Rick Rubin dice que hay que llegar a una conversación en blanco. Atender sin ideas preconcebidas, escuchar sin pensar en lo que vas a decir después. Básicamente, ser una grabadora. Para él, el objetivo tiene que ser entender, no formar una opinión sobre un tema. Menos mal que todo esto estuvo presente en la conversación con Costa. No todos los días uno se sienta con uno de los pioneros del rap español moderno, con un melómano que ha dedicado tanto tiempo a estudiar su campo; y Hugo Ortiz es todo eso y más. Un Edgar Allan Poe con gorra plana que ha encontrado en la calle su contexto y su formato, pero que si hubiera nacido en otra época seguro que se las habría ingeniado para expresarse de igual manera. No tienes que estar de acuerdo con todas sus opiniones, pero de verdad que siempre merece la pena prestarle atención.
El de Malasaña acaba de sacar disco, Sangre dentro, y esa fue la excusa para sacarle un ratito de su tiempo, aunque la verdad es que siempre tuvimos la intención de hablar de algo más que de eso. Después de dos años desde que salió Salvaje, el rapero vuelve a lanzar un trabajo en el que dice unir su yo artístico actual y pasado, y en el que pueden entreverse las nuevas dinámicas en las que ahora se ha embarcado. Hasta aquí el spoiler.
Lo cierto es que podríamos decir mucho más, pero si antes se hablaba de la importancia de la escucha activa, qué mejor manera de hacerle homenaje que dejando que tú la ejerzas en la medida de los posible. De la manera más directa, sin intermediarios, solo tú y la fuente. Recuerda leer esto buscando únicamente entenderle, no crearte una opinión. Be a recorder, my friend.
Lo primero que tenemos que preguntarte es por el recibimiento de tu nuevo disco, Sangre dentro.
Estoy contentísimo, la verdad. Estamos recibiendo muy buen feedback y una atención maravillosa. Necesitaba restablecer mi ficha de ajedrez.
Hace dos años que salió Salvaje. Desde que terminaste con ese trabajo, ¿ya estabas pensando en este que acaba de salir?
Lo estaba rumiando, personal y emocionalmente, como un cambio que me ha costado un tiempo llevarlo a cabo.
¿Cómo ha sido el proceso creativo? Si lo estabas rumiando y tiene que ver con un cambio personal, ha tenido que ser intenso. 
El proceso creativo, ya una vez que esta etapa de mi vida ha acabado, fue meternos en el estudio y encerrarnos. Con el chico con el que curro ahora, que no nos conocíamos, hemos estado metidos mano a mano seis meses sin salir y ha resultado en esto, bro. Estos dos, tres años de mi vida han ido en la dirección de sacar este disco y de dejar las cosas claras.
¿Qué has querido dejar claro?
No sé cómo decirlo. He dejado ciertas dinámicas en mi vida. He dejado el alcohol y a mi pareja. Hace un año y pico, cuando empezamos a grabar el disco. Todo tiene mucho que ver con estas cosas. Ha sido una curación.
Supongo que tantos cambios, tanto positivos como negativos, te han dado una inspiración tremenda.
Nada ha sido negativo, todo lo contrario, son muy positivas. Ha sido abrir los ojos y está siendo maravilloso en todos los sentidos.
Choca esta positividad de la que me hablas con tus letras. En Sangre dentro sigues manejando tus temáticas habituales de vida, muerte, amor y calle en tono de melancolía.
Al fin y al cabo ese es mi estilo narrativo. Puede parecer un poco pedante, pero soy un niño Edgar Alan Poe. Desde pequeño me gustaban los cuentos oscuros y cortos. Ese lenguaje o esa sombra están en mi estilo, y la verdad es que estoy orgulloso.
Con tantos años de carrera, ¿no se acaba este imaginario, está forma de rimar y de entender la vida desde la melancolía?
¿Sabes qué pasa? Que no dejo de vivir como vivo. He dejado cosas con las que había creado un conflicto, pero no dejo de vivir con esa poesía. Sigo sintiendo las cosas de la misma manera y creo que las voy a escribir así mientras las sienta y las viva.
Si eres fan de Edgar Allan Poe entiendo que es imposible quitar la melancolía de fondo. 
No la melancolía, pero sí el existencialismo más trágico.
Volviendo al disco, me decías que lo estuviste rumiando desde que acabaste Salvaje. Cosas como el homenaje a 50 Cent en Many Men, ¿las tenías pensadas antes de ponerte a grabar?
El homenaje a 50 ha sido porque temáticamente queríamos girar un poco la vista hacia mis influencias y carrera pasada. Queríamos hacer algo que le diera la mano a mi pasado y a mi presente. Era una manera de decir, ¿de dónde ha salido Costa? Ha salido de Morfina, de Chocolate, de 50 Cent.
Entiendo, y también con ligarlo a tu presente con esa influencia de la electrónica que te atrapó hace tiempo.
Sí, siempre busco productores que tengan esa influencia. A mí el formato hip hop, boom bap, etcétera se me queda muy corto. Necesito más variedad de estilos, y la música electrónica siempre me ha dado eso. Creo que es la extensión natural del hip hop. Si te pones a darle vueltas y a intentar meterle musicalidad al hip hop, me sale introducir sonidos electrónicos.
No es mal punto. Todos los subgéneros derivados del hip hop clásico tienen que ver con la mezcla con la electrónica: el trap, el drill, el Detroit…
Voy a decir una barbaridad, pero creo que el hip hop también es música electrónica.
No me atrevo a decir eso, pero es verdad que, por ejemplo, Kool Herc era un DJ de música disco que sampleaba, y el hip hop de la Costa Oeste tiene mucho que ver con el electro funk.
Y los samples de Grandmaster Flash y de todos los pioneros venían de influencias que tenían de Kraftwerk y tal. Aunque la gente no lo ve así, la línea de influencia es directa, absolutamente. Yo diría que es electrónica directamente.
Aunque la cultura tenga que ver con la protesta y el reclamo de la población afroamericana, también tiene mucho que ver con la fiesta. La piedra inicial del hip hop fue una fiesta de verano. Algo me está convenciendo.
Eran fiestas de Zulu Nation y hay un documental maravilloso que lo explica. Él tenía una asociación para que las pandillas del Bronx no se mataran. Hacían reuniones en un local que les dejaban para juntar pandillas rivales e intentar que se llevaran bien. Alguna se la dejaron hacer en el Studio 54 de Manhattan, donde tocaban Iggy Pop, Patti Smith y su puta madre. Les dejaron hacer una fiesta de pandilleros en Manhattan. Ahí nació el rap, cuando los modernos más modernos de Nueva York, más relacionados con el mundo glam, punk, etcétera les abrieron las puertas a esta gente.
Cambiando de tema, una cosa que me ha hecho mucha ilusión es Talibán, que es un dancehall y me lleva mucho a la época del 2010 de Grimey y gente como Swan Fyahbwoy. ¿Sientes que se está viviendo un revival de este género como Bad Gyal o Disobey?
Más que un revival al uso del dancehall, lo que siento que se ha hecho es una nueva interpretación. Se ha introducido en las influencias de hoy en día. A mí me gusta porque soy un gran consumidor del género.
¿A lo mejor se está tiñendo un poco con lo latino?
Eso te iba a decir. El boom de lo latino se lo ha comido un poco, pero el dancehall está metido sin duda.
Es verdad que muchas veces la línea entre el dancehall y sonidos como el del dembow es muy fina.
Es muy fina, al final es un bombo.
“Creo que mi diferencia con la vieja escuela es que yo siempre he sido mucho más ecléctico a la hora de proponer sonidos, estilos y direcciones. Nunca he tenido miedo de los cambios.”
¿Y cómo es que te apetecía montar ese ritmo otra vez?
Pues bro, hay canciones que me han funcionado mucho en ese ritmo: Ficción, Christian Dior… No es la primera vez que juego con eso. Lo que pasa es que Talibán es bastante más agresiva. Esto tiene un nombre del que no me acuerdo exactamente, algo como real dancehall, es nuevo. La verdad que nada más escuchar la instrumental dijimos de hacer un tema.
Hablando de géneros nuevos, escuchándote hablar, noto que eres una persona que está muy puesta en el mundo. Eres uno de los referentes clásicos que está más vigente. ¿Estás muy atento a lo que pasa?
No soy una talibán de la actualidad, pero sí que estoy atento y al loro de todo lo que pasa aquí y fuera.
¿Por qué da la sensación de que a la mayoría de artistas que empezaron al mismo tiempo que tú les cuesta más estar actualizados?
Creo que mi diferencia con la vieja escuela es que yo siempre he sido mucho más ecléctico a la hora de proponer sonidos, estilos y direcciones. Nunca he tenido miedo de los cambios. No asocio la música con el ego ni con este tipo de cosas que hay gente que asocia. Yo estoy feliz de que se haya abierto tanto, de que sea más grande, más democrático y más amplio.
¿Tu camino con Gamberros y con Grimey te ha ayudado a consolidar esta filosofía? Gamberros abrió un camino distinto al hip hop de aquí.
Cuando empecé a rapear, nadie hablaba en primera persona. No existía. El te amo, me duele, te echo de menos… Esas cosas se veían rarísisimas. Estábamos acostumbrados a contar historietas de baloncesto, otra del parque y otra del bar, pero nadie hablaba en primera persona de sus sentimientos, ni de amor, ni de desamor, ni de decepción, ni nada. En eso sí que fui totalmente innovador, fue el principio de algo diferente que hoy en día la gente da por normal y por hecho. También tenía un sonido más estadounidense, unos ritmos alejados del boom bap y del hip hop español típico. Eso era lo que nos tocaba. Lo de que un tío hablara de amor y de follar, a la gente le sentaba fatal.
¿Por eso has tenido en tu carrera muchas situaciones feas de cancelación, por hablar de lo que nadie hablaba?
Sí, pero porque he ido acompañando este cambio de perspectiva y de paradigma que ha sufrido la sociedad. Yo lo he ido viviendo y sufriendo también.
Supongo que cuando ves a gente hoy en día hablar de esta manera te da orgullo.
Sí, por eso te digo que a mí me da orgullo y hasta satisfacción. No porque me digan que fui el primero en hacer esto, eso me da igual, sino porque el mundo esté ahora en estos términos.
¿Si hubieras empezado ahora, no hubieras tenido problemas como los que tuviste con el Urban Fest?
No, seguramente no, pero seguramente tampoco estaría donde estoy.
“Soy muy poco nostálgico, bro. Soy muy oscuro y muy Allan Poe, pero no estoy todo el día pensando en el pasado. La nostalgia ni siquiera la entiendo. Vivo en el presente.” 
Has tenido una carrera extensa, desde luego. ¿Es difícil madurar en la música?
Pues hay de todo, bro. Mi nicho es muy amplio. Tengo gente de mi edad, tengo chavales y tengo gente en medio. Yo hago mi música en cuanto a un mensaje soterrado de energía, de lucha y de sentimiento, que es lo que a la gente se agarra o le hace disfrutar. Es complicado, creo que tiene que ver más con la manera de ser o de afrontar la vida que de una edad. Creo que lo hago todo desde una perspectiva madura, es inevitable que sea así, pero a veces conecto con gente muy joven. Al final es un poco como quieras y como lo lleves.
Te entiendo, pero no sé si puede generarte una contradicción a lo mejor hablar de cosas o en términos que con una edad quizás dejan de ser tan el día a día.
Pero es que no hay nada que no sea verdad. Aunque ahora tengo una perspectiva nueva ante mí mismo y mi responsabilidad, no significa que no viva en la tormenta todavía. Nunca voy a ser normativo, no puedo.
Hemos hablado antes de Grimey y creo que habéis separado vuestros caminos. Los vídeos de este disco no los has subido a su canal oficial como otras veces.
Se había acabado mi etapa ahí. Necesitaba una renovación, un nuevo impulso, pero sin ningún drama. Todo lo contrario además, se ha tomado la decisión de una manera muy madura también. Ninguno de los cambios en los que estoy subido ahora mismo me duelen porque están hechos desde la sensación de la necesidad. De que son justos y que es mi deber hacerlos. Puede haber pena, pero dolor no.
¿Ni dolor en el sentido de la nostalgia que te puede dar?
No. Soy muy poco nostálgico, bro. Soy muy oscuro y muy Alan Poe, pero no estoy todo el día pensando en el pasado. La nostalgia ni siquiera la entiendo. Vivo en el presente. Al fin y al cabo mi obra artística es mi vida, mi legado y mi criatura. Se acabó una etapa y ya está, simplemente.
Para acabar, quiero probar una cosa que estoy haciendo últimamente. A veces los periodistas somos predecibles y, aunque intentamos que no sea así, caemos en las mismas preguntas todos. Siempre pregunto cosas que me interesan genuinamente, pero no sé si te hubiera gustado que te preguntara por algo en concreto que no haya mencionado.
A mí me gusta que me preguntéis lo que queráis (risas). Cada uno tiene sus intereses y sus motivaciones y cada uno enfoca las cosas como quiere. A mí me parecen todas las entrevistas bien, pero es verdad que me gustan las que tienen un desarrollo. Hay gente que me pregunta algo y cuando le contesto pasa a la siguiente pregunta, y eso sí que es frustrante. Pero bueno, por el resto, si hay que jugar, se juega.
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