El pasado viernes, El Bugg llenó la sala Independance de fuego. Hubo reggaetón y perreo por un tubo. Otra cosa que no faltó fueron apariciones estelares, estaba allí medio panorama. Algo que demuestra el boom que ha tenido nuestro artista estos últimos años, convirtiéndose en una figura importante del género en el país, respaldado y respetado por los grandes.
Ni charlas ni teloneros, El Bugg no perdió el tiempo y saltó directamente al escenario para poner a bailar a la gente. Sonaron muchos temas de su último trabajo que, bajo mi punto de vista, lo posiciona como el número uno del reggaetón en España. Creo que mi argumento gana aún más peso cuando te digo que la mismísima Ms Nina se subió al escenario para encender aún más la noche. La vieja escuela con la nueva compartieron un baile en el escenario que nos dejó a todos boquiabiertos.
Nunca imaginé que la iluminación pudiera transformar tanto el ambiente de una sala, pero con toda la razón del mundo, El Bugg pidió que encendieran las luces rojas. No sé qué efecto tiene ese color en el subconsciente, pero definitivamente despierta algo bellacoso en la gente. Bueno, eso o los chupitos de ron Barceló que se puso a repartir entre los suertudos que estaban en primera fila.
De la nada apareció Gloosito. No sé si vino a disfrutar de la fiesta que se armó en el escenario o a dar su performance, pero, sin duda, fue una grata sorpresa que elevó el nivel de la noche. Lo de la fiesta lo digo porque el máquina se pasó el resto del concierto en el escenario y acabó haciendo de animador tras apropiarse del segundo micro.
Cuando todos pensaban que ya no podían pasar más cosas, irrumpió la dupla del momento. Ill Pequeño y Ergo Pro se pasaron por la Independance para meterse el público en el bolsillo, de un momento a otro tenías a medio panorama en el escenario. Definitivamente una imagen de unión y apoyo mutuo muy necesaria.
Y para cerrar con broche de oro y demostrar que El Bugg se vale por sí mismo, llegó el momento de cantar Swiper no robes, un tema con el que se hace imposible no mover los pies y que definitivamente lanzó la carrera de nuestro protagonista a otro nivel. Más que un concierto fue una verdadera fiesta, una fiesta que los chavales pudimos compartir con nuestros artistas favoritos como si fueran nuestros colegas. Gracias Bugg.



