El universo de Eduardo Casanova es interesante, desagradable, crudo e irreverente; amado y odiado a partes iguales. Pero, por encima de todo, es el universo de un creador que tiene algo que decir. Esa necesidad urgente de contar, de provocar y de incomodar de forma honesta se mantiene intacta en Silencio, su nueva serie para Movistar Plus+, un proyecto que marca un punto de inflexión en su carrera: es la primera ficción televisiva que escribe y dirige íntegramente desde cero y concebida con la misma libertad y radicalidad que caracteriza todo su trabajo.
Silencio despliega una historia que viaja entre dos épocas (la Peste Negra y la España de los años 80) para contar la resistencia de una estirpe de vampiras que, generación tras generación, sobreviven al miedo, al estigma y a la ignorancia. Con episodios breves, una duración total cercana a la hora y una estética rodada en 16 mm, la serie combina humor negro, melodrama y fantasía para abordar un tema tan contemporáneo como la violencia del silencio: el que recae sobre los cuerpos considerados peligrosos, especialmente los de las mujeres seropositivas.
Interpretada por un elenco que incluye a Lucía Díez, Ana Polvorosa y María León, la miniserie reivindica la metáfora vampírica como herramienta poética y política. Eduardo se reafirma aquí como ese autor incómodo que no busca agradar sino remover. En un panorama saturado de productos diseñados para no molestar, él sigue apostando por relatos que abren grietas. Silencio es, quizá, su obra más accesible, pero también una de las más necesarias.
¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo?
Muy bien. Aquí estoy, currando, hijo.
¿En qué estás trabajando?
En muchas cosas que no te puedo contar. Secretitos.
Qué misterioso está todo el mundo últimamente.
No, cariño. Si dependiera de mí, te lo contaría todo. Soy un libro abierto, más que demostrado está que lo soy, pero ahora mismo estoy centrado en la promoción de Silencio, además de otras cosas que llegarán el año que viene. No te voy a engañar: la promo me ocupa casi todo el tiempo, junto con algunas acciones muy chulas que estamos preparando para el estreno.
¿Cómo vives estos días de estreno?
Pues mira, la verdad: ocupadísimo. Me siento muy afortunado de que Movistar Plus+ esté con nosotros y haya apostado por la serie. Todo el planteamiento de marketing, comunicación y las acciones que estamos preparando es divertidísimo y muy emocionante, pero requiere muchísimo trabajo. Entre lo que estamos organizando para el fandom y todo lo demás, casi no tengo tiempo para nada. Tener tanto trabajo no me está dejando ponerme nervioso. Por un lado está genial porque significa que estoy medicándome menos.
“Silencio es un proyecto hecho desde una honestidad enorme, pensado para emocionar y divertir al público. Y eso se nota.”
Si puedes especificar, ¿qué tiene de diferente esta promoción o este estreno respecto a los anteriores, tanto en lo personal como en lo creativo?
Creo que lo que diferencia Silencio, tanto la serie como su promoción y mi forma de vivirla, es que estoy en un momento muy distinto. Es un proyecto hecho desde una honestidad enorme, pensado para emocionar y divertir al público. Y eso se nota. La gente se queda con ganas de más, también creo que es porque está escrita de una forma muy sincera, muy desnuda. Eso el público lo agradece muchísimo. Fíjate, hay muchísimo maquillaje en Silencio y, al mismo tiempo, es donde menos maquillaje hay a nivel emocional. Y eso también se percibe. Creo que esa es la gran diferencia.
Y he de decir que estoy más tranquilo que en otros estrenos. Es un proyecto importantísimo para mí porque supone un salto en mi carrera: es mi primera serie propia, aunque antes dirigiera Nacho, pero aquella era un encargo. Silencio es un nuevo Eduardo, un Eduardo mucho más reconciliado con todo, y eso me hace estar realmente feliz.
