No existe una fórmula concreta para la creación artística más allá de la que funciona y la que mantiene a quien conduce con los pies en la tierra. Tampoco existe una fórmula concreta para cuando hay que hacerse oír, pero sí un resultado que enmarca la verdad y la evolución. 1328 días son eternos sin meditar. Pero en tres años caben varias vidas; como las que ha vivido Auto Sacramental. Lo que ya son migas de un synth-pop tecnicolor ha migrado a la esencia más visceral del dolor y de la angustia, y ha regresado cuando y como debía hacerlo: demostrando que nunca se había ido.
El conjunto, liderado por Jorge Mills, a quien entrevistamos hoy, ha mudado de piel para mostrar lo oscuro (pero bello) del proceso. De la naturalidad de los cambios, y de cómo así es más fácil abrazar el proceso. Y su resultado: un conjunto creativo que, bajo la inspiración de Albert Camus y la introspección personal, ha dado a luz a Diario de la plaga, su nuevo álbum.
Tenemos que empezar por el principio, preguntándoos por vuestro regreso. Dejando de lado algún mix y Nuevo amanecer, este es prácticamente vuestro comeback a la escena musical. ¿Cómo os sentís al respecto?
Con muchas ganas e ilusión de llevar las canciones nuevas al escenario y volver a girar fuera de Galicia. El primer disco, Cuestión de fe (2021), salió en plena pandemia, por lo que presentarlo fue complicado. En muchos casos con el público sentado y con mascarillas. Todos recordamos esos conciertos tan incómodos. Ahora las cosas han cambiado. Es un buen momento para la música en directo en general, y para el post-punk en particular.
Habéis estado fuera de la lanzadera de temas durante un tiempo, pero la música es un trabajo que nunca dejas del todo. O, al menos, que nunca te deja. ¿Cuánto tiempo llevabais con Diario de la plaga en mente?
El germen del disco surgió durante la pandemia, releyendo La peste de Camus y pensando en sus implicaciones filosóficas. En el libro, la peste es una metáfora. Camus habla sobre el odio y la desconfianza que se extienden por el mundo como una plaga, y cómo las personas eligen afrontarlo: algunas dejándose llevar y otras intentando luchar contra ello. Vivimos una época oscura. El orden mundial está cambiando, es más hostil. Podríamos decir que hay una nueva pandemia de odio y desconfianza.
¿Por qué, después de tanto tiempo, sacarlo justo ahora?
Porque por fin estaba listo. Estas cosas es mejor no apresurarlas. No creo que la música (ni el arte en general) deba ser esclavo de calendarios y agendas. Eso está bien cuando quieres lanzar un producto al mercado, pero no un disco. Sobre todo uno hecho así, poco a poco y con mucha atención al detalle.
Fui grabando Diario de la plaga por partes en Metropol Studios (Madrid) entre el 2022 y el 2024. Aunque soy madrileño ahora vivo en Santiago de Compostela, y he ido aprovechando visitas a Madrid para grabar. Decidí hacerlo en Metropol porque, aparte de ser un estudio increíble, quería grabar con Adolfo Párraga y Fran Meneses. Somos colegas desde hace muchos años y me apetecía esa conexión a la hora de trabajar.
“No creo que la música (ni el arte en general) deba ser esclavo de calendarios y agendas. Eso está bien cuando quieres lanzar un producto al mercado, pero no un disco.”
Tenemos que hablar también de los cambios que ha sufrido el conjunto en este tiempo, centrándonos en lo más obvio: el sonido. La banda sonora de Auto Sacramental ha agregado a Beta y Pedro Solla en bajo y guitarra, respectivamente, pero también ha migrado de un synth-pop y melodía alternativa bastante centrada en un sonido estructurado en el indie, a un post-punk mucho más acelerado, agresivo, disruptivo y directo. ¿Cómo ha sido el proceso de encontrar este nuevo sonido?
