Anne Lukin dice ser tan “solo una chica que hace canciones”, como si se tratara de algo simple y no fuese la mejor combinación posible. Una chica que hace música, pues no hay nada más perfecto. Su música no es solo bonita, también habla sobre las emociones de manera profunda y honesta. 
El miedo de no saber identificar el amor, a qué el temor a la soledad controle tu vida, el aprendizaje de que el amor no es puro ni perfecto, no es ideal. “Esta canción son preguntas que quieren ser contestadas, un pacto con esa búsqueda. Y con la incomodidad que supone. No quiero que olvidar cómo sabe el amor sea el precio a pagar para no estar sola”. La idea de quedarnos solas nos atormenta, desde la tía solterona hasta la mujer que solo es mujer cuando está con un hombre. Nadie nos ha enseñado lo que es realmente el amor, pero Anne nos habla desde la sinceridad del autoaprendizaje y el querer.
Mucha gente te conocerá pero, para quien aún no siga tu trabajo, ¿quién es Anne Lukin  y cómo es su música?
(Risas) ¡Por dios, qué pregunta más difícil! Solo una chica que hace canciones.
Tras salir de la academia de OT te mudaste a Barcelona, ¿por qué tomaste esta decisión? ¿Cómo te sientes ahí?
Se juntaron varias cosas. Necesitaba salir de Iruña, todo mi equipo estaba aquí, quería empezar a estudiar en el Taller de Músics, y la alternativa, que era Madrid, me daba mucho más miedo. La verdad es que desde el principio tuve muy claro que Barcelona era el sitio en el que quería vivir. Y al principio me costó, claro. Tenía 19 años, no conocía prácticamente a nadie y lo de independizarse tan pequeña suena mejor en las pelis, desde luego.
Al principio tenía esta sensación de estar todo el rato de paso, no la sentía casa. Pronto conocí a las personas que me hacen sentir en casa, al final creo que es ahí donde encuentro siempre la sensación de hogar. No me imagino viviendo en otro sitio, todo mi entorno tanto profesional como personal está aquí. Y siempre encuentro algún hueco para escaparme y ver a mi familia en Pamplona.
Hace poco estrenaste No quiero, ¿cómo has recibido el feedback del público?
Con estas dos últimas canciones he vivido todo el proceso muy diferente. Creo que lo he compuesto todo desde un sitio un poco más consciente, me he implicado más en la producción y he hablado de temas que para mí son muy importantes, lo que hace que me sienta más vulnerable pero también con la sensación de que todo es mucho más mío. El hecho de que el feedback haya sido tan bueno, de que haya podido tocar los temas tan pronto en directo y ver la reacción real de la gente también lo ha hecho todo más bonito. Estoy muy contenta porque es una etapa nueva para mí, un sonido distinto y una manera de hacer las canciones diferente. Ver que la gente quiere acompañarme también por aquí me hace feliz.
Háblame más acerca de No quiero. En la canción tratas el miedo a estar sola, los límites del amor o incluso la idealización. ¿Qué emociones te inspiraron a componer esta canción?
No quiero está compuesta en un momento en el que me vi rodeada de relaciones donde el amor siempre parecía más una medida desesperada contra la soledad que una elección honesta. Creo que tenía mucho miedo a no saber reconocerlo cuando lo tuviera delante. Esta canción son preguntas que quieren ser contestadas, un pacto con esa búsqueda. Y con la incomodidad que supone. No quiero que olvidar cómo sabe el amor sea el precio a pagar para no estar sola.
Tus canciones son muy emocionales, ¿cómo es tu proceso creativo? ¿Compones desde la impulsividad o la racionalización de esos sentimientos?
Mis primeras canciones fueron todas desde la impulsividad, las vomitaba en una sola mañana, no les daba muchas vueltas. Tenía algo que decir y cualquier medio me valía para soltarlo. Con estas últimas fue diferente. Tanto con Ni olvidar como con No quiero empecé escribiendo un bruto, una carta para mí, dándole vueltas, masticándolo mucho. De ahí saqué frases que me gustaban y con ellas empecé a componer. Pero desde un sitio más racional y pensado. También fue la primera vez que compuse directamente con máquinas, sin guitarra de por medio. Y eso cambia el proceso. Fue muy divertido y más consciente supongo. Las dos maneras de componer me gustan, creo que responden mucho a mi estado anímico. Hacer canciones es algo tan íntimo que creo que inevitablemente hacen de espejo.
¿Cómo ha sido tu desarrollo musical de los últimos tres años? ¿Qué estilo e influencias predominan en tus canciones?
Creo que todo lo que escucho influye de alguna manera en lo que después compongo. Me he ido a mis Me gusta en spotify para poder decir algún nombre: Tulsa, Abba, Silvana Estrada, Zahara, Lizzy Mcalpine, Phoebe Bridgers, Low, Bon Iver, Chet Baker, Nelly Furtado, Egon Soda, Penelope Scott, Julia Jacklin, Wet Leg, Fleetwood Mac, Billie Eilish. etc. Creo que estoy empezando un camino más electrónico y, ¿tal vez un poco más pop? No lo sé, no se me da nada bien definir mis canciones, acepto sugerencias. Que cada una las llame como quiera (risas). 
Respecto a OT 2020, ¿crees que fue una buena decisión participar en el programa? ¿Cómo ha influido en tu carrera?
Entrar al programa cambió mi vida. Yo estaba empezando primero de Comunicación Audiovisual en Bilbo, ni de coña me imaginaba que componer canciones y vivir de ellas fuese una posibilidad para mí. Abrirme ese camino ha sido algo clave. Fue una buena decisión simplemente por el hecho de que me ha traído hasta donde estoy ahora. Probablemente no sería quien soy ni estaría haciendo nada de esto si el día del casting hubiese ido a clase de economía como tocaba.
