Álvaro Diaz empezó a cantar en silencio. No en silencio del todo, pero sí para un público que aún no existía, desde la intimidad de su SoundCloud. La misma plataforma que le vio conseguir su primer éxito, Chicas de la Isla, ahora mismo viral en TikTok. Su posicionamiento ha sido paulatino, discreto, ubicando su nombre en proyectos de renombre como el EP de Tainy o en sencillos de altura como Miénteme con Myke Towers. Si miramos la orla de sus compañeros de generación, de los cuales algunos se mencionan a lo largo de esta entrevista, observamos trayectorias muy distintas. Pero lo distinto de sus caminos no cambia el destino de todos. Hablamos con Álvaro sobre su próximo proyecto, Sayonara, y de cómo ha vivido su carrera hasta ahora.
Hola Álvaro, young Luis Miguel. ¿Puedo llamarte Alvarito? Se me hace lindo.
Claro, está perfecto.
Es un placer estar aquí contigo hoy. ¿Qué tal el viaje desde Puerto Rico? ¿Qué te está pareciendo Madrid?
Llegué el lunes y sigo con jet lag; ando algo desubicado. Además, llevo unos días en el estudio y a las cuatro de la mañana estoy super despierto. Cuando llega la noche estoy super activo y al revés.
Bueno, justo has coincidido con el Orgullo y con un junte enorme de gente. Andan Rauw, Bizarrap y más gente por aquí, y también la Velada. No es mal plan para la noche.¿Cuántas veces has venido por aquí?
Sí, hablé con Raul para tratar de verlo pero estaba ocupado. Esta es mi segunda y me encantó España. Pero teníamos un schedule de mucho trabajo, y esta vez por fin puedo disfrutar un poco más. Lo malo de estos viajes a veces es que estás en una ciudad bien bonita y tienes tantas cosas que puedes hacer pero realmente no puedes hacerlas porque estás sin dormir, levantándote, haciendo medios, cumpliendo con los otros, y repite y repite. Y de momento es como, ¿qué hiciste en España? Y pues… nada (risas).
Luego tendremos más tiempo para hablar de próximos proyectos, pero de momento hablemos de Felicilandia. Se trata de un álbum versatilísimo (de los de verdad), que abarca todo tipo de estilos. Personalmente me encanta el concepto de la portada, referenciando a la escultura de Walt Disney. ¿Cómo se dio?
Lo primero que nació fue el nombre, Felicilandia. Lo pensamos como un parque de atracciones donde la gente va a ser feliz. A partir de ahí creamos unos personajes: Coco, Coca, etc. Los personajes son un fake Mickey Mouse, un fake Minnie, y demás. Como si alguien estuviera tratando de piratear todo Disney. Pensamos, ¿y si hacemos como si alguien hubiese hecho un Disneyland en Puerto Rico?
Parte de la historia también tiene que ver con un gangster que hace un bootleg de Disneyland para tratar de limpiar su dinero, y las cosas no le salen bien. De hecho, en la carátula hay un detalle que adelanta algo de lo que va a ser Sayonara.
¿Cuál?
No te puedo decir (risas).
¿La vinculación de ese gangster que monta el disco es una representación tuya de alguna forma?
Sí, sí.
¿Y el icono de Coco cómo surge? Lo tienes tatuado, ¿no?
Coco viene obviamente del cocodrilo, pero también es un guiño a la historia del reggaeton. Hay narcos bien famosos muy conocidos por Don Omar, Tego, Wisin y Yandel, etc. A muchos los mencionaban al final de las canciones, como mostrándoles respeto. Coco Bling Bling es uno de los más importantes para la cultura del reggaeton, uno bien, bien importante. De hecho hay un disco que se llama Blin Blin, que tiene que ver con Luney Tunes, donde él estaba bien envuelto en eso. El nombre de Coco viene por Coco Bling Bling. Y Coca, pues ya se entiende (risas).
Es muy curioso cómo, sin salir de un imaginario muy, muy caribeño y boricua como el que estás contando, consigues que gente de fuera sepamos empatizar con ello. Pienso en Reina Pepiada, que me hacía llorar siempre incluso antes de entender la referencia a la empanada venezolana.
Creo que he desarrollado mi manera de escribir inspirado por todos los artistas que seguía. Reina Pepiada fue donde logré desarrollar ya muy bien mi estilo, que es esta manera poética de decir las cosas bastante bonitas, pero a la vez incursionar en las que están pasando ahora. Y esa mezcla es lo que crea mi sonido pero también es importante en todas las canciones de amor. Tipo, “¡sí, estoy hablando de que estoy ahorrando para comparte el sol”, pero también te nombro a David LaChapelle, o “por ti dejé la vida, Luis Miguel”. Todo medio boricua, muy de nosotros en cierta manera, pero también bonito. Es un balance. 
Pero por ejemplo, tu proyecto es muy acogido en México aunque no puedan comprenderlo todo.
Fíjate, esto se entiende muy bien con mi primera canción, Chicas de la Isla. Habla de una narrativa que ocurre en una zona al oeste de Puerto Rico a la que se le llama ‘la Isla’. Yo no la escribí pensando en nada internacional, no estaba en ese punto. Pero en verdad sales fuera y a la gente no le importa eso porque tampoco le hace falta entender. Ese es el tripeo, que es algo bien puertorriqueño que se supone que nada más entienden allí pero luego triunfa en todos lados.
¿Crees que tiene que ver con que también seas muy versátil a la hora de hacer música?
Puede ser. Hubo un momento bien importante, cuando arranqué a hacer música, en el que conecté mucho con el Álvaro que quería crear. Y la gente no me reconocía como puertorriqueño fuera porque a todo el mundo le parecía raro que yo fuera de allí por no hacer reggaeton al uso.
Lo puedo entender. Es que tienes un acento muy sevillano.
¿Qué?
Es broma (risas).
No, no (risas). ¡Yo hablo bien puertorriqueño a propósito! También porque en Puerto Rico decían como que ‘no puedes hablar como puertorriqueño, nadie te va a entender’. Existió incluso una generación completa de artistas puertorriqueños gigantes cambiando la pronunciación.
Siento que muchos artistas latinos han tenido que adaptarse al mercado extranjero en su momento. Ahora mientras más boricua mejor. Tienes una relación que viene de antes con C. Tangana, con colabos como LA Weed (para el disco de Fuego) y Todas mías. No sé si sabes que aquí esa canción fue un poco polémica.
Sí, me acuerdo. Tuvimos que retrasar ese tema un poco porque creo que estaban tratando de tirarle mierda. Seguro que ahora todos esos son los mismos que dicen que El madrileño es el mejor disco de la historia. Siempre me pasa; siempre que tengo colaboraciones que me gustan mucho los artistas están en algo. Tengo un radar para la polémica. ¿Por qué fue polémico?
Decían que cosificaba a las mujeres. Además, Tangana había comenzado a hablar mucho más de cocaína, justo se había dejado con Rosalía…
La gente tiene que entender que no tiene por qué ser real todo para que tú cantes de ello. Yo tengo una mixtape que se llama Díaz antes. Es algo mucho menos profundo que un disco, que uno crea por diversión. Y ahí se nota mucho que es como ‘nos lo estamos pasando bien, fluyendo, okey’. No todo se corresponde con las letras.
Todas mías fue un tripeo que hicimos un día en el estudio y después vimos que era cool, así que dijimos, vamos a sacarlo. Y el vídeo está bien bonito, está super, super cool. Creo que con el tiempo las cosas envejecen mejor.
La primera aparición juntos que recuerdo de vosotros es en 2016, en una entrevista conjunta que os hacía Noisey para el canal de Vice en Español. ¡Estás rubio!
¡Si tú supieras que ahí nos conocimos! Con él y con Jesse Baez, y hasta el día de hoy seguimos siendo todos brothers. Yo hice un concierto ese día que tuvo alguna dificultad técnica, y cuando salí me dediqué a beber un poco más de la cuenta (risas). Y, ¿qué estaban haciendo ellos? ¡Lo mismo!
En una entrevista reciente decías que “te has aprendido a enamorar del proceso”. Me encantó la frase, yo también me siento así. ¿En qué parte de tu proceso estás ahora?
Estoy en uno de los procesos más difíciles. Están pasando muchas cosas bonitas, pero siento que lo próximo va a definir si voy a poder hacer esto el resto de mi vida como me gustaría hacerlo. Quisiera crear durante el resto de mi vida, y seguramente vaya a crear igualmente el resto de mi vida. Pero hay cosas que intervienen en las circunstancias que no soy solo yo. Tengo muchas ganas, pero también siento que a mí se me ha complicado más que a muchos otros colegas para sacar música.
¿A día de hoy aún?
¿A día de hoy? ¡Hasta el mismo día de ayer! (risas). Pero la cruda verdad es que la gente que trabaja con uno no piensa en el arte ni en la fanaticada porque tienen muchos otros artistas a los que sacarles rendimiento. Yo siento que estoy en una situación así un poco, a veces no se valora como se debería mi música.
En España por eso han salido muchas disqueras independientes.
Nosotros lo intentamos. Pero no había una referencia aún, ¿no? La vuelta de los artistas exitosos independientes comenzó justo, justamente ahí. Siento que cometimos un error grande.
¡Bueno! Queda mucho aún, ¿no? ¡Hay que creer! Yo tengo mucha fe en tu carrera y supongo que tú y tu equipo también (risas). Por último, estamos a semanas del lanzamiento de tu nuevo disco. Se va a llamar Sayonara, ‘adiós’ en japonés. Ya ha salido el que parece el primer single, Yoko. Dime, ¿de dónde surge el concepto? ¿Qué puedes contarme?
Igual que Felicilandia, lo primero que surgió fue el nombre. Y la historia de por qué se llama Sayonara es bien bonita pero no la puedo contar todavía. Pero desde el concepto original del disco al punto en el que está ahora fue un largo proceso. Está muy vinculado con decir adiós, que no es algo malo, pero sí difícil. Yoko es uno de los temas más lindos que he escrito en mi vida. Y me encanta ver cómo todos los nombres del tracklist tienen sentido con el concepto. Por ahí va.
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