Desde las aulas de danza en Barcelona hasta las grandes pantallas internacionales, Carla Tous ha conquistado el corazón del cine con su talento y frescura. En su primera gran oportunidad con un papel en una producción internacional, Paddington: Aventura en la selva, comparte pantalla con actores consagrados como Antonio Banderas y Olivia Colman. Con solo veinticuatro años, Carla ha dado el vertiginoso salto al estrellato mundial, pero sigue con los pies firmemente plantados en su pasión por la interpretación. En esta entrevista nos cuenta cómo llegó a este punto, qué significa para ella este desafío y cuál es su visión del futuro en la industria del cine.
Entrevista extraída de ACERO vol. 10, publicada en mayo de 2025. Hazte con tu copia aquí
Resulta muy tierno compartir un rato con una actriz que vive con ilusión su primer gran proyecto internacional. Este es el caso de Carla Tous, quien está disfrutando un momento que jamás olvidará. La joven actriz desprende dulzura y vitalidad; quizás la tarde en el centro de Madrid esté nublada, pero ella irradia una luz especial. A pesar de la fama repentina, Carla no ha perdido su autenticidad: sus ojos brillan con una mezcla de asombro y gratitud por lo que está viviendo. Hablar con ella es como charlar con una colega de clase, alguien que te cuenta con sinceridad sus vivencias y lo que espera de ellas.
Es evidente que su participación en Paddington: Aventura en la selva ha sido un momento clave en su carrera, y también un desafío. Interpretar a Gina Cabot le ha exigido mucho más que simplemente encarnar a un personaje; le ha permitido sumergirse en una historia de aventura, emoción y crecimiento personal. Carla sonríe al recordar con cariño las primeras semanas de rodaje, cuando aún no se creía que estuviera trabajando junto a gigantes del cine como Antonio Banderas y Olivia Colman. 
Lo que más destaca de su experiencia en este proyecto es la camaradería, todos se apoyaban mutuamente y compartían risas y anécdotas, haciendo que cada jornada de trabajo fuera algo especial. Está claro que, más allá de la fama o la exposición mediática, Carla disfruta del proceso creativo y la conexión con los demás, lo que refuerza la idea de que su talento es solo el inicio de una carrera brillante.
Este debe ser un momento superespecial.  ¡Tu primera gran película acaba de estrenarse!
Sí, es una sensación un poco extraña, estrenamos la película en Londres en noviembre y ahora hay algo en mí que está pensando, esto lo hice hace un montón, vamos a lo siguiente. Pero en enero, me escribieron para decirme que querían hacer una premier también en Madrid, lo cual no estaba en los planes. La idea inicial era hacer un megaestreno en Londres, con toda la prensa internacional, y ya. Pero de repente, me dicen que quieren organizar un encuentro aquí en Madrid con Antonio también, así que surgió otro mundo de prensa alrededor de eso. Ha sido algo muy bonito porque se está alargando y, claro, lo disfruto mucho, ya que se sigue hablando de la película. Ahora, todos mis amigos están yendo al cine a verla, algo que antes no había sucedido. Aunque para mí ya es algo del pasado, ver a la gente disfrutarla ahora es algo increíble.
¿Cuándo terminaste de rodar la película exactamente?
En octubre de 2023.
¿Os pasa mucho a los actores eso de terminar de rodar y tener que esperar meses hasta que se estrena el proyecto?
En realidad, como toda la película se hizo prácticamente con efectos especiales, este proceso fue relativamente rápido. O sea, al año, prácticamente, ya se estaba estrenando. Lo que pasa es que, al ser un estreno internacional, se barajaron distintas fechas: en Inglaterra se estrenó en noviembre, en España y en Estados Unidos en febrero y en Japón, que es uno de los mercados más importantes para Paddington, será en julio. Así que, de repente, estamos en julio y me dicen, ¡vente a Japón! Ojalá. Yo encantada. Es cierto que todo esto ocurre porque es un estreno internacional.
¿No ha sido algo abrumador enfrentarte repentinamente a una promoción tan internacional?