Y he de decir que estoy más tranquilo que en otros estrenos. Es un proyecto importantísimo para mí porque supone un salto en mi carrera: es mi primera serie propia, aunque antes dirigiera Nacho, pero aquella era un encargo. Silencio es un nuevo Eduardo, un Eduardo mucho más reconciliado con todo, y eso me hace estar realmente feliz.
Como espectador, y porque te he entrevistado en tus últimos tres proyectos (en todos, vaya), creo que esta serie es más accesible. Sigue siendo tu universo, con tus códigos, pero más abierta.
Entonces conoces perfectamente mi recorrido. ¡Qué ilusión que me digas eso! Sí, totalmente. No lo veo como algo negativo. Al final hay proyectos y momentos para todo. Hay épocas en las que haces películas de una forma y otras en las que las haces de otra. Tenía ganas de hablarle a un público más amplio. Pero quiero dejar claro que no lo busqué de forma calculada, simplemente me salió así. Dirigirme a un público más grande no elimina lo que tú dices: el sello personal, la crítica social, el discurso político, la reflexión.
En Silencio trato un tema importantísimo: el silencio y el estigma en torno al VIH, especialmente en mujeres seropositivas. Mis temas anteriores parecían más duros (relaciones tóxicas entre madres e hijos, marginalidad, cuerpos fuera de la norma), pero este no es menos crudo. Lo que pasa es que aquí el tono es más amable, más divertido, y eso hace que el mensaje llegue muy limpio. La gente se ríe, lo pasa bien, pero al mismo tiempo la serie les obliga a pensar. Y ese equilibrio me interesa muchísimo. Creo que pone sobre la mesa una realidad muy invisibilizada y, además, tremendamente actual.
En Silencio trato un tema importantísimo: el silencio y el estigma en torno al VIH, especialmente en mujeres seropositivas. Mis temas anteriores parecían más duros (relaciones tóxicas entre madres e hijos, marginalidad, cuerpos fuera de la norma), pero este no es menos crudo. Lo que pasa es que aquí el tono es más amable, más divertido, y eso hace que el mensaje llegue muy limpio. La gente se ríe, lo pasa bien, pero al mismo tiempo la serie les obliga a pensar. Y ese equilibrio me interesa muchísimo. Creo que pone sobre la mesa una realidad muy invisibilizada y, además, tremendamente actual.
“La figura del vampiro se presta muchísimo a la poesía. Puedes hablar de temas universales a través de ellos.”
Tengo una curiosidad: ¿crees que la gente tiene prejuicios cuando ve que un proyecto es tuyo?
A ver, no pienso que la gente tenga prejuicios ‘contra ti’. Todas las personas tenemos prejuicios, es inevitable. Yo también los tengo. Y lo entiendo, sobre todo porque la gente me conoce desde hace muchísimos años y es normal que piense, a ver qué hace este ahora. Pero todo se demuestra con el trabajo.
Siempre digo que la promoción forma parte del proceso de hacer una serie o una película. Yo la hago encantado porque me gusta y porque creo que es necesaria. Pero las obras hablan por sí solas. Muchas de las cosas que digo en entrevistas (mis opiniones políticas, vitales) están ya dentro de mis películas y de esta serie. Entiendo perfectamente el prejuicio porque yo también soy prejuicioso. Pero animo a la gente, por su propio bien, a quitárselo de encima. Los prejuicios te impiden descubrir cosas nuevas, y todo el mundo, sea de la ideología que sea, venga de donde venga, necesita descubrir cosas nuevas.
Siempre digo que la promoción forma parte del proceso de hacer una serie o una película. Yo la hago encantado porque me gusta y porque creo que es necesaria. Pero las obras hablan por sí solas. Muchas de las cosas que digo en entrevistas (mis opiniones políticas, vitales) están ya dentro de mis películas y de esta serie. Entiendo perfectamente el prejuicio porque yo también soy prejuicioso. Pero animo a la gente, por su propio bien, a quitárselo de encima. Los prejuicios te impiden descubrir cosas nuevas, y todo el mundo, sea de la ideología que sea, venga de donde venga, necesita descubrir cosas nuevas.
