Blu Boi suenan a algo místico. Suenan a hechizo de sanación. Suenan a tierra porque pesan, a agua porque te penetra y fluye dentro de ti, a aire porque inevitablemente te elevan en su atmósfera, y a fuego porque arden, explotan y sanan. Renacen de sus cenizas y, de esas cenizas, después de hacerse Jove x sempre, Xavier ya no vuelve solo, se ha multiplicado y ahora son dos. Abandonan la rabia e incertidumbre generacional y se alejan de la sociedad alienante, vacía de significado y violenta.
Xavier y Antoni, conocidos como Blu Boi, se cogen de la mano para caminar juntos en un viaje de sanación compartiendo la certeza y la aceptación de la soledad de uno. Y no huir de ella. En esta entrevista avanzan que sacarán un segundo disco, que es un viaje al interior de uno para vivirlo con todos. Por eso nace Sol x sempre (el título), ‘solo’ pero también ‘sol’ (estrella). Un viaje introspectivo, de la desesperanza a la esperanza. Un colocón electrónico oscilando entre el pop, el descontructed club y el ambient. Son su propio hechizo. Blu Boi suenan a queimada.
Vuelven con este segundo disco para obnubilarte y hacerte viajar a un universo que parece de todo menos terrenal. Su música respira, se rompe, se recompone y grita. No tengas miedo, en el interior de uno somos como todos, por eso podemos vernos cuando algo suena sincero. Venga, súbete a esta nave y que nos encuentren ‘buscant’ esa estrella. Abre los brazos y grita que Sol x sempre, que nunca solos.
Te puede parecer una chorrada, pero a veces cuando analizamos cómo éramos en espacios sociales de pequeños, entendemos mucho de nosotros, ¿cómo eras tú en el colegio?
Xavi: Uf… Recuerdo ser un niño muy alegre. Me gustaba dibujar e inventar juegos para mis amigos en el patio, aunque luego en clase tenía la cabeza en otros sitios, que esto por desgracia tampoco ha cambiado mucho (risas).
¿Qué te gustaba hacer de pequeño? ¿Qué recuerdos memorables tienes?
Xavi: No recuerdo ningún momento en concreto, me cuesta conectar con mi infancia. Sí que me vienen a la mente los inicios de verano en Tírig, mi pueblo, o cuando mi padre me venía a recoger a la escuela a las cinco de la tarde. Son recuerdos muy aislados o poco concretos, pero prácticamente solo me lleva a esos sitios pensarlo ahora mismo.
Tu música es absolutamente sensorial. Son como estampas de estados de ánimo mutables que denotan un mundo interior muy personal. ¿Qué te imaginas que siente o imagina la gente cuando te escucha? Suéñatelo.
Xavi: Puestos a imaginar: que al escucharlas habiten los espacios sonoros, trasladando sus propias experiencias y sentimientos, y que de alguna manera puedan servir para sanar o sentir que no están solos. Realmente prefiero no saberlo (risas).
Blu Boi eres sólo tú, ¿o hay más manos detrás del proyecto?
Xavi: Blu Boi ahora mismo somos dos, Antoni y yo. El proyecto empezó conmigo pero él siempre ha estado a mi lado asesorándome y aportando su visión y creatividad. En Jove x Sempre fue él quien se encargó de la mezcla y del máster, y colaboramos en Verd co-produciendo los dos la que, para mí, es la mejor canción del álbum. Tras esto, nos hemos ido entendiendo y ayudando, esta conexión ha ido creciendo y en este punto no podría imaginar Blu Boi sin él. Ahora el proceso creativo es coral, los directos los diseñamos de forma conjunta, la visión es solo una.
En los bolos os hemos visto a dos en el escenario. Y ahora ya sabemos que se llama Antoni. ¡Queremos saber algo más de él!
Antoni: Conozco a Xavier desde la escuela. Prácticamente éramos los dos únicos chicos de nuestro entorno a quienes les gustaba la música electrónica en aquel momento. De alguna manera empecé a interesarme por producir porque lo vi hacerlo a él. Me refiero a mucho antes de Blu Boi. Con el tiempo, y aún habiendo estado desarrollando nuestros proyectos creativos en paralelo, todo terminó por confluir. Al fin y al cabo hemos vivido muchos años en la misma ciudad. Sobre todo después de la pandemia resonábamos mucho el uno con el otro. Estábamos viviendo situaciones similares. Jove x Sempre terminó por salir como LP a finales de 2021, y a partir de ahí Blu Boi ha ido siendo cosa de los dos progresivamente.
¿Cuál es vuestro proceso de búsqueda y creación?
Antoni: Es muy visceral. De hecho diría que cada vez es distinto, ha ido mutando tanto que nunca nos hemos sentido cómodos en un único flujo de trabajo. Es lo que más nos gusta de hacer música solo con el PC; la plasticidad de las herramientas digitales siempre invita a seguir experimentando. Lo que nos inspira también es cambiante, y siempre en proceso de expansión. Nos forzamos a ampliar nuestro bagaje de música pop, aunque todo nuestro sonido se mantenga en una línea más experimental. Xavier da la primera forma a las demos. Él es quien compone todas las letras y elementos nucleares de los tracks.
