Desde Loewe con su último drop en colaboración con Studio Ghibli, que acaban de lanzar hoy, a la unión entre Vivianne Westwood y Nana, el universo anime ha flirteado en numerosas ocasiones con la moda. Y es que a algunos quizás les extrañe, pero hablar de anime y moda actualmente no parece tan descabellado, ni siquiera lo era hace 20 años. De sudaderas a bolsos; pero también, de animaciones a alta costura, aquí tenéis un repaso a algunas de las colaboraciones más celebradas.
En el año 2020, Jonathan Anderson como director creativo de Loewe firmaba con la productora japonesa Studio Ghibli una colaboración de tres temporadas en las que los personajes más entrañables y queridos de la productora como Tottoro (Mi vecino Tottoro, 1988) o Chihiro (El viaje de Chihiro, 2001) aparecerían en algunas de las piezas más icónicas de la marca: auténticas obras de arte dignas de coleccionistas. Ahora que esta colaboración llega a su fin, lo hace con una de las películas favoritas del diseñador, nada más ni nada menos que El castillo ambulante (2004) en una colección de prendas y accesorios, donde podemos ver a Sophie, a Howl o al demonio de fuego Calcifer. Las escenas de la película se imprimen en el forro de las chaquetas de tweed, o en la totalidad de las camisas y pantalones cortos. Las plumas en un cárdigan crean un revoloteo mágico y las siluetas permiten que los personajes sean los verdaderos protagonistas de cada pieza. Una colaboración que llega en el momento más oportuno. Artistas como Bad Bunny o Rosalía ya nos han dejado entrever su amor por la cultura japonesa. Sí, el anime esta de moda, pero mejor empecemos desde el principio.
Mucho antes de las colaboraciones y de la gran explosión del manga y la presencia del anime en el lujo, dibujantes como Naoko Takeuchi (Sailor Moon, 1991) o Ai Yazawa (Nana, 2000) ya miraban a las grandes pasarelas en busca de inspiración. Y si hablamos de manga, hablamos precisamente de la magia del storytelling japonés, y esas ilustraciones de ojos grandes y boca pequeñita tan característicos. Evidentemente, en este storyteling no puede faltar la ropa que como un elemento más acaba de dotar a nuestros personajes favoritos de toda su profundidad.
El creador de Sailor Moon, Naoko Takeuchi solía vestir a sus heroínas de alta costura. Detrás de los conjuntos de falda y uniforme escolar, que curiosamente junto al anime han tenido su esperado comeback, se escondían princesas y reinas con poderes mágicos vestidas de Chanel y Dior. También villanas vestidas con los últimos diseños de Thierry Mugler. Eran los años noventa y Japón miraba hacia la cultura occidental con más interés que nunca. Las referencias religiosas no faltaban en Evangelion, Neon Genesis (1995), adentrando los principales pilares de la biblia cristiana en un mundo post-apocalíptico y futurista. Pero esa tendencia no solo se reflejaba en un contexto tan explícito, sino que las subculturas japonesas bebían de los referentes occidentales a través de su forma de expresarse con la ropa. De aquí nacen las dos subculturas Gyaru y Mori Girl, muy presentes en las páginas de la que fue la biblia del streetstyle japonés de aquella época, Fruits Magazine, y que tuvieron mucho que ver en la creación de las dos protagonistas de Nana. Fue en el año 2000, cuando después de haber dejado la escuela de moda, Ai Yazawa empezó a dibujar los diseños de Vivianne Westwood sobre el personaje de Nana Osaki, que años después cobraría vida en un anime que lograría conquistar los corazones de todos. Un manga en el que la ropa pasa a un primer plano para contar el desarrollo de las dos chicas que, con el mismo nombre y a pesar de tener vidas muy distintas, coinciden un día en el mismo tren y con el mismo sueño en sus maletas.
El anime es uno de los géneros de animación más populares, su influencia ha llegado tan lejos que no solo ha trascendido en nuestra forma de consumir, sino también en nuestra forma de ver el mundo. El amor por el anime durante los últimos años no solo ha inundado tiendas como Bershka o H&M, también ha llegado hasta el universo del streetwear de lujo con las colecciones de Loewe, o como cuando Supreme firmaba con Akira su primera colaboración en 2017. También la colección Fall/Winter 2021 de Undercover inspirada en Evangelion, que rendía homenaje a este anime de culto.
Si antes hablábamos de la unión tan especial que durante las últimas tres temporadas ha conseguido crear Loewe con Studio Ghibli gracias a los personajes más entrañables que se esconden detrás de los dibujos de Hayao Miyazaki, también diremos que Gucci es otra de las grandes marcas que ha aprovechado el tirón del anime, y el año pasado firmaba una colaboración exclusiva con Doraemon. Pero no fue este el primer filtreo con la animación japonesa, ya en 2013 la firma italiana hizo una colaboración con Jojo’s Bizarre Adventure para los escaparates de sus tiendas.
Vendrán más colaboraciones seguro. Y es que la estética anime no solo forma parte de la cultura popular sino que es una apuesta segura por parte de las marcas para acercarse a un público fiel que adora ver a sus personajes favoritos en prendas y accesorios. Toda una historia de amor, que aunque viene de lejos, ahora es más fuerte que nunca.