Basta de tecnicismos y parafernalia: la moda debería ser comprensible para todo el mundo. Al final, todos practicamos moda cada día: al vestirnos por la mañana, al decidir qué comprar o consumir, y al apoyar (o criticar) a nuestras marcas favoritas en redes sociales. Entonces, ¿por qué no poder comprender esta industria de manera sencilla? Esta concepción de un sector que abarca desde el arte del diseño, hasta la psicología y sociología del marketing, es la que defiende Aritz Larrabe, una de las voces más auténticas y frescas en la comunicación de moda en redes sociales.
Como si estuvieras tomando un café con un amigo de toda la vida, mientras comentáis el último desfile de Prada: así es como este creador quiere que se reflexione sobre una de las industrias más complejas, pero también más divertidas e interesantes, de la actualidad. ¿No es esta, quizá, la mejor manera de aprender? En esta entrevista, Aritz nos abre las puertas de su proceso creativo, sus referentes y los retos que ha enfrentado como creador de contenido en un mundo tan competitivo y visual como la moda.
Desde sus primeros pasos hasta cumplir sueños como colaborar con marcas icónicas como Prada, Aritz nos comparte su visión sobre la autenticidad, la evolución de la industria y los proyectos que todavía tiene por delante, demostrando que detrás de cada publicación hay un trabajo meticuloso, pasión y, sobre todo, una mirada única sobre la moda.

¡Hola, Aritz! Encantada de saludarte. Primero de todo, ¿cómo estás? ¿Cómo ha sido este mes de fashion week para ti? Imagino que intenso.
Hola, ACERO :) Un placer estar por aquí. Justamente mientras tecleo esto estoy en un vuelo rumbo a la 080 Barcelona Fashion, con la que cerramos la temporada Spring/Summer 2026. Son tiempos ajetreados entre los horarios para consumir el contenido, formarse una opinión propia, grabarla y editarla a tiempo. Pero, en general, estoy muy feliz.
¿Cuándo descubriste que la moda era una verdadera pasión para ti y qué te llevó a decidir que querías dedicarte profesionalmente a ella?
Mi primer acercamiento a la moda como tal fue a los catorce años. Recuerdo que estaba viendo YouTube (consumía muchos youtubers de moda y belleza) y me apareció un desfile en el feed. Lo vi y flipé, pensé, necesito ver más. Ahí fue cuando descubrí las diferentes fashion weeks y me vi la mayoría de los desfiles de esa temporada. A la vez, empecé a seguir a las marcas en redes sociales y a los bloggers que acudían a esos desfiles. Desde entonces no me he perdido ninguna fashion week. Para mí, en aquel momento, era simplemente un hobby, como quien ve una serie o lee un libro. Solo que, en mi caso, cada desfile era un capítulo.
Estudiaste diseño de moda en la universidad. ¿Cómo fue esa experiencia y qué te llevó a enfocar tu carrera más hacia la creación de contenido y la comunicación de moda?
Después de haber consumido durante tanto tiempo todos esos desfiles, me picaba mucho la curiosidad de cómo sería pasar de espectador a ser yo quien crease esas prendas y, potencialmente, presentarlas. Algo bastante curioso es que nunca he tenido un background artístico: cursé el bachillerato científico y mi idea inicial era estudiar medicina en Cuba (soy cubano por parte materna). Pero tres semanas antes de la selectividad y decidir qué rumbo quería que tomase mi vida, me pregunté, ¿realmente quieres esto para ti? Y decidí convertir mi hobby en mi futuro profesional.