¿Este proyecto se concibió desde el principio como serie o empezó como película? En prensa a veces nos llega todo junto.
Yo siempre lo tuve en la cabeza como una serie. Desde el momento en que se me ocurrió la idea, la escribí como serie. Siempre fue así. Aunque no lo parezca, pienso mucho en el espectador. Y es verdad que a mí, cuando me voy a la cama y quiero ver algo antes de dormir, me cuesta ponerme un capítulo de una hora. Me da rabia porque me encanta el cine y, en general, las cosas largas. Pero agradezco muchísimo esas series con capítulos de veinte minutos: si tienes más tiempo, te ves la temporada entera del tirón; si no, te ves uno antes de dormir, te ríes un rato y te quedas con un buen sabor de boca. Así que tenía claro que quería una serie pero también que quería capítulos cortos. Me encanta que la gente se quede con ganas de más. Desde el estreno en Locarno, a principios de año, ese comentario se repite muchísimo, y me hace una ilusión enorme.
¿Sientes que te ha dado tiempo a contar todo lo que querías?
Creo que sí. He contado todo lo que quería contar en esta primera temporada. De hecho, es una de las cosas que más se repiten en las críticas: que en apenas sesenta minutos, que es lo que dura toda la temporada, se tocan los temas principales relacionados con el silencio.
“Empatizar con los personajes que siempre han sido narrados como los que dan miedo es importante, porque a lo mejor los que dan miedo no son los que te han contado siempre sino los otros.”
Hablas de “primera temporada”. ¿Entonces ya te ronda la cabeza una segunda?
Es que ya la tengo escrita. Así te lo digo. El tema del silencio se puede abordar desde muchísimas aristas, y ni te cuento el del vampirismo.
¿Y por qué te ha dado por ahí?
Si me pusiera a explicar todos los elementos ocultos que hay en esta primera temporada, todos los guiños que están ahí y que mucha gente no ve… Si se hiciese la segunda, más de uno se caería al suelo al descubrirlos. Hay detalles, mensajes subliminales, semillas plantadas que fliparíais al ver cómo encajan si hacemos una segunda temporada. Y eso depende de mí, del público y de Movistar. Pero yo estoy preparado para la siguiente batalla, si hace falta.
¿Y por qué vampiros? ¿Cuál es tu relación con esos seres? A mí siempre me han encantado.
A mí también. El universo vampírico me fascina. Lo he dicho ya en otras entrevistas: la figura del vampiro se presta muchísimo a la poesía. Puedes hablar de temas universales a través de ellos. Empezando por la idea misma de ‘vampirizar’: absorber a otra persona, vaciarla, convertirte en ella. Ese concepto está muy presente en la historia, con la madre que intenta vampirizar a su hija, con Ana Polvorosa interpretando a una vampira vieja que intenta ‘enterrar’ a Malva a base de absorber. El vampiro es una figura profundamente poética. Y la serie habla del estigma del VIH y establece una metáfora con las mujeres vampiras. Todo encaja: el silencio que deben guardar, la vida en la oscuridad, el contacto con fluidos… Era perfecto.
Además, soy coleccionista de monstruos. Ya había tocado zombies en Amor de madre y extraterrestres en Lo siento, mi amor. Las vampiras eran lo siguiente. Y te digo más: tengo muchas ganas de seguir explorando el vampirismo. Creo que en cada cosa que haga a partir de ahora habrá una vampira por algún lado.
Además, soy coleccionista de monstruos. Ya había tocado zombies en Amor de madre y extraterrestres en Lo siento, mi amor. Las vampiras eran lo siguiente. Y te digo más: tengo muchas ganas de seguir explorando el vampirismo. Creo que en cada cosa que haga a partir de ahora habrá una vampira por algún lado.
