Hablamos con Aira Sans, DJ con sede en Barcelona, de cómo acercar el ocio nocturno hacia un territorio más vulnerable y consciente así como del beneficio cultural de reconfigurar la figura del DJ. ¿De qué herramientas disponemos para facilitar una experiencia en el club desde un enfoque más emocional? Aira ha encontrado algunas respuestas desde lo colectivo y lo multidisciplinar, y nos lo cuenta todo en esta entrevista.
Estudiaste arte visual en la Royal Academy of Art en Holanda, viniendo de un background multidisciplinar inclinado hacía lo gráfico y el 3D, ¿te habías interesado antes por expresarte a través de la música también?
Empecé a pinchar como recurso expresivo previo a producir mi propia música, casi como un camino secundario o un atajo. A muchos se nos ha metido en la cabeza poco a poco que hacer nuestra propia música es más genuino que pinchar la de otras artistas, pero creo que es un error mirarlo así, o al menos percibirlo como una verdad absoluta. Sí es cierto que al hacer tu propia música tienes el control de todos los parámetros que la conforman, pero al seleccionar tracks puedes también transmitir y sentir la emoción tú mismo si lo haces intencionalmente. Son disciplinas diferentes con resultados distintos que me da la sensación que, a veces, ponemos en jerarquía.
Si traducimos esto a un medio visual, sería algo así como tener el pensamiento erróneo de que un cuadro al óleo es más genuino que un collage, simplemente porque el artista lo ha hecho todo desde cero con un pincel en vez de recopilar trocitos de imágenes de otras obras. Si transmiten, tendría que dar igual la disciplina empleada. Pensar que las cosas son más auténticas cuando se hacen desde cero es paradójico porque todo es fruto de algo anterior. Es más, en lo que refiere a música electrónica, no se podría componer nada sin la figura de los programadores, ingenieros y un largo etcétera de profesionales que han trabajado el software y el material que usamos. Cuál es el siguiente paso en la espiral de llegar a lo erróneamente entendido como auténtico: ¿Fabricarnos nosotros mismos los micrófonos? ¿Desvincularnos de nuestras referencias? Me resulta absurdo.
Hablando de lo auténtico, ¿por qué crees que a veces se jerarquizan las disciplinas relacionadas con la música?
Creo que estas distorsiones tienen que ver en cómo se ha enmarcado en nuestro imaginario las posibilidades artísticas de un DJ frente a las de, por ejemplo, un cantante que hace un show o un productor. Es decir, ¿por qué presuponemos que con su práctica, un cantante puede transmitir tristeza pero un DJ no? ¿Entendemos a los DJs como figuras encasilladas en el ocio nocturno, y no tanto como figuras que pueden presentar propuestas fuera del baile? ¿Qué responde más a la definición de DJ, alguien que utiliza una controladora como su herramienta o alguien encargado de conducir una fiesta? En estas encrucijadas, exploradas también por colectivos como PC Music, es donde nace mi curiosidad como artista.
Aira Sans 3.jpg
Teniendo en cuenta que te decantas hacia la música experimental, ¿cómo fue navegar entre los parámetros de las diferentes escenas?
Me parece super interesante el momento de dar los primeros pasos en una disciplina artística nueva, porque tus ganas de imaginar entran en diálogo con los límites teóricos y prácticos –menos o más implícitos– de la caja a la que acabas de entrar. De hecho, creo que los marcos conservadores que rigen ‘cómo ser un buen DJ bajo una óptica purista’ están siendo desdibujados desde la misma práctica, desde un contexto sociocultural y musical diverso y, sobre todo, desde espacios que permiten recodificar dinámicas que ya no nos sirven; fuera y dentro del escenario. La expresión artística por naturaleza se ahoga si existe desde lo rígido. Y, por suerte o por desgracia, eso me da una libertad creativa que a veces resulta abrumadora.
Igual que todas, he caído en juicios de valor sobre un terreno artístico que poco entiende de estas métricas. Suena bien, pero ¿es esta la técnica correcta? ¿Es mi propuesta suficientemente bailable? ¿Sacrifico esta idea para asegurarme que le guste a la gente? Ganarle a la duda y conseguir trabajar desde lo honesto ha sido mucho más fácil al estar arropado por espacios queer como la PixelPop Party de Barcelona o fiestas que apoyan una escena emergente diversa como Fuego Razzmatazz. Me cuesta imaginar un futuro profesional –y, en consecuencia, vital– que no esté sostenido por estos ecosistemas que me permitan ser. Sin concesiones.
