Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Para Bella Báguena es el atajo hasta llegar a nuestros corazones. La diva experimental más entregada al amor presenta su nuevo single, Y tu mirada, una oda a esa conexión entre personas que solo con mirarse, sienten y se dejan sentir. Esta versión, que poco tiene de la original de Lole y Manuel, sustituye el flamenco por una base arrítmica de reggaeton electrónico. Todo en un esfuerzo por encontrarse a sí misma entre las desiertas calles de París.
Y digo desiertas porque la canción nace en pleno confinamiento, cuando vivía en territorio francés y se sentía lejos de casa. Su conexión con la música le hizo sentirse respaldada, en sus propias palabras: “Fue como si sintiese que afirmaba mi identidad emocional y física en una ciudad donde Lole y Manuel no se oirían nunca”. Así, entre lo orgánico y lo digital, el pop y la melancolía, y el amor a unx mismx y lxs demás, encontramos a Báguena en una posición incatalogable y única. Desde la que respuesta a respuesta, nos da pequeñas lecciones en esta entrevista.
Antes de empezar a hablar sobre tu música y demás facetas, me gustaría profundizar en tu persona. Cuéntanos un poco tu historia, ¿de dónde y cómo surge Bella Báguena?
La verdad es que soy una chica que ha tenido que hacerse a sí misma en varios sentidos. Cuando nací tenía un nombre y un género asignado distinto, y empecé a transicionar con un tratamiento hormonal hace años. Un día se me ocurrió cambiar el nombre que tenía en mi cuenta de Instagram por el de Bella. Me pareció un nombre un poco descarado, simple, pero que recogía mi energía y parte de cómo me gustaría sentirme: una chica guapa. Y ya está. Fin. Así que, con ese tono bromista me puse Bella y todas mis amigas, muchas de las cuales son trans como yo y/o personas conscientes del tema, se lo tomaron muy en serio. Realmente siento que fue mi entorno el que me acuñó como Bella. Aunque fuera yo quien lo pusiera en redes sociales, fueron quienes se tomaron más en serio lo que estaba haciendo, dándole valor y validándome como persona. Me parece muy bonito, y lo recuerdo con cariño.
¿Cuál era tu conexión con la música antes de crear tus propias canciones?
Mi conexión con la música es muy especial, pero es igual de especial para todo el mundo al que le gusta. No creo que tenga una conexión más fuerte que una persona que solo la escucha o que cualquier otro artista. Es algo muy personal. Quizás lo que podría decir es que tengo una pasión dentro que me incita a producir cosas, a imaginar, y a tener ilusión en las ideas que tengo. También siento que se me da bien traer a la realidad esas ideas, procuro hacer un trabajo constante y cuidadoso que me da seguridad en mí misma. Igual suena a cliché, pero yo siempre he cantado en la ducha y tenía pánico a cantar en público. Empecé produciendo piezas escénicas, haciendo performance y, poco a poco, fui introduciendo la voz en mis ideas con cierta timidez. Ahora produzco mi música y todo parece que se encuadra en esa dinámica, pero no sé si en cualquier otro momento mi producción artística tomará otro camino.
¿Y por qué versionar la canción original de Lole y Manuel, Y tu mirá? ¿Tiene algún significado especial para ti?
Cuando hice esta pieza de vídeo junto a la canción estaba viviendo en París, en el primer confinamiento. Me sentía muy sola y lejos de casa. De algún modo, estar fuera de mi hogar me ayudó a reconectar con él; el flamenco, para mí, ha sido una seña de identidad y de seguridad cuando vivía lejos. Así, de forma instintiva y sin pensarlo demasiado, decidí versionarla. Tenía una serie de imágenes en mi cabeza y muchas ganas de hacerlas realidad: una versión como esta, así de especial, alejada de lo que fue, y con esta estética tan masiva. Fue como si sintiese que afirmaba mi identidad emocional y física, en una ciudad donde Lole y Manuel no se oirían nunca. También es verdad que tiempo atrás fui a clases de cante flamenco. Iba a casa de una señora maravillosa en un pueblo a los alrededores de Valencia y me enseñaba cosas, siempre he tenido mucho respeto al flamenco, un respeto que sigo sin comprender del todo. Es como si no quisiera tocar algo que, quizás, no me pertenece, pero al mismo tiempo la conexión es tan bonita que no puede pasar desapercibida.
Esta canción habla del amor, quizá no correspondido, de la tristeza y la melancolía, pero, ¿cuál es tu visión de la letra?
