¡Cuidado! Los cómics, viñetas e ilustraciones de Camille Vannier pueden resucitar traumas ya enterrados de momentos vergonzosos de tu vida, pero te harán sentir acompañada en ellos. El humor gráfico de la ilustradora francesa es un desahogo visceral, un espejo sarcástico que refleja nuestras meteduras de pata más crudas.
Desde París a Barcelona, Camille ha conseguido que sus viñetas nos inviten a reírnos de nuestras vergüenzas más profundas. En su trayectoria llena de ironía y personajes deformados por la desesperación, encontramos una serie de libros como Polou y el resto de mi familia (2018), Operación Bikini (2021), Sexo de mierda (2022) y su última publicación, Imbécil (2024). Hablamos con la artista sobre el origen de su obra, lo que hay detrás de las risas que genera, la admiración a Larry David, su alter ego en dos dimensiones y, por qué no, sobre moscas.
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¡Hola, Camille! ¿Cómo te definirías para la gente que no te conoce?
¡Hola! Diría que soy autora de cómic, ilustradora y viñetista. Que la base de mi trabajo es el humor, el error, los defectos, la autobiografía y las historias reales. ¡Ah! Y que soy francesa, de París, parece ser que es una cosa que se me nota mucho, tanto en el acento como en el carácter.
Como dices, eres de París, pero la vida te trajo a Barcelona a pesar de que no te guste ir a la playa. Sabemos que no fueron ni la playa ni el sol, así que, ¿qué te llevó a afincar tu carrera aquí?
Después de ver la película de Cedric Klapish Una casa de locos, donde el prota viene a estudiar un año a Barcelona y vivir en un piso compartido, decidí hacer como él y me vine a estudiar a la Escola Massana en 2004. Estudié Diseño Textil y luego hice un mini giro de carrera, y estudié Ilustración. Después de esto, en 2010, publiqué mi primer libro, El horno no funciona, y a partir de allí me quedé.
Publicaste Imbécil con Caramba Cómics el 29 de febrero, un cómic que nos une a todos aquellos que a veces somos personas de mierda. Lleno de historias de las que te avergonzaste pero que son muy comunes. ¿Hubo alguna parte que dudaste en poner o publicar? Algo que te costara pensar que todo el mundo iba a ver.
Honestamente no. De las primeras anécdotas que dibujé es la historia donde vuelvo a casa tipo walk of shame, con mi disfraz de carnaval del día anterior. A partir del momento que conté esto ya perdí bastante el pudor en contar el resto.
Creo que donde no doy mi mejor imagen es cuando me enfado con mi novio porque decide hacer una dieta y le digo que no la haga porque no quiero ser ‘la gorda de la pareja’. Es uno de estos momentos en que abres la boca y mientras lo dices en tu cabeza oyes ‘nooooooo digas esto’. Pero lo dije y lo cuento porque tengo pensamientos de mierda a veces, y no pasa nada. Todos en algún momento somos unos mierdas. La verdad es que no me corté porque estoy segura de que todos en algún momento la hemos liado. Me imagino que hay un entendimiento entre el lector y yo, y que no me juzga porque piensa ‘mmm… yo hice algo similar o peor a esto’.
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¿Crees que tus amigos tienen miedo de contarte algunas anécdotas por si lo conviertes en cómic?
No creo. En el último me centro en lo mierda de persona que soy yo, ellos estaban a salvo. En Sexo de mierda pedí permiso para dibujar sus anécdotas porque soy ruin, pero quiero a mis amigos. Pero sí que hay mucho la broma de decir que voy a hacer un cómic sobre cualquier tontería que hacemos. Aunque ahora que lo pienso, es verdad que hice el cómic sobre mi familia sin pedir permiso ni nada… Bueno, igual la gente sí que debería tener miedo.
Tu estilo es directo, irónico, con mucho humor y bastante mala hostia. ¿Cómo te encontraste con tu estilo de dibujo? ¿Sientes que has cambiado mucho desde que empezaste?
Sí, un montón. Veo muchísimo cambio estético entre cada uno de mis libros, aunque sé que soy la única en verlo de forma tan evidente. Creo que donde más he evolucionado es en el tema del humor. A raíz de trabajar para El Jueves, he trabajado mucho para desarrollar esta parte de mi trabajo. Fue un ejercicio genial que me ha enseñado mucho. Creo que mi estilo ha seguido con el tono humorístico.
Me desahogo mucho en mis dibujos y en lo que cuento. Como te comentaba antes, la temática del error es muy importante para mí, creo que los defectos tanto en las personas como en el dibujo es lo que más me interesa, porque es lo que hace las cosas más interesantes. Dibujarme histérica y deformada de desesperación es muy catártico.
