Nos sentamos junto a C.R.O en lo que podríamos llamar su verano español, en su año español. El pionero del trap argentino no solo ha pisado el escenario del Boombastic en Asturias sino que también cuenta con un sold-out en Razzmatazz, otro en Valencia y dos en Madrid. Y por si faltara data, unos meses atrás compartía escenario en el Santiago Bernabéu junto a Duki, en uno de los pocos conciertos que se han dado en el estadio del Real Madrid. Celebrando fuerte junto a su hermano lo que ha llegado a ser el movimiento. Y es que la trayectoria de ambos despega casi juntos, con una idea disruptiva que implementaron muy pronto en Argentina. Trap, pero un trap que nace de haber rapeado mucho y muy bien; tanto que su propio nombre deriva del alias Crackero.
Entrevista extraída de ACERO vol. 9, publicada en noviembre de 2024. Hazte con tu copia aquí.
El de Neuquén se muestra relajado ante los flashes, y pregunta a su equipo con frecuencia qué tal ven los estilismos o las poses. No por inseguridad (para nada), sino por esa confianza que depositas en quien crees que tiene algo que decir. Y es que tantos años en el front row de la escena argentina, desde que salió en 2014, enseñan un par de cosas. Entre ellas, que igual es más inteligente hacer un release de un disco en tres partes, como está haciendo ahora con Malos cantores. Que nos explique por qué, a ver si aprendemos algo.
Tienes un disco nuevo en la calle, ¿no? Malos cantores, cuéntame.
Es un disco de veinticuatro canciones que está organizado en tres partes, pero las voy sacando de a poco para que la gente preste atención. Ya sabés que si no, se pierden temas por el camino.
Sí, esta cosa de la velocidad de la industria. ¿Y cómo has ido decidiendo el orden de lanzamiento? ¿Los tenías todos desde el principio?
Si te digo la verdad, por cronología. Las primeras que salieron fueron las primeras que hice, y así. Pero no, no los tenía todos, muchos incluso los he grabado ahora en España.
¿Y por qué el título? ¿Estás diciendo que cantas mal? (Risas).
No, es porque la banda surge hace muchos años, alrededor de 2016 en Neuquén. El nombre deriva del folklore argentino también, por eso Malos cantores.
Me llama la atención del rollout del disco también que casi todas han salido con videoclip. ¿Por qué?
Sí, todas. Porque la gente le presta más atención a un video que solo a un audio nada más, ¿no crees?
¿Sí, tú piensas? Es arriesgado también. En realidad ahora mismo se plantean muchos debates con el retorno de inversión en videoclips. Como que hay mucha gente que solo consume ya directamente por plataformas. Yo de hecho soy de ese tipo de perfil.
Es arriesgado pero también es un trabajo más prolijo, más cohesionado. Quiero que sea impecable. Al final si las veinticuatro canciones salen todas con videoclips, entonces la idea tiene que estar muy hilada. Mi prioridad es que no se pierdan los detalles. También en parte es por eso, por dejar un trabajo perfecto.
Ahora que las tienes terminadas, ¿cuál es la que más te gusta?
Todas, no sé. Todas son increíbles, creo que son muy buenas. De la parte tres hay algunas canciones que no tengo terminadas, pero creo que es la mejor. Como que la progresión se va poniendo cada vez mejor de a poco: la parte una es buena, la dos mejor y la tercera ya… Bomba.
Todos los videoclips van con un mismo director, Headprod, ¿no?
Sí. Es mi hermano, empezamos ya hace mucho ya haciendo videos. Me agarró la onda él, ¿viste? Ya sabe qué tipo de tomas me gustan, cómo me gusta verme.
Yo lo que veo es que tienes un equipo muy fijo, estable. Lo veo también con el fotógrafo con el que estamos disparando hoy, se nota que lleváis trabajando hace tiempo.
Sí, tenés razón (risas). Así se trabaja más tranquilo, en confianza.
¿También en música trabajas con los mismos productores?
Casi siempre, pero aun así, ahí sí creo que soy más flexible. Incluso con algunas productoras también.
¿En el disco, por ejemplo? Veo mucho a Sosa.
Los que más están son Sosa y Pierre, uno es argentino y otro de Chile. También Ivo, Jowa y Pato. Solo Pierre es chileno, pero para las siguientes dos partes, como te decía, salen temas con músicos de aquí de España.