La conexión que existe entre las personas a través de la mirada es un tema que me fascina y que me ha dado experiencias cambiándome como persona. Esta canción, para mí, entre otras muchas cosas, va de esto. Esa sensación tan visceral que es el sentir y dejar que sientan lo que tienes dentro de ti, a través de los ojos. Una de las últimas canciones que he sacado, Tus ojos verdes, va exactamente de esto también.
En cuanto al sonido, ni hay que decir que lo has cambiado por completo. Esa mezcla entre reggaeton y pop melancólico, ¿de dónde viene? ¿Cómo se te ocurrió fusionar una base así en esta letra?
Me gusta conectar cosas que en un principio pensarías no tienen nada que ver. De hecho, creo que ahí está la magia. En mi cabeza sonaba Y tu mirá y un mix desde las profundidades de Soundcloud, todo a la vez. Me parecía súper interesante mezclar estas dos energías, como si una canción tuviese muchas a la vez, con muchos sonidos distintos. Tampoco sabía si tendría mucho sentido o no y, evidentemente, tampoco pensé en si todo esto terminaría en una canción pegadiza. No considero que lo sea, ni que esa sea su función, está a caballo entre una canción con su videoclip, y una pieza de videoarte experimental y petardo con explosión sonora incluida, un poco las dos cosas.
El videoclip parece una simbiosis entre tus anteriores producciones: Tus ojos verdes, Verano en mi ciudad o Come on Me, siempre en ese puente entre lo orgánico y digital. ¿Qué quisiste transmitir con él?
Antes he hablado sobre la identidad. Para mí, una de las cosas que me han impulsado a crear desde siempre es esa necesidad de buscar una imagen, una estética, un sonido o un lugar donde me sienta identificada. Las personas trans no tenemos demasiados referentes y yo sabía que había algo que me faltaba. Siempre he trabajado con el autorretrato, tanto a través de fotografías como vídeo, intentando buscarme a mí misma. Podía irme sola a pasear en un bosque, una playa o una cueva, sacar la cámara y el trípode y grabarme a mí misma. Es un proceso de introspección que me ha ayudado mucho a entenderme a mí y a mi cuerpo, habitando lugares, y creo que en personas con una identidad de género disidente, la auto observación, de la forma que sea, es esencial para nuestra autoestima y supervivencia. En mi videoclip Come on Me la energía es intensa y sencilla; mi cuerpo desnudo caminando por una cueva, un cuerpo y un espacio un tanto inhóspitos, ambiguos, difusos. Era traducir en imagen y sonido cómo me sentía en ese momento, y conseguir llevarlo a cabo me ayudó a sentirme comprendida, de una manera y con un lenguaje muy delicado, especial.
El puente entre lo orgánico y lo digital me parece una conclusión que se hace obvia en la necesidad colectiva de las personas en estos momentos. Estamos inmersas en nuestros teléfonos, en la hipercomunicación, pero al mismo tiempo, necesitamos movernos, ver las hojas de los árboles bailar con el viento, tocar con los dedos la tierra y el agua para sentirnos vivas, para no deprimirnos.
En tu último lanzamiento, Las cosas, fantaseabas con un amor de verano en pleno diciembre. Cuando compones, ¿eres de las que busca la inspiración en nuevas emociones o de las que crean situaciones imaginarias?
Yo diría que soy las dos cosas, pero no que busque nuevas emociones para inspirarme, sino que, como a todo el mundo, siempre me están pasando cosas, no hace falta buscarlas. Si abres la mochila de experiencias, tenemos toneladas de buenos momentos, y muchas más de malos (risas). Usar esa mierda y transformarla en otra cosa me encanta. En cuanto a la fantasía, es cierto que hay una fuerte onírica en mi trabajo. Fantasear es parte del proceso de crecer y evolucionar como persona y, ¿por qué no bañarse en lugares que no existen, incluso en experiencias, emociones y sentimientos, que nunca ocurrirán? De todas formas ya ocurrieron en tu cabeza. Sin pasarse pero, let's be a little bit toxic with ourselves, it's okay. Es como la versión hiperbolizada de quejarse, yo creo que sin poder quejarme no estaría viva ahora (risas).
¿Cómo haces para salir de tu zona de confort y buscar la innovación?
Lo que intento hacer es cruzar un poco mis límites personales en cuanto a qué es para mí crear algo. Lo que quiero decir es que, si tú, por ejemplo, estás pintando un cuadro y de repente se te ocurre hacer algo que se sale un poco de tu marco mental y te hace que pienses, bueno, quizás me estoy pasando, o, quizás esto es un poco raro, o, quizás me siento incómoda por la posibilidad de que los demás vean esto como raro y me juzguen porque esto se sale un poco de lo que yo considero normal, quiere decir que vas por el buen camino. Sobre todo si te sorprendes porque es nuevo, y no sabes muy bien si va a ser chulo o un bodrio. Igual sí que estás llegando a algo especial y único, a un lugar que, por lo menos para ti, es desconocido y está por descubrir.