Llevas mucho tiempo en este mundo. ¿Sientes que te han tratado diferente alguna vez por el hecho de hacer cómics explícitamente sexuales, como en Sexo de mierda (2022)?
Pues nunca me lo había planteado, la verdad. ¿Por ser mujer y hablar de sexo? No creo. Hace ya unos años que se ha normalizado que una mujer hable de sexo de forma cruda o humorística; Lena Dunham en Girls, y en el mundo del stand up, Amy Schumer, Niki Glazer, Michelle Wolf… Eso sí, cuando hice las primeras viñetas para El Jueves, yo estaba soltera y cuando ligaba con alguien que conocía mi trabajo siempre me decía entre bromeando y miedoso que por favor no lo dibujara en una viñeta. Yo pensaba, pues a ver si te portas bien.
“Me desahogo mucho en mis dibujos y en lo que cuento. Dibujarme histérica y deformada de desesperación es muy catártico.”
Las viñetas están bastante posicionadas a nivel político, criticando temas como el machismo, la hipocresía social o la precariedad laboral. ¿Ha resultado un problema alguna vez a nivel laboral?
No creo que haya sido un problema, la gente suele estar más molesta con mi trabajo por su estética que por su contenido. Eso sí, me he labrado una reputación yo misma de quejarme mucho de todo y de decir todo lo que pienso, lo cual me doy cuenta a veces que me está transformando un poco en mi propia caricatura.
El otro día en un restaurante, con un grupo de amigos, la camarera empezó a traer la comida sin saber qué era el qué ni para quién. Cuando le pedimos que nos lo dijera, no tenía ni idea. Le preguntamos que si no lo sabía cómo íbamos a comer lo que habíamos pedido, y nos contestó ‘sobrevivan’ y se fue. Vi en los ojos de mi novio el miedo a que yo dijera algo. Pero creo que sentí más admiración hacia ella que otra cosa. Mira que yo era pésima camarera, pero a eso nunca me atreví.
¿Hay algo sobre lo que no hablarías nunca, o te atreves con todo?
No lo sé. Diría que no me gustaría que alguien sufriera por culpa de algo que he contado a menos que se lo mereciera (risas). Por cuestión de atreverse diría que sí, pero claro, ahora me dices algo concreto e igual me rajo. Suelo estar muy segura y anunciar algo en mayúsculas y dos días después decir con la misma seguridad lo contrario.
Me encantan tus retratos a famosos conocidos y famosos anónimos. ¿Hay alguno que sepas que es fan de tu trabajo y te sorprenda?
¡Muchas gracias! El discurso detrás de estos retratos de famosos es justamente criticar el fanatismo y desmitificar la celebridad. Encuentro ridículo estas revistas de corazón donde se comentan la vida de tal actor o tal cantante. Sobre todo, en la era actual donde haces cuatro vídeos en Instagram probando ropa del Shein o haciendo ASMR con una bolsa de patatas y estás considerado como el inventor de la rueda. Si todo el mundo es famoso, nadie es famoso, de ahí mis famosos anónimos.
Idealmente me gustaría poder traducir mi cómic al inglés y poder mandárselo al guionista y humorista Larry David, que es la referencia e inspiración para hacerlo. En mis sueños más locos, después de haberlo leído, me diría: pretty pretty pretty good.  Aparte de eso, creo haber leído por allí que a Carlos Areces le había gustado Imbécil, me hizo mucha ilusión porque me gusta lo que hace.
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¿Quiénes son tus cinco ilustradores españoles favoritos?
Pues me encanta el trabajo de Candela Sierra, Irene Márquez, Giulia Sagramola, Roberta Vázquez y Barbara Alca. En ilustración me flipan Sonia Pulido y Clara Iris. He puesto un poco más que cinco, me perdonarás, pero era difícil escoger.
En tu trabajo muchas veces protagonizas tú misma las viñetas. ¿Hay alguna diferencia entre la Camille real y la Camille dibujada, o ambas son la misma al cien por cien?
Diría que haga lo haga voy tan despeinada como en mis dibujos, y me veo igual de desaliñada que en mi personaje dibujado. Ahora, en la vida real hago cosas sin interés o algunas que me salen bien. Y soy maja con la gente, pero esto no le interesaría a nadie.
Si pudieras ser cualquier otra persona del mundo por un día entero, ¿quién serías?
Una mosca para viajar a todos los sitios, pim pam, picar comida por aquí y por allá, escuchar las conversaciones privadas de la gente sin que me vieran y encima podría putear a la gente que me cae mal. Es un master plan.
¿Cuál será el próximo proyecto de Camille Vannier?
Ahora mismo, la traducción de Imbécil al francés, lo cual me da un poco de miedo porque mi familia va a descubrir la magnitud de mis problemas y locuras.
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