elegir una marca pequeña frente a una fast fashion. Entiendo que no todos podemos tener el armario lleno de marcas emergentes, pero me encantaría que la gente las eligiera más. Artistas e influencers ya lo hacen bastante y gracias a eso he crecido mucho. Pero ojalá ese apoyo llegue también por parte del público general”, señala Bea Pardo. 
Es decir, no basta con tener talento. Donde hace unas décadas se apreciaba como determinante para destacar en la industria, ahora no es suficiente. El talento, el esfuerzo constante, la dedicación, el compromiso... Todo eso se queda cojo si no hay detrás de cada sello algún otro aliciente más acompañado de crítica, estrategia o impacto social.
En palabras de Jesús Arranz: “Hoy en día, sin perder esa sensibilidad creativa, los diseñadores emergentes tienen una mirada mucho más estratégica. Quieren emprender, construir una marca con voz propia, dominar el storytelling y entender profundamente el impacto medioambiental y social que genera su trabajo y la producción de sus prendas. Esto no solo responde a una tendencia sino a una conciencia real sobre el contexto en el que vivimos. Los nuevos talentos son mucho más conscientes de los factores socioculturales, económicos y medioambientales, y tienden a ser perfiles multidisciplinares, preparados para desenvolverse en un sector que ya no se entiende únicamente desde la creatividad, sino también desde la innovación, la ética y la comunicación”.
Y, como es natural, no resulta nada sencillo hacer check en cada uno de estos requisitos. Lxs hay que abanderan lo uno sin lo otro, o que además de talento y sentido crítico cuentan con un perfil multidisciplinar, pero, en su defecto, les falta mentalidad estratégica a la hora de comunicar. Por ello, en este escenario tan complejo la capacidad de reinventarse y ser disruptivx se vuelve vital e indispensable. Y es entonces cuando esta pregunta ha de formularse: ¿Cómo hace unx para ser diseñador emergente y sobrevivir en el intento? Pat, Lis y Bea ofrecen respuestas aparentemente distintas pero con un trasfondo y preocupación similares.
Bajo la mirada de Lis, “lo más complejo, después de encontrar esa identidad, es saber explotarla sin perder la esencia. Pero cuando lo consigues es lo que te permite mantenerte firme, incluso en una industria tan cambiante como esta”. Bea coincide, y contesta que “la clave es estar comprometida con tu proyecto, creer en lo que haces, en tu producto y ser fiel a tus valores. Entender que es un proceso lento y, sobre todo, mantener presente que al final estás haciendo lo que realmente quieres, mientras eres un poco Hannah Montana”.
Patricia, sin embargo, no pudo evitar reírse al leer esta última y necesaria pregunta y no dudó en plasmar su visión más honesta al respecto, que parece sintetizar a la perfección lo que implica ser diseñadora emergente en la industria de la moda actual: “Es un proceso duro, sí, pero también profundamente enriquecedor. Así que diría que no morimos en el intento… porque, en realidad, lo que nos da vida es precisamente ser diseñadoras emergentes”. Larga vida a todas ellas.
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