La verdad es que al principio fue bastante agobiante, especialmente en verano, cuando de repente empezaron a enviarme toda la información de la premier. Fue como, ¡guau! Esto se me queda grande. Fue un momento de muchas conversaciones con mi familia, con mis amigos, y decir, a por todas. Me rodeé de un equipo muy bueno, y creo que esa fue la mejor decisión. Contraté a unos jefes de prensa ingleses que supieran cómo funcionaba todo por allí, invertí en un buen estilista, en un excelente equipo, y me aseguré de estar muy involucrada en todo el proceso. Fueron dos meses y medio de preparación intensiva: comer bien, nada que me pudiera sentar mal, entrenar todos los días, beber mucha agua... Y, aunque no siempre es fácil, si no me hubiese cuidado durante esos dos meses, no habría llegado a la premier ni a cualquier evento con la misma estabilidad mental ni con la confianza en el equipo que había formado. Fue estresante, la verdad. Afortunadamente, tengo gente muy bonita a mi alrededor que me apoyó mucho durante todo el proceso. Y, por supuesto, también fue una gran inversión, algo que no se suele contar, pero invertí bastante capital en todo esto.
¿Invertiste de tu propio bolsillo?
Claro, claro. La productora te apoya en algunas cosas, pero muchas otras salen de tu propio bolsillo. Al final, es una cuestión de creer en tu proyecto, tener la confianza de que va a haber algo positivo en el futuro y apostar por ello. Estuve bastante nerviosa al principio, pero una vez que tuve el equipo adecuado, todo se relajó mucho.
¿Recuerdas cómo fue ese viaje a Londres tan especial?
Sí, fue una experiencia preciosa, y además me llevé conmigo recuerdos de cuando entré al casting, que fue hace ya más de dos años. Cuando me llegó la propuesta para el casting, en un principio no lo hice. Leí el monólogo y pensé, es muy largo, en inglés, no lo voy a hacer, no me van a elegir.
¿Por qué?
Porque pensé que estarían buscando a alguien de Hollywood, que no me iban a elegir. Ese era mi discurso en ese momento. Además, estaba en una época en la que tenía mucho trabajo. Estábamos estrenando A través de mi ventana y otra película llamada El hombre del saco y estaba ayudando a una amiga con un videoclip. 
¿Y qué pasó? ¿Cómo cambiaste de idea?
El caso es que me llamó mi agente y me dijo: “Oye, Carla, no he recibido la prueba. ¿O sí la has enviado?”. No me había dado cuenta de que no la había entregado. Ese día, justo estaba con dos amigos que me dijeron: “¿Cómo que no has hecho la prueba?”. Y me empezaron a dar un discurso de presión: “Tienes que hacerlo, nunca se sabe…”. Entonces, volví a llamar a mi agente y le dije, si me das una semana, la hago. La consiguió y la acabé haciendo. Fue muy bonito, porque el día de la premier me llevé a esos dos amigos, Fer y Jesús, así como mi compañera de piso Mònica, así que al final fue como vivir todo con ellos desde el principio. Si no hubiera sido por ellos, de verdad, no lo habría hecho. Fue increíble. Estuve allí unas dos o tres semanas después de la premier, haciendo muchas cosas de prensa y conociendo gente de la industria.
¿Qué diferencias has apreciado entre la industria del Reino Unido y la de España?
Muchísimas diferencias. No tiene nada que ver. En el Reino Unido, le dieron mucho peso a la salud mental. Sabían en qué situación me encontraba, siendo española, sin haber trabajado nunca en un proyecto de esa magnitud fuera de España, y estando sola en un apartamento en Camden Town. Todas las veces que quise ir a Barcelona, me lo cubrían. Incluso cuando vino mi familia, corrieron con los gastos y les pusieron un apartamento para que estuvieran cómodos. También dejaron que vinieran al rodaje y nunca pusieron ningún problema si algún amigo quería venir también. Fueron muy acogedores para que me sintiera como en casa. Todo esto está en la prensa, pero lo que no sabe mucha gente es que inicialmente habían escogido a otra actriz para hacer esta película. Ella no pudo hacerlo debido a la huelga en Estados Unidos, y ahí fue cuando me llamaron.