Ha sido un proceso natural de experimentación e introspección. El primer disco lo grabé con Guille Mostaza en Álamo Shock (también en Madrid) sin pisar el escenario, a veces solo con una letra y acordes como guía. Guille aportó mucho a nivel creativo. Construimos el disco sobre las influencias que compartimos de synth-pop y referentes clásicos del indie británico, como New Order. Pero al llevarlo al directo me di cuenta de que me faltaba intensidad. Así que, para Diario de la plaga, decidí hacer el proceso contrario: tocar las canciones antes en directo, aquí en Galicia, buscando el sonido ideal, más dinámico.
A la hora de componer, todas las canciones están construidas sobre loops de música electrónica experimental o techno. Sobre esa guía vamos añadiendo los demás elementos, dejando la voz y la letra para el final.
¿Estaba ya en vosotros, o ha bebido de otras fuentes?
El clima social y político que vivimos ha influido mucho. Es música oscura para tiempos oscuros y convulsos. Más allá de eso, siempre he sido muy fan del post-punk entendido como algo no necesariamente oscuro, sino que coge el espíritu del punk y lo lleva un paso más allá en términos de libertad creativa y experimentación, sin olvidar la ética DIY. Creo que eso se ha perdido un poco con el revival dark wave de hoy en día, en el que la oscuridad es muchas veces un look, una etiqueta más.
En Rip It Up and Start Again de Simon Reynolds (2006) cuenta como, durante la primera ola de post-punk, los artistas simplemente buscan esa libertad creativa, esa autenticidad. Hay muchos discos de esa época que son clásicos básicos para mí, cada uno con una personalidad única: Joy Division, This Heat, Mission of Burma, The Fall, Swans… También hay muchos grupos de ahora que nos inspiran a todxs: Fontaines DC, Dry Cleaning, Squid, Porridge Radio, Somos La Herencia, Alcalá Norte, o Viuda.
A pesar de los cambios, la voz se mantiene. Esas distorsiones y autotune tan distintivos y esa velocidad vocal tan poco común dentro del post-punk acelerado. ¿Qué queda del Auto Sacramental del 2021? ¿Cuál es la esencia que se mantiene?
No puedo cambiar mi voz (risas). Aunque no lleva distorsión, es así por naturaleza. Antes de Auto Sacramental cantaba (y tocaba el bajo) en un grupo de emo/hardcore punk. Puede que eso explique el efecto distor… De la encarnación de 2021 de Auto Sacramental queda la fascinación por el lado oscuro que todos llevamos dentro y por los símbolos y rituales que usamos, día a día, para controlarlo. Lo que no permanece es la estrategia de esconderse tras la ironía. Estas letras son más directas y sinceras.
Por mucho cambio que pueda ser percibido por el público, el principal cambio ha de estar en uno mismo; en vuestro caso, en la banda. ¿Cuál ha sido el más significativo para vosotros, quizás imperceptible a ojos de la audiencia?
Para mí todo ha cambiado desde el disco anterior: he cambiado de ciudad (de Madrid a Santiago de Compostela), he cambiado de trabajo y, sobre todo, he sido padre. Evidentemente esto te cambia la mirada completamente. Hace que veas el mundo con otros ojos.
La banda ha cambiado también: en Madrid tocaba con Adolfo (percusión digital) y Tábata (bajo), pero al mudarme a Galicia tuve que empezar de nuevo. Estoy muy contento de haber encontrado a Beta y Pedro, somos como tres hermanxs del rock (risas). Lo pasamos muy bien juntos, y tenemos muchas ganas de estrenarnos tocando fuera de Galicia.
Con todas estas modificaciones, ¿cómo ha sido el proceso creativo del nuevo álbum?
Ha sido un proceso intermitente desde 2022. Básicamente, hemos ido creando el álbum cuando podíamos (risas). En la banda, todxs trabajamos en otras cosas para poder vivir, como hacen muchos músicos. Así que el proceso creativo se centra en sesiones de mucha intensidad repartidas a lo largo del tiempo, en vez de algo más continuo y breve.
A la hora de grabar, he sido yo solo en el estudio con Fran y Adolfo de productores. Soy una especie de hombre orquesta, así que fui grabando canción por canción, instrumento por instrumento (salvo Réquiem, en la que Pedro grabó la guitarra, y Diario, la canción que da título al disco, en la que Fran grabó la guitarra). Antes de llevar los temas al estudio, los ensayaba en Santiago de Compostela con la banda para ir dándoles forma.
