Cien Galgos combina la energía visceral con melodías potentes. Surgido de la amistad y la pasión compartida por la música, el grupo ha encontrado su camino sonoro fusionando géneros y experimentando sin miedo. En esta entrevista nos cuentan sobre su proceso creativo, la influencia de la escena musical local y sus futuros proyectos.
La banda valenciana ha creado un sonido propio que escapa de las etiquetas y se nutre de influencias diversas. Con un estilo que combina ruido y melodía, y la colaboración de artistas locales, Cien Galgos está preparado para dejar su huella en la escena emergente de Levante. A continuación, los miembros del grupo nos hablan de su origen, su proceso creativo y lo que se vislumbra en un futuro cercano para ellos.
El nombre Cien Galgos sugiere velocidad y energía. ¿Qué os inspiró a elegirlo para el grupo?
El nombre surgió en una lluvia de ideas en la terraza de un bar. Decíamos cosas que nos gustaban y que sonaran bien. Surgió la palabra galgos por un libro: Los galgos, los galgos, de Sara Gallardo. Samu dijo: trescientos galgos, y pensamos que eran demasiados, así que los rebajamos a cien. Nos pareció muy bonita la imagen mental de cien galgos corriendo libres por un campo.
Antes de la creación del grupo ya había entre vosotros una amistad. ¿Cómo ha influido en el sonido y la dinámica creativa de la banda?
Nos hemos entendido desde el principio. Cien Galgos surgió precisamente de esa amistad y esa química que existía entre los tres. Sabíamos que coincidíamos en muchas cosas importantísimas para un proyecto musical, y que todo sería fácil. Y no podríamos estar más contentos de estar juntos en esto.
Las influencias de cada uno son las mismas, similares, o se complementan muy bien, por lo que es muy fácil componer y seguirnos el ritmo los unos a los otros. Algo similar a piezas de un puzzle que encajan. Por eso es tan fácil encontrar el camino sonoro de Cien Galgos.
Las influencias de cada uno son las mismas, similares, o se complementan muy bien, por lo que es muy fácil componer y seguirnos el ritmo los unos a los otros. Algo similar a piezas de un puzzle que encajan. Por eso es tan fácil encontrar el camino sonoro de Cien Galgos.
Vuestra primera canción, Espero poder, está cargada de energía. ¿Qué recordáis del proceso creativo detrás de este tema? ¿Cómo fue esa primera chispa musical?
En Espero poder volcamos toda nuestra energía e ilusión. En los otros temas también, pero este era importante para nosotros porque suponía demostrar que Cien Galgos era un punto y aparte, algo totalmente distinto a lo que podíamos haber hecho antes en otros proyectos. Algo más crudo, y sí, más energético y visceral. Más pasional, sin ser caótico o desordenado.
Describís vuestra música como un cruce entre varios géneros. ¿Cómo lográis manteneros fieles a ese sonido mientras experimentáis con tantos estilos diferentes?
Creemos que hoy en día, con la globalización y la democratización de la música a través de las plataformas de streaming, se ha hecho más difícil separar la música por géneros. Toda la música que escuchamos influye en Cien Galgos, incluso la que podría considerarse opuesta.
Nuestro sonido surge de que somos nosotros tres haciendo música. Si hubiera alguien más o alguien menos ya sonaría distinto, sería otra cosa, quizá Doscientos Podencos. Lo que cada uno aporta es lo que forma el sonido de Cien Galgos, por eso no nos da miedo traer cosas nuevas o experimentar, porque tenemos muy claro que seguirá sonando a nosotros.
Nuestro sonido surge de que somos nosotros tres haciendo música. Si hubiera alguien más o alguien menos ya sonaría distinto, sería otra cosa, quizá Doscientos Podencos. Lo que cada uno aporta es lo que forma el sonido de Cien Galgos, por eso no nos da miedo traer cosas nuevas o experimentar, porque tenemos muy claro que seguirá sonando a nosotros.
El concepto de ‘ruido y melodía’ parece ser clave en vuestra música. ¿Cómo equilibráis esas dos fuerzas en sus composiciones para que ninguna opaque a la otra?
Nos gusta hacer ruido, sonar potentes y altos. Que nos piten un poco los oídos al acabar de ensayar. Pero también somos poperos de corazón, y sabemos la fuerza que tiene una buena melodía, elegante y sonora. Es la canción la que nos guía si tiene que sonar más hacia un lado o hacia otro. Nosotros prestamos mucha atención a por dónde quiere ir.
Al escuchar influencias tan variadas como Pom Poko, Parquet Courts o Alvvays, ¿cómo lográis fusionar esas referencias con vuestro propio estilo y crear el balance sonoro del que habláis?
