“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, porque es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”. Este pasaje del Apocalipsis (13:18) del Nuevo Testamento es el que hizo famoso el 666 como un símbolo del mal, el anticristo y la bestia, uno de los más famosos y misteriosos en la historia y la cultura occidental. Estos tres dígitos y su asociación a lo diabólico y lo oscuro son precisamente los que dan nombre a la última propuesta de Javier Tovar, director creativo de la firma Digital Distortion.
Unos diseños que recogen este imaginario grotesco, macabro y esotérico para subvertirlo en una serie de piezas que fusionan provocación y sofisticación a través de acabados creados mediante serigrafía artesanal, decoloraciones, tejidos de segunda mano y deshilachados. Una propuesta que celebra lo marginal, lo extraño y lo incómodo, convirtiendo todo ello en una herramienta de empoderamiento personal y de libertad creativa en la que la comunidad queer, que históricamente ha estado relegada a los márgenes, también encuentra espacio. Charlamos con Javier sobre la colección, sus influencias, sus comienzos y sus futuros retos.

Antes de que comencemos con la entrevista, ¿cómo estás?
Bastante liberado, la verdad. Contento y expectante porque, ahora que la colección ha salido bien, siento que todo el esfuerzo ha valido la pena. Ha sido un proyecto en el que he trabajado muchísimo y que me ha costado lo suyo sacar adelante, así que ahora toca disfrutar el momento… aunque disfrutar entre comillas, porque ya estoy metido de lleno en todo el lío de cesiones de prendas y demás movidas. ¡No me ha dado tiempo a descansar!
¿En qué te has inspirado para crear tu última colección, 666?
La colección se llama 666 porque trata de dejar el miedo a un lado y ser nuestro propio diablo. Es una invitación a empoderarnos de todo aquello que la sociedad etiqueta como ‘diabólico’ y demostrar que no es algo negativo, sino una fuente de fuerza, autenticidad y rebeldía. La inspiración viene de todo el imaginario que rodea el número 666: el arte de la oscuridad, el ocultismo, lo grotesco, lo raro… Pero también de la comunidad queer, que siempre ha sabido apropiarse de lo que el mundo rechaza y convertirlo en algo poderoso.A nivel artístico, me han influenciado figuras como Lady Gaga, Arca y diseñadores icónicos como Thierry Mugler, Alexander McQueen y Vivienne Westwood, todos ellos referentes en desafiar los límites de la moda y la identidad. Esta colección es un homenaje a esa energía transgresora, a lo que incomoda y, al mismo tiempo, fascina.
¿Cómo ha sido el proceso creativo para desarrollar esta última propuesta?
El proceso creativo comenzó con la idea de tomar lo que la sociedad considera ‘oscuro’ y convertirlo en algo empoderante. Fue realmente interesante cómo las técnicas empleadas me iban aportando las ideas para crear las piezas. Los materiales y las técnicas fueron esenciales para darle vida a la colección, y cada uno de esos detalles ayudó a reflejar lo que quería plasmar.
¿Qué técnicas has empleado para la confección de las prendas?
La serigrafía fue la técnica principal, ya que todos los estampados están hechos a mano con este proceso. Aparte de la serigrafía, utilicé pintura, decoloraciones y deshilachados, lo que me permitió crear acabados únicos y texturas que aportan carácter a cada pieza. Cada técnica fue elegida con intención para reflejar la rebeldía y la estética transgresora de la colección.

Tienes conocimientos de escultura, diseño, pintura… ¿cómo crees que influye en Digital Distortion y en tus diseños?
Estudié Bellas Artes, y siempre he visto Digital Distortion más como un proyecto artístico que como una simple marca. La moda es el medio que he elegido para expresar mi imaginario porque siempre me ha apasionado y me permite juntar un poco de todo lo que me interesa. Además, al haber estudiado algo tan amplio, creo que me ha dado otra forma de ver los proyectos, más desde diferentes perspectivas artísticas. También me ha dado mucha base en cosas como el color, las formas y la composición, que me ayudan un montón a la hora de diseñar.Cuando pienso en una colección, no me centro solo en las prendas, sino en todo el universo que las rodea: desde la modelo que lo va a performar, los maquillajes, hasta las tipografías, los colores, el logotipo, etc. Todo tiene que estar conectado. Me gusta que sea un proyecto 360 donde cada detalle sume y tenga sentido dentro del concepto.
¿Qué es lo que buscas transmitir con estos diseños?
Con estos diseños quiero transmitir rebeldía, novedad y empoderamiento. Me gusta cuestionar lo establecido y deconstruir un estilo común y normativo para llevar el estilismo con mis diseños a otro nivel. No se trata solo de ropa, sino de una herramienta para expresarse sin filtros y sin miedos. Para mí, vestirse es un acto creativo, y a través de Digital Distortion busco ofrecer piezas que inspiren a la gente a atreverse, a experimentar y a hacer suyo el concepto, sin reglas ni límites.
¿Cuál ha sido el principal reto a la hora de crear esta colección? ¿Y la mayor satisfacción?
Uno de los mayores retos ha sido mantenerme fiel a uno de los valores clave de la marca: ser consciente del ritmo frenético de la industria de la moda y de la poca importancia que a veces se le da a los materiales con los que se crean las prendas. Mientras diseñaba, una parte fundamental del proceso fue la búsqueda de materiales, que me llevó incluso más tiempo que el diseño en sí. Me pasé horas rebuscando tejidos de segunda mano, materiales fuera de stock, en armarios de familiares, etc. Ha sido un trabajo de selección muy meticuloso pero totalmente necesario para el concepto de la colección.Y la mayor satisfacción, sin duda, fue el día de la sesión de fotos. Ver todo terminado, cómo se cerraba el proyecto después de tanto tiempo, fue un subidón. Y ahora, saber que estilistas y artistas quieren usarlo para sus proyectos es la confirmación de que todo el esfuerzo ha valido la pena. Realmente podría haber respondido las dos preguntas con las mismas palabras: ‘terminar’ y ‘publicar’ la colección.
Crear, desarrollar y mantener una marca con unos códigos estéticos reconocibles no es algo fácil, ¿como te gustaría que el público percibiera Digital Distortion?
Digital Distortion es una revolución contra lo establecido: desafía los códigos de vestimenta, critica el fast fashion apostando por materiales reutilizados y rompe con el sistema de tallas para que cada persona adapte el diseño a su cuerpo, sin géneros ni etiquetas.Me gustaría que se percibiera como una marca para todos, algo que inspire y genere un despertar en quien la lleva.

Allá por 2020, en tus comienzos, definías Digital Distortion como un proyecto multidisciplinar. De eso han pasado ya cinco años, ¿cómo lo definirías hoy?
Digital Distortion sigue siendo un proyecto artístico, y aunque la moda sigue siendo la forma en la que canalizo todas mis ideas, la esencia multidisciplinar sigue presente. A lo largo de estos años he aprendido a valorar cada parte del proceso creativo, desde el diseño de las prendas hasta la creación de los gráficos y logotipos que las acompañan. Además, la colaboración con fotógrafos, equipo de maquillaje y peluquería y modelos es clave, porque todo el equipo aporta algo único que le da vida al proyecto. Digital Distortion es más que una marca de moda; es un espacio en el que la moda se fusiona con otras disciplinas artísticas para crear una experiencia visual y conceptual.
¿Cómo ha sido la evolución del proyecto? ¿Cuáles son las principales diferencias con respecto a los inicios?
Todo proyecto creativo necesita su tiempo para consolidarse, y Digital Distortion no ha sido la excepción. Las vibes de la marca siguen siendo las mismas, pero ahora de una forma más madura. Todo este tiempo me ha servido para asentar bien las bases de lo que quiero transmitir y asegurarme de que la esencia siga intacta pero evolucionada.Antes creaba casi por instinto y luego intentaba encajar las piezas para que tuviera sentido como colección. Ahora, en cambio, todo estaba pensado desde el principio: el concepto, los materiales, el diseño. Ha sido un proceso mucho más estructurado y con más intención. También ha habido un cambio brutal a nivel técnico. Cuando empecé, no había tocado una máquina de coser en mi vida ni tenía ni idea de patronaje o costura. Simplemente se me metió en la cabeza y hasta que no conseguí lo que quería, no paré. Ahora tengo más conocimientos, una máquina de coser más profesional y, sobre todo, más confianza en lo que hago.Otra prueba de que todo este esfuerzo ha valido la pena es que, aunque Digital Distortion sigue siendo una marca emergente, ahora tiene más apoyo. Ya no es solo gente cercana, sino personas que confían en mi trabajo y en el proyecto, y eso es lo que realmente me motiva a seguir.
¿Qué ha sido, hasta ahora, el mayor logro que has obtenido con Digital Distortion?
Uno de mis mayores logros ha sido ver cómo artistas y estilistas han querido incorporar piezas de mis colecciones en sus proyectos. Me llena de satisfacción saber que mi arte forma parte de lo que otros crean. Además, el hecho de que confíen en mi criterio para diseñar custom pieces, especialmente para conciertos, es algo que valoro mucho. Diseñar para espectáculos me encanta porque es un reto: crear algo que tenga la esencia de Digital Distortion pero que a la vez respete y complemente la esencia del artista, creando algo único entre ambos. Y, por supuesto, espero que los mayores logros estén próximos.
¿En qué punto se encuentra ahora mismo el proyecto? ¿Cuáles son los objetivos de Digital Distortion a medio y largo plazo?
El proyecto está volviendo a arrancar con la nueva colección, como un auténtico pistoletazo de salida. Digital Distortion está de regreso con más fuerza y claridad. Al principio, mi meta era que la gente conociera la marca, por eso la primera colección era muy llamativa, no quería que pasara desapercibida. Ahora siento que la marca está mucho más definida, tanto visual como conceptualmente.A medio plazo, quiero que los artistas se sientan cómodos y empoderados usando los looks de la nueva colección, porque para mí la moda es eso: una herramienta de expresión personal. A largo plazo, ya estoy trabajando en una nueva colección con la idea de llevarla a la pasarela, porque siempre me ha encantado el mundo del espectáculo y la performance, y quiero crear algo que lo pete. Ah, y por supuesto, vestir a Lady Gaga, eso sí que sería un sueño.