Esa otra actriz era Rachel Zegler, ¿verdad?
Sí, era ella. Esa situación provocó que yo entrara en la producción muy rápidamente. Hice la prueba y al mes y medio ya estaba rodando. Recuerdo que nunca pensé que era la segunda, porque cada uno tiene su ego como artista y siempre quiere ser la primera. Pero en mi caso, fue todo lo contrario. Tenía claro que era un honor estar en la misma lista de nombres que ella, que se hablara de nuestros nombres al mismo tiempo. Me parecía surrealista. Fue como un tira y afloja hasta que no se supo que ella iba a participar en la huelga. Cuando me incorporé, me puso un mensaje de apoyo. Fue muy maja, la verdad. Me pareció genial. Nada, ojalá algún día la conozcáis.
¿Cuándo conociste al resto del elenco?
Fue un poco a cuenta gotas. Primero conocí a los actores que interpretan a la familia protagonista, luego a Antonio, y por último a  Olivia Colman. Recuerdo especialmente la semana en la que grabamos una de las escenas finales, cuando ya estábamos todos juntos. Fue superdivertido. El rodaje fue muy relajado, con muchas risas y todo el mundo jugando. La cultura británica se basa en decir las cosas de manera educada, y eso también se refleja en el rodaje.
Hace un tiempo vi una entrevista que le hacían a Keira Knightley en la que comentaba detalles de los ambientes de rodaje, por ejemplo, que siempre te sostienen la puerta allá donde vas y que solo puedes ir al baño en momentos programados. Parece una locura, ¿verdad?
Está todo muy calculado. Estamos hablando de una industria que pone todo a tu servicio, y por eso es muy fácil que se te suba o que tu ego crezca. Es tu trabajo el mantener los pies en la tierra cada día, y seguir tratando a todo el mundo como los tratas fuera de allí, porque el golpe llega cuando, después de estar tres meses donde eres la persona más cuidada del mundo, que te han puesto los zapatos, te han abierto la puerta, te traen y te llevan, te pagan todo, llegas sola a casa y te tienes que cocinar tú. Es una industria que facilita mucho que se te suba el ego o que cambies como persona, y por eso es una cuestión de trabajo personal el saber que una profesión no te define y que sigues siendo la misma. Todo esto no es una vida, es un curro.
Pero es que debe ser difícil. En ninguna otra profesión se pasea uno por una alfombra roja, ¿no crees?
Claro, pero esa es la parte difícil. Encontrar el equilibrio entre todo eso y la realidad, la vida cotidiana de cada uno.
¿Compartiste historietas o anécdotas con el resto de actores?
En Inglaterra, tuve la suerte de que una de las actrices que participaba en la película, que tiene más o menos mi edad, y yo éramos vecinas, porque ella no era de Londres y le pusieron en un apartamento en el mismo bloque que el mío. Fue superbonito. Cada noche íbamos a cenar juntas, a tomar infusiones… Un auténtico gozo. Además, me ayudaba mucho a practicar el inglés. Con ella tuve una relación muy estrecha. Luego, con los demás también fue muy bonito. Antonio Banderas y Hugh Bonneville, que es otro de los actores, se centraron mucho en hacer planes para todos. Fuimos a ver musicales en Londres, películas, a cenar, a comer. Fue muy fácil crear ese sentimiento de familia, porque realmente lo estábamos viviendo. Como la película es tan coral, había muchas escenas que rodábamos todos juntos, así que pasábamos mucho tiempo en el set. Fue una relación superguay. Y con Antonio… ni te cuento. Al final compartimos idioma y cultura, así que nos pasábamos todo el día charlando. Era como un respiro de tanto hablar en inglés.
Es algo muy de nosotros, los españoles, el hacer piña cuando estamos en el extranjero.
