Si el 14 de febrero es el día de los enamorados y el 16 el de los amores imposibles, el 15 es para todas esas historias que habitan en la frontera entre ambos. Las que arden en deseo y anhelo pero se consumen antes de hacerse realidad. Para ellos, el 15 de febrero… y la música de Alizzz, que este sábado hizo honor a estas historias con un concierto muy especial en Razzmatazz, que colgaba el cartel de sold out desde hacía semanas. El éxito de su segundo disco, Conducción temeraria, y las entradas agotadas, solo confirmaban lo que todos pensamos: si es el favorito de tus artistas favoritos, probablemente tiene algo especial. Ahora, tras asistir a su concierto, ya sabemos lo que es.

El título del disco no es al azar, forma parte de una narrativa que ha cuidado en todos los detalles, como el merch o los teloneros, quienes calentaron los motores desde el principio. Bernarda y Jordi Ganchitos dieron la bienvenida a los fans de Alizzz, que iban entrando a una sala cada vez más abarrotada. Las ganas eran cada vez más evidentes, y gracias a los teloneros, la espera se hizo tan corta que Cristian se plantó en el escenario y casi no nos dimos cuenta.
Unos cinco músicos, muchos flashes y la canción perfecta para arrancar: Carretera perdida, un homenaje al mundo interior del recién fallecido director de cine David Lynch. Igual que en Lost Highway, el cantante se confiesa perdido y en un viaje emocional confuso. Sin embargo, bajo el escenario todo se ve más claro: un chico que lleva años haciendo música y que sigue labrándose un camino bajo sus propias reglas. Así se entiende más a su público, que grita y levanta las manos con la transgresión de Ya no vales o lo emocional en Destellos.
Hay algo fascinante en los fans de Alizzz, y es su capacidad para reconocer cualquier canción con solo unos acordes de guitarra. Dónde estás y En tu casa o en la mía se cantan, pero otras más antiguas como Amanecer (junto a la querida Rigoberta Bandini) o Siempre igual se viven. Las canciones son como un vino: cuanto más tiempo se dejan reposar, mejor saben, o por lo menos eso ocurre con Todo me sabe a poco.
Queda claro que Alizzz es un secreto muy bien guardado, pero cada vez más conocido. El encuentro ft Amaia es uno de esos descubrimientos que uno ha de encontrar por su cuenta y disfruta por la ligereza y frescura que transmiten. Como es el caso de Todo está bien o Salir, que acabas tarareando en cualquier momento del día.
Y cuando parece que nos adentramos en un trance, una pregunta irrumpe: ¿quién es del Baix Llobregat? Una sala rebosante de energía confirma que sus vecinos están también allí. Porque si algo tenemos los del Baix Llobregat (además de Rosalía y Estopa) es el sentimiento de hermandad. Por eso, aunque estemos en comarca vecina, suena fuerte el “Qué pasa nen, estic content”. El ganador de tres Latin Grammys no bromea: ha venido para llevárselo todo, y sus fans, que acaban casi sin voz, forman parte de la misión.
Así te plantas en la recta final del concierto. Y ahora qué. Pues ahora uno de los temas más importantes de su carrera como productor, ese que cantaron una de las parejas del momento y que decía algo como “vámonos de aquí para no volver”. ¿Te suena? Antes de morirme, cantado por C.Tangana y Rosalía, es para los que están ahí lo que para el autor un cigarro: lo más esperado de la noche.
Sin grandes puestas en escena ni cambios de vestuario nos ha regalado una hora y media de pura música. Mientras suenan las últimas notas de Ya no siento nada deja el escenario y agradece el infinito cariño brindado. Gracias a ti, Cristian, por el cariño y la verdad que pones en todas las canciones, y por hacernos sentir, entre tanta gente, un poco más comprendidos.
