Apadrinado por artistas como Zahara y la discográfica G.O.Z.Z, Caracazador aterriza con su esperado nuevo álbum, República. Este segundo trabajo del cantante explora los altibajos de una relación amorosa a través de diez canciones que combinan pop, folclore y electrónica. Un álbum que promete conmover con su honestidad y profundidad emocional y que estrenaba la semana pasada en la sala Siroco, en Madrid.
En este proyecto se nos invita a recorrer las complejidades del amor a través de un prisma único y personal. Cada canción del álbum es una pieza independiente que, sin contar una historia lineal, refleja distintas fases de una relación. Con influencias que van desde Lana del Rey hasta el folclore español, el cantante nos sumerge en un universo sonoro donde las emociones son protagonistas. Producido íntegramente por el artista, este disco marca un antes y un después en su carrera, demostrando su capacidad para mezclar géneros y transmitir vulnerabilidad sin perder su esencia pop.
República es descrito como un viaje musical íntimo y vulnerable. ¿Podrías contarnos cómo surgió la idea de plasmar una relación amorosa en diez canciones y qué significa para ti esta ‘radiografía del amor’?
República es la alegoría de una relación como un estado, un sistema. Quería reflejar bajo mi perspectiva qué ocurre tras el enamoramiento, qué acontece entre estas dos personas, cuáles son esas problemáticas que aparecen y provocan replanteamientos en la relación. El imaginario político me aportaba una riqueza en vocabulario, iconos, juegos de palabras, etc. con el que representar la temática principal del álbum: el diálogo como herramienta comunicativa y el enfrentamiento de los ideales. No es un disco de desamor sino sobre una relación de pareja avanzada que ya empieza a construir una realidad de manera conjunta.
El álbum abarca distintos géneros, desde el pop hasta el folclore y la electrónica. ¿Cómo lograste integrar estos estilos tan diversos para crear un sonido propio y coherente a lo largo del disco?
Son los estilos que manejo y que más me inspiran. Para mí lo primordial es que fuera un disco pop aunque pudiera beber de diferentes sitios. El pop puede tener múltiples sónicas y mimetizarse con otros géneros al mismo tiempo que demanda una personalidad muy concreta, con melodías catchy, letras pegadizas y temas universales.
A partir de este principio construyo una canción y la ‘visto’, y es ahí donde entran otros elementos. Las canciones han sido escritas, compuestas y producidas por mí, pero jugó un papel fundamental Hilan, el mixer del álbum, que trabajó conjuntamente conmigo y entendió cuál era el sonido que buscaba. Esa homogeneización la conseguimos gracias a él.
A partir de este principio construyo una canción y la ‘visto’, y es ahí donde entran otros elementos. Las canciones han sido escritas, compuestas y producidas por mí, pero jugó un papel fundamental Hilan, el mixer del álbum, que trabajó conjuntamente conmigo y entendió cuál era el sonido que buscaba. Esa homogeneización la conseguimos gracias a él.
La primera canción se titula Dios bendiga esta casa. ¿Por qué decidiste abrir el disco con este tema y qué representa para ti?
Este fue un tema creado expresamente para abrir el álbum, por tanto no fue una decisión tomada a posteriori, sino que fue intencional. Cuando ya tenía prácticamente armado el boceto del álbum me detuve a pensar cómo quería abrirlo e ideé una canción que fuese un lema o un mantra. Había algo bonito también en comenzar un álbum con una balada a piano, teniendo en cuenta que el resto de canciones son producciones más complejas. Me parecía una apertura poderosa, como si dijera: el disco va realmente sobre esto.
La obra refleja tanto las abundancias como las pobrezas del amor. ¿Qué aspectos de una relación te resultaron más difíciles de abordar desde lo musical y lo lírico?
Todo fue bastante complicado porque apenas contaba con referencias que me ayudaran a reflejar lo que quería. No porque fuese un tema imposible, completamente fuera de lo estandarizado, jamás-hecho-antes, sino porque en el pop no encuentro canciones que hablen de un amor avanzado, complicado, que no pretende ser desamor ni tampoco final. Por lo que decidí utilizar referencias más abstractas pero justas como Lana del Rey, que canta desde una visión muy diferente a la de otras cantantes pop.
Ella habla desde la tristeza con mucha comodidad y sin ningún miedo a pesar de que ha sido tildada de promover una idea romántica de amor tóxico. En mi caso, la situación que comento no es problemática, sino, tal vez, excesivamente anodina, y por eso nadie quiere hablar de eso.
Ella habla desde la tristeza con mucha comodidad y sin ningún miedo a pesar de que ha sido tildada de promover una idea romántica de amor tóxico. En mi caso, la situación que comento no es problemática, sino, tal vez, excesivamente anodina, y por eso nadie quiere hablar de eso.
Conociste a Zahara durante un taller de composición y desde entonces has estado bajo su sello, G.O.Z.Z. Records. ¿Cómo influyó ella en tu proceso creativo y cómo ha sido formar parte de su discográfica?