Llegaba a mi casa y me dolía la cabeza por haber estado con el chip de otro idioma. Necesitaba descansar a veces, porque, al fin y al cabo, aunque hablo inglés, lo aprendí viendo vídeos de YouTube, escuchando podcasts, y viendo películas y series en inglés, pero no tengo familia inglesa ni lo hablo en mi día a día. Así que me requiere mucha concentración y es agotador, ¿sabes? Entonces, si tienes a alguien con quien hablar de tus cosas, de tu comida, de tus experiencias en el cine español, es más relajante.Yo aprendí muchísimo de Antonio.
¿Te impuso mucho el idioma cuando entraste a formar parte de Paddington?
Claro que sí. Pero lo que estuvo muy bien y me ayudó muchísimo fue que la productora me puso una coach vocal para ayudarme con el inglés. Además, querían que yo tuviera un acento español, porque soy hija de Antonio, pero un acento que pudiera entender tanto un británico como un americano. O sea, no querían un acento español tan marcado. Trabajé mucho con la coach vocal, pasábamos una o dos horas al día repasando línea por línea el guion. Eso me relajó muchísimo, porque ella acababa de trabajar en la película Saltburn, lo que la hacía una coach vocal muy potente en Inglaterra. Tenerla ahí me dio mucha tranquilidad, pensé, el inglés es el último de mis problemas. Además, en cuanto a comprensión, entendía todo, aunque me podía costar expresarme. Pero después de una o dos semanas, aprendí a decir, un momento, necesito cinco minutos más y te lo cuento como pueda, o incluso a perder la vergüenza de sacar el móvil y usar el traductor. Al principio, pensaba que tenía que ser superbritánica. Pero no, debía ser realista. Acababa de llegar a Londres, nunca había hablado inglés, así que aprendí a coger el móvil y ya está. Ha sido la mejor escuela posible.
¿Te apetece seguir explorando el mercado extranjero?
Sin duda. Este año he hecho muchísimas, muchísimas pruebas, y eso también te curte mucho, porque no paras de leer guiones, de memorizarlos, de hacerlos. También trabajé por mi cuenta este año, antes de la premier, con una coach vocal americana, para aprender la fonética americana, y he aprendido muchísimo. Y sobre todo, las audiciones te curten mucho. Justamente hoy estábamos haciendo una reflexión, porque hoy grabé una audición en inglés. La leí hoy, la aprendí y la grabé en tres escenas en un plis. Y esto es por callo, por haber hecho cientos. Qué fuerte. Así que sí, me siento con mucha confianza y muchas ganas.
El haber conseguido vivir tan joven tu primera gran producción internacional, ¿ha hecho que cambies tu manera de ver los procesos de audición?
Este año ha sido también de mucho desarrollo personal después de Paddington, y de desapegarme un poco de mi profesión. Ahora, cuando voy a hacer un casting, prácticamente voy a conocer a la persona, hago lo que sé hacer, y si no les gusta, no me lo voy a tomar como algo personal. Habrá otra persona que les guste más, pero eso no significa que lo hagamos mejor o peor, ninguna de las dos. Así que voy a hacer lo que sé, me lo paso bien y sé que esto es un proceso largo. También soy consciente de que tengo veintitrés años y aún me queda muchísimo por delante. Sé que Paddington me abre muchas puertas, pero también me cierra algunas, quiero ser más selectiva. A veces, simplemente no casan conmigo o con la proyección que quieren. Así que soy muy consciente del puesto en el que estoy. Por ejemplo, ahora mismo estoy trabajando en dos industrias: la española y la internacional. Son dos mundos diferentes, y puedo pedir cosas diferentes en cada uno.
¿Crees que actualmente hay papeles para que los actores jóvenes tengan una verdadera oportunidad para destacar?