Surge todo de forma muy natural. Es un cóctel de nuestros grupos favoritos, lo que más escuchamos y lo que más nos gusta tocar. Lo cierto es que es muy divertido mezclarlo todo y dejarnos llevar.
Jorge Martí, Enrique Soriano y otros artistas emergentes han sido parte integral de este proyecto. ¿Qué importancia ha tenido colaborar con otros creativos, y cómo enriquecen esas colaboraciones vuestra música y su identidad visual?
Jorge Martí nos grabó y mezcló, y Enrique Soriano nos hizo el master. La verdad es que ellos muy emergentes no son (risas), llevan muchos años en lo suyo y lo hacen de miedo. Pero sí que contamos con María Varo como fotógrafa, Ángela Fabra como estilista, Adrià Miko es el artista que nos hace las portadas y Pablo Casal hizo las ilustraciones del merch. Son gente muy talentosa y local (de Valencia o afincados aquí) que trabajan en sus proyectos con ganas y tenacidad, igual que nosotros. La unión hace la fuerza, y es muy importante sentirse respaldado y crear lazos con otros artistas.
“Nos gusta hacer ruido, sonar potentes y altos. Que nos piten un poco los oídos al acabar de ensayar. Pero también somos poperos de corazón, y sabemos la fuerza que tiene una buena melodía.”
Como acabáis de mencionar, la portada del proyecto es obra del pintor Adrià Miko y las camisetas las diseñó el tatuador Pablo Casal. ¿Cómo fue el proceso de elegir a estos artistas, y de qué forma su trabajo complementa el sonido de Cien Galgos?
En Cien Galgos llevamos varios tatuajes de Pablo Casal. Nos encantaba su estilo y fue la primera persona en la que pensamos para ilustrar nuestras camisetas y pegatinas. De hecho, fue de las primeras cosas que tuvimos preparadas. A Adrià Miko lo encontramos por Instagram y fue amor a primera vista. Nos encantaron sus obras y pensamos que serían perfectas para acompañar nuestra música. Trabajar con gente tan amable y talentosa ha hecho todo mucho más fácil.
La estética visual es un aspecto importante para vosotros, como se ve en vuestras fotos y el arte del álbum. ¿Cómo concebís la relación entre la música y la estética que proyectáis hacia vuestro público?
La portada de un libro puede no afectar a su calidad, pero sí influye en las ganas de leerlo. Los tres le damos mucha importancia a la estética y creemos que es vital cuidarla. Nuestro proyecto no iba a ser menos. Además, la estética complementa el mensaje que quieres lanzar. Igual que se dice mucho con la forma de vestir, también se dice mucho con la estética de un grupo. Nosotros teníamos claro que queríamos ponerle mucho mimo a esa parte.
Como banda afincada en Valencia, ¿cómo creéis que el entorno de la ciudad ha influido en vuestra música? ¿Hay algo especial en la escena musical levantina que os inspira?
¡Claro! No seríamos nadie sin comunidad. Ni nosotros ni nadie. Estos últimos años hemos tenido una conexión muy grande con la gente de la escena musical valenciana. Hay gente maravillosa, y todos buscamos ese sentimiento de apoyo del que hablaba antes. Al final estamos todos en lo mismo. Hay una capacidad de resiliencia muy grande por parte de los proyectos musicales en Valencia, y eso es algo realmente inspirador.
¿Cuáles son vuestros planes a corto y largo plazo como banda? ¿Qué podemos esperar de Cien Galgos en el futuro cercano?
A corto plazo, ir sacando y grabando las canciones que tenemos por ahí, y a largo plazo sería tocar mucho. Tenemos muchas ganas de conocer otros grupos y tocar nuestras canciones.
¿Cuáles son los desafíos más grandes para un grupo emergente en la escena musical actual, y cómo los habéis afrontado como banda?
Es difícil encontrar espacios y voz. Por eso es importante el apoyo entre artistas emergentes. Lo bueno es que en Valencia está habiendo mucho movimiento recientemente, y están surgiendo ideas y proyectos que fomentan que se mueva más la escena local. Por lo que, dentro de lo difícil, es un poco más fácil.
Si tuvierais que describir la esencia de Cien Galgos en una frase o sentimiento, ¿cuál sería?
Ruidoso y azul.
Por último, ¿qué consejo le daríais a otros músicos o creativos que están comenzando su propio proyecto artístico?
¡Que nos lo den a nosotros! (risas). Lo único que podríamos decir es recalcar la importancia de tenerle cariño a tu proyecto y a la gente que lo rodea.