Tu edición coincidió con la pandemia, por lo que muchas de las oportunidades que tuvieron los participantes de ediciones anteriores no pudieron presentarse para vosotros, ¿cómo te sentiste al salir de un programa de máxima exposición?
La verdad que, para mí, aún con pandemia de por medio, el shock de la salida, las redes, los medios… fue brutal. Me costó acostumbrarme y lo viví con cierta ansiedad, aunque un poco disociada también, supongo que como protección. En mi caso, el apoyo de mis amigas y mi familia fueron esenciales, la sensación de casa y de que seguía siendo la misma Anne que antes de entrar.
Recientemente actuaste en Madrid y has estado participando en varios festivales de verano, ¿cuál es tu experiencia como cantante actuando en festivales? ¿Qué ventajas e inconvenientes encuentras?
Tengo sentimientos encontrados (risas). Recuerdo la sensación del primer festival, no se pareció mucho a la idea romántica e idealizada que yo traía de casa. No es un concierto en una sala, donde sabes que la gente ha venido a verte a ti y que va con toda la intención de escucharte. Es verdad que el nivel de exposición y de publicidad que te da estar en un cartel no te lo dan muchas cosas. La oportunidad de que la gente que no te conoce descubra tu música es algo muy chulo. Y la adrenalina de tocar delante de tanta gente, esa energía, es muy loca.
Pero también es verdad que creo que estamos creando un monstruo. Nos estamos acostumbrando a este bucle de festivales en verano, pero el resto del año nosotros seguimos tocando, seguimos necesitando que nos vengáis a ver a las salas. Y creo que es un poco trampa esto de acostumbrarnos a consumir la música así. 
Has comentado que, para poder tener cierta estabilidad mental y económica, decidiste compaginar la música con un trabajo asalariado, ¿cómo lo haces?
Creo que todavía estoy en busca de esa fórmula, intentando encontrar la manera en la que pueda seguir haciendo lo que me hace feliz pero sin esa incertidumbre o precariedad que lo rodea. A veces es complicado compaginarlo todo, no dejan de ser dos trabajos y dos estilos de vida totalmente diferentes. El 80% de mis amigas músicas, ilustradoras, bailarinas, etc. tienen que compaginarlo con más cosas. Es la realidad de las que nos dedicamos al arte. Todas estamos buscando esa fórmula.
Me hace sentir acompañada, pero no quiero romantizarlo, creo que es algo que tiene que cambiar. Y creo que parte de la responsabilidad la tenemos todas como consumidoras. Hay que conseguir darle la importancia y el valor que tiene al arte de una vez por todas, educarnos en que ir a un concierto o pagar por una exposición o por ver un teatro no es un capricho. Sacarlo de ese sitio elitista donde lo hemos metido. 
Eres autónoma y autoeditas tus canciones, ¿qué complicaciones encuentras a la hora de compartir tu música? ¿Qué te llevó a tomar esta decisión?
Para mí el poder decidir cómo, cuándo y qué sacar es muy importante. Quiero tener todo el control posible sobre mis canciones y mi proyecto. La parte buena de autoeditarte es que todo eso lo tienes. La parte no tan buena es que tú misma eres tu propia jefa, tú misma eres tu banco y hay muchas cosas de las que tú y solo tú puedes ocuparte. A veces la responsabilidad y esa presión autoimpuesta me comen un poco. También creo que es súper importante el equipo del que te rodees, y en eso he tenido mucha suerte. Solas no vamos a ningún sitio.
La industria musical puede llegar a ser abrumadora, ¿cómo llevas las exigencias de producción e inmediatez?
A días (risas). Creo que es de las cosas que más me cuestan de esta profesión. Esta cosa de la inmediatez, de las redes y del ritmo de consumo que estamos cogiendo me asusta un poco, la verdad. Hace poco vi una entrevista de Silvia Pérez Cruz hablando sobre este tema. Decía que no somos máquinas, que las canciones responden a una vida real, a unos sentimientos reales. Y que tratarlas (y que tratarnos) como simples productos le quita el sentido a todo esto. No pude estar más de acuerdo. Cuando la escuché hablar con esa calma y esa sabiduría suya sentí alivio, como un abrazo. Os recomiendo escuchar esa entrevista (y a ella) 100%.
Estás sacando música nueva mientras que por Instagram nos actualizas de tus próximos conciertos, ¿algo que nos quieras adelantar?
Estoy trabajando en un segundo disco, componiendo y produciendo. Pronto saldrán más canciones (y alguna colabo). Tengo muchas ganas y mucha ilusión por seguir con este camino. ¡Qué ganas de que lo escuchéis!
ANNELUKIN-ACERO-4.jpg
Falda ALESSANDRO ENRIQUEZ, top ZARA, collares de la artista.
ANNELUKIN-ACERO-8.jpg
ANNELUKIN-ACERO-9.jpg
Vestido MANUEL TISCARENO.
ANNELUKIN-ACERO-1.jpg
Full look WINDOWSEN, botas MERRFER.
ANNELUKIN-ACERO-6.jpg
Top, falda y pantalón VÍCTOR VON SCHWARZ, zapatos MERRFER, mangas H. COUTURE.
ANNELUKIN-ACERO-5.jpg
Full look SARA WONG.
ANNELUKIN-ACERO-3.jpg
Full look ANDRÉS SARDÁ, botas SARA WONG.
ANNELUKIN-ACERO-2.jpg