Creo que actualmente es un momento delicado para los actores jóvenes porque, aunque existen oportunidades, también la oferta es limitada. Es cierto que hay películas que podrían ofrecer papeles para actrices de entre quince y veinticinco años, que es lo que puedo aportar yo, pero las opciones con roles protagónicos o de gran peso en historias interesantes no son tantas. El embudo se va estrechando, por eso, hay que ser realistas y tener en cuenta otros factores que pueden vincularse a un proyecto. Por ejemplo, que te pidan aprender una habilidad nueva, lo cual me parece muy interesante. O que el equipo de casting, los directores o el elenco sean excepcionales, lo que también puede ser un atractivo, incluso si el guion no es lo que más te atrae. Es un tema complicado y requiere mucha paciencia. Creo que el secreto, a lo largo de todo este proceso, es precisamente la paciencia. La respuesta a muchas de las dudas y reflexiones que tenemos los actores es saber esperar, y poder permitirse esa espera. Vivimos en una profesión inestable, por lo que la gestión de nuestras expectativas y emociones es clave para soportar la incertidumbre y decir: no, esto no es lo que quiero, prefiero esperar y buscar una oportunidad mejor.
Creo que en España tenemos una gran cantera de actores jóvenes porque producimos muchos productos dirigidos para ese público, como Élite, la saga de Culpa tuya o A través de, donde tú participaste. 
Muchas veces aceptamos estos proyectos porque nos permiten contar historias que realmente nos apasionan. En mi caso, siempre estaré agradecida por la experiencia en A través de. No solo me dio la oportunidad de crecer profesionalmente, sino que también conocí a personas increíbles. De hecho, a mis mejores amigos los conocí allí. Creo que de todo se aprende. Cada proyecto te deja algo, y no se trata de que una experiencia sea mejor o peor que otra, sino de qué puedes aprender de ella. Algunas historias te interesan más que otras, pero todas te aportan algo valioso. Al final, todo se va sumando y es parte de un proceso continuo de crecimiento.
¿No crees que los productos para adolescentes se han dignificado con el paso de los años?
Salvando las distancias, creo que estamos empezando a ser más coherentes con las edades de los personajes. El otro día vi el primer capítulo de Física o química: La nueva generación, y los actores que interpretan a los estudiantes son realmente jóvenes, lo cual me parece genial. Es una historia de instituto, y los personajes son niños de instituto, lo que le da un aire fresco y auténtico. Lo más interesante es que esos jóvenes actores están trabajando ahora y, al año siguiente, seguirán teniendo oportunidades porque ya se están curtiendo en la industria. En cambio, si escogemos a actores mucho mayores para interpretar a personajes más jóvenes, corremos el riesgo de crear una desconexión generacional. Hay toda una generación de actores que está viendo cómo se pospone su oportunidad, lo que puede ser frustrante para muchos.
¿Tú te veías realmente reflejada en las series que veías de adolescente?
Me encantaban, pero no me sentía reflejada en ellas. También había algo muy estadounidense en las series que veía; no crecí consumiendo muchas series españolas. No crecí con Los Serrano, ni con otras series españolas que marcaron a muchos. Yo consumí mucho contenido extranjero, y hay algo en ese estilo muy americano que se nos queda lejos. No es que no me guste, pero lo veía desde una distancia. Es como si me hubiese imaginado ir a esas high schools, pero realmente no era mi realidad, y eso lo hacía un poco inalcanzable.
¿Eras más de Blair o de Serena?
Blair, ¿y tú?
¡Serena!
También era muy de Chuck, tú seguro que de Nate.
¡Me encantaba Nate!
¡Lo sabía! ¡Te pega todo! (risas).
Háblame de los papeles que te están llegando, ¿estás contenta con lo que estás recibiendo?
Estoy recibiendo papeles con historias muy conmovedoras. El problema es que somos muchísimos actores y actrices, y no todos podemos hacer todo. Pero sí, esas oportunidades están ahí, y cada vez creo que nos estamos volviendo más flexibles. Se escuchan más las opiniones y se valora lo que cada uno tiene para aportar. Recuerdo cuando trabajé con el director Marçal Forés, estaba muy abierto a cambiar las cosas, a escuchar nuestras ideas, aunque había un guion basado en una novela y no podías hacer grandes cambios, la disposición para escuchar y ajustar estaba ahí. Si tienes la actitud adecuada como actor o actriz, y te sientas a compartir lo que piensas, no creo que nadie se cierre a escuchar tus opiniones. Es un buen momento, la verdad, lo único es que somos muchísimos, por lo que la competencia es bastante alta.
