A-C-R-U, la suela del norte, acaba de publicar El Don, su tercer disco en solitario producido por Veeyam, y ahora está de gira para mostrarlo al mundo. Con tintes del sonido de artistas como Brent Faiyaz, J Cole y Kendrick, cambia su propuesta y se abre a la influencia de otros géneros, especialmente del soul y el R&B. Pero si hablamos de rap en Argentina, tenemos que hablar de él. Acru es la figura que siempre ha dado la cara por el género, por eso se merece triunfar más que nadie y recoger los frutos de una cosecha que él mismo sembró. 
Agustín es un tipo humilde; la única pena para nosotros es que, con razón de este estreno, tiene que hablar con todo el mundo y no puede dedicarme una hora entera como me hubiera gustado (estoy siendo egoísta, pero por soñar…). La videollamada se ha convertido en una charla en torno a una carrera que ha crecido a la par que una industria entera. El boom en la música urbana argentina tenía sus precedentes y él ha sido referente para muchos de los que ahora vemos como superestrellas. Algunos, a día de hoy, incluso son sus amigos.
Además de tener varias colaboraciones con artistas de la escena española, en el tour de su disco pasará por Málaga, Barcelona, Valencia y Madrid. Hemos aprovechado para hablar con él sobre esa conexión con España y nos ha confesado que siempre ha tenido una admiración especial por lo que se hace aquí. Algunos recordarán su freestyle mítico de hace seis años en MACBA con Zasko y Kapo 013–es fuerte pensar que eso era solo una muestra de la huella que acabaría dejando. Por cierto, tenemos confirmado que tiene pensado hacerla aún más grande. El final de la entrevista viene con sorpresa, así que yo la leería entera.
Acabas de estrenar El Don, un disco que te ha llevado cuatro años. ¿Han sido todos de trabajo o ha habido un momento de pausa después de sacar tus otros dos álbumes, El origen y Anonimato, más seguidos?
Ha sido una suma de todo. Después de sacar un álbum, es necesario dejar reposar la energía de haber empujado un gran proyecto. Por otro lado está ir macerando las ideas que uno empieza a tener. El Don tuvo como tres versiones previas hasta llegar a la final. Esto fue tomando su tiempo y trayendo nuevos caminos que me sirvieron para ver específicamente para dónde había que ir. Fue un disco que me terminó tomando este tiempo porque quería hacer algo conceptual, que tenga una imagen nueva, un sonido nuevo y un desarrollo de storytelling y de tecnicismos a nivel de escritura para mí nuevos. Subir un nivel en todo lo artístico. Empujar todas esas áreas hizo que me tomara cuatro años.
Variedad de ritmos y mucho beat con sonidos de soul. Musicalmente, ¿cuál es el concepto?
Con Veeyam, que es el productor, veníamos escuchando muchísima música de la propuesta de rap estadounidense y sentíamos que a nivel hispanohablante faltaba traer esta propuesta acá. En su momento hablamos mucho de ciertos colores de Brent Faiyaz, de Nipsey Hussle con Victory Lap como referencia para el tema Agradecido, de lo disruptivo que era Kendrick con los beats, o los tipos de batería de J. Cole. 
Sentimos que nos faltaba esa parte más pseudo-soulera orgánica de allá, y empezamos a hacer un estudio de cómo trabajaban esos productores y de cómo era la curaduría en los tipos de arreglos que ponían. Como el álbum era camaleónico –quería que tuviera esa impronta soul/R&B pero también boomtrap, sin perder lo orgánico, y que también tenga una impronta clásica–, estuvimos armando un puzzle de estudios de audios. Todo para llegar a construir la musicalidad de El Don.
Tampoco pierdes tu esencia, Romario diría que es un ‘classic Acru’. En tu concierto en el Luna Park ante más de siete mil personas dijiste, “Estamos llenando el Luna Park haciendo rap”, y en Trono, el primer tema del disco, “Ese cabrón dice ser rapero pero pego temas por el reggae”. En un momento en el que pegan tanto géneros como el trap o el reggaetón, ¿sientes que eres un abanderado del rap?
Digamos que al menos en la escena argentina, sí. En los últimos años para el rap hispanohablante, por más que se haya profesionalizado –en la propuesta de audio, la aparición de productoras para los audiovisuales, nuevos festivales–, ha sido muy difícil empujar el género por la atención que han recibido otras propuestas más comerciales, lo cual es entendible. Elegir este camino y decidir no perder este ADN artístico en pos de acceder a otro tipo de beneficio es una decisión importante, tanto artística como filosófica, que hace que uno trabaje su propuesta desde un nuevo lado. Ya de por sí, que el rap llegue al Luna Park es un hito. Es algo que no había pasado. Poder haberlo conseguido con este disco para mí es algo muy especial y sí, llegar a ese venue tan mítico rapeando es algo histórico.
