Albert Rei es para muchos un desconocido, seguramente debido a ese aura de misticismo que guardan todos los artistas que utilizan la noche como espacio creativo en el que poder desenvolverse; sin embargo, si no conocías su nombre es hora de que empieces a recordarlo, porque este DJ catalán tiene todos los ingredientes para que tus fiestas tengan una banda sonora insuperable
Además de ser parte del grupo Holics, Albert Rei cuenta con una carrera en solitario. Sus ritmos e influencias del urbano español hacen de su música un sello bastante reconocible con el que disfrutar en cualquier estado de una fiesta. Con la llegada de su nuevo mix, Low Pass Flirter Vol.1, Albert Rei nos enseña quién manda en los clubes de Barcelona.
Antes de empezar con la entrevista, un poco de contexto. ¿Quién es Albert Rei?
En pocas palabras, un chaval de Barcelona que ha decidido que pasará el resto de su vida intentando expresar lo que siente, vive y piensa, de muchas maneras. Entre ellas, y la más importante, la música.
¿Qué significa ser parte de un colectivo como Holics y cómo llegaste a formar parte del mismo?
Empezamos Holics de manera muy orgánica, éramos simplemente un grupo de amigos que unió fuerzas para hacer algo que en aquel entonces nos parecía un sueño muy muy lejano. Santo Romeo y Wonka eran muy amigos míos desde los trece años y empezamos a ir juntos al instituto. Romeo y yo nos sentábamos al final de clase enseñándonos música y ropa durante horas mientras fantaseábamos con ser productores y DJs algún día. Poco después, empecé a producir y a juntarme con Wonka en el estudio de un colega para hacer lo que fueron las primeras demos de mi vida. Aún tengo alguna guardada y suenan como el culo, pero me alegra que mis primeros temas fueran con Wonka. El salto para llamarnos Holics fue fácil: como siempre, Wonka le echó un par de huevos y decidió ponerle nombre al grupo y sentarnos a todos a ‘oficializarlo’. A partir de ahí, todo ha ido creciendo poco a poco hasta lo que somos hoy. Ser parte de Holics es una gran responsabilidad, somos quince para lo bueno y también para lo malo. Cuando formas parte de un grupo sabes que todo lo que hagas va a afectar a mucha gente y, por tanto, todo se complica. Además, por encima de un grupo de música o empresa, somos un grupo de amigos e intentamos que eso siempre vaya por delante.
¿Qué planes de futuro tiene Albert Rei?
Siempre he ido de la mano de Holics, enfocándome al 100% en el grupo y colaborando casi exclusivamente con ellos. Ahora que llevo años aprendiendo y evolucionando para llegar al punto en el que estoy, por fin me siento preparado para dar el salto y trabajar en otros proyectos que tengo en mente que van mucho más allá de nuestro colectivo: hacer música con otros cantantes, explorar nuevos estilos, pinchar en otras fiestas. Quiero labrarme un nombre por mí mismo.
¿Sigues algún tipo de rutina para producir tus canciones?
Cuando el cuerpo me pide hacer música, empiezo por sentarme a visualizar el sentimiento que quiero plasmar: sea nostalgia, euforia o rabia, pinto los sonidos a partir de esas emociones e intento trasladarlas a una idea muy simple. Cuando tengo esta idea, sea un ritmo o una melodía, empiezo a adornarla y a rodearla de sonidos. Antes guardaba todo lo que hacía hasta almacenar cientos de demos que nunca tocaría otra vez, pero ahora intento no tener síndrome de Diógenes. Si al terminar una canción o idea no estoy 100% convencido de que quiero seguir con ella, simplemente la borro. Me ayuda a filtrar lo que hago, a no tener demasiado apego a las canciones y a estar más abierto a la mejora y al cambio.
¿Dónde encuentras tu inspiración?
Me inspiran los proyectos que atraviesan disciplinas. Mis artistas, películas y marcas favoritas tienen algo en común: mezclan música, diseño, moda, escenografía y todo lo que te puedas imaginar. No se me ocurre otra manera de crear que no sea esta, y en parte es gracias a mis referentes. Creo que ver a gente rompiendo moldes como Alexander Wessely, Steve Angello, Gaspar Noé o Ferran Adrià, marcó un antes y un después en la manera en la que concibo el arte y lo que quiero aportar en él.
Desde luego que te has decantado por el formato de los sets más que las producciones de estudio, ¿por qué tomaste esta decisión?
No hay nada como tener a gente delante cantando, gritando y sudando con tu DJ set. Se siente mucho más real e instantáneo que producir música, y por eso fui DJ antes que productor, cosa que suele ser al revés. No obstante, veo claro que darle mucha más caña a la producción es mi próximo paso. Que la gente cante los temas en tus DJ Sets es la hostia, pero que esos temas sean tuyos es una sensación inigualable.
Tus sets beben mucho del urbano español, ¿cómo preparas las sesiones?
Estoy obsesionado desde pequeño con hacer playlists y catalogar toda la música que escucho. Me paso el día descubriendo música y ordenándola, no hay día en el que no lo haga. Así voy construyendo mi biblioteca día tras día y, cuando llega una sesión, solo tengo que pinchar lo que me pide el cuerpo.
¿Crees que la cultura del clubbing se hace respetar lo suficiente en España?
