“En toda mi vida siempre prioricé la música, de una forma hasta egoísta”, arranca. El joven rockstar es uno de los talentos más eclécticos de la escena actual; un Sid Vicious argentino amante de Eminem, Los Ramones y las pelis de terror. Un cuentacuentos que enciende la luz de los rincones de la mente más oscuros, allí donde la gente quiere mantener la luz apagada.
Entrevista extraída de ACERO vol. 8, publicada en julio de 2024. Hazte con tu copia aquí
Se siente más director que cantante, y no es de extrañar viendo el tono cinematográfico de su último disco. Un proyecto narrativo, incómodo y oscuro, que recorre el trauma humano existencial desde su origen, empezando por el nombre: Por cesárea. Las colaboraciones son escasas y con perfiles poco propios de un artista actual de su edad (23). Un álbum que señala lo erróneo de creer que solo proyectos superficiales pueden colarse en el mainstream hispanoamericano. Así lo confirman los dos sold outs en el Luna Park y los dos próximos conciertos en Movistar Arena, el primero lo vendió en hora y media. 
A priori, puede parecer un poco tímido. Confiesa que no disfruta demasiado del spotlight aunque ha aprendido a llevarlo, por eso comenzó como bajista y como DJ. Es su cuarta vez en España, la conoce bien. Ya hasta tiene una tabernita de confianza en Lavapiés donde pasan buena música y sirven Fernet. El disco lo está presentando antes en nuestro país que en el suyo, incluso girando por Murcia o Málaga. No puedo deciros cómo fueron los conciertos allí, pero en Madrid se armó un verdadero boliche de chavales medio emo, con piercings y cara de odiar la vida. Carne de pogos, vaya. 
Aquí tiene sentido de nuevo lo de director: Dillom deja muchísimo brillar a sus compañeros, que son unos músicos (efectivamente) brillantes. Y aunque el concierto tenga su nombre, lo cierto es que es claramente una rock band, como él soñó de pequeño. Y ahora llena estadios. Otro sueño cumplido más.
Tu primer show lo das con quince años un día después de que la policía haya allanado tu casa, ¿cómo marca eso la carrera de un artista?
Mi primer show en realidad lo di con nueve o diez años, pero tocando el bajo. Fue en una escuela de música. Típico ensamble donde juntan a todas las bandas para tocar delante de las familias.
¿Qué tocaste?
Come Together de The Beatles, algo de los Red Hot y de alguna banda local argentina que prefiero no decir (risas).
¿Y por qué tengo mal el dato de tu primer concierto? 
Bueno, porque ese bolo del que hablas, después de que allanaron mi casa, en realidad fue mi segundo primer show (risas). También hubo un tercer primer show. Pero ese del que hablamos fue mi primer show como DJ. Yo pasaba los temas de los chicos que cantaban. 
Aaah. Vale, por eso cuentas que le pediste al policía que te dejara quedarte tu pendrive después del allanamiento. Ahí tenías los temas.
Sí. Era mi único trabajo, no podía fallar.
Volviendo a la pregunta, es sorprendente con qué facilidad hablas de temas como este o tu madre en la cárcel. De situaciones muy conflictivas.
¡Y eso solo son las que conté! (risas).
¿Cómo te marca eso creativamente? En la música urbana hay siempre un relato alrededor de lo callejero, pero evidentemente no todo el mundo vive realidades así. Y menos mal, supongo. Y tú tampoco eres música urbana al uso.
Yo odio dar lástima. Lo cuento porque creo que si hubiera tomado otra decisión en otro momento, tipo me hubieran quitado el pendrive y no hubiera hecho nada o me hubiera puesto triste, quizá no estaría acá hoy. En toda mi vida yo siempre prioricé la música, de una forma hasta egoísta. Y lo resalto como una cualidad mía, creo que lo es. También me ha traído problemas eso, pero es lo que elijo siempre, ante cualquier persona.
Tu primer disco, Post Mortem, lo presentaste metiéndote en un ataúd. ¿Cómo hiciste para presentar Por cesárea? ¿Saliste de un útero?
¡Traté de no ser tan literal como la primera vez! Para mí la prioridad, aunque parezca una pelotudez, es que la gente escuchara el disco. Hoy en día se hacen muchos releases, mucho evento y hay mucho adorno. La música parece que pasa a un plano secundario. Por ejemplo, cuando salimos con el disco, no salimos ni con vídeos, solo visuales. En ese sentido fui un poco minimalista. En la entrada al evento había un coso inflable gigante, que latía, rojo. No era literalmente un útero pero sí tenía un componente así como visceral. De ahí pasabas a un teatro, con las luces apagadas y donde sonaban llantos de bebés. Yo lo que verdaderamente quería lograr era incomodar a la gente, que se fueran de allí. Incluso pusimos el aire acondicionado muy muy frío.