El verso de Trono precisamente hace más alusión al hecho de abanderarse. Con todo el trabajo de playlists, de prensa y hasta quizás de palabras de artistas, siento que cuando quieren promocionar un producto y que todo entre en el ojo de todo se abanderan del rap, cuando por ahí dejaron de hacer rap hace un montón de años. Para mí es una cuestión de pertenencia cultural. Si yo sacara una canción de rock no sería un artista de rock, creo que serlo es una construcción en el tiempo, y lo mismo pasa con el rap. 
Hablando de la decisión que has tomado tú de seguir con el rap, ¿qué es Acru para el rap argentino?
Es muy difícil decir qué represento para la escena. Creo que en torno a lo que la gente me escribe, el feedback que me dan en la calle o lo que me dicen otros artistas, la palabra con la que más me han relacionado es ‘perseverancia’. Sería un reflejo de eso. Cuando estaba en el freestyle optaba por decir algo, buscar un concepto, un mensaje, un doble sentido, buscar una propuesta técnica más que un chiste fácil o una bizarreada. Cuando decidí volcarme a la música opté por hacer discos más que hacer singles. 
Siempre fueron decisiones más largas y densas, o difíciles, si queremos decirlo así. Eso me ha dado resultados y también he tenido la adversidad de transitar ese camino. Creo que la gente me relaciona con eso, con la perseverancia, el trabajo, el compromiso técnico y el amor a la obra.
Volviendo a lo de antes para cerrarlo. Has trabajado con algunos de los pegaos de Argentina, e incluso a algunos los has visto crecer de cerca en la época de las batallas de rap en el Quinto escalón. Duki, YSY A, Trueno, Wos, más tarde Tiago, hasta Biza, del que fuiste la Freestyle Session #4. ¿Cómo has vivido este crecimiento de la industria? ¿Te representa?
Lo que pasó con la escena ha sido necesario. Que se abran nuevas puertas, nuevos canales, que lleguen nuevos profesionales, que haya un cambio generacional, que se desarrollen nuevos audios, movimiento, estéticas, etc. es todo positivo. Luego sí, obvio que hay artistas que representan más a uno, ya sea por la afinidad o por la historia, eso siempre es así. La persona con la que más he compartido escenario en los últimos años, a pesar de elegir distintos caminos musicales, es Wos. Mi cariño y amistad con él están ahí. 
Con Duki siempre tengo comunicación, estamos en contacto con buena energía, atentos a los trabajos de cada uno. A veces nos juntamos a improvisar fuera de festivales o en la casa de algún amigo en común, con YSY A lo mismo. Con Klan, que ahora sacó un disco pero la relación viene desde el freestyle, sigo compartiendo. 
Respeto la movida de todos y creo que cada uno ha sido fundamental para el desarrollo de todo lo que pasó en la escena argentina. Quizás con los que te he dicho ahora es con los que más comparto por una cuestión de afinidad humana, independientemente de la música. Pero sí, respeto y valoro el trabajo de todos.
Tienes las Throw up sessions, donde demuestras tu habilidad increíble con las skills, y las cuatro han tenido un gran recibimiento, ¿es tu mejor cualidad o solo la que más gusta?
Creo que ha sido la faceta más desarrollada con el tiempo. Cuando estaba en el freestyle ya se veía algo de esto en mí, y cuando empecé a escribir, lo primero que hice fue tratar de desarrollarlo. Quizás puede ser mi faceta más antigua y por ende la más fuerte; si alguien lo ve así, lo acepto y lo tomo así. Hoy en día trato de trabajar más cosas que completen al abanico y lo enriquezcan. Como si fuese ir al gimnasio, donde hay que hacer brazos, pecho, pierna y espalda, pienso de esa misma manera en la música, hay que meterse en lugares incómodos y desafiarme. 
La Throw up 3, por ejemplo, en su momento fue disruptiva en mi música porque fue una propuesta R&B cuando anteriormente venía siendo más skillera, y eso abrió una puerta a una faceta mía que sigo trabajando. Ahora que publiqué una canción R&B o con una impronta soul ya no es tan raro, pero en ese momento fue desafiante y fue la puerta hacia eso. 
Agradezco a los que les gusta esa parte más estricta, más nerd de las sílabas, y a los que disfrutan más de la musicalidad, del soul y de esa parte más groovera que sale en la Throw up 1 también.
Sin abandonar ese apartado técnico, en este disco reflejas la realidad del barrio y hablas de lo que hay detrás de la fachada de la fama y el famoseo. Antes que nada, eres de Tucumán, ¿te puedo preguntar dónde vives? 
