Marcos Crespo tiene una de esas voces que reconoces al instante. Personal e intransferible, como el abono joven. En menos de cuatro años, Depresión Sonora se ha convertido en un hito del panorama español, tanto que le ha llevado a ser de los primeros confirmados en actuar en el Coachella 2024. No sabemos si la peña estadounidense entenderá algo, pero los demás tendremos que aprendernos al dedillo su nuevo EP, Makinavaja, para contrarrestar.
Makinavaja, pese a su título, es menos duro y más triste. Más cálido quizás, como un abrazo de despedida una tarde de febrero. Mientras que El arte de morir muy despacio, su último álbum que publicó en 2022, se lanzaba hacia el post-punk más electrónico, este nuevo trabajo tiene una atmósfera indie contemporánea que sigue permitiéndote hacer un par de pogos en los conciertos. Calar, cala; como es habitual. Sobre todo, vivo del aire con ese “para saber que lo tienes todo, primero hay que perderlo / y yo me pregunto ¿qué se dice después de un beso?”. 
Nada importante, que bien podría llamarse me da igual, es quizás un grito de socorro al estilo “que un rayo me parta para sentir algo” y que sigue haciéndose eco en estupefacientes. Efectivamente, hay un corte más pop pero para nada happy, porque hace cuestionarte si hay algo peor qué que no sentir nada. No tengo una respuesta clara. Dejando lo primero para lo último, Mala es el relato del que parte todo. Ese juego entre crítica social y amor, esa deambulación entre lo que uno siente y lo impuesto, donde es fácil adivinar qué parte gana: “Siempre soy sincero / siempre escribo ciego”.
Track favorito: Mala.