Por otro lado, el juego y la diversión te lleva a sitios que no te imaginas. Si estoy haciendo un anillo por ejemplo, y sin saber por qué, me apetece hacer una forma en particular o experimentar con un proceso distinto, aunque no tenga mucho sentido pero me parezca divertido, es posible que aprenda algo nuevo e incluso que surja algo chulo.
Pese a haber debutado hace poco, ¿consideras que has tenido algún highlight?
A pesar de ser una persona crítica y exigente conmigo misma, la verdad es que estoy súper agradecida por lo que estoy consiguiendo como artista. Siempre es duro crear cuando no ves tu trabajo reconocido y, aunque eso no debería ser el fin, siempre te llena de alegría y te hace sentir que tu trabajo es válido, que vale la pena. He pasado por distintas disciplinas a lo largo de los últimos años y estoy contenta de ver que se ha llegado a poner en valor de una forma u otra. Ahora mismo, que gente desconocida me escriba diciéndome que le encanta mi trabajo, o que se acerquen al final de un concierto diciéndome que se han emocionado mucho, o estar escribiendo una entrevista para vosotras, son cosas que a mí me llenan y me ayudan a seguir teniendo ilusión en las cosas que hago. Es muy fácil caer en la decepción y en el nunca voy a ser lo suficientemente buena o interesante, y sé que todas las personas que somos artistas estamos siempre en esa dicotomía mental. Vivimos en un mundo muy exigente que nos hace sentir que deberíamos estar constantemente creando, y eso es un patrón tóxico. Las personas no somos máquinas de producir, deberíamos poder tener nuestros tiempos. Para mí tomar un café o pasear y divertirme con las amigas, comer rico, o tener buen sexo es tan importante o más que el trabajo creativo, y todas las cosas se nutren unas de otras.
¿Qué dirías que te diferencia del resto de artistas emergentes? ¿Y lo que no harías nunca como artista?
¡Me parece una pregunta súper complicada! No me gustaría compararme con ninguna otra artista emergente, para empezar porque yo no creo que valga más que nadie, ni tampoco es eso lo que yo quiero proyectar a quien pueda leer esto. Mira, lo único que podría decir es que hacer las cosas con ilusión, y no tener miedo a enseñarlas, es la clave para que las cosas fluyan y que puedan ser vistas, reconocidas, o lo que sea. Tienes que creerte a ti misma, porque nadie más te va a creer. Es así de sencillo. Quizás tenemos que quitarnos ese peso tan grande y hacer las cosas sin exigirlas, ser la pieza de nuestra vida e intentar pasarlo bien, creer en nuestro trabajo y enseñarlo al mundo. Dedicarle tiempo a enseñarlo, a saber cómo hacerlo o cómo quieres hacerlo, e intentar salirte un poco de tus paredes mentales diciendo y expresando lo que realmente quieres con tu trabajo y tu vida.
Además de tu faceta musical, estás muy conectada al mundo de la moda: desfilaste para Abra, creas y vendes tu propia joyería… Eres toda una diva experimental. ¿Hay algo que no sepas hacer, Bella?
¡Qué te voy a decir! Por un lado, fake it until you make it, girl. Por otro lado, ¿es que acaso podemos las artistas permitirnos ser solo una cosa en estos tiempos? Porque parece que no. No solo tenemos que saber hacer bien nuestro trabajo, sino que tenemos que ser fotógrafas, cineastas, estilistas, modelos, productoras, escritoras, inteligentes, interesantes y un poco tontas (risas). Y bueno, tomándome más en serio la pregunta: no sé, creo que dentro de ser una mujer trans no binaria, soy una chica guapa, delgada, alta que puede entrar en el sample size de una modelo, y eso a veces me ha ayudado a ganar algo de dinero extra y a conectar con personas.
En cuanto a la joyería, siempre he estado obsesionada. De pequeña entraba en un museo o una joyería y me quedaba atontada viendo todas las piedras. Quería ser joyera. Y de repente ya de adulta, me llegó como de la nada. Me encanta crear cosas con las manos, cosas palpables. Y el hecho de que alguien pueda ponérselo y disfrutarlo es la guinda.
El pasado 11 de diciembre diste tu último concierto en Valencia, ¿tienes alguno más programado?
El próximo 12 de febrero a las 22:00h doy un concierto en el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) dentro del Festival Salmón. Podéis venir todas <3.
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