Vuestras letras han evolucionado hacia el trauma. Habláis sobre todo de violencia, agobio, incertidumbre… Incluso los propios títulos se han vuelto más gores y lúgubres. ¿Por qué esta temática y este hilo conductor tan oscuro? ¿Cuál ha sido la base de la conceptualización del álbum en estos tonos más turbios?
Sin dejar de lado la simbología religiosa y mística de Cuestión de fe (que está presente en canciones como Fuego y cuarzo con Elba Souto), es verdad que hay unos cuantos temas que juegan con términos médicos. Autopsia, disociación, estigma… La idea es explorar, en primera persona, el impacto emocional y psicológico del malestar que nos inunda, esa plaga de odio y frustración.
Hay grupos de música que tratan temas oscuros con altas dosis de ironía y humor, casi como que inspirándose en el cine de serie B. Vampiros, Halloween y demás. Pero no es nuestro caso. Diario de la plaga es oscuro porque habla de temas oscuros: un desencanto presente que nos duele a todxs. El siguiente disco podría perfectamente ser post-punk luminoso, estilo Echo & The Bunnymen o los Feelies, y celebrar la vida. No todo tiene por qué ser sombras y melancolía.
La estética que os acompaña y envuelve como banda también ha mudado de piel. Ver el videoclip de Arde y el de Fuego y cuarzo es como presenciar realidades paralelas. Los tonos se alejan del tecnicolor al sepia, la velocidad de las escenas incrementa, se añaden muchos recursos visuales que denotan ansiedad. Habladnos un poco sobre las decisiones artísticas que envuelven el álbum más allá de las canciones, y que han ayudado a complementar esta nueva era dentro del grupo.
Algo que me inspira mucho a la hora de crear es el cine. Me gusta trabajar con realizadoras y realizadores que admiro (y a los que considero amigxs) y plantear cada videoclip como una película en miniatura. La etapa anterior de Auto Sacramental de synth-pop irónico y bailable pedía neones y tecnicolor. Todo tenía un toque naive para acompañar a las letras, que se reían (muy sutilmente) de la España rancia.
Pero para esta nueva fase quería algo más sobrio, inspirado en el cine de terror, cyberpunk y de fantasía oscura. Son microuniversos cinematográficos que comparten un lenguaje visual inquietante, lleno de claroscuros, violencia y colores apagados. He disfrutado mucho trabajando con Colectivo Alison para los vídeos de Estigma y Máscara/disociación, con Wences Lamas para el de Fuego y cuarzo y con Rodrigo Rojo (Chrome XYZ) en Autopsia.
Lanzasteis cuatro singles de adelanto previo al álbum. ¿Por qué Estigma, Máscara/disociación, Fuego y cuarzo y Autopsia? ¿Cuál es el criterio que habéis seguido para escogerlos?
Básicamente, los lanzamos cuando estaban listos (risas). Es lo que tenía sentido al ir grabando el disco por partes, canción a canción. Máscara/disociación y Fuego y cuarzo van con featuring (de Ela Rea y Elba Souto, respectivamente), y las otras dos, sin.
También es cierto que ninguna de esas canciones es de las más inmediatas del disco, y en el tracklist todas van hacia la mitad o el final, con lo que es una manera de asegurarse de que la gente escucha el disco entero, en vez de quedarse solo con los tres primeros cortes. Como oyentes, somos yonkis de la inmediatez. Todo es ahora, y después de cinco minutos es parte del pasado. Es difícil luchar contra esa dinámica, pero hay pequeñas estrategias como esta para estar presente constantemente, más o menos, y que no te olvide el algoritmo.
De nueve temas, cinco son en colaboración con otros artistas. ¿Cuál ha sido la motivación para incluir a otros artistas en más de la mitad del álbum? Sobre todo, teniendo en cuenta que en Cuestión de fe solo había un featuring.
