Ver a Colectivo da Silva siempre gusta. Incluso si es para despedir su etapa Casa Vargas que tantas alegrías y shows nos ha dado. Como el del sábado en Granada, el segundo concierto de este fin de gira en casa que resultó ser todo lo que veníamos esperando, y también lo que no.
Nunca antes en Planta Baja, mítica sala de conciertos de Granada y una de las principales exportadoras de talento de la ciudad, se había visto disfrutar a tantas madres juntas y a tantos padres cantarle a los afters y a La Zowi con Nena, ven a por eso. Pero así fue. Y este fenómeno lo hizo posible Colectivo da Silva y su concierto de fin de gira Casa Vargas, que todos celebramos –no sin pena– el pasado sábado, con aforo completo y rodeados del calor de su gente, de los de toda la vida y de los de ahora.
Siete chavales, una familia que aumenta por momentos, que entre single y single no dejan de decir verdades como puños y narrar experiencias con las que sentirnos identificados. Una auténtica boyband noventera que se ha hecho hueco en la Generación Z para traer de vuelta aquellos anhelos de los millennials más nostálgicos y hacernos bailar y saltar y cantar y querer irnos de vacaciones a Marina d’Or.
Al menos sí lo hicieron el sábado en una noche que dio comienzo con Invítame a tu casa, mientras unos cuantos padres orgullosos se abrían paso en primera fila tratando de encontrar la mejor perspectiva para inmortalizar a sus hijos. “Besos a nuestras madres”, decía Carlos Caraballo (vocalista del grupo) tras terminar la canción. Y es que nadie ha querido faltar a esta cita que cierra un ciclo en el lugar donde todo empezó. En un ambiente familiar, en la intimidad del salón de casa, donde todos se conocen y a la vez nadie sabe quién es quién, como si de un after en cualquier piso de Gran Vía (y no me refiero a la de Madrid), se tratara. Y así lo cantamos al grito de la canción que da nombre a esto. Y luego llegaron Que Dios bendiga el reggaeton, Amor de verano, Bolitas... y todas sus ‘clásicas’ que se fueron sucediendo una tras otra sin que entre el público bailara una sola letra. Tanto es así, que incluso el propio Caraballo se atrevió a subir a una chica del público para que cantara con él la parte de Dani en Nos vemos luego. Pero también nos regalaron los directos de otras más recientes como Quién pudiera o Déjame un rato, su último sencillo en colaboración con La Plazuela.
Y fue justo en esos primeros acordes de Déjame un rato que Colectivo da Silva hizo la presentación más esperada y, al mismo tiempo, menos probable que podía haber. “Que suban los palmeros de Granada”. E inmediatamente saltó al escenario El Nitro de La Plazuela en solitario, justo para quebrarnos a todos con sus quejíos y su voz rota. Pero el espectáculo, de algo más de una hora, por desgraciada llegaba a su fin: “Ha sido un placer. Granada siempre es lo mejor que hay en el mundo”. Y fue ahí cuando esos siete chavales, que poco podían hacer ya para consolidar sus conciertos como garantía de fiesta, buen rollo y ganas de más, dejaron claro que, efectivamente, nadie les para los pies.
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