Formar parte de G.O.Z.Z. Records es una suerte y un gozo. Es una pequeña familia donde las jerarquías están bastante diluidas y todas proponemos y se nos escucha. Zahara lleva la dirección artística y creativa junto a Guillermo pero nunca ha existido una imposición, sino simplemente un asesoramiento.
Tu primer single, Casamurada, fue el punto de partida para este disco. ¿Qué papel juega esa canción en la narrativa general del álbum y por qué fue la elegida para presentarlo al público?
Fue el primer single al tratarse de una presentación más de mí mismo que del álbum en sí. Empecé a componerla durante una taller de creación musical que impartía Zahara en la emblemática Casamurada, una masía-estudio en mitad de Tarragona, y surgió nuestra amistad y la oportunidad de hacer canciones juntas. Cuando empezamos el proyecto, supimos que esta debía ser la canción con la que empezar.
Se puede ver que tu propuesta es original y fiel a tus raíces e intuiciones. ¿De dónde viene esa determinación y cómo has encontrado tu voz artística en medio de tantas influencias?
No lo sé. Es complicado. Hay artistas que llevan años componiendo mientras que yo empecé hace apenas algunos atrás. Nunca había escrito canciones, nunca había desarrollado nada antes de este carácter. Simplemente me gustaba la música y empecé a jugar con lo que tenía.
República tiene un carácter profundamente personal y emocional. ¿Te resultó liberador o, por el contrario, te supuso una exposición vulnerable? ¿Cómo gestionas esa vulnerabilidad en tu música?
Yo no llamaría ‘vulnerabilidad’ a contar mi visión personal y emocional sobre las cosas, lo que pasa es que toca un tema, sí diría, sensible, pero con el que creo que mucha gente puede llegar a sentirse identificada. Tenía cosas que contar, pensé que eran pertinentes porque nunca las he oído en otros lados. No quiero ser diferente, es solo que no sé hablar de otra cosa.
Mencionas influencias tan variadas como Silvia Pérez Cruz, Sufjan Stevens o James Blake. ¿Qué has aprendido de estos artistas y cómo se reflejan en tu trabajo?
He visto ya en muchos espacios mencionar a estos artistas y realmente no creo que sean los más adecuados para citar influencias mías. Sufjan tal vez, pero no en lo lírico, sino en su manera de producir: sus reverberaciones, su manera de panear las voces, el uso de pistas grabadas con el iPhone como pistas finales… Pero tengo una alta influencia en las divas del pop como Ariana Grande, Lana del Rey o Hikaru Utada. No suelo escuchar a hombres.
Tu próximo concierto será en la Sala Siroco, dentro del ciclo Radar Joven. ¿Qué emociones te genera presentar República en vivo por primera vez, y qué pueden esperar los asistentes del show?
Estoy realmente emocionado, asustado e intrigado por cómo saldrá. Llevar un disco a un directo siempre es interesante, pero la realidad es que no voy a dejar de ser fidedigno a lo que soy. He autoproducido este disco sin necesidad de grandes recursos, no tendría ningún sentido hacer un espectáculo de grandes producciones. Creo que esto es, además, algo a lo que se enfrentan muchos otros artistas que están en mi misma situación. Será algo equivalente a lo que soy y a lo que hago, e igualmente disfrutable.
En este disco, cada canción parece ser un capítulo de una historia de amor con sus altibajos. ¿Hay algún orden o progresión narrativa en las canciones que quisieras destacar?
No es un disco narrativo, es un disco reflexivo. Cada canción puede considerarse una historia porque mi principal objetivo era que ninguna dependiese de otra, que pudieran existir en paralelo, pero por ellas no recorre ningún relato en sí. Cada una plasma un sentimiento o pensamiento dentro del concepto de República, pero no es una historia. Es un lugar.
El álbum culmina con un Himno que cierra la obra, ¿qué significa este tema final para ti y por qué decidiste cerrar República con una canción de ese carácter?
Porque era muy pertinente y divertido. Porque hay mucha riqueza en el imaginario político como para no crear una pieza como un himno. El Himno tenía que poderse canturrear, que tuviera un léxico solemne y grandilocuente, a la par que tratara conceptos pequeños y cotidianos como acontece en el resto del disco. Es una canción que me emociona mucho y era la mejor opción para cerrar un álbum como este.
Para los oyentes que descubran tu música a través de República, ¿qué esperas que se lleven de este álbum y cómo crees que se conectarán con las historias que cuentas?
Yo espero que guste. Poco o mucho, pero que guste. Lo empecé a hacer sin ningún tipo de intención de proyectar una carrera artística, solo porque había mucha emoción en mí y ganas de hacer un trabajo como este. Espero que otres músiques y productores se animen a trabajar conmigo, y que la gente entienda qué es lo que quería contar con un disco así.