¿Sabes qué me pasa con el género vampírico? Que, aunque hay muchísimo material, la mayoría se ha tratado de forma muy básica.
Todos los monstruos han sido tratados injustamente en la ficción. A Frankenstein se le entiende porque no tiene culpa de su existencia, pero Drácula es malo per se porque necesita la sangre de otros para sobrevivir. Y ya está. Nunca se había planteado demasiado que un vampiro pudiese tener ética, conflicto interno, culpa. Humanizar al vampiro y tratar de entenderlo ha sido lo más divertido del proceso. Por eso me gustaba tanto el personaje del primer capítulo: con tantos conflictos, planteándose si quizá lo mejor sería que su especie desapareciera. Me encanta intentar comprender a quien la gente piensa que es ‘el malo’. Me siento muy identificado con eso.
Te voy a ser muy honesto: no creo que nadie sea malo al cien por cien ni bueno al cien por cien. Creer en ‘las malas personas’ o en ‘las buenas personas’, como verdades absolutas, es en sí absurdo. Y esto que voy a decir no justifica ninguna mala acción que alguien haya podido cometer, pero los grandes malos de las historias son malos por algún motivo.
En la serie no se muestra a estas vampiresas siendo malas y luego siendo buenas. Lo que se muestra es que son humanas. Bueno: vampiras que sufren como humanas, vampiresas que están humanizadas; no porque sean humanas, sino porque sufren de una forma humanizada. Creo firmemente que la empatía es algo muy importante. No estoy nada ‘lux’ yo en este momento de mi vida (ni es para nada mi rollo), pero aunque suene un poco cristiano, y esto no me gusta en absoluto, de verdad creo que la empatía es algo muy positivo y mucho más cuando eres guionista. Intentar empatizar con los personajes que siempre han sido narrados como los que dan miedo es importante, porque a lo mejor los que dan miedo no son los que te han contado siempre sino los otros.
Te voy a ser muy honesto: no creo que nadie sea malo al cien por cien ni bueno al cien por cien. Creer en ‘las malas personas’ o en ‘las buenas personas’, como verdades absolutas, es en sí absurdo. Y esto que voy a decir no justifica ninguna mala acción que alguien haya podido cometer, pero los grandes malos de las historias son malos por algún motivo.
En la serie no se muestra a estas vampiresas siendo malas y luego siendo buenas. Lo que se muestra es que son humanas. Bueno: vampiras que sufren como humanas, vampiresas que están humanizadas; no porque sean humanas, sino porque sufren de una forma humanizada. Creo firmemente que la empatía es algo muy importante. No estoy nada ‘lux’ yo en este momento de mi vida (ni es para nada mi rollo), pero aunque suene un poco cristiano, y esto no me gusta en absoluto, de verdad creo que la empatía es algo muy positivo y mucho más cuando eres guionista. Intentar empatizar con los personajes que siempre han sido narrados como los que dan miedo es importante, porque a lo mejor los que dan miedo no son los que te han contado siempre sino los otros.
“Lo que intento siempre en mis películas es no hablar de buenos ni de malos, sino entender que nos han contado la historia mal. El sistema quiere poner buenos y malos, pero lo que realmente es malo es el sistema.”
¿Pero no crees, y pienso que es algo que caracteriza a los personajes de Silencio, que el paso del tiempo, y más en estas vampiresas que viven muchísimo más que los humanos, te hace perder la empatía?
¿Sabes lo que pasa? Que tampoco es culpa de ellas. Si te das cuenta, en el primer capítulo la explicación que le dan a Verónica, el personaje de Ana Polvorosa, es que no se enamore de un humano porque toda su vida, su estirpe, la estirpe de vampiras, les ha dicho que los humanos matan a las vampiresas. Y de hecho, han sufrido un rechazo así: la madre de esas cuatro hermanas fue asesinada por un humano. Y, de alguna forma, ese rechazo también lo vuelve a sentir Verónica. Es como funciona el sistema.