Ahora estoy viviendo en Buenos Aires, en el centro, en Belgrano.
Entonces, las letras del barrio, ¿están más inspiradas en tu infancia o en lo que ves dónde vives ahora?
Hay cosas de mi infancia dentro del disco, de vivencias en el norte del país. Hay otros contextos, como cuando por ejemplo se habla de Villa Zagala, es el barrio en el que vivía hasta hace dos años antes de venirme al centro, también en Buenos Aires. Allí hablo más de ese barrio marginal, los monoblocks, las fábricas, toda esta faceta que aparece en ¿Donde está Dios?.
La realidad que refleja el disco es la marginalidad que hoy en día viven los barrios, el déficit económico, cómo los atraviesan las necesidades, cómo nos atraviesa la ambición, el hambre, el famoso ‘chacalaje’ como le digo yo. Sí, es un reflejo de la situación que se está viviendo en Argentina, y más ahora con la situación económica que está pasando.
Siguiendo con lo mismo, ¿tienes la responsabilidad de cuidar el mensaje en tus letras y hacer ‘rap conciencia’?
No, no siento una responsabilidad. Sí tengo una responsabilidad con la palabra, con mi obra; trato de cuidar lo que digo, pero no tengo que hacer siempre estrictamente rap conciencia. Sí me interesa tener en el disco una obra como ¿Dónde está Dios? o poder tener una reflexión como Camino, porque creo que cuando uno va viendo toda la obra de un artista dice, uh, qué loco, tiene una canción de este tipo y esta de este tipo y otra de otro tipo. Siento que a mí me faltaba ese tipo de canciones.
A veces, el artista tiene que ser serio, un reflejo de la realidad, para poder hacer bajadas de línea importantes. Pero de repente puede ser un ego trip, o algo más sensual/suave, o algo más vistoso, espantoso, o banal. Está buena la diversidad de mensajes y de personalidades en un mismo artista, a mí me parece interesante, y creo que me abre una gran puerta al componer. Es el tipo de perfil que estoy buscando construir con mi música.
Justo ahora que sacas el tema de Camino. Llegar hasta donde has llegado no ha sido fácil, de eso van Camino y Agradecido. ¿Qué ha sido lo más duro? ¿Y qué te ha llevado hasta donde estás?
Lo más duro ha sido sobrevivir un poco a uno mismo y tener la capacidad de creer en la adversidad. Por más escenarios que se vean desde fuera, profesionalizarse y vivir del rap en Argentina no fue nada fácil. Más aún con mi tipo de letras, mensaje y recursos técnicos. Lo que implica jugársela por la composición silábica. Por más que el rap esté hace muchísimos años en español, en Argentina es algo reciente lo de encontrar un ADN general y romper esa barrera para que el público que no escucha rap sepa de los raperos que hay en su país y su propuesta. Eso es algo nuevo acá. 
En España ya tienen bandas históricas de hace treinta y cinco años, y acá se está empezando a armar esa base. Elegir este camino ha hecho que haya puertas que no se abran tan fácil. Ha sido un ejercicio de perseverancia construir toda esta identidad que te decía mientras se estaba desarrollando la industria. ¿Y la otra era una cualidad?
Sí, una cualidad que te ha llevado a ser lo que eres ahora.
Diría ese amor a la obra. Más allá de quien lo reciba, uno siempre cree que vienen nuevas obras aún mejores. Es parte de esa faceta artística en constante desarrollo. Eso me hace estar siempre escribiendo algo nuevo con ganas de mejorar, tengo mucha hambre con lo que hago y mucho respeto a la música. Como digo, siempre tengo ganas de hacer algo, y cuando me sale y creo que la estoy clavando en el ángulo me vuelvo loco y quiero escribir de vuelta, y cuando siento que podría haber dado algo más siempre vuelvo a escribir. Esa sensación me ha dado también todo esto.
Estás de gira por tu país natal, y en noviembre vienes a España - pasas por Málaga, Barcelona, Valencia y Madrid. Si miramos tu repertorio, tu conexión con España empezó con W@N, una colaboración junto con tres raperos de Alicante (Zasko, Tase y Compare Flow); luego ya colaboraste con Ayax y Prok, Luisaker, Khan, Foyone y Fernandocosta. También tienes algún trabajo con Sceno, y del disco, Coronar está producido por Gese da O. Puede ser que me deje a alguien más. ¿Qué has visto en la escena española que te llama tanto la atención? Y si me puedo atrever a preguntar, ¿cuál será el siguiente? Si es que lo hay.
Tengo mucho respeto por la escuela de España. Creo que es la primera que pudo profesionalizarse. Siempre tuvieron festivales, artