Divertida, caótica y, sobre todo, Brava. Hace música, la baila, la canta y la disfruta. A través de un caos musical y muchas, pero que muchas horas de fiesta y festivales, Brava encuentra su paz. No conforme con pinchar en clubs y festivales como Coachella, la vascomadrileña sacó este verano Una de brava!, su primer EP. Hablamos con ella también sobre su último lanzamiento, Impostora, un tema que recuerda saber (no) escuchar a las voces interiores que buscan debilitarnos.
De sesión en sesión y con ganas de pillar la cama, Brava nos confiesa lo que le quita el sueño y lo que se lo da. Muy lejos de la típica definición de artista o música, a ella le gusta la palabra jugadora. Viene a divertirse, a pasárselo bien, a jugar y a encontrarse consigo misma y con nosotros. Hablamos con ella.
Antes que nada, tu nombre artístico, Brava, ¿te hace justicia?
¡Pues sí! ¡Soy picante, cremosa, dulce y deliciosa!
Acabas de lanzar Impostora, tu último tema. No sé a quién le hablas en esta canción, quizás a una versión de ti misma que no te cae muy bien. ¿Quién es esa impostora a la que te diriges?
A la Brava que me impide hacer lo que quiero tranquilamente. Aunque esa no se llama Brava. Es una parte de mí que me raya muchísimo cuando estoy insegura y dejo que sus juicios hablen en bucle, me afecten mucho y me impidan fluir tranquila.
Todos tenemos una sombra o, como dices tú, un impostor que nos limita y nos hace más débiles recordándonos la posibilidad de fracasar. ¿Cómo lidias con tu impostora para seguir adelante?
Lo primero: voy a la psicóloga. Y, aparte, mi experiencia sin darle importancia a las palabras de la impostora me ha hecho cada vez más fuerte y me hace ver que esos pensamientos no me sirven (es diferente a la autocrítica).  Entonces, en cuanto empieza a hablar la cabrona, digo: a ver, que esto ya se yo que no va a ningún lado (eso digo el setenta por ciento de las veces). Cuando estoy en un mal momento, saturada, de bajón o insegura, intento callar mi mente. ¿Cómo? Haciendo otras cosas que me distraigan: una canción para soltar todo o quedar con mis hermanitas (de sangre y de no-sangre).
¿Crees que, en parte, es bueno tener esa sombra para mantener los pies en la tierra?
Sí. La impostora la tenemos todos y, aunque yo en la canción intento matarla porque estoy calentadísima, finalmente me doy cuenta de que siempre va a estar ahí. Por lo que, igual, no hay que andar tanto a movidas con ella y simplemente conseguir que no me afecte tanto. Apagamos cerebro (ojalá fuera tan fácil a veces).
Hace poco sacaste Mevaporao, un tema en el que hablas de esas veces en las que tu cuerpo no responde y te falta energía. En esta canción te preguntas el por qué y le echas la culpa a algunos vicios. ¿Qué le quita la energía a Brava?
La principal aspiradora de energía es no parar de pinchar y estar cada finde en un lugar. En la actuación lo doy todo, me dejo el cuerpo, la mente y la voz ahí. Soy una engorilada y una intensa. Después de eso no puedo dormir porque voy a ciento ochenta bpm y me cuesta mucho descansar bien hasta que llego a mi colchoncito después de varios días y duermo un día entero. Girar es lo que hace que mi cuerpo pete y no funcione. En el momento de escribir una canción también añado otras cositas más, como el constante bruto sexito o fumar muchos porritos (ya no).
Brava Revista Acero 8.jpg
Tienes canciones propias y también eres DJ en fiestas y festivales. Si ahora mismo te obligasen a renunciar a una de esas dos cosas, ¿a cuál renunciarías?
Qué difícil… En este momento, me hace más feliz hacer canciones. Podría decirse que no necesito más y que me satisface muchísimo, pero es que pinchar también es un locurote. Poner temas de artistas increíbles que se te va la olla… Puf, es una gran motivada también. ¿A tu pregunta? Me hago la loca y no te respondo.
Hablando de festivales, estuviste en Coachella, ¿qué tal la experiencia?