En tercero de carrera de moda, durante la pandemia, no teníamos mucho que hacer porque todo estaba cerrado, así que decidí empezar a compartir mis opiniones en TikTok. Más que nada lo hice porque no tenía con quién hablar de diseñadores que hoy son más conocidos, pero que hace seis años eran bastante de nicho (Knwls, Richard Malone, Chopova Lowena). Para mi sorpresa, la acogida fue increíble: a la gente le gustaba lo que contaba y las marcas empezaron a contactarme, no solo para vender un producto, sino para que hablara de su universo desde mi propio prisma estético. Antes de acabar la carrera ya estaba trabajando en el sector, no exactamente en lo que imaginaba, pero me alegra mucho que el camino haya tomado este rumbo y haber apostado por mi proyecto personal.
En tercero de carrera de moda, durante la pandemia, no teníamos mucho que hacer porque todo estaba cerrado, así que decidí empezar a compartir mis opiniones en TikTok. Más que nada lo hice porque no tenía con quién hablar de diseñadores que hoy son más conocidos, pero que hace seis años eran bastante de nicho (Knwls, Richard Malone, Chopova Lowena). Para mi sorpresa, la acogida fue increíble: a la gente le gustaba lo que contaba y las marcas empezaron a contactarme, no solo para vender un producto, sino para que hablara de su universo desde mi propio prisma estético. Antes de acabar la carrera ya estaba trabajando en el sector, no exactamente en lo que imaginaba, pero me alegra mucho que el camino haya tomado este rumbo y haber apostado por mi proyecto personal.
¿Quiénes han sido tus grandes referentes en moda y por qué te inspiran?
Siempre me ha gustado seguir a personas con criterio y sin pelos en la lengua. Creo que la razón por la que no me considero un crítico de moda es precisamente por el respeto que le tengo a quienes sí lo son: Vanessa Friedman, Pam Boy y HauteLeMode son figuras que enriquecen enormemente la conversación sobre moda y poseen una visión tan única que me inspiran a perfeccionar cada detalle de mi propio trabajo. Nunca sabes quién puede estar viéndote o escuchándote.
En cuanto a diseñadores, hay muchísimos que me inspiran, pero resueno especialmente con Miuccia Prada. Me fascina su manera de entender la ropa: es una mujer que celebra el arte de vestirse desde la practicidad. Podríamos decir que, si tuviera que reencarnarme en alguien, me pediría ser Miuccia.
En cuanto a diseñadores, hay muchísimos que me inspiran, pero resueno especialmente con Miuccia Prada. Me fascina su manera de entender la ropa: es una mujer que celebra el arte de vestirse desde la practicidad. Podríamos decir que, si tuviera que reencarnarme en alguien, me pediría ser Miuccia.
¿Cómo defines tu estilo personal y cómo evoluciona a lo largo del tiempo?
Nunca me ha gustado definir mi estilo personal porque es un concepto muy difuso que se alimenta de todo tu universo. Me gusta mezclar cosas que me resultan estéticamente atractivas, ni siquiera tiene que ser ropa como tal. Si considero que un jarrón se ve bien en la composición que acabo de crear, lo llevo. Tengo una mentalidad más parecida a la de un pintor que compone un cuadro que a la de alguien que se viste solo para verse ‘guapo/a’. Lo que más me interesa es crear una composición armónica a través del color, el tejido y la silueta.
Pero no siempre he sido así. También pasé por esa fase de intentar recrear looks que veía en desfiles o en Pinterest cuando tenía quince años, y creo que es algo muy sano; si no experimentas, nunca vas a descubrir en qué punto te sientes cómodo con tu propio proceso creativo. Por eso, animo a todo el mundo a permitirse jugar y experimentar sin expectativas. Es muy liberador.
Pero no siempre he sido así. También pasé por esa fase de intentar recrear looks que veía en desfiles o en Pinterest cuando tenía quince años, y creo que es algo muy sano; si no experimentas, nunca vas a descubrir en qué punto te sientes cómodo con tu propio proceso creativo. Por eso, animo a todo el mundo a permitirse jugar y experimentar sin expectativas. Es muy liberador.
“Animo a todo el mundo a permitirse jugar y experimentar sin expectativas. Es muy liberador.”