Siempre he pensado que la música se disfruta al máximo en comunidad, siendo parte activa de una escena. Vivimos en un mundo hiperindividualista y atomizado donde ya casi no hay escenas como las de antes, todo es permeable y efímero. Pero, al menos, es mucho más fácil que antes (con los medios que hay) hacer featurings, incluso a distancia. Es otra forma de compartir la música. Es emocionante compartir ideas y feedback y crear juntxs, aunque sea por email, como en el caso de Ela Rea, que vive en Barcelona, y con la que hemos hecho una canción a distancia.
¿Sentís que trabajar con otros artistas en proyectos propios y ajenos os aporta creativamente y como grupo? ¿De qué manera?
Rodearse de gente de la que puedas aprender siempre es enriquecedor, como he dicho antes. Además, le aporta mucho dinamismo al disco el hecho de que haya diferentes voces, cada una muy personal. Para cada canción con featuring, planteamos una estructura abierta y unas letras flexibles, para que el artista invitadx pueda aportar su creatividad. Ninguna de esas canciones hubiera sido exactamente igual de cantarla yo solo. Eso es muy bonito.
“Nosotros hacemos música porque nos apasiona. Si a otra gente le gusta y hay dinero que cambia de manos, estupendo. Pero el dinero no es la música.”
Sin salir del tema de la periodicidad en la industria, me gustaría preguntaros también vuestra opinión al respecto. La música es, además de una pasión, un negocio en el que hay que subsistir. Hay multitud de artistas que sacan tres discos en un año, pero no es vuestro caso. ¿Pensáis que para lanzar algo hay que estar preparado? ¿Qué opináis del ritmo que llevan algunos artistas, y que a veces los lleva a sacar música por sacar?
La música no tiene por qué ser un negocio. Como dijo el gran Steve Albini en la última entrevista que dio (en El Mundo): “Hay que abandonar la idea de que una carrera en la música solo es significativa si también paga las facturas. Es como decir que una relación amorosa solo es legítima si también es rentable”. Nosotros hacemos música porque nos apasiona. Si a otra gente le gusta y hay dinero que cambia de manos, estupendo. Pero el dinero no es la música. Muchas de las bandas que me han cambiado la vida no vivían de ello (o al menos no exclusivamente). Desde Slint a Cuchillo de Fuego, pasando por John Maus u otras bandas de culto como Oppenheimer Analysis. Evidentemente, la música también puede ser un negocio millonario, pero ese aspecto no me interesa. Me resulta totalmente ajeno.
Hablando de la periodicidad en la música, no puedo evitar pensar en Carmen Boza, que acaba de dejarlo porque no puede con el ritmo insano que imprime el algoritmo y las redes sociales de tener que sacar contenido constantemente para poder existir. Está impactando negativamente en su salud. Es ridículo que ahora, además de todo el trabajo que conlleva ser músico, tengamos que ser creadores de contenido, como esclavos de una autopromoción permanente. Si haces eso te conviertes a ti mismo en producto y el mercado gana.
Tenéis vuestro primer contacto con el escenario tras dar a luz a Diario de la plaga este sábado 19. ¿Cómo esperáis el recibimiento del público? ¿Queréis que vean una nueva versión, o que se sientan como de costumbre?
Queremos que vean una versión evolucionada. La esencia de Auto Sacramental sigue ahí: un cruce entre synth-pop luminoso y post-punk sombrío. Y, evidentemente, tocaremos canciones del primer disco y del EP debut.
¿Qué le espera al futuro más próximo de Auto Sacramental? ¿Cuáles son vuestros próximos compromisos y deseos?
Tenemos una serie de conciertos fuera de Galicia que nos hacen muchísima ilusión. El 30 de noviembre volvemos a Barcelona. La última vez que toqué allí fue en 2021 y lo hice en solitario porque me pilló en el momento de mudarme a Galicia. Acabábamos de disolver la formación anterior de Madrid y no había montado todavía la nueva banda gallega. Así que va a ser fantástico poder tocar todxs en Barcelona, ahora que estamos bien rodados. Luego tenemos otras fechas por anunciar como Santander, Bilbao, Oporto, Liverpool, Bruselas… El objetivo de todo esto es poder compartir la música sobre los escenarios.
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