Xavi: Sí, lo más habitual es trabajar en ideas que voy componiendo y que durante el proceso llegan a un punto donde nos sentimos cómodos los dos. Igual nos pasamos meses trabajando en una canción, enviándonos mil versiones, cambiando detalles y arreglos o hacemos una en dos días y la compartimos con quien la quiera por MD porque no nos apetece pasar por los procesos de distribución.
Habéis producido para otros como los Palmer, o lo más reciente que acaba de salir, con María Escarmiento. ¿Buscáis vosotros a los artistas? ¿Qué os mueve a escoger a uno u otra?
Xavi: Con María nos conocimos en el EMAC de 2021 y conectamos super rápido, y con Palmer fue un proceso más largo, primero vino la amistad y después nos propusieron formar parte de Solatge, que a nivel conceptual nos llamó mucho. Supongo que lo que nos lleva a colaborar o producir con artistas es saber si podemos aportar algo y, sobre todo, si nos gusta o, por lo contrario, lo vemos demasiado alejado de nuestro mundo. Por el momento nunca hemos buscado a nadie, simplemente ha surgido de forma natural.
Antoni: Sí, es vital que ‘se dejen aportar’. Nuestra visión es muy personal, y para que un tema llegue a buen puerto necesitamos entendimiento pleno. Solemos tener muy claro qué queremos conseguir.
¿Cuáles son vuestras referencias internacionales?
Antoni: Siempre intentamos buscar referencias lo más variadas posibles. Ya no solo fijándonos en qué género musical hacen. El universo que rodea a una banda o artista (visual/conceptual) y cómo se interconecta con la sonoridad es esencial para llamar nuestra atención e inspirarnos.
Xavi: Definitivamente, el grupo estadounidense Salem es con quien más conectamos y el proyecto que más nos atrae, tanto a nivel musical como su universo y contexto. Otras referencias que nos inspiran mucho y compartimos son Yung Lean, Arca o Ethel Cain, así como proyectos menos conocidos como pueden ser Blood of Aza, Bod o Fake Bliss.
Es una pregunta asquerosa porque nunca me gusta buscarle etiquetas a nada. Creo que nos compartimentan demasiado pero en la música, a veces, solo por el gusto de hablar con propiedad de estilos que a veces surgen nuevos o se llaman diferente, mola contar qué hacemos. Así que, ¿qué hacéis? Molaría que no respondierais contando qué música hacéis, sino a qué cine recuerda vuestra música, a qué personajes nos lleva o de qué universos se nutre.
Xavi: Me viene a la mente Perdues dans New York (1989), una peli de Jean Rollin. Pero realmente Blu Boi es más como un found footage repleto de distorsión en el que no sabes muy bien qué va a pasar.
Antoni: Un imaginario difuso, esparcido, que resuena perdido en internet. Espiritualmente somos hijos de internet, para lo bueno y para lo malo. Nuestras referencias culturales no existen porque se desbordan.
¿Cómo surgió el tema con María? ¿Ya teníais una base? ¿Ella tenía la letra? Hicisteis un Tú la letra, yo la música, quien fue Drew y quien Hugh Grant (risas)?
Antoni: Quedamos con ella y con BLNCO en Madrid. A partir de una idea de Hector (BLNCO) empezamos a trabajar el esqueleto de Quiero verlo todo azul mientras María escribía la letra. Estuvimos simultáneamente cada uno haciendo diseño sonoro o sacando las melodías de la primera demo. La paleta de sonidos para los tracks que producimos suele ser diferente en cada caso.
Xavi: Se sacó la melodía y la estructura vocal y la grabamos allí mismo. Después trabajamos la idea a distancia y, finalmente, cuando Antoni y yo estuvimos contentos, le enviamos el tema y le encantó. Al final Hector le dio los toques finales y la homogenizó con el resto del proyecto. La verdad que fue un proceso muy natural y bonito. Con Lloraba tanto, María nos pasó una demo y la trabajamos desde nuestra casa (Barcelona y Castelló en aquel momento). En pocos días ya teníamos varias versiones muy avanzadas y rematamos la que más resonó con María. Que por cierto, no he pillado lo de Hugh Grant y Drew (risas).
No sé por qué, pero Blu Boi me recuerda a una queimada. Los colores, el misticismo, lo tradicional del brebaje… Que sea un brebaje, de hecho, también es muy vuestra música: es como un licor ardiente y fuerte que te obnubila y te hace entrar en un estado comatoso etéreo. Vuestros colores son los de un ritual de queimada, el azul de la llama comiéndose el rojo y el amarillo que luchan por sobrevivir hasta que el azul se apodera hasta de tus labios. Habéis pensado alguna vez en vosotros (Blu Boi) como otro tipo de elemento que no sea un instrumento o la música en sí? ¿A qué te sabéis tú? ¿A qué os asociáis?