¡Tremendamente loca! Como los habitantes de Estados Unidos. Me pareció como un capítulo de Black Mirror. La experiencia fue muy divertida e irreal. Tuve que firmar que no puedo hablar mal del festi durante un año. Echamos unas buenas risas con mi Mariel y mi Markel, quienes me acompañaron. Era una avalancha de gente, móviles y arena del desierto y si mirabas al cielo, había avionetas con publicidad de Onlyfans. Después de pinchar fue cuando disfruté tranquilamente del festival perreando al ritmo de Karol G.
Sobre tu identidad artística, me llama la atención cómo te describes a ti misma en Instagram. Lejos de caer en el típico perfil de ‘cantante’ o ‘personaje público’, has optado por describirte como ‘jugadora’. ¿Es así como te ves en la industria?
¡Sí! Lo primero es lo primero y lo primero es jugar y divertirse, en mi opinión. Me divierto pinchando, juego con las canciones, hago letras y canto. Juego con el público en directo, me pongo a bailar y a performar los temas. Luego ideo un videíto y juego con el Premiere. También coso gorritos de colores y me pongo a jugar siendo una cerda, una diabla o un osito. No quiero definir la disciplina de arte, es una filosofía de vida. Jugaré hasta el fin.
Propones y juegas con una estética muy singular y alternativa que te identifica bastante. Tienes ideas muy locas. ¿De dónde vienen? ¿Inspiraciones repentinas?
Puf, pues no sé, ¡soy muy simple! Me inspiro en lo cotidiano y en lo literal. Me divierte sacar de contexto las cosas y jugar con ellas. También me gusta adaptarme, ¡conecto mucho en base a la situación o el lugar!
Formas parte del colectivo musical Dembooty en el que también están Crks290 y Umami.  ¿A raíz de qué surge esta unión?
Dembooty nació porque había muchas ganas de compartir la música que nos gustaba en ese momento y no había sitios en Madrid poniéndola. Cuco (Crks290) y yo nos conocimos en 2019, y cuando me fui a vivir a Madrid, me propuso juntarnos y hacer fiestas para poder compartir y bailar con nuestros amigxs al son de nuestros temas favoritos. Al poco tiempo conocimos a Alba (Umami), ¡y enseguida hicimos una familia de tres! Me dais la vida equipazo, ¡os adoro!
Brava Revista Acero 5.jpg
Dices que amas expresarte cantando. ¿Qué te da la música que no te den otras formas de expresión?
¡La palabra y el flow! Con las canciones puedo cantar, cosa que libera mucho. Hacer melodías y jugar con mi voz es la hostia. Encima pongo palabras a lo que siento o pienso. Así de simple: aprendo, me divierto, me desahogo y me calmo (a veces).
Dices también que eres adicta al ‘musicón’. Este tipo de música puede parecer hasta un poco caótico. ¿Eres de las que encuentra paz en el desorden? ¿O pasas de encontrar la paz, directamente?
No, no, lo primero es lo primero y lo primero es la paz. Para encontrarla necesito calmar mi ansiedad. ¿Cómo? Escuchando temones que me llenan tanto que me motivo muchísimo y no paro hasta que caigo rendida.
¿Ha habido veces que la música no te ha sido suficiente para decir o encontrar lo que querías?
Déjame pensar… Primero empecé pinchando, luego, cuando necesité expresarme más, me puse a escribir y cantar. De momento estoy muy bien así. Además, expresarme mediante los vídeos que hago me ayuda a decir muchas cosas que no tienen palabras. ¡En un futuro quién sabe cómo será! Pero a través del arte seguro.
Para terminar, este verano te estrenaste con Una de brava!, tu primer EP. En este proyecto hablas de fiestas, birras, Covid y lo que podría ser tu día a día. ¿Cómo es uno de tus días? Desde el más normal hasta el más loco.
Desde el día más ‘tranquilo’ en casa haciendo un maldito reel, descubriendo música o pensando cuál es la siguiente canción que quiero sacar, hasta un día de pinchada todo loco por Belgrado, preparando el set a topísimo, conociendo a personas majísimas y comiendo unos deliciosos macarrones en un skatepark precioso. Cero rutina, cero estabilidad. O como hoy, sin ir más lejos, que he estado 19 horas seguidas recuperando el sueño del finde y me acabo de despertar a las 8pm para desayunar, comer o cenar (no lo sé), ¡y acabar esta entrevista para mandarla a tiempo!