¿Lo lograste? ¿Se fueron?
No lo sé, ojalá. Todo el disco lo pasamos a oscuras con la gente sentada escuchando, con algunas perfos particulares aisladas. Pero eran sutiles. No quería distraer demasiado a la gente ni quitarles de hacer sus propias interpretaciones.
¿Cómo fueron las performances?
En la primera entraba un nenito chiquito con una actriz que hacía de su mamá. Iban caminando tranquilos y de repente se cortaba el tema y la mamá salía corriendo y abandonaba al nene. También aparecía yo en un momento con una máscara, vestido de la madre. La última fue la mejor para mí. Me subía a una silla y me ponía una soga alrededor del cuello. Todo esto frente de mi familia y de mis hermanitos de seis años, ¿entendés? Pero están acostumbrados ya. Es así, ¿no? El arte.
Cuando empiezas a escribir tu primer disco creo que tenías unos dieciséis, muy  joven. ¿Cómo es la evolución entre la escritura del primero y el segundo?
Bueno, yo rescato temas para Post Mortem que escribí muy joven, pero hasta los diecinueve no tomo una decisión fuerte sobre crear el proyecto en su totalidad. Quizá siento que en ese momento yo era más literal, menos maduro. Era muy directo, no tenía tanto lugar para la metáfora, era más visceral o más vulgar. ¡Que es algo que conservo y me da gracia! Pero creo que lo supe llevar a otro plano, quizá más elevado. O por lo menos agradezco poder jugar a esa ambivalencia entre ambas formas de escribir, poder volver cuando quiera pero no sentir que es la única forma.
También has estudiado música por el camino entre los dos discos. ¿Cuándo tomaste esa decisión? ¿Pudiste estudiar en tu adolescencia?
Sorprendentemente, yo siempre fui muy buen estudiante.
En realidad no me sorprende nada.
O sea, yo pase todas estas situaciones de tener que dejar de vivir con mis padres y estar en la calle mientras seguía yendo al colegio. Y yo al colegio solo llevaba una lapicera, nada más, y encima estaba todo el día tomando pastillas. Pero siento que tengo un gran poder para persuadir y solucionar situaciones con el habla. Así que hacía lo mínimo indispensable hasta final del trimestre, y en ese momento intentaba llegarle al profe al corazón o inventar algo para que me aprobaran. Llegué hasta el último año de un colegio técnico especializado en publicidad. Uno muy difícil, muy exigente. Hasta sexto año, yo tenía que terminar a los dieciocho. Trabajaba a la mañana, desde las ocho hasta las doce, y a la una iba al colegio y salía a la noche. Pero el último año ya me estaba empezando a ir bien en la música, me tatué la cara y lo dejé. Lo que decíamos: prioricé la música. Creo que fue una buena decisión, aunque no sé si se la recomiendo a todos.
Bueno, después de eso estudiaste música. Algo así has contado.
Bueno, sí, estudié música pero no tipo tradicionalmente. Quizás le conoces, el año pasado me compré un curso de piano de Jaime Altozano.
¿Cómo? ¿Sí? Qué bien empieza esto.
Sí (risas).
Hay que decírselo a Jaime pero ya.
Yo aprendí a tocar el piano gracias a Jaime Altozano. Ahora me compré el curso avanzado (risas). ¡Pero me sirvió mucho para el disco! Ese fue mi primer contacto con teoría musical y todo eso. ¡Un saludo para Jaime!
Una cosa que me gusta mucho de tu música es la cantidad de referencias culturales. En tu disco anterior, Post Mortem, mencionas a Lovecraft y a Edgar Allan Poe en una misma canción. También metes una extracto de Demian de Hermann Hesse.
No soy tan lector como la gente cree. La gente escucha mis temas y es como, uuuy, cuánta cultura. Pero me divierte mucho hacer referencia a cosas que me gustan, terminas atrayendo a un público similar a ti. Eminem también se refiere mucho a la cultura pop, a personas conocidas.
¿Qué es lo que más te gusta de él? Te gusta mucho, ¿no?
Los que me gustan son los primeros dos y el tercero. Pero sobre todo los primeros dos para mí son de los mejores discos de la historia. Las letras son terribles, creo que nunca nadie dijo cosas tan terribles en un tema. Y mira que yo digo cosas terribles (risas).
Lo curioso es que Por cesárea no tiene tantas referencias, pero sí es como una película en sí misma. Hay una clara narrativa común entre los temas y una estructura también.
Me encantaría dirigir una película de terror en algún momento, un cortometraje quizá. Me gusta pensar historias y generar escenarios, de hecho me pasa todo el tiempo. Tengo una alarma como para eso, para el detalle de las historias. Pero no me gusta tanto realizar las ideas. Siento que soy más creativo que otra cosa, como tirar la idea y que la ejecute alguien mejor que yo. Hacerlo con la persona indicada. Más que el artista o el frontman, me siento el director de mi disco. Cuando arrancó el proceso del disco yo me hice un power point, y a todos los productores les sentaba y salía yo a contarle las historias, con un proyector. Porque necesitaba que estuvieran todos en la misma página. Y salió mucho mejor de lo que esperaba, a pesar de la complejidad de la historia. Podría haber salido una historia más lineal, menos atractiva; pero no.
Aunque el disco trabaje mucho el rock, la primera canción que escuché tuya es Mala, con Mhtresuno. Y es un dembow que sale apenas meses antes.
¿Sí? ¡Mirá! Yo con Mh arranqué a hacer música.
¿En serio? Justo esta semana está en España.
¿Sí? Que se venga al show. El día del pendrive yo le estaba pasando los temas a él. Y es el primer tema que hicimos los dos juntos en los diez años que nos conocemos, pero siempre quisimos.
¿Por qué?
Teníamos unas pretensiones muy altas los dos. Hasta que salió bien.
¿Hay algún género que nunca te animarías a hacer?
Puede ser, pero más por una cuestión cultural. No me veo haciendo un corrido tumbado, ¿sabés? Algo que es casi folklórico de allá, no creo que saliese bien. No me parece una virtud en sí demostrar versatilidad. Podés demostrar lo que quieras pero, ¿de qué sirve si no tiene un porqué?
¿Cómo se logra ese equilibrio entre tantos géneros? Supongo que te sale natural, porque tú trabajas comunidades de audiencias muy distintas entre sí...
Sí, bueno. A veces me quedo en el medio del todo. Como que no termino de ser muy rockero para el rock, muy rapero para el rap ni muy popero para el pop. Así que toco cada género, pero el núcleo duro de los fans… Por ahí sí me la dan, pero no sé. Me pasa con el mainstream. No soy tan mainstream como para pararme ahí al lado de Duki o de María Becerra, pero tampoco soy tan under.
Tienes dos fechas en el Luna Park en apenas unas semanas. Muy under no eres, no.
Sí, tampoco quiero definirme. Existo en un gris legal. Como Bowie.
Siento que Por cesárea es como un recorrido por la mente de un psicópata, pero al mismo tiempo, resulta muy liberador. Es fácil empatizar con el relato desde dónde se cuenta, como una especie de Donnie Darko u otras películas te hacen empatizar con la enfermedad.
Donnie Darko era una de las referencias entre otras tantas. La idea era encontrar un equilibrio entre todo lo que quería contar. Yo quería que la gente pudiera empatizar como por ejemplo con el Joker. Una persona a la que le pasan mil cagadas y termina haciendo otras mil más al resto, y no le podés justificar pero al menos entendés de dónde viene. Viste, como con las historias de asesinos. Hay gente que se siente culpable cuando les entiende. Y yo creo que podés empatizar porque es una persona también, aunque su desenlace sea de lo más perturbador.
Al final el dolor es superhumano. Entiendo que mucho de esto es ficción, pero, ¿cómo se siente confesar pensamientos así en el álbum? Es muy valiente. Porque la voz y la cara es tuya.
Sí, me expongo mucho, pero a estas alturas me da igual. Si yo estoy seguro de lo que estoy haciendo y sé por qué lo hago, no me hace repensar nada que me pongan algo en X. Aparte que son cosas muy distintas a lo que yo realmente pienso. Yo soy la persona menos celosa del mundo, y aquí estoy haciendo el papel de alguien enfermo. Que quizás me ha pasado de tener un pensamiento más posesivo con una pareja, ¿viste? Como cuando te enamorás de chico. Quería llevar mi cabeza a esa otra mentalidad pero es lo más alejado a lo que soy yo. Era un desafío. Y creo que por eso también lo pude contar, porque lo hice desde afuera. No sé aquí, pero en Argentina está ocurriendo un repunte de personas diciendo “Dios, patria y familia”. Y me da bronca cuando les veo reivindicando los valores antiguos y tratando de enfermos mentales a quienes tienen una relación abierta. Cirugía es eso, un intento de hacer una balada romántica que relate la toxicidad. La obsesión para una persona que no está bien. Es como ese tema de Sting…
¿Every Breath You Take?
Sí, esa. Justo.
¿Cirugía es tu favorita?
Sí, y Muñecas.
Es como una especie de Bohemian Rhapsody. Está influida por Eminem también, ¿no?
Por eso es de mis temas favoritos. Es algo que siempre quise hacer y que es bastante difícil: generar esa tensión, ese storytelling. Siento que es el tema mejor logrado del disco. ¡Y sorprendemente es el favorito de mucha gente también! Creo que es el segundo o tercer tema más escuchado del disco, yo pensaba que lo escucharían una vez y ya. La gente está tarada (risas).
Mi favorito es Buenos tiempos. Quizá porque sea la más rapper. O por rimar liposucción con pitosucción. En ese tema dices “el día que muera, moriré en mi ley”. La asociación fonética con el momento político de Argentina es inmediata.
Sí. No escribí la letra pensando en eso, pero cuando lo canté y lo grabé lo vi obvio. Hubo una mini charla al momento para decidir si sacarlo o no. No por el conflicto, estoy acostumbrado a eso, sino porque no quería distraer la narrativa por llevarla hacia un terreno político. Pero dije, bueno, mirá, yo sé lo que canto y hasta es positivo que la gente lo interprete como quiera. Pero sí, claro, sé que en vivo al cantarlo en Argentina la gente va a decir “el día que muera, morirá Milei”.
¿No lo has cantado aún en Argentina?
¡No! Todavía no. Estrenamos el disco acá, al volver están los Lunas.
Qué privilegio para nosotros. Acabas de volver del Primavera Sound, alguien me contó que el año pasado tuviste cierto accidente yendo al recinto.
Si, nos chocó alguien de atrás muy fuerte. Yo vi mi vida en cámara lenta mientras volaban vidrios. Yo choqué contra mi colega, a otra chica le quedó toda la cara sangrando…
Y lo cuentas medio riéndote. Yo me muero.
Bueno, nos dimos un buen susto. No me lastimé nada duro pero me dolía todo el cuerpo. Eso sí, esa noche tocaba Skrillex, Depeche Mode y Kendrick Lamar; así que cuando llegó la ambulancia les dije, “no, gracias, yo estoy bien” (risas). Al día siguiente estaba roto.
En una entrevista, te preguntaron qué te preguntarías a ti mismo si pudieras. “Si soy feliz”, contestaste. Dime, Dillom, ¿lo estás?
Qué profundo (risas). Siento que estoy en un buen momento, sí me considero feliz, pero tampoco considero que la felicidad sea una constante ni una dicotomía dual. Es más algo circunstancial, propio del momento. Pero siento que no me puedo quejar en general con la vida y la suerte que tengo, trato de ser agradecido. Y eso es lo que más feliz me hace.
Uno de tus sueños era tener un grupo de rock, y parece que has conseguido tenerlo, porque tu directo ahora va de eso. ¿Qué sueños te quedan?
Pues cumplo tantos sueños que lo que toca es eso, buscarse nuevos objetivos. Te diría que ahora mismo, eso, me gustaría dirigir una película de terror. Es algo que un día me gustaría hacer.
Tu primer disco fue un éxito, tu segundo creo que está arrasando aún más. ¿Piensas ya en el tercero?
Sí, pienso ya en el tercero, cosa que no me pasó cuando terminé el primer disco. Cuando terminé Post Mortem estaba exhausto y estuve mucho tiempo para arrancar este segundo disco. Pero ya agarré una dinámica de antes de terminar este segundo, ya estaba pensando en el tercero. Tengo ya muchas ideas en la cabeza. Tomará tiempo, pero ya hay una primera idea avanzada sobre eso. 
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Sudadera y pantalón GIO PEIRO, botas CAMPERLAB, camiseta vintage.
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Pantalón 93 SIERRA/CROSSES, vendas EVERLAST, camiseta vintage.
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Camiseta 93 SIERRA/CROSSES, pantalón PUMA X PALOMO. 
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Sudadera GIO PEIRO, camiseta vintage. 
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Sudadera OFF-WHITE, gorra GIO PEIRO, gafas SWAROVSKI.
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Chaqueta ARCTERYX, gorra vintage.
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Camisa 93 SIERRA/CROSSES, pantalón OFF-WHITE, gafas DOLCE & GABBANA.