Xavi: Me viene a la mente el mar, concretamente cuando está a punto de anochecer y el cielo es azul marino. Sobre todo por lo mutable que es dependiendo del clima: puede ser una visión que transimte calma o en una tormenta es tan caótico que parece el fin del mundo. Pero sea cual sea el estado, te atrapa.
Antoni: Totalmente. En cuanto a nuestro sonido, nuestro proceso se asemeja a la abstracción en el detalle más absoluto. Todos los procesos y la textura que buscamos en el sonido son ‘ampliaciones’ extremas, zooms dentro de samples hasta recontextualizarlos completamente. Muchos sintes en Blu Boi son fotografías digitales ampliadas hasta solo ser una pintura abstracta; ruido y compresión.
¿Qué se está cocinando en el cazo de Blu Boi?
Antoni: Tenemos la salida de un nuevo single, OtraVez, junto con video de nuestros queridos chicos de Duelo. Pasado el verano, verá la luz el segundo trabajo largo de Blu Boi.
Xavi: Sí, el disco abarca alrededor de nueve temas, titulado Sol x sempre. BuscantUnaEstrella y OtraVez son algunos de los singles que hemos estado lanzando antes de que llegue. Conceptualmente funciona, a nivel narrativo al menos, como una continuación más madura y sobria de Jove x sempre.
¿Cómo sentís el panorama musical? Ya van varias entrevistas que hago a valencianos, y en todos los casos les pregunto por el nuestro en concreto. Y siempre se me esboza una sonrisa porque todos mencionáis el tejido musical valenciano. Valencia siempre ha tenido esto yo creo, es muy propio de los pueblos también. Y en Valencia no dejamos de ser eso, un pueblo (estimulante, vivo, hiperactivo y libre), para lo bueno y para lo malo. Pongamos que hablamos de Valencia, ¿qué diríais?
Xavi: En nuestro caso, creo que no hemos vivido demasiado la escena valenciana desde dentro. Yo llevo poco menos de un año aquí y Antoni actualmente está en Castellón. Aún así, nos hemos sentido muy acogidos por nuestra gente de Duelo, Margarita Quebrada, Xenia y Ultralágrima, con quienes tenemos mucha amistad y admiramos profundamente porque son unos genios. Además, estando aquí estamos conociendo muchísimes artistas que nos están inspirando y es muy bonito.
Antoni: Nos da esperanza ver que aquí están pasando tantas cosas interesantes. Nos da esperanza en el sentido de que existe un espacio aquí y que no es estrictamente necesario vivir y sufrir las condiciones de una urbe como Madrid si quieres desarrollar un proyecto como el nuestro.
Xavi: De hecho, con los recursos de los que disponemos ahora, lo de Madrid sería directamente imposible. Pero aún así no lo cambiaríamos.
¿Cómo os sentís con la inmediatez de la creación?
Antoni: Lo llevo mal. Soy un reaccionario.
Xavi: Un poco igual por mi parte. Por suerte, nosotros estamos acostumbrados a hacer prácticamente todos los procesos, creamos nuestra música en ordenadores a base de plugins digitales y samples, y no nos dejamos dinero en estudios o más equipo del que ya tenemos. Pero lo que más me molesta de esta inmediatez es la falta de tiempo, es una mierda tener que dedicar tantas horas a trabajar y después estar agotado y no poder dedicar el poco tiempo que le queda al día para la música. O algo cambia o nos acabaremos quemando. Por suerte, hemos creado una dinámica en la que cuando yo estoy pesimista y negativo Antoni me hace de contrapunto y al revés. Bastante bonito esto (risas).
Antoni: Puede que tenga que ver con cómo de íntimo es gran parte del contenido que hay en Blu Boi y que cada vez tenemos el listón propio más alto, pero adaptarnos al ritmo vertiginoso al que funciona la música es la tarea más dura para nosotros.
Los singles son como haces de luz para no perdernos en el desierto de los impases entre un proyecto y otro, y sin embargo, a muchos artistas les generan una especie de vacío inconcluso. ¿Lo sentís así? ¿Por qué creéis que es importante hacer EPs o LPs? ¿O creéis que no es necesario?
Antoni: En nuestro caso estamos cómodos con el sistema de singles. En nuestro trasfondo hay música de club en su mayoría, donde se funciona casi en su totalidad sacando una ristra infinita de singles. Lo hemos vivido y aprendido así desde que empezamos a hacer música me parece. Se nos hace algo natural, normal. Sí que es cierto que en Blu Boi nos estamos empujando hacia el formato de LPs (por lo menos de momento), ya que la conectividad temática y estilística de todo lo que estamos haciendo es tan fuerte que no puede ser de otra manera.
Xavi: Sol x sempre es un álbum porque lo concebimos así y no podría ser de otra manera en nuestra mente, pero no nos importa funcionar a base de singles o mixtapes sin tener un cuerpo de trabajo que lo agrupe todo.
¿Dónde podremos veros? ¿Qué es lo próximo?
Xavi: Acabamos de pinchar en Fuego Razzmatazz, en una de las salas curated por la gente de Desacato Goblin.
Antoni: Durante el verano trabajaremos en un nuevo directo, centrado en Sol x sempre y del que pronto anunciaremos fechas.
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