Francisco Corredor, más conocido como CRRDR, es un joven DJ y productor colombiano con una posición de reconocimiento dentro del latincore, una fusión de estilos que bebe de las raíces de la música latinoamericana más tradicional y que se da encuentro con los ritmos electrónicos más propiox de los clubes de ciudades industriales europeas como Londres o Berlín. Esta mezcla de estilos es una de las cosas que más ha caracterizado al músico cafetero, que tras lanzar su últimos álbumes de 2024, le preguntamos por su proceso creativo y las diferencias que existen entre ser un DJ en Europa y Latinoamérica.
La historia de CRRDR es como la de muchos artistas que comenzaron a componer en época de pandemia y explotaron todo su potencial creativo hasta desarrollar al artista que llevaban dentro. Un potencial que el artista bogotano ha dejado claro que lleva dentro y no deja de llevar a todos los rincones donde haga falta una buena fiesta.
¿Quién es CRRDR?
CRRDR es el proyecto musical y artístico de Francisco Corredor, una propuesta que explora las diversas sonoridades latinoamericanas a través de una expresión musical contemporánea, enfocada en el club y diseñada para espacios de baile y disfrute. Desde sus inicios, CRRDR ha buscado fusionar géneros como el reggaetón, la cumbia y la guaracha con estilos más intensos como el hardcore, techno y tek, todo ello bajo una perspectiva post-club y post-internet. Su enfoque combina lo edgy, lo absurdo y lo bizarro de la cultura digital, con la intención de desafiar las convenciones y demostrar que, en última instancia, nada tiene un significado único y que cualquier persona puede convertirse en DJ.
¿Qué es el latincore?
Latincore es un subgénero musical que fusiona elementos de la música tradicional latinoamericana con el hardcore y la electrónica. Este término ha sido acuñado por productores y DJs para describir un sonido que combina la energía vibrante y los ritmos característicos de géneros como la salsa, la cumbia, el reggaetón, el mambo y la guaracha, con la intensidad y agresividad del hardcore y otros ritmos rápidos.
Este estilo surge de la necesidad de expresar las realidades sociopolíticas y culturales de América Latina a través de una música que, aunque originalmente provenía de un contexto anglosajón, se adapta a las sensibilidades y experiencias latinoamericanas. Las composiciones suelen consistir en remixes, edits o bootlegs de canciones populares de reggaetón, cumbia o salsa, entre otros géneros, con el propósito de resaltar el contexto latino, incluyendo elementos como el DIY, la precariedad, la piratería y la contracultura frente a una industria musical predominantemente blanca, elitista y excluyente.
El término latincore busca reflejar la diversidad y fusión de influencias culturales, manteniendo el espíritu rebelde y contracultural del hardcore, mientras integra la riqueza rítmica y melódica de los géneros latinos. Es una forma de reivindicar la identidad latinoamericana en un espacio musical históricamente dominado por estilos europeos y norteamericanos.
¿Por qué decidiste adentrarte en este género?
Para mí, este proyecto fue una forma de reencontrarme con mi esencia y expresar mi identidad a través de la música. Desde pequeño siempre quise hacer música, pero sentía la necesidad de crear algo nuevo y diferente, algo que se saliera de lo que predomina en la escena bogotana, como el techno y otros estilos europeos. Quería combinar los sonidos que siempre me han acompañado con música que me hiciera querer bailar. Al final, lo único que buscaba era hacer música y ser lo más auténtico posible conmigo mismo. Así fue como, durante la pandemia, comencé a producir música, intentando desarrollar un estilo que fusionara lo mejor de ambos mundos, y empecé a lanzar música por pura diversión.
Empezaste a pinchar durante las huelgas colombianas del 2021, ¿qué importancia crees que tiene la música dentro de la revolución y la protesta?
Comencé a organizar eventos en 2021 motivado por la necesidad de construir espacios descentralizados que ofrecieran algo más allá de la programación tradicional de fiestas y clubes en Bogotá. Mi objetivo era construir lugares que propusieran una alternativa a las dinámicas establecidas, espacios donde la música y la cultura DIY pudieran actuar como formas de expresión entre amigues. Estos eventos buscaban dar voz a quienes no forman parte de ciertos círculos de privilegio, desafiando la concentración de oportunidades que siempre benefician a las mismas personas.
¿En qué otras ciudades has pinchado? Si tuvieses que elegir una, ¿con cuál te quedarías y por qué?
He tenido la oportunidad de tocar en casi toda Latinoamérica, desde México hasta Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, Ecuador y Paraguay, y también en Europa, donde he actuado en países como Reino Unido, España, Alemania, Polonia, República Checa, Austria, Italia, Portugal, Suiza, Francia, Holanda y Bélgica. Además, también he llegado a Asia Central, tocando en Kazajistán. De todas las fiestas que he vivido, me quedo con Brasil, no solo por la música y la energía del público, sino por la manera única en que viven la fiesta, lo que crea una experiencia incomparable.
¿Qué evolución has notado desde tu primer álbum hasta este último?
Siempre he estado en constante cambio y, como todas las personas, estamos en una continua búsqueda de nuestra propia esencia. En mi música, cada vez que lanzo una nueva producción, busco una evolución. Para mí es fundamental crear piezas enfocadas en el baile y la euforia. Al principio quería explorar distintas sonoridades, pero ahora me interesa más simplemente expresar lo que siento en el momento.
¿Te plantearías hacer una producción más melódica? ¿A qué crees que sonaría?