¡Qué bien! Estuviste en un camp aquí hace poco, ¿cierto? ¿Cómo te fue? Me suena algo de Daleplay en Metropol.
Sí, la rerompimos. Hicimos un tema con La Zowi de trap y lo produce Naddot. Zowi es una jefa, me sorprendí mucho cuando empezó a rapear.
Naddot mola muchísimo. Y La Zowi lo hace también muy guay, ¿eh?
Sí (risas). Zoe me dejó chico en el tema. Tiró unas barras que nos dejó a todos, como dicen ustedes, flipados. Hay más colaboraciones pero por ahora no me dejan revelarlas porque salen ya para la última parte del disco, la tercera.
Bueno, es tu disco, que nadie te diga qué no puedes hacer (risas). Mirando los videos, me fijé que el fondo de Metido en los verdes coincidía con el del videoclip que recién sacó Taichu con Lali, ¿no? Creo que es el edificio Omega. No encontré info casi pero se ve increíble.
La verdad que no sé como se llama (risas). Solo sé que era un banco antes, hace muchos años.
¿Pero sabes si es el mismo?
Ahí me mataste. Queda en el centro de la ciudad de Buenos Aires y era un antiguo banco, eso sí puedo decirte. El video de Valentino es donde está el mostrador, ahí atendían. Debían de andar todos en Ferrari en la época.
¿Cuál ha sido tu favorito de grabar hasta el momento?
Uf, creo que es Del infierno me escapé. Fue redivertido (risas).
En el que apareces robando un banco junto a Homer, ¿no? Me encanta.
¡Sí! Es que eso, es el mismo lugar, el mismo banco. Hicimos como tres, no, ¡cuatro! videos ese día. Buscamos algún fondo distinto y por ahí salimos con las cajas fuertes.
Ahora que hablamos de Homer, hay que tocar sí o sí el tema de Barderos. Yo desconocía el proyecto antes de la entrevista, y me sorprendió ver que era mucho más rap que tu música habitual que quizá tiende al trap más. Pasa al contrario con la de Homer, le aleja del su boombap tradicional. ¿Por qué?
Lo has definido exacto. Piensa que nosotros, cuando empezamos de chiquitos y a hacer viajes, todo era puro rap. La esencia de nuestras primeras canciones es rap. Después de unos años nos metimos al trap, Homer quizá algo menos de lo que me metí yo, pero siempre seguimos creando rap juntos. Yo ahora saco Malos cantores, y un mes más tarde sale Nueva religión, que es un disco de rap con Homer. Al mes de sacarlo solo, es fuerte.

¿Y cómo haces para cambiar entre sonidos tanto y con fluidez? ¿Cuál es el secreto?
Eso es depende. Yo intento hacer temas parecidos pero que no sean tan parecidos tampoco porque si no aburre. En cambio, cuando tenés un tema de un estilo y luego con otro completamente diferente, te la esperas menos. Eso es lo que busco tanto con este disco como con el hecho de lanzar otros proyectos. No me gusta la monotonía.
¿No tocas tú con guitarrista?
Sí, sí lo hago. Toco con Pato Sardelli y todos los hermanos Sardelli, les mando un abrazo grande, son bestias, increíbles músicos y personas.
Hace un año te preguntaban y decías que tenías por sacar tanto un disco de rock como uno de reggaetón. Y es loco, porque durante mucho tiempo fueron géneros casi enemigos. ¿Por qué separarlos en compartimentos en vez de mezclarlo?
Me fui dando cuenta poco a poco. Hay otro disco donde tengo todas las instrumentales, y ahí sí todas son parecidas, en la misma línea. Pero con esto último he querido mezclar más. Pero en los de rock y reggaetón ahí si no puedes mezclar, eso es una misma línea sí o sí. Yo sé que la comunidad rockera y reggaetonera se odian a muerte pero igual nos escuchan. Ese pensamiento quedó ya para niños chicos. La música es un arte. Yo siempre quise romper con eso, por eso también hago electrónica o pop.
¿Tú de pequeño lo pensabas también? ¿Vivías esa dualidad?
Claro, te educan así en la calle, o rock o cumbia.
O wachiturro o no wachiturro, es así.
