Con solo veintidós años, Berta Castañé ya ha pisado más rodajes que muchos actores en toda una carrera. Ha participado en más de catorce series –entre ellas: Bajo sospecha, El internado: Las Cumbres o Todos mienten– y cuatro películas. Y aún así, mantiene intacta la curiosidad, la humildad y el hambre de crecer.
Habla varios idiomas, es buceadora certificada, se implica en causas humanitarias y, lejos del cliché de la actriz precoz, ha aprendido a disfrutar del proceso y a escuchar(se). Su nuevo papel protagonista en Sigue mi voz supone un punto de inflexión en su carrera: una historia íntima que la ha llevado al límite emocional y artístico.
En Zoomers, la serie de Prime que retrata con sensibilidad y humor las luces y sombras de la generación Z, da vida a Lorena, una joven empresaria e influencer atrapada en su propia imagen. Un personaje que, como ella misma confiesa, le ha enseñado a quererse más y a dejar de buscar la validación externa. Berta no solo representa a una nueva generación de intérpretes: la encarna con verdad. Aquí habla sin filtros de sus miedos, su vocación, sus límites y de lo que significa ser joven en un mundo que exige demasiado.
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Has trabajado en más de una docena de series y varias películas siendo tan joven. ¿Qué papel consideras que ha sido el punto de inflexión en tu carrera?
Sin duda, el que interpreté en Sigue mi voz, la película que se estrenará próximamente. Dar vida a Klara fue un gran reto: era mi segundo papel protagonista y tuve que enfrentarme a aspectos que hasta entonces no había abordado, como sostener un personaje con una fuerte carga emocional. La historia toca temas muy delicados –la agorafobia, los ataques de ansiedad, las enfermedades– y todo eso me generaba vértigo. Pero también fue una de las experiencias más bonitas que he vivido.
¿Cómo ha sido crecer delante de las cámaras? ¿Sientes que tu profesión ha marcado tu forma de ver la vida?
Ha supuesto tener que madurar rápidamente. Sin duda, ha influido en mi forma de ser y de entender el mundo. Me ha hecho más consciente, observadora, empática. Con perspectiva, me emociona ver todo lo que esta profesión me ha aportado.
Dominas cuatro idiomas, ¿cómo influye eso en tu trabajo como actriz? ¿Te ves desarrollando tu carrera también fuera de España?
Bueno, eso está un poco adornado (risas). En realidad mis idiomas nativos son el catalán y el castellano. El inglés y el francés los sigo perfeccionando. Pero creo firmemente que el idioma no debería ser un obstáculo: si no lo sabes, lo aprendes; y si lo sabes un poco, lo mejoras. Me encantaría trabajar fuera de España porque no se trata solo de idiomas, sino de sumergirse en otras culturas, formas de comunicarse y maneras distintas de contar historias.
Eres una persona con inquietudes humanitarias y has participado en proyectos de cooperación. ¿Qué te mueve a implicarte en estas causas?
Hacer un voluntariado ha sido una de las cosas que más orgullo me han dado. Viví una experiencia preciosa en la India, ayudando a pavimentar el suelo de una escuela para que los niños pudieran estudiar en mejores condiciones. ¿Qué me mueve? El corazón y el amor. He tenido una vida llena de oportunidades y siento que, de alguna manera, quiero devolver ese regalo.
¿De qué manera sientes que tus experiencias vitales fuera de la actuación te enriquecen como actriz?
A veces cuesta separar, pero inevitablemente todo gira en torno a la interpretación. Mi vida personal alimenta los personajes y las historias que interpreto. La curiosidad es mi mejor herramienta, y nunca se agota. Todo lo que vivo se queda conmigo, esperando el momento justo para salir.
¿Qué lugar ocupa la formación en tu día a día? ¿Sigues formándote como actriz o en otros ámbitos?
La formación es esencial. Sigo aprendiendo continuamente, tanto como actriz como a nivel personal. Me encanta saber que no hay un techo, que siempre hay algo nuevo por descubrir. Leo, observo, pregunto, escucho… y eso me apasiona.
¿Hay algún personaje o historia que sueñes con interpretar?
Últimamente fantaseo con hacer de una chica de barrio, una choni (risas). Suelo transmitir una energía dulce, y eso hace que a menudo me den personajes parecidos. Aunque mis dos últimos trabajos han sido muy distintos, tengo muchas ganas de jugar. Sea cual sea el papel, lo bonito es encontrar qué lo hace especial.