Que, por otro lado, tampoco es culpa de los humanos: a los humanos les han dicho que las vampiresas son quienes transmiten la peste negra, cuando ni transmiten la peste negra ni siquiera el vampirismo. Lo que yo intento siempre en mis películas es, insisto, no hablar de buenos ni de malos, sino entender que nos han contado la historia mal. El sistema quiere poner buenos y malos, pero lo que realmente es malo es el sistema.
Que, por otro lado, tampoco es culpa de los humanos: a los humanos les han dicho que las vampiresas son quienes transmiten la peste negra, cuando ni transmiten la peste negra ni siquiera el vampirismo. Lo que yo intento siempre en mis películas es, insisto, no hablar de buenos ni de malos, sino entender que nos han contado la historia mal. El sistema quiere poner buenos y malos, pero lo que realmente es malo es el sistema.
Hoy en día todo es tan extremo, parece que estamos todos a hostias.
No sé si está todo el mundo a hostias. Creo que hay unos que están muy, muy a hostias porque les importa todo una mierda. Y luego hay otros que están haciéndose los sordos y los mudos. ¿Sabes lo que te quiero decir? A los grandes políticos que están arruinando el mundo (Putin, Trump) les da igual el qué dirán. Ya has visto las protestas que hubo en Nueva York, y la respuesta de Trump fue un vídeo creado por IA de un avión cargándose a los manifestantes. Y luego estamos los otros, las personas que tenemos un micrófono delante o que podemos comunicarnos a través del arte, y que estamos completamente cargados de miedo por el conflicto de la cancelación. Nos estamos convirtiendo, de alguna forma, en personas diciendo cosas muy blancas, cosas que no ofendan a nadie por miedo a que te cancelen. Porque eso conlleva el miedo a perder tu trabajo y el miedo a perder tu trabajo conlleva el miedo a perder tu dinero.
La serie también me ha hecho preguntarme cómo está tu relación con tu madre, una relación que ha inspirado muchos de tus trabajos.
Sí. A ver, todos los autores y autoras (personas que escriben y que dirigen lo que han escrito) cogen mucho de sus vivencias, pero ese es solo el punto de partida. Luego se modela con lo que es un trabajo muy de oficio: escritura e imaginación. El punto de partida son sentimientos muy universales. ¿Quién ha estado de acuerdo con su madre en la adolescencia? Y aunque la adolescente tenga, en este caso, seiscientos treinta y tres años porque es una vampiresa, sigue siendo una adolescente. El discurso es el mismo, es algo muy universal. Lo que pasa es que es muy cómico porque es una vampiresa vieja y una vampiresa joven. Pero de lo que están hablando es, al final: cuidado, ¿de quién te vas a enamorar? Que te van a hacer daño. ¿Cuántas veces no nos han dicho eso nuestras madres?
Es algo un poco desesperanzador.
Es desesperanzador pero también creo que lo bonito es aprender a separarse de la familia para poder aceptarla. O, si nos ponemos más intensas, leerse a Freud, aunque no recomiendo el psicoanálisis actual de forma pura, pero aprender a matar al padre, matar a la madre, para poder volar tú solo y construirte tú solo. Matar a la madre de forma metafórica.
Mi madre siempre me ha animado a enamorarme.
Sí, porque hay madres de todo tipo, evidentemente. La pregunta te la voy a hacer yo a ti: ¿tu madre es una vampiresa?
Todas las madres son un poco vampiras, viven a través de sus hijos.
No todas. No olvidemos la paternidad. Es una relación compleja porque no la has elegido y es una relación muy carnal: la relación paterno-filial o materno-filial. Y hay que aprender a llevarla. Lo que está claro es que las relaciones madre-hijo, padre-hijo, madre-hija, padre-hija dan para muchas historias. Y es un tema que siempre está en mis películas.