¿Hay compañerismo entre los actores?
Yo creo que sí. La verdad, todos mis amigos son actores, actrices, cantantes… En fin, todos estamos en el mundo del arte. No sé si mi círculo es una excepción, pero siento que es un círculo muy sano, donde todos nos apoyamos. De hecho, he hecho castings en los que mis amigas también han participado, y no pasa nada. Al contrario, si yo sé algo que te puede ayudar, te lo digo para que estés tranquila. Lo que pasa es que no sé si esto es algo común, porque sí he oído que en otros círculos no es así. Yo me siento muy afortunada de haber caído en un ambiente como el que tengo. Aunque debo decir que vengo de Barcelona y me mudé a Madrid hace poco, hace solo un año. Mi círculo de amigos es relativamente reciente, y sé que si hubiera estado en otro entorno quizá no me habría sentido de la misma manera.
Cada círculo de amigos es un mundo.
Claro, yo tengo amigos fuera del mundo del arte gracias a que estoy estudiando en la universidad.
¿Qué estudias?
Me licencio este año en Dirección de Empresas Internacionales.
¿Pero tú no ibas para bailarina?
Antes de dedicarme a la interpretación, quería ser bailarina. Hice toda mi formación como bailarina de ballet y, con el tiempo, empecé a introducirme en el teatro, lo que me llevó al teatro musical, que era lo que más me gustaba. Pero hubo un momento decisivo en el que tenía que tomar una decisión importante: seguir la carrera de teatro musical con baile u optar por una carrera fuera del mundo artístico. La danza, como sabes, requiere una dedicación total. Es mucho más demandante en cuanto a horas de trabajo que la interpretación, o al menos esa fue mi sensación. Así que dejé el baile un poco de lado y me decidí por estudiar Dirección de Empresas Internacionales en la Universidad de Barcelona. Había hecho la selectividad y entré, estuve allí dos años, pero luego tuve que dejar la carrera por los rodajes y terminé haciendo todo online. Este año me gradúo, me queda solo el TFC. A pesar de todo esto, siempre mantuve mi conexión con la interpretación. Lo hacía de manera paralela, tomando clases y haciendo cosas relacionadas con el teatro musical. Sin embargo, cuando me mudé a Madrid, me enfoqué completamente en la interpretación. Ya no combinaba con el baile, sino que me dediqué exclusivamente a la formación como actriz ya de manera más seria y profesional.
¿Has hecho muchas amigas en la uni?
Sí, muchísimas. Además, en Madrid, me junté con gente un poco mayor que yo. En Barcelona, sin embargo, mi círculo era principalmente gente de mi edad, pero me encanta poder compartir experiencias con personas de diferentes generaciones. Por ejemplo, de repente voy a cenar con ellas y me cuentan cosas como lo que es recibir una nómina o el bonus por buen trabajo. ¡Es una experiencia completamente distinta! Y ellas flipan cuando les cuento algunas cosas de mi día a día, como las particularidades de nuestro trabajo. Lo que también me inspira mucho es la disciplina que tienen. Tienen horarios fijos y rutinas muy diferentes a las nuestras, aunque supongo que eso también tiene que ver con la edad y los intereses. En Barcelona, todo está más dividido y estructurado: tienes tu rutina de trabajo, gimnasio, amigos, y ya está. Pero aquí en Madrid es completamente diferente. La gente se mueve mucho más: un día alguien está en Colombia grabando una película, otro está en Bali viviendo la vida, y otro está rodando en algún lado y no lo ves durante dos meses. Es un estilo de vida mucho más flexible y, a veces, caótico.
Eres un poco Hannah Montana.
¡Literalmente soy Hannah Montana! Estoy rodando y estudiando para el examen de mañana. ¡Es real!
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Full look ABRA.
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Full look CHANEL.
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Vestido BIMBA Y PALOMO.
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Top y falda ELISABETTA FRANCHI, zapatos JIMMY CHOO.