En mi caso, viviendo en Barcelona, puedo decirte que los dos clubs más icónicos de la ciudad (Razzmatazz y Apolo) son extremadamente respetados porque se lo han ganado sin intentarlo. Ambos han creado su movida sin intentar impresionar o contentar, sin hacerse respetar a la fuerza. Y es entonces cuando lo han conseguido.Tengo la suerte de vivir en el microclima de Barna, así que no puedo responder por el resto de España. Solo sé que en Madrid hay más clubs de los que puedo asimilar y que en Valencia están todos locos.
Si tuvieses que ir a una última fiesta en tu vida, ¿cuál sería?
Definitivamente una Holics Takeover. Si va a ser mi última fiesta, quiero que sea con amigos míos en el escenario, en el público, que sea en mi ciudad, con la mejor música que te puedas echar encima y, sobre todo, poder pinchar yo también. Sin duda, una Takeover.
¿Cómo construiste tu último mix? ¿De dónde sacaste la influencia para llevarlo a cabo?
Desde los sonidos hasta las visuales, he intentado transmitir aquello que veo y vivo en el clubbing de Barcelona. Este mix tiene influencias de los productores más popping de la ciudad, de la cultura gay que predomina en estas fiestas, de lo que ves en Barna a las 4am y de los sonidos que he descubierto estos últimos años. Creo que LPF VOL.1 es una representación bastante accurate del moderneo de esta ciudad.
¿Cómo describirías la serie de mixes Low Pass Flirter que inauguramos con este primer volumen?
Low Pass Flirter es mi manera de transportar a la gente por la variedad de géneros que me representan. Cada volumen se centrará en un estilo de música en específico, a través del cual contaré una historia diferente y diseñaré una narrativa nueva. Lo de ser un artista encasillado en un solo género es muy 2005, ¿no?
Vemos que para ti es muy importante desarrollar la parte visual en tus sets, más allá de la sonora. ¿Qué sensaciones quieres suscitar con el imaginario de tu nueva serie de mixes Low Pass Flirter?
Una tía drogada gritándole al segurata de un club, un amigo de metro noventa mamadísimo al que veo siempre de fiesta, olor a popper por todos lados o la estatua que tengo en mi lavabo y que me quedo mirando fijamente cuando vuelvo a casa borracho. Estas visuales son, literalmente, lo que veo en los clubs de Barcelona y lo que me transmite este mix.
¿Dónde te gustaría que sonara tu último proyecto?
Clubs, clubs y más clubs. Mientras esté oscuro y el volumen suene absurdamente alto, todo bien.
Si pudieras cumplir tu colaboración soñada y hacerle un beat a cualquier artista, ¿a quién escogerías? ¿Por qué?
Llevo un tiempo obsesionado con 070 Shake. Todo lo que toca es oro y sería un sueño hacer algo con ella. Y tirando hacia talento de aquí, los que más me llaman la atención ahora mismo son Ralphie y Abhir.
¿Cómo crees que ha evolucionado la cultura de la fiesta? ¿Crees que ha ido a peor o a mejor?
La fiesta es incontrolable y siempre le dará a la gente lo que necesite al momento. Cuando había una pandemia y no podíamos salir de casa, las fiestas ilegales eran la respuesta de la gente a su necesidad de bailar y estar juntos. Cuando algunos clubs de Berlín vieron que los móviles harían peligrar su esencia, les taparon las cámaras o los prohibieron. Cuando un colectivo se siente oprimido, crea fiestas para tener un lugar seguro donde ser ellos mismos. Mi punto es que la fiesta siempre evoluciona compensando las carencias sociales. A la peña le puede la nostalgia y piensa que todo era mejor antes, pero la fiesta no va a mejor ni a peor, solo responde y evoluciona.
“La fiesta no va a mejor ni a peor: solo responde y evoluciona"
Parte de tu trabajo consiste en que la gente disfrute lo máximo posible de la pista de baile. ¿Cómo puedes conseguir eso si has tenido un mal día?
Quince minutos antes de salir al escenario de la Sala Independance a dar un show con Holics delante de seiscientas personas, recibí una llamada diciéndome que mi abuelo acababa de morir. Decidí salir al escenario y pinchar por varios motivos, pero el principal es porque estar detrás de unos platos es mi lugar en este mundo, me cura y me hace sentir invencible. He dado shows estando triste por una ruptura, habiendo perdido a seres queridos, estando enfadado o extremadamente cansado. Pero si todos tienen algo en común es que esos sentimientos negativos desaparecen en cuestión de minutos. Por un momento, solo existe el público, la música y la gente que te acompaña; y una vez sientes eso, estás listo para transmitírselo a los demás.
Las pocas canciones que tienes subidas a Spotify hablan mucho sobre excesos, relaciones tóxicas y desenfreno. A pesar de que sea tu terreno de trabajo, ¿qué peligros presenta la noche?
La noche no es mucho más peligrosa que el día, sinceramente. Quizás los peligros son más explícitos, pero no sé hasta qué punto una raya de coca es más peligrosa que currar ocho horas al día. En cualquier caso, no importan tanto los peligros de la noche si no cómo te los tomes. En mi caso, lo de controlarme se me hace bastante fácil. Me cuido mucho, no soy una persona de excesos y me tomo la música y la noche como lo que son: mi trabajo.