(Risas) Exacto. Pero me pasó hasta con mi mamá, que ella es rockera y se burlaba de mí si escuchaba reggaetón. Pero creciendo te das cuenta de que es una estupidez.
¿Qué escuchaba tu mamá?
Pues de todo. Muchas bandas locales también: Viejas Locas, el Indio Solari… pero también Megadeth, Nirvana, Pantera.
¿Algún género que te falte por trabajar en la música? O incluso, quizá, tocar instrumentos. No sé si te atreviste.
Me gustaría pero ni se me ocurre de momento. He hecho mucho de lo que quería. Pero claro, si viene alguien con un sonido distinto al mío y me propone un beat y me entra, la rompemos. Imaginate, no sé, un corrido (risas).
¿Me puedes contar también de la MDB? Sé que es tu colectivo.
La MDB es como el grupo de los Malos cantores, es como lo mismo. Nuestro grupo son varios artistas: Frankie Style, Lil Troca, Chulu, el otro es Homer y el último soy yo. Somos cinco. Ese es nuestro grupo de siempre, con el que nos criamos desde chicos, de Leukén, MC’s de barrio.
¿Y cómo te sientes respecto a que todos os acabaréis dedicando a la música? Es común a veces empezar un proyecto con tus amigos pero con los años acaba cambiando la situación.
Sí, ahora ya se piensa en todo, en la industria… Es locura, porque como tú dices, empezamos jodiendo. Nos guiaba el amor al arte, al rap, a la cultura.
¿Quién dirías que tuvo la evolución más grande?
Todos a su manera han evolucionado muy bien. También me han ayudado todos a evolucionar, yo fui aprendiendo mucho de ellos. Nos potenciamos mutuamente.
Sois de los primeros colectivos que toquetean con trap en Argentina, ¿no?
Sí, creo que la MDB es una banda muy respetada que va a quedar por siempre en Argentina. Muchas bandas se separan o se separaron, pero la nuestra no. Se nos reconoce un poco por eso también, porque no dejamos de sacar proyectos y somos fieles a nosotros mismos. Otras bandas tienen más envidia o menos compañerismo. Nosotros somos una familia.
También sé que tú has pasado unos años más desactivado del juego, te tomaste un descanso. Ahora sin embargo estás enfocado con fuerza hacia esto. ¿Qué te activó el chip para cambiar?
La misma música. El puro hecho de escuchar canciones instrumentales que para mí son pura inspiración, a veces es un beat, una instrumental…
¿Te sentías menos inspirado antes?
No, pero estaba en una etapa de mi vida más perdida. Más metido en el trap (risas). Pienso más en frío ahora.
(Risas) Es difícil el trap, sí. A veces la música te da la vida y otras te mata.
Sí, el trap es duro (risas). Ahora seguimos igual y ese es nuestro mundo pero de una forma más tranquila, más chill. Para mí la música te puede salvar la vida. Si no fuera por la música estaríamos muertos o en cualquier otro lado. Le doy gracias a la música por haberme salvado.
Qué bonito. También has tocado en festivales en España, ¿no?
Sí, Asturias en el Boombastic y después dos shows en Málaga. Es un verano español. Luego Ibiza, par de cervecitas…
¿Pero Ibiza es show o…?
Nah, Ibiza es relaciones públicas (risas). Yo ya había tocado en España con Duki, me acuerdo mucho del Riverland.
¿Y qué tal fue de repente vivirlo en el Santiago Bernabéu con él? Partió increíble el estadio. Ahora han prohibido hacer conciertos allí, así que toma aún más valor.
Pf, increíble. Qué decirte. Yo ya había tocado en el River con Duki y habíamos tocado hARAkiRi, por ejemplo, y se fue el estadio abajo. Entonces con tanta gente, disfrutándolo ahí con mi hermano, ¿no? Que nadie confiaba en nosotros y verlo ahí triunfar fue increíble.
Y la preparación debió de ser complicada. Salieron muchos invitados y cuando le pregunté a algunos, no todos pudieron probar.
Yo sí probé, tuve esa suerte, lo necesitaba. Y rompimos. Son temas de trap pero en hARAkiRi por ejemplo lo mezclamos con electrónica, no es como un reggaetón, es más tranqui. Están sacándose de los pelos. Nuestro show también es un poco eso, full rock, full trap.


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