Mucho antes de las colaboraciones y de la gran explosión del manga y la presencia del anime en el lujo, dibujantes como Naoko Takeuchi (Sailor Moon, 1991) o Ai Yazawa (Nana, 2000) ya miraban a las grandes pasarelas en busca de inspiración. Y si hablamos de manga, hablamos precisamente de la magia del storytelling japonés, y esas ilustraciones de ojos grandes y boca pequeñita tan característicos. Evidentemente, en este storyteling no puede faltar la ropa que como un elemento más acaba de dotar a nuestros personajes favoritos de toda su profundidad.
El creador de Sailor Moon, Naoko Takeuchi solía vestir a sus heroínas de alta costura. Detrás de los conjuntos de falda y uniforme escolar, que curiosamente junto al anime han tenido su esperado comeback, se escondían princesas y reinas con poderes mágicos vestidas de Chanel y Dior. También villanas vestidas con los últimos diseños de Thierry Mugler. Eran los años noventa y Japón miraba hacia la cultura occidental con más interés que nunca. Las referencias religiosas no faltaban en Evangelion, Neon Genesis (1995), adentrando los principales pilares de la biblia cristiana en un mundo post-apocalíptico y futurista. Pero esa tendencia no solo se reflejaba en un contexto tan explícito, sino que las subculturas japonesas bebían de los referentes occidentales a través de su forma de expresarse con la ropa. De aquí nacen las dos subculturas Gyaru y Mori Girl, muy presentes en las páginas de la que fue la biblia del streetstyle japonés de aquella época, Fruits Magazine, y que tuvieron mucho que ver en la creación de las dos protagonistas de Nana. Fue en el año 2000, cuando después de haber dejado la escuela de moda, Ai Yazawa empezó a dibujar los diseños de Vivianne Westwood sobre el personaje de Nana Osaki, que años después cobraría vida en un anime que lograría conquistar los corazones de todos. Un manga en el que la ropa pasa a un primer plano para contar el desarrollo de las dos chicas que, con el mismo nombre y a pesar de tener vidas muy distintas, coinciden un día en el mismo tren y con el mismo sueño en sus maletas.
El anime es uno de los géneros de animación más populares, su influencia ha llegado tan lejos que no solo ha trascendido en nuestra forma de consumir, sino también en nuestra forma de ver el mundo. El amor por el anime durante los últimos años no solo ha inundado tiendas como Bershka o H&M, también ha llegado hasta el universo del streetwear de lujo con las colecciones de Loewe, o como cuando Supreme firmaba con Akira su primera colaboración en 2017. También la colección Fall/Winter 2021 de Undercover inspirada en Evangelion, que rendía homenaje a este anime de culto.