Hablas de inseguridades que quizás tienen que ver con el síndrome del impostor. ¿Qué le dirías a tu yo de hace un año o a alguien que está empezando?
Más allá del clásico ‘confía más en ti’, creo que hay un aspecto muy concreto que me generaba mucha fricción con el que ahora ya he hecho las paces. En primer lugar, el miedo a poner cierta música que crees que no va a encajar en un club. En mi caso, piezas con mucho ruido, sonidos estridentes que dan un giro brusco, tracks que rozan el ambient o aceleraciones que no concluyen, entre otros. Me he dado cuenta que el miedo es un reflejo del diálogo interior que existe entre ‘quiero mostrar esto de mí, pero me asusta el rechazo’. Ese miedo ha sido una buena brújula, te señala exactamente lo que harías si nadie te estuviera mirando. Y precisamente en esa intención honesta está la clave de la autenticidad de cada uno: aceptar que lo que nos conforma quizás gusta más o menos, pero es genuino y la gente vibra con lo que se hace de corazón.
Eurowitch fue tu mentor durante las primeras semanas, ¿cómo ha sido desarrollar tu técnica aprendiendo de un DJ cuyo terreno es más cercano al Latin club mientras que tú te mueves más en la electrónica experimental?
Creo que la técnica tiene que ir subyugada a la propuesta, y no al revés. Cada género requiere de un enfoque diferente. Si para lo que pide mi música no necesito hacer cinco transiciones rítmicas super complejas y con dos cambios efectivos consigo el mismo resultado, ¡también está bien! Esto creo que es importante, ya que la hipervigilancia que a veces ponemos a la técnica puede estrangular la energía, y las fiestas no deberían sentirse como exámenes. Sin la intención de desvalorizar la importancia de saber utilizar las herramientas, de hecho, quiero seguir aprendiendo. Pero creo que cuando la simbiosis entre visión artística y tecnología se hace respetando que una influye a la otra y viceversa, los frutos salen mejor.
Por ejemplo, yo no utilizo cascos porque mi primera controladora estaba estropeada y acostumbrarme a eso ha hecho que durante este año haya conectado mucho con poder performar corporalmente. Preparar mis sets pensando en poner el foco en encarnar la música que suena. Si algún día decido que es un elemento a modificar, que así sea, pero por ahora brinda cosas positivas y coherentes a mi visión.
Aira Sans 2.jpg
¿Qué crees que te ha llevado a interesarte por explorar esto? 
Si hablamos desde un prisma emocional, creo que el club (en términos generales) tiene los pilares de ser un espacio donde sentir euforia, bailar, conectar con una comunidad, desenfrenarse, etc. Pero siento que, al disponer de muy pocos espacios públicos donde poder expresar tristeza, rabia o enfado, me obsesiona imaginar que el club tiene el potencial de poder ser esto también. Quiero bailar, pero por qué no, también me gustaría que la música me ayudara a llorar y a poder gritar toda la frustración de la semana en el club, junto a mis amigas, y no tener que esperar a hacer eso en conciertos y festivales. Si dotamos a la música únicamente de la función de entretener, nos estamos perdiendo una de las vías más directas para entrar en contacto con nuestra emocionalidad. Creo que a nivel antropológico es esencial, y más para ciertas identidades disidentes a las que el contexto actual les atraviesa de una manera más difícil. Mi interés se ha centrado en cómo llegar a esto como DJ en los clubs del 2023, sin que sea un proyecto especulativo teórico, sino más bien algo ejecutable.
¿Y has encontrado la fórmula?
Creo que sí. A nivel práctico, tiene que ver con dosificar bien los sonidos que pueden resultar más experimentales en un marco festivo. Sin embargo, creo que la atmósfera se genera bien cuando es posible añadir elementos que son más propios de un show. En mi caso, además de escenografía, visuales e iluminación, es sobre todo el defender con el cuerpo e interpretar lo que suena.
Todo esto se traduce en tener más vías de expresión. Más capas con las que la audiencia puede conectar y descodificar lo que está pasando en el escenario para que las líneas imaginarias que separan un DJ set de un show se difuminen, y como consecuencia, se libere lo que se espera de un DJ, de una fiesta y de un club.
Aira Sans 4.jpg