¿Podrías describir tu proceso creativo cuando tienes que comentar una colección, desfile o tendencia?
Por lo general empiezo viendo el desfile en vídeo para apreciar los tejidos, los colores y las siluetas en movimiento. Después lo reviso en fotografías, donde puedo detenerme en los detalles: pendientes, anillos, texturas de cerca, etc. Una vez lo he visto, ya tengo una idea de si me ha gustado estéticamente o no, pero me gusta contextualizarlo para entender mejor ciertos matices. Para eso suelo leer las notas del desfile o artículos que se hayan publicado al respecto.
A partir de ahí comienza mi trabajo real: busco referencias de todo tipo, investigo sobre el diseñador o diseñadora (de dónde viene, en qué marcas ha trabajado, qué tipo de colecciones ha presentado antes), y analizo si hay algún símil estético o patrón repetitivo con la marca para la que trabaja actualmente y cómo ha integrado sus propios códigos en el lenguaje de esa firma. Esta parte es la más compleja: lleva tiempo y, no te voy a mentir, a veces te deja un poco cucú.
Después suelo anotar en una libreta los detalles que no quiero olvidar y grabo. No me gusta seguir un guion estricto porque le resta naturalidad al resultado. Finalmente, edito y publico. Creo que el contexto lo es todo: desde el país en el que se realiza el desfile hasta sus leyes o su situación sociopolítica. Todo influye, aunque no siempre esté directamente relacionado con la moda.
A partir de ahí comienza mi trabajo real: busco referencias de todo tipo, investigo sobre el diseñador o diseñadora (de dónde viene, en qué marcas ha trabajado, qué tipo de colecciones ha presentado antes), y analizo si hay algún símil estético o patrón repetitivo con la marca para la que trabaja actualmente y cómo ha integrado sus propios códigos en el lenguaje de esa firma. Esta parte es la más compleja: lleva tiempo y, no te voy a mentir, a veces te deja un poco cucú.
Después suelo anotar en una libreta los detalles que no quiero olvidar y grabo. No me gusta seguir un guion estricto porque le resta naturalidad al resultado. Finalmente, edito y publico. Creo que el contexto lo es todo: desde el país en el que se realiza el desfile hasta sus leyes o su situación sociopolítica. Todo influye, aunque no siempre esté directamente relacionado con la moda.
¿Cómo ves la relación entre contenido digital (Instagram, TikTok, YouTube) y el mundo tradicional de la moda (revistas, pasarelas, prensa especializada)?
Aunque en los últimos años sí he notado un intento de acercamiento y mayor comprensión hacia el sector de la creación de contenido, mentiría si dijera que no siento cierto menosprecio por parte del sistema más tradicional, sobre todo por no tener una gran cabecera que respalde nuestras opiniones. Me gustaría que se nos viera como aliados más que como competencia. Que pudiéramos trabajar en conjunto para mejorar la calidad y la proyección de la moda en nuestro país. Es un objetivo que compartimos.
También entiendo que los perfiles de redes sociales que aparecen en las revistas suelen ser cuentas muy grandes, normalmente vinculadas a algún sponsor, lo que hace que su presencia sea casi ‘obligada’. Pero me encantaría que, del mismo modo que se publican artículos sobre diseñadores emergentes, también se diera espacio a creadores de contenido que están aportando algo valioso a la cultura y a la educación visual del país.
Por mi parte, siempre tengo las puertas abiertas y estoy dispuesto a escuchar y colaborar.
También entiendo que los perfiles de redes sociales que aparecen en las revistas suelen ser cuentas muy grandes, normalmente vinculadas a algún sponsor, lo que hace que su presencia sea casi ‘obligada’. Pero me encantaría que, del mismo modo que se publican artículos sobre diseñadores emergentes, también se diera espacio a creadores de contenido que están aportando algo valioso a la cultura y a la educación visual del país.
Por mi parte, siempre tengo las puertas abiertas y estoy dispuesto a escuchar y colaborar.
