La belleza y la podredumbre rara vez van de la mano, pero antítesis como estas son las que nos solemos encontrar en las obras de Andrés Tena. Unas obras repletas de contrastes con una mirada al mundo crítica pero sensible. Desde sexo, naturaleza y tecnología hasta crisis climática.
Andrés Tena no ha parado de crear desde muy pequeño. Está continuamente buscando técnicas y disciplinas para canalizar su creatividad. Además de haber trabajado con fanzines, libros ilustrados y cómics, también se atreve con la música, la cerámica y el textil. Como él mismo dice: “para la desgracia de cualquier culo inquieto, siempre hay cosas por hacer”.
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Empiezas a estudiar arte en Zaragoza, pero según tengo entendido, desde muy pequeño te dedicabas a crear y vender fanzines ¿Cómo nace, o de dónde surge, tu amor por el arte?
Diría que el culpable fue mi padre. Él es artista y, desde muy pequeños, a mi hermano y a mí nos ponía a trabajar en su estudio, a pintar, dibujar, crear fanzines para el vecindario o a escuchar música japonesa o electrónica. Digo culpable porque a veces este mundo se siente como una pequeña maldición, pero en realidad me siento muy afortunado de haber recibido una educación así desde pequeño. Tanto por parte de mi padre hacia el arte más plástico como por parte de mi madre por la literatura.
Tienes un estilo muy característico y definido, pero diría que complicado de describir. ¿Cómo lo harías tú?
A mí también me resulta difícil definirlo con palabras, pero me gusta decir que es sinuoso, enigmático, recargado y glossy.
La niña de cristal, publicado en 2015, es tu primer libro ilustrado. En este volumen utilizas todo tipo de técnicas, desde arte digital o tinta sobre papel hasta fotografías analógicas. Ahora también estás experimentado con el 3D. ¿Qué aporta cada disciplina a tu arte?
El contraste que se genera al emplear diferentes disciplinas me recuerda de algún modo al realismo mágico, movimiento artístico que siempre me ha cautivado. En cierto modo, al combinar diferentes técnicas, siento que se conectan dos realidades y además se genera un efecto extraño en la persona que observa. Para mí eso es interesante, el perturbar un poco a quien mira.
En 2019 nace Fantaseia, un fanzine compuesto por ilustraciones en blanco y negro. Esta decisión creativa difiere de tu estilo actual. ¿Qué importancia tiene el color en tus ilustraciones?
Muchísima, pienso que es algo que actualmente define mucho mi trabajo y de hecho creo que disfruto más del proceso creativo de color que con el del propio dibujo. El color expresa de una manera muy poderosa y es curioso cómo una misma imagen puede reflejar cosas totalmente diferentes dependiendo de los colores que la compongan. Hay un punto hipnótico en la experimentación con el color que me fascina. Y sobre Fanteseia, es en blanco y negro por una decisión de los editores del fanzine. Fue divertido salir de mi zona de confort, pero como bien dices, difiere de mi estilo actual, y creo que lo que hago evoluciona cada vez más a un color ácido muy potente.
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¿Cuáles dirías que son los elementos clave de tu arte?
Lo enigmático, lo onírico, lo barroco, lo abigarrado y lo colorido.
Unos años más tarde, en 2020, y gracias a la Ayuda Injuve para la Creación Joven, nace tu primer cómic, Astenia. Esta obra narra la historia de una joven que pudre todo lo que toca. Se puede narrar con lo visual, lo has demostrado en tus libros ilustrados, pero Astenia es el primero que se apoya en lo textual también. ¿Cómo fue ese proceso de escribir a la par que dibujar?
Astenia fue un reto para mí, nunca me había propuesto realizar un cómic largo, ni empleando texto, pero surgió de una manera intuitiva. Comencé a trabajar con el uso de texto e imagen como un ejercicio creativo. Lo cierto es que disfruté de ese juego en el que el texto complementa a la imagen o al revés, creando diferentes capas narrativas. De pronto ese ejercicio terminó por convertirse en un cómic de 136 páginas que se editó en España y en Francia. Fue todo bastante orgánico.
Durante la presentación de Astenia en Injuve, comentaste que para crear algunos elementos del cómic te inspiraste en un viaje a China. ¿Cómo motiva este país a toda tu obra y trayectoria como artista?
En Astenia concretamente hay mucha inspiración de China porque el viaje fue precisamente durante el periodo de creación del cómic y ya tenía ciertas reminiscencias a Asia. El hecho de tener la oportunidad de ir lo enfatizó. Hice muchísimas polaroids de cartelería, de cableado en Pekín, residuos plásticos con tipografías en chino… Todo ello lo quise plasmar en la novela, haciendo referencia también a un tema presente en Astenia, que es la actual destrucción de nuestro planeta.
Esta conciencia y preocupación están de hecho presentes en gran parte de mi obra. Por el resto, diría que más que una conexión con China siento una conexión estética bastante fuerte con Asia. Se ve claramente en mi estilo de dibujo que, aunque también tiene ciertas referencias europeas, bebe mucho del anime o del manga.
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En tu última obra publicada en 2023, Amarre de amor, realizamos un viaje onírico entre la oscuridad y la belleza del amor. Vemos influencias claras del anime y el manga, como nos comentabas, ¿cuáles dirías que son los autores que más te inspiran?
Siempre me cuesta dar referentes muy concretos porque siento que hay muchas cosas que terminan por influenciar mi trabajo, desde internet hasta la propia naturaleza, pasando por la música, los videojuegos o el arte contemporáneo. Pero diría que dentro del anime y el manga, Yuichi Yokoyama, Masashi Tanaka, Ai Yazawa, Satoshi Kon, Okama o Yoshitaka Amano son nombres con los que he conectado de una manera muy potente.
A mí los rostros que dibujas me han recordado al espíritu del bosque de La princesa Mononoke. ¿Me lo he inventado yo o hay algo de referencia?
¡Anda! Pues de manera consciente no, pero sí que es cierto que en su momento, concretamente este personaje me impactó muchísimo, puede ser que haya algo ahí. Lo cierto es que por mi manera de trabajar siento que entra muy en juego el subconsciente y yo mismo en ocasiones me sorprendo con ciertas cosas que nacen durante el proceso creativo. A posteriori hago lecturas del imaginario colectivo que se plasma en mi obra o de preocupaciones o anhelos subconscientes que a modo jungiano se podrían rastrear. O sea que no descarto nada.
Los contrastes son recurrentes en tu obra. Vemos naturaleza y contaminación, magia y tecnología, vida y podredumbre. ¿Por qué tanta disparidad?
Siempre me he sentido atraído por aquello que en su belleza guarda un punto oscuro y misterioso, esa mezcla entre vida y muerte. Pero como en todo lo que hago, no siento que nazca de algo demasiado premeditado como acabo de explicar, sino de una expresión inconsciente que dejo que emane y que a posteriori me revela su potencia y sus misterios. Pero debo reconocer que me gusta ver ese contraste en las cosas que dibujo y que se genere una sensación melancólica extraña en las imágenes que creo.
Además de fanzines y libros, eres ilustrador y artista y exhibes tu arte en exposiciones. En concreto, cuando presentaste Posnature, los marcos los creaste ad hoc. ¿Está esto relacionado con una concepción del arte como artesanía en la que todas las decisiones tienen un impacto en el resultado final de la obra?
Absolutamente. Creo que el arte no deja de ser una artesanía, al menos esa es mi vivencia. Siento una gran conexión con la idea de ser un artesano. Y entiendo que sí, cada detalle es importante para poder transmitir un concepto.  En el caso de Postnature me parecía fundamental acompañar a las piezas con marcos que simulasen pantallas viscosas venidas de otra galaxia. Eso ayudaba a conectar con el mundo que presentaba en la exposición y con la obra en sí.
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Existe un gran debate actualmente en el mundo del arte y el diseño respecto a la generación de imágenes con Inteligencia Artificial. ¿Eres de lo que está a favor o en contra? ¿Por qué?
Estoy a favor del uso inteligente de las herramientas y a la vez estoy en contra de su empleo para prescindir de puestos de trabajo o desalmar el arte. Siento que la Inteligencia Artificial es una herramienta, como lo es Photoshop, y como con cualquier herramienta puedes hacer un buen o un mal uso. No es tanto como que la AI sea el mal hecho realidad, sino el empleo que el ser humano hace de ella, como en todo.
Hay artistas que realizan cosas absolutamente increíbles con la ayuda de la AI para el desarrollo de su obra, y saben hacerlo de una manera respetuosa con el entorno artístico. Pero también es verdad que a veces me encuentro con una ingente cantidad de imágenes que siento que no tienen alma, que solo existen por el mero hecho de generar contenido, y que contribuyen a la creación de un mundo que nos empobrece como colectivo tanto material como espiritualmente.
Muchos ilustradores suelen nombrar el cine como su medio para inspirarse, en cambio, durante una entrevista tú mencionaste la música. Por ejemplo, hiciste la portada de Sirius, tanto del EP como de singles. En tu caso, ¿cómo creas el arte a través de la música? ¿A través de conceptos o sensaciones?
Depende del proyecto, si cuento con plena libertad, sí, me dejo llevar por lo que el tema me sugiere y las imágenes que me vienen a la mente al escucharlo. Soy una persona muy melómana y la música creo que es una de las cosas que más me inspira. El proceso de dar forma de imagen a la música probablemente es uno de los procesos que más disfruto como artista, lo siento como un regalo.
Además sabemos que estás junto a Paula Cruhda trabajando en el proyecto musical Crin Aeris. Cuéntanos un poco más sobre esto, ¿cómo surge?
La Cruhda y yo somos bastante inseparables. Desde el momento en que nos conocimos en Madrid hace siete años hasta ahoram que estamos viviendo en Berlín, el vínculo siempre ha sido muy fuerte. En Madrid pasábamos mucho tiempo juntos y yo quería probar a trastear en la producción musical, y de una forma bastante espontánea terminamos haciendo temas y pensando conceptos para Crin Aeris.
Crin Aeris es un proyecto musical que combina dos mundos, el de la producción puramente digital con la analógica. Se aúnan a través de un sonido viscoso, oscuro, de paisajes sonoros y visuales. Para mí es una vía de escape en la que puedo experimentar libremente y hacer cosas saliendo del dibujo. Gracias a eso, siento que es un proyecto con el que aprendo mucho a nivel audiovisual, tanto por la producción de los temas como por la creación de los videoclips.
¿En qué estás metido ahora mismo? ¿Algún nuevo proyecto del que puedas adelantarnos algo?
Últimamente he estado trabajando sobre tela y me gustaría experimentar más esto, probar diferentes técnicas y llevar lo que hago a prendas, es algo que me apetece y en lo que me estoy sumergiendo. Por el resto estamos terminando el primer EP de Crin Aeris, que está prácticamente cerrado y con suerte saldrá pronto. También me encantaría empezar a hacer algunas cosas en cerámica, es algo que siempre he tenido en mente y espero poder lanzarme a ello próximamente. Para la desgracia de cualquier culo inquieto creativo, siempre hay cosas por hacer.
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