Sábado por la noche, la Sala Nau no es Mendillorri pero es un escenario perfecto para vivir un concierto de Ben Yart que aparece con su melena, una chaqueta verde adidas y camiseta El Niño. Entra en la sala como un espectador más del concierto, y abriéndose paso entre la gente sube al escenario como quien sube de voluntario en un espectáculo. Conocido también por formar parte del colectivo Chill Mafia, su música se mueve en diferentes registros, por una parte rap y por otra romerías: una mezcla de los sonidos de la calle en la que el punk y la electrónica también están presentes.
Empieza el concierto con Xp me habré metido tanto spiz y nosotros, abajo, entre el público, por un momento pensamos lo mismo. El cantante siempre habla de su vida sin tapujos y las letras de sus canciones no podían ser menos. Y aquí y ahora, no solo comenta con el público su relación con las drogas, también acude a él cuando no recuerda la letra de algunas de sus canciones: venga, cantad vosotros, anima, mientras sonaba Drogolegas. También cantó Mañaneo, el sonido a todo volumen retumbando, Barriobajero, uno de sus temas más populares, incluido en la recopilación de Vendición Vol.1, y con el público ya eufórico llegó uno de los momentos álgidos de la noche, el del invitado especial. Benito dice que va a buscarlo y, ante la locura del personal, aparece Cecilio G para cantar juntos su colaboración Numa Numa Ye. Supera eso. Al final del corto pero intenso concierto, no llegó a los tres cuartos de hora, canta Ns k me pasa y temas del EP Pitxu en casa. Se despide tal como dijo al principio del concierto: “Sabréis cuando me vaya: me he ido, no me gustan estas cosas de volver y cantar otra”. Salí del concierto pensando, ¿qué acaba de pasar aquí dentro? Explosivo, honesto y sin tapujos. Suficiente o no que lo decida cada cual.
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