¿Cuáles son los mayores retos que has enfrentado como creador de contenido en el ámbito de la moda?
El mayor reto es diferenciarte. Hoy en día todo el mundo tiene un móvil, TikTok y una opinión; cada día aparecen cientos de perfiles comentando desfiles. Todos hacemos lo mismo, pero no todos decimos lo mismo… o al menos quiero creerlo. Reinventarse es, sin duda, una de las partes más difíciles de este sector. Se nos exige crear contenido novedoso e interesante, pero al mismo tiempo breve y conciso, de manera constante. Somos, en cierto modo, esclavos del algoritmo.
La gente no siempre entiende que desarrollar ideas y proyectos con verdadero trasfondo es prácticamente imposible con los ritmos tan frenéticos de las redes sociales. Hay proyectos que requieren meses de trabajo, y, aun así, se espera que publiquemos contenido a diario. Es un ritmo difícil de sostener, y no me sorprende que nos cueste tanto cuidar nuestra salud mental. Al final, como cualquier autónomo, cuando llegas a casa, desconectar resulta casi imposible.
La gente no siempre entiende que desarrollar ideas y proyectos con verdadero trasfondo es prácticamente imposible con los ritmos tan frenéticos de las redes sociales. Hay proyectos que requieren meses de trabajo, y, aun así, se espera que publiquemos contenido a diario. Es un ritmo difícil de sostener, y no me sorprende que nos cueste tanto cuidar nuestra salud mental. Al final, como cualquier autónomo, cuando llegas a casa, desconectar resulta casi imposible.
¿Alguna vez has sentido presión para seguir lo que ‘está de moda’ o ajustarte a expectativas externas? ¿Cómo lo manejas?
La verdad es que no. Sigo haciendo el contenido que me apetece y me ilusiona. Sorprendentemente, la gente sigue confiando en mi criterio cinco años después. Creo que también se debe a que siempre he sido muy fiel y honesto en mi contenido. Cuando mi marca favorita presenta una colección que no me gusta, lo digo; no me deja cegar el ‘fanatismo’. Me considero una persona muy imparcial. De lo que sí soy consciente es de que nunca te puedes relajar: nadie es imprescindible, y en el momento en que flojeas, hay cientos de personas detrás deseando ocupar tu lugar.
¿Cómo seleccionas las marcas o colaboraciones con las que trabajas? ¿Qué criterios consideras imprescindibles?
Lo principal y primordial es que tengo que creer en el proyecto y que se alinee conmigo. Me han ofrecido proyectos anuales muy bien remunerados en los que no creía y los he acabado rechazando porque no quiero ver en mi perfil un tipo de contenido del que no me sienta orgulloso. Y, aunque a mucha gente le pueda sorprender, soy un perfil bastante polifacético que entiende la moda como un órgano estético. Es decir, puedo trabajar con marcas muy dispares entre sí siempre que haya armonía visual. Puedo despertarme un día siendo un ‘niño Chanel’ y al siguiente un ‘niño Chopova Lowena’.
Lo que tengo muy claro es que trabajo con marcas que creen en lo que soy y represento, y no solo en una cuenta con equis número de seguidores. Hay matices como la credibilidad, el gusto o el posicionamiento que no siempre son tangibles, pero que tienen un valor enorme.
Lo que tengo muy claro es que trabajo con marcas que creen en lo que soy y represento, y no solo en una cuenta con equis número de seguidores. Hay matices como la credibilidad, el gusto o el posicionamiento que no siempre son tangibles, pero que tienen un valor enorme.
“Solo exponiéndote a mucha moda podrás formar tu propia opinión, y solo cuando lo has visto todo podrás decidir qué te gusta y qué no.”
¿Recuerdas un momento o en tu carrera que haya sido especialmente significativo para ti? ¿Por qué?
