Eazyboi nos regala su segundo álbum en solitario, Ascari, una odisea sonora donde la velocidad y la adrenalina se convierten en música. Con ritmos cambiantes, texturas envolventes y colaboraciones de alto voltaje junto a La Zowi, Natos o Fernando Costa, el malagueño firma su proyecto más ambicioso hasta la fecha. Un sonido potente, una visión clara y un imaginario visual arrollador marcan un antes y un después en su carrera.
Miembro del colectivo Space Hammurabi y anteriormente conocido como Easy-S, Eazyboi comenzó su carrera como tatuador, lo que le permitió financiar su música de manera independiente. Tras conquistar miles de mentes con temas como Puro y La placita, dio un salto a la escena con su primer álbum en solitario, Countach 93, y siguió demostrando su fuerza con proyectos como Hammu Nation y París Tapes. Con un estilo en constante evolución que no deja de sorprender, su nuevo disco, Ascari, irrumpe con un universo creativo que marca una nueva etapa en su carrera.
El artista ya había confesado que muchas de las ideas para su nuevo álbum nacieron entre repeticiones en el gimnasio. De hecho, justo al llegar al lugar de la entrevista, nos contó que acababa de salir de su sesión de entrenamiento, probablemente con alguna de sus canciones sonando de fondo. Yo, que hoy no tenía ganas de entrenar, me acordé de ese momento y, aunque no tenía la misma energía, Protein shake me dio ese empujón extra para pedalear más rápido de lo normal.
Para empezar, hablando sobre este cambio de etapa y evolución personal en la que das un paso firme en tu carrera en solitario. ¿Cómo ha sido este proceso de transición para ti?
Ha sido un proceso natural, pero una observación que hago es que cada vez obedezco más a lo que me pide el cuerpo, estoy más pendiente de lo que pasa dentro de mí. En general, cada vez noto que disfruto más en el estudio y estoy más acorde a lo que soy como artista. Creo que esto se ha reflejado en mi sonido y en mi visión artística.
Ahora que has encontrado el sonido que te hace sentir cómodo, ¿qué canción le pondrías a alguien que nunca ha escuchado a Eazyboi para que entienda quién eres?
Quizás le pondría Quattroporte, que tiene un poco de los dos mundos, es como dos canciones juntas en una. Para resumir mi trayecto elegiría esa.
El circuito de Ascari es conocido por su dificultad técnica, y parece ser un paralelismo con la producción del disco. ¿Cuál fue el mayor reto a la hora de crear este álbum, ya sea a nivel personal o creativo?
Sí, es una metáfora entre el circuito y el disco. Es un álbum largo, el circuito también (es el más largo de España). Hay muchos cambios de ritmo, igual que en el circuito. Entonces hay muchas cosas que tienen que ver. A nivel dificultad, te podría decir que estar contento al cien por cien con el sonido en general ha sido el mayor reto. Consumo mucha música estadounidense, e intentar llegar a ese sonido es bastante difícil, sobre todo porque ellos invierten muchísimo en ingenieros de sonido. Llegarle a una industria que invierte millones de dólares ha estado complicado, pero creo que lo hemos conseguido decentemente.
Justo en eso quería hacer énfasis. En el álbum se encuentran bastantes referencias a la escuela estadounidense del trap pero con un toque muy personal. ¿Qué influencias internacionales han marcado este disco y tu sonido en general?
Si quieres saco el Spotify y lo vemos más fácil. Este año he consumido mucho Lil Baby, Future, Yo Gotti, Travis Scott, Roddy Ricch… Y también he estado pendiente de la batalla de Drake con Kendrick.
Si tuvieras la oportunidad que hacer una segunda parte de Ascari con artistas internacionales, ¿con quién te gustaría correr esta carrera musical?
Ahí los tienes, todos los que he mencionado (risas).
Yendo más allá, la escena urbana en España está en constante evolución. ¿Cómo ves tu papel dentro de ella, y hacia dónde crees que se dirige?
Creo que Ascari marca la dirección hacia donde voy, es la primera piedra del camino. Si te das cuenta, aunque he encontrado mi sonido y mi sitio, el álbum es muy variado, toca distintos palos: primero más potente, después pasas por fases más sentimentales… Supongo que iría en la misma dirección, lo que no sabría decirte es si volvería a ser tan agresivo. No sé bien qué decirte, puede que siga en lo mismo o puede que no. Estoy en constante cambio.
Al escuchar el disco se puede apreciar un proceso de producción y creativo muy trabajado. Has mencionado el uso del foley y otros elementos para transportar al oyente a tu imaginario. ¿Qué otros detalles puedes resaltar que quizá no se aprecien en una primera escucha?
Pues mira, cuando acaba el tema seis hay una especie de transición que te lleva al siete y parece que es la misma canción. Íbamos a dejarlo como una misma pieza, pero al final lo separamos para tener una canción más. Otro detalle es que, en muchos de los temas, meto el sonido del águila porque estamos intentando integrar su logotipo junto con mi nombre nuevo. Creo que eso va a ser una especie de sello de identidad para que la gente me meta en ese imaginario.
Visualmente hemos utilizado el color amarillo en casi todo, ha estado muy presente. Además hemos utilizado una misma estética visual tanto para los videoclips como para las fotos. Creo que, en general, puede que no se perciba a simple vista pero, subconscientemente, la gente sí percibe que hay un empaque más potente que antes.
Visualmente hemos utilizado el color amarillo en casi todo, ha estado muy presente. Además hemos utilizado una misma estética visual tanto para los videoclips como para las fotos. Creo que, en general, puede que no se perciba a simple vista pero, subconscientemente, la gente sí percibe que hay un empaque más potente que antes.
Aparecen bastantes colaboraciones con artistas asentados como La Zowi, Natos, Fernando Costa, La Pantera o La Blackie. Cada invitado aporta su propia energía . ¿Hubo algún featuring que te sorprendiera por cómo encajó con el concepto del álbum?
Tanto La Pantera como Natos se adaptaron muy bien, pero no me puedo quedar con uno porque lo hacen todos muy bien. El tema de Fernando ya estaba hecho, estaba en el PC de Bigla, lo escuché y me metí en él. Lo demás son canciones que yo orquesté y dejé un cacho libre. Mandé las colaboraciones y ellos fueron los que se metieron ahí, pero todos se adaptan muy bien.
¿Tenías ya pensadas las personas que querías que formaran parte de tu disco, u ocurrió de forma más orgánica?
Más o menos las tenía pensadas. Uno que me hubiera encantado pero, por tiempo y porque su disco quedaba muy cerca, era Israel B. Pero bueno, al resto los tenía en la cabeza y todos han currado muy bien.
Bigla, Jmoods, Djong y Placement Chasers han sido clave en la producción. ¿Hubo algún beat que te voló la cabeza desde el primer momento en que lo escuchaste?
Hay de todo. Por ejemplo, el de Suerte lleva como dos años hecho. Normalmente es muy difícil que algún beat lleve tanto tiempo hecho y no me haya cansado de él, pero siempre he estado bastante contento con ese. Recuerdo que la primera vez que lo escuché me pareció algo grande, ¿sabes? Con Bigla me pasa mucho eso, que él llega y me dice, mira, el otro día hice tres beats pero no me terminan de gustar. Y a lo mejor lo escucho y flipo, y digo: esto lo quiero.
“Hay artistas que hacen música más sentimental que la gente canta y llora. Pero yo no soy ese tipo de artista; a mí me gusta que la gente haga pogos, que se dé codazos.”
Tras lanzar uno de tus proyectos más ambiciosos ¿Tienes algún sueño o meta concreta que aún no hayas cumplido dentro de la música?
De cara al futuro, tengo en mente una cosa para la que he trabajado bastante en este álbum, que es que los conciertos tengan más música para que la gente bote. En parte he creado este disco pensando mucho en eso, he intentado no meter demasiado sonido antiguo. Me hace especial ilusión soltar tema, tras tema, tras tema y ver las masas saltando. Me llena mucho más que ver a la gente cantando a pulmón. Hay artistas que hacen música más sentimental que la gente canta y llora. Pero yo no soy ese tipo de artista; a mí me gusta que la gente haga pogos, que se dé codazos.
La velocidad es un concepto clave en el álbum. Llevándolo a un terreno más personal, en tu día a día, ¿eres alguien que prefiere la adrenalina y el movimiento constante, o también disfrutas los momentos de pausa?
En el día a día soy bastante ordenado, y creo que por eso precisamente hago música fuerte. Digamos que es la vía de escape de la gente que hace siempre las cosas bien, se porta bien con las personas. Suelo tener buenos detalles con la gente que trabaja conmigo, trato bien a los que me rodean en general. Tengo un enfoque bastante correcto socialmente. Entonces para mí, la música, ir al estudio, es mi forma de escape. Ahí es donde hago las cosas mal, donde si tengo que decir barbaridades, las digo. Es mi espacio.
Si pudieras darle un consejo al Easy S que estaba empezando en la música, ¿qué le dirías ahora con la experiencia que tienes?
No sé qué le diría, todos los fallos que he cometido me han traído hasta aquí. Le diría que se equivoque igual, porque ahora mismo estamos en el sitio donde debemos estar. O sea que equivocarse es bueno.
Muy buena conclusión. Y ya para terminar, si pudieras hacer una carrera en el circuito de Ascari contra cualquier artista de la escena urbana, ¿a quién retarías y qué coche escogerías?
Depende en qué categoría, pero yo iría claramente en un Aston Martin. Y retaría a todos, saliendo yo el último (risas).