Sí, es solo cuestión de tiempo. Tengo mucha música que aún no ha visto la luz, y cuando sienta que es el momento adecuado la compartiré. Me apasiona el ambient, IDM, el diseño sonoro y explorar otras sonoridades, pero creo que lo más importante es seguir desarrollando mi identidad artística y construyendo una carrera que se enfoque más desde lo creativo y auténtico. Por ahora, mi trabajo en el club se centra en educar a la audiencia, especialmente en Latinoamérica, mostrando que existe otro tipo de música electrónica que no sigue los estándares convencionales de la industria. Poco a poco, quiero llevar a la gente a mi propio universo sonoro. Me atrae mucho la música sentimental, emocional y melancólica, así que si pudiera definir hacia dónde me dirigiría en términos melódicos, sería hacia esos territorios.
Tu música está cargada de euforia y desenfreno, ¿cuán importante crees que son estos sentimientos en los tiempos que corren? ¿Y cuán necesarios son en tu vida?
Vivimos en tiempos caóticos e inciertos, donde cada vez más personas buscan desesperadamente conectar con experiencias que les hagan sentir algo auténtico, especialmente en este periodo post-pandemia. Creo que muchos hemos perdido la esperanza y anhelamos desconectar de la cruda realidad que nos rodea. Es precisamente por eso que hacemos música que nos permita disfrutar y vivir el momento.
Más allá de buscar una trascendencia musical, lo que ahora se busca es el placer momentáneo. Desde mi perspectiva, intentar encontrar un significado profundo en todo lo que hacemos puede parecer una visión nihilista. Sin embargo, creo que a veces sobrepensamos demasiado, queriendo dar una profundidad excesiva a cosas como la fiesta, el disfrute y el baile. Al final, está en nuestra naturaleza simplemente vivir el momento y conectar con nosotros mismos, aprovechando cada segundo del presente.
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¿Cuál sería tu colaboración soñada?
En este momento me encantaría colaborar con Safety Trance, ha sido un referente e inspiración en mi sonido desde que lo conocí en México en 2022.
Ahora que vives en Berlín, ¿qué diferencias has notado en la cultura de la fiesta frente a Colombia?
Creo que en la escena en la que me muevo hay muchas similitudes, especialmente en el tipo de fiestas que organizamos en Bogotá con mis amigues. Aunque la cultura cambia bastante cuando la comparamos con el mainstream, en el underground veo cada vez más personas interesadas en nuevos sonidos y en tratar de entender las nuevas cosas que están surgiendo.
Personalmente, siento que en este momento no hay nada que envidiarle a Berlín desde Latinoamérica. La fiesta aquí está sobrevalorada; lo que se está gestando en nuestra región tiene una autenticidad y una energía que no se encuentran en todos lados.
¿Cómo crees que ha encajado el público europeo el latincore que le has traído?
El público tiene una disposición de aprender más sobre lo que estamos construyendo en el cono sur, sobretodo hay una comunidad de personas de Latinoamérica bastante grande por aquí y a la gente le encanta un montón lo que estamos aportando a la escena global. Claramente, el sonido que estamos haciendo está impregnando las noches de club, en verdad es muy lindo ver y sentir el apoyo de la gente.
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¿Qué crees que es lo más importante para que una fiesta se convierta en un fiestón?
Creo que lo más importante es la energía de la persona que está tocando, ya que eso es lo que realmente genera un ambiente cómodo y acogedor para el público en una fiesta. Muchas veces hay DJs con una excelente selección musical pero no parecen estar disfrutando, y esa falta de entusiasmo se transmite al público. Al final, todos vamos a una fiesta para pasarla bien, y creo que el ambiente es algo que construimos entre todos, comenzando por la actitud y la energía del DJ.
¿Cómo fue el proceso creativo de Tu vacilatela que yo estoy en otra?
Este proyecto es el resultado de trabajos que he venido desarrollando desde 2021 y representa mi visión personal de rehacer el sonido del club latinoamericano. Colaboré con algunos de mis referentes para fusionar la esencia del cono sur con influencias del club europeo. El nombre del proyecto está inspirado en la cultura del transporte público, específicamente en las ‘encavas’ que experimenté durante mi estancia en Venezuela en 2023. Gracias a Garcés y a mis amigos de Deprerreo, descubrí una conexión entre esta cultura y muchas de las tradiciones de Colombia y, a grandes rasgos, de Latinoamérica.
El proyecto busca reimaginar el concepto de ser creído o sobrado, trasladando esta actitud a una visión más orientada al club. Es una manera de decir que este es simplemente otro lanzamiento de CRRDR, y que lo más importante es disfrutarlo, sin saber exactamente hasta dónde nos llevará todo esto.
¿Qué prefieres, club o rave? ¿Por qué?
En las raves creo que hay una mayor libertad para proponer música y menos pretensiones sociales. Lo que realmente destaca es que las personas que organizan raves lo hacen con un profundo amor por la música y el deseo de compartir esa pasión con los demás. Esto crea un ambiente más auténtico y genuino, donde la música y la conexión son lo primordial.
También eres graduado en Business y actualmente estudias Diseño Gráfico en Berlín, ¿cómo incorporas estos conocimientos en tu trabajo como artista?
Actualmente estoy realizando un Máster en Arte Visual, lo cual ayuda a complementar mi visión de organizar un show que vaya más allá de lo musical. Mi objetivo es crear una experiencia que integre tanto lo sonoro como lo visual, y mi meta a mediano y largo plazo es desarrollar un show audiovisual que ofrezca una inmersión completa al público. Siempre he querido proponer, a través de lo que hago, un universo caótico, y por eso creo que es fundamental para mí saber hacer muchas cosas. Esto me permite complementar cada idea que se me ocurre, gestionar su ejecución y hacerla realidad.
¿Cuándo te podremos ver por España?
Espero volver pronto en 2025, ¡vamos a ver qué se arma!
Full looks MATEO VELASQUEZ.
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