“Ay, tía, no sé”, escuchamos decir a Ángeles Toledano en La palabra de la boca, uno de los temas que conforman Sangre sucia, su disco debut. Pero es mentira. Esta jienense sabe, y mucho. Sucia o no, lo lleva en las venas. Su primer encuentro con el cante jondo se produjo a los seis años de la mano de su abuelo, a orillas del Guadalquivir. Valderrama, Cepero, Fosforito, Caracol; las voces masculinas le llegaron solas, dice. Las femeninas las buscó: La Paquera de Jerez, La Niña de los Peines, Isabelita de Jerez, Estrella Morente. Y hasta ahora, lo que hoy es: una de las más brillantes voces del flamenco actual.
Ángeles Toledano es cantaora por derecho. Se sabe y piensa en total libertad, algo que refleja en Sangre sucia, una ópera prima cargada de mestizaje, pasión y aliento. En este primer álbum, lo de antes y lo de ahora se funden. El cante tradicional se hace grande abrazando sus inquietudes más sinceras, representadas a través de letras propias donde hay movimiento y quemazón, pero también ternura y purismo.
Sangre sucia es el totum revolutum de su identidad como artista. Un cóctel que conecta los diferentes palos del flamenco con las nuevas generaciones y con las preocupaciones de ahora, que, en muchos casos, son también las de antes. Soleás, bulerías, jaleos, alegrías y tonás se elevan con reflexiones en las que poder sumergirnos. 
A materializar esta mezcla de ambos mundos han ayudado, sin duda, la producción de Javi ‘Harto’ Rodríguez, ganador de un Grammy Latino como Mejor Ingeniería de Grabación por su trabajo en El madrileño, de C.Tangana, y la guitarra flamenca de su infaltable compañero de mil batallas, Benito Bernal. Una combinación ganadora a la que también contribuyen otras colaboraciones muy particulares y nada fortuitas.
En este disco nada es porque sí, desde luego. Ejemplo de ello son los versos de poetas como Lorca o Alberti, que aparecen salpicando todo el disco con escenas de la tierra, de esa Cora de Yayyan afincada en la biografía de Instagram de Ángeles. Ya en la bulería Nocturna manzana comparten composición, por ejemplo, Benito Bernal y la propia Ángeles, con Lole y Manuel y fragmentos del Romancero gitano. Algo que parece ser toda una ensoñación pero que acaba desprendiéndose en giros melódicos y embrujando con cada quejío.
Toda una explosión de colores lúgubres se da cita en Sangre sucia, donde cada título coge fuerza y sugiere, como en Nada ha pasado, pero todo ha sucedido. Es en esta canción donde Toledano da rienda suelta a su conocimiento flamenco y jondura, acompañada al toque fresco de Yerai Cortés, y de las palmas y coros de los mellis de Huelva: Dani Bonilla, Paco Vega, Manu Masaedo y Juan Verdín.
Con esta presencia de lo coral, Toledano invita a explorar también lo femenino, y por medio de sus amigas y esas mujeres que marcan su trayecto, la artista evoca un espacio donde crear juntas, lejos de la mirada autoritaria y de pretendida protección. Lo vemos en los jaleos de Mama, tenías razón, y, especialmente, en las alegrías (qué bonito) X las niñas, donde Ángeles aparece en todo momento acompañada por las voces y cantes de sus amigas y compañeras.
Una fiesta genuina este LP, de entrega vital y sin barreras, donde Toledano se muestra segura en cada giro, pero con garra y ganas de experimentar, explorando lo más profundo del género a través de diez temas perfectamente engranados. “Quería normalizar lo sucio, lo que no es normativamente bello”, explica la de Villanueva de la Reina en una entrevista. 
Si Lole hace casi medio siglo reventaba las costuras del flamenco y nos invitaba a probar ese nuevo día, hoy, Ángeles convierte las canciones en cante, y se asegura de que no tengamos que buscarla. Esta flamenca nos llega sola.
Track favorito: X las niñas - Alegrías.