Diego 900 ha sabido captar las ansias de amor de miles de jóvenes a través de una gira que concluye en La Riviera, en Madrid, donde se vivió la situación que él relata en su canción Tráfico: “El aire está contaminado, el amor en el aire”.
El pasado domingo, miles de parejas se juntaron para ver a uno de los pocos estandartes del romanticismo que quedan en el mal llamado género urbano español. Los que acudieron solos o con amigos quizás no lo saben todavía, pero ansían con todas sus fuerzas vivir algunas de las situaciones de amor, odio o decepción que narra Diego en sus canciones. Desean sentir algo, y es que la música del alcalaíno rebosa sentimiento por todos los lados.
Una puesta en escena austera con una fotografía del Sagrado Corazón que preside la portada de su último disco, La espalda del sol, es lo único que el cantante deja a su espalda al salir al escenario del último concierto de una gira que le ha convertido en uno de los artistas del año. Solo necesita eso y un micrófono para transmitir, con temas que todo el mundo se sabe tan de pe a pa que no le dejan casi ni cantar a él.
Sale entonando Nuevo duelo y Contacto antes de dedicar unas bonitas palabras a las personas afectadas por la DANA en Valencia, a las que dona el beneficio de las camisetas conmemorativas del concierto que pone fin a la gira más importante de su carrera. “La espalda del sol se acaba”, proclama Diego sabedor de que este capítulo de su historia se está cerrando y centrado en uno nuevo que, probablemente, aunque no sea igual de bonito, sí le permitirá avanzar y explorar nuevos sonidos que ya viene adelantado en los conciertos de su gira.
A Diego le encanta intercalar sus temas de chulito como 1plan2k2amigos con baladas como Háblame así o Canciones e introducir al Vatocholo para cantarse algunos corridos tumbados que versiona como si hubiera nacido en la mismísima Sinaloa. Convierte sus conciertos en repasos de cómo conectar con un público que ya sabe lo que va a ver, pero aun así lo recibe encantado. No necesita más que su voz, un micro, una silla y un par de guitarras para transformar una sala de dos mil quinientas personas en el salón de su casa, el lugar donde varios amigos se ponen sus temas de fondo cuando quieren tener una buena conversación sobre la vida mientras fuman cigarrillos de liar.
El amor lleva en el aire todo el concierto y se eleva cuando canta canciones que le podrías dedicar a tu pareja o a la que quieres que lo sea (hablo de Dam y Nuevo sabor), pero Diego sabe meter energía al ambiente cuando sabe que está demasiado empastelado y por eso se saca al Claudio para cantar Nuevo diablo y a El Virtual para reventarlo todo con Contacto y Duermevela, en la que también aparece por sorpresa Alequi para conducir el concierto hacia un homenaje a Gas platino, el EP con el que muchos conocieron a este artista obsesionado con el amor.
Muchos esperaban este momento para poder volver a cantar temas como Cuando te vi o A1, correspondientes a la etapa de su carrera en la que todavía no acaparaba todas las capturas de lyrics que hay en X. La salida de Nico Miseria para cantar Las palabras prohibidas, perteneciente al último disco del albaceteño, marcaba el fin de la segunda parte del concierto, que concluía con un último acto que retomaba lo más esperado de La espalda del sol.
Así, Constanza se unió para cantar XTCY y dedicar unas bonitas palabras a Diego que demuestran la grandeza de un artista que ha sabido conectar a toda la comunidad de románticos con su último disco. La aparición final le pertenece a su gran amigo L’haine, que saltó al escenario con una energía imposible de igualar para levantar a todos con Síntomas, el himno que marcará las carreras del logroñés y el alcalaíno para siempre. A ellos se sumó Natalia Lacunza para desatar la locura total en Baby José, en un final de fiesta en el que el público pasó a saltar descontroladamente con canciones de amor que uno suele escuchar destrozado un domingo en la cama.
El artista quiso retomar la calma con Tráfico, donde la frase “el aire está contaminado, el amor en el aire” sobresalió entre las gargantas de miles de personas que son tan intensos que no se esfuerzan ni en disimularlo. Para cerrar llegó la canción más dedicada del disco, el que seguramente sea el tema que comparten muchas de las parejas (la del que escribe incluida) que siempre ponen a Diego 900 en el coche y estaban esperando el 10 de noviembre como un niño el día de Reyes. Bonito estrés cerró un show lleno de sensaciones que se descontroló con los habituales pogos (otra vez, sí) de T4 Barajas Remix, la canción postcréditos que el de Alcalá utiliza para que la gente salga del concierto como si hubiera ido a ver a Abhir.
Este cierre no solo contrasta con el tono general del concierto, sino que eclipsa unos créditos (José Mercé) muy currados que ponen en valor el trabajo de todo el equipo que ha acompañado al artista en la gira de un disco que ya es generacional. Destaca en un mar de nombres la dedicatoria a su mano derecha, su novia Paula, un gesto que demuestra que el amor está más en el aire que nunca gracias a románticos como Diego. Suena cursi, pero muchos los necesitamos. Que no falten nunca.
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