El momento más especial de mi trayectoria en redes sociales fue cuando trabajé con Prada por primera vez. Prada ha sido, y sigue siendo, mi marca favorita; además, fue la primera que vio mi potencial y decidió confiar en mí. Hice una campaña de bolsos con ellos y, posteriormente, tuve la suerte de poder asistir al desfile vestido por Prada. Para mí fue como un check en la lista de cosas que hacer antes de morir: era con lo que llevaba soñando toda la vida y poder hacerlo realidad fue una de las experiencias más alucinantes que había vivido hasta entonces. A día de hoy sigo trabajando para ganarme un lugar en todos esos desfiles en los que aún no se me ha dado la oportunidad de estar, pero confío en que lo lograré.
¿Qué crees que necesita cambiar en la industria de la moda?
La energía de mean girl. Me parece lamentable que en muchos entornos laborales aún se espere que los demás sufran solo porque alguien se comporta de manera deplorable. Todos hemos visto El diablo viste de Prada, pero no eres Miranda Priestly ni llegarás a su puesto adoptando esa actitud, así que lo mejor es ser más humilde. Y, por supuesto, la cultura del cigarro y las drogas, que sigue muy presente en ciertos círculos de la industria.
Para ti, ¿qué papel juega la autenticidad en redes sociales, especialmente en un sector tan competitivo y visual como la moda?
Aunque suene a cliché, la autenticidad lo es todo. Y no me refiero a ser Alexander Fleming descubriendo la penicilina, sino a compartir cosas que sean honestas y coherentes con quien eres. Odio la frase ‘todo está inventado’, pero, en cierta manera, tiene razón. Hoy en día, no solo en perfiles personales sino también en marcas, lo que mejor funciona es un buen storytelling: saber comunicar con éxito lo que quieres transmitir. Las redes sociales van de eso actualmente: transmitir honestidad y no artificialidad, compartir y no esconder. El gatekeeping es de feas.
¿Tienes algún tip práctico para alguien que quiere empezar a comentar o crear contenido sobre moda?
Si quieres hacer reviews, estudia y documéntate. Y no me refiero a hacer una búsqueda rápida en Wikipedia o ChatGPT, sino a consumir documentales, revistas, artículos, fotografía… todo. Solo exponiéndote a mucha moda podrás formar tu propia opinión, y solo cuando lo has visto todo podrás decidir qué te gusta y qué no. Si quieres crear contenido más centrado en styling o ropa, permítete fallar y experimentar. La moda, al igual que todo, es un proceso que no se destruye, solo se transforma.
Y, bueno, sé constante… pero yo no te he dicho nada.
Y, bueno, sé constante… pero yo no te he dicho nada.
¿Qué podemos esperar de Aritz Larrabe en los próximos años? ¿Tienes en mente algún proyecto o meta que te entusiasme especialmente?
En los próximos años, con un poco de suerte (y mucho trabajo), espero que me veáis hasta en la sopa (risas). Mi meta es poder hacer las reviews desde los propios desfiles, para entender mejor la colección y las prendas, es lo único que me falta para poder dar el cien por cien en mi trabajo. Siempre he defendido que la moda debería ser comprensible para todo el mundo, sin tanto tecnicismo ni parafernalia, y me gusta pensar que eso es lo que transmito: como un amigo que se sienta contigo en una terraza y te explica, de manera directa, lo que piensa de un desfile.
Además, me gustaría desarrollar un proyecto paralelo que seguiría comunicando en redes sociales: quizá una marca, quizá trabajar como estilista, o quizás hacer consulting. Aún no lo sé, pero tengo claro que no quiero dedicarme únicamente a las redes sociales toda la vida.
Además, me gustaría desarrollar un proyecto paralelo que seguiría comunicando en redes sociales: quizá una marca, quizá trabajar como estilista, o quizás hacer consulting. Aún no lo sé, pero tengo claro que no quiero dedicarme únicamente a las redes sociales toda la vida.