Eres buceadora certificada, ¿qué te aporta esa faceta aventurera que parece acompañarte siempre?
Tengo el título de Advanced Open Water y bucear me produce una de las mejores sensaciones del mundo. Por un momento te olvidas de todo y te sumerges en la inmensidad del mar. Me ayuda a recordar que no soy tan importante y que, cuando estoy ahí abajo, no hay ruido. Solo presencia.
¿Crees que ser actriz hoy exige tener también presencia pública en redes o te gustaría poder mantenerte al margen de esa exposición?
Estoy bastante en contra de esa exigencia, aunque sé que existe. Parece que si no tienes cierto nivel en redes, no eres nadie. Yo publico cuando me apetece, y si no, no. No me impongo esa presión, aunque reconozco que a veces está ahí. Hay gente que espera más presencia, pero yo confío en mi trabajo como actriz y sé que no necesito Instagram para seguir avanzando.
¿Cómo gestionas la presión o las expectativas que a veces rodean a los jóvenes talentos?
Ser joven hoy en día, a veces, es muy duro. Las expectativas, tanto las que nos imponen como las que nos ponemos, nos llevan a vivir con un miedo constante. Queremos hacerlo todo, y hacerlo bien. No parece haber margen para equivocarse. Al menos, yo lo vivo así. Pero cuando vuelvo al motivo por el que empecé, todo se recoloca.
“Mi vida personal alimenta los personajes y las historias que interpreto. La curiosidad es mi mejor herramienta, y nunca se agota.”
A tu edad, muchas actrices sienten que deben elegir entre trabajo y vida personal. ¿Te ha pasado? ¿Cómo manejas ese equilibrio?
No creo que haya que elegir, pero sí aprender a poner límites. Para mí, mi vida personal es fundamental. Si siento que se aleja, vuelvo y me agarro fuerte a ella. Es lo que me sostiene emocionalmente y lo que me permite tener una relación sana con mi trabajo.
¿Qué valores personales te gusta mantener intactos más allá del entorno profesional?
Honestidad, escucha, empatía y generosidad.
Si tuvieras que definirte en tres palabras (como actriz y como persona), ¿cuáles serían?
Trabajadora, empática y generosa.
En Zoomers interpretas a un personaje que es empresaria, modelo y prescriptora de moda. ¿Qué te atrajo de ella cuando leíste el guion?
Su máscara. Su herida. Su necesidad de mostrar algo que no es porque no se acepta a sí misma. El viaje emocional de Lorena fue precioso y muy empoderador para mí.
¿Cuánto hay de ti en tu personaje? ¿Qué te ha enseñado meterte en su piel?
Hay partes de mí, claro. Pero también he tenido que alejarme bastante de Berta para entenderla. Me ha enseñado a mirarme con más compasión, a quererme más. A ser valiente, fuerte y a dejar de vivir pendiente de la opinión ajena. Me ha recordado que debo hacer lo que realmente quiero hacer.
La serie retrata las aspiraciones y contradicciones de la generación Z. ¿Te sientes identificada con ese retrato?
Sí. Somos una generación con mucha presión por destacar, por gustar, por encontrar nuestro sitio. Pero también con muchas ganas de cambiar las cosas.
¿Crees que la serie invita a reflexionar sobre la cultura de la imagen y el éxito en redes?
Totalmente. Habla del vértigo de vivir pendiente de la mirada ajena y del peligro que eso conlleva en redes. Me encanta cómo lo aborda la serie, sin juzgar.
¿Cómo ha sido trabajar en un proyecto tan conectado al presente y a los códigos de tu generación?
Ha sido muy emocionante ver que ya se habla de temas tan importantes y actuales. Me ilusiona formar parte de una serie que no solo busca entretener, sino que también refleja la realidad. Hay un deseo de hacer espejo, ya sea para las nuevas generaciones o para cualquiera que la vea.
Si tu personaje pudiera darte un consejo a ti como Berta, ¿cuál crees que sería?
Aquí LoreLore para Berta. Quiero decirte que hagas lo que te salga del c*ño, porque te van a criticar hagas lo que hagas. Deja de intentar gustar tanto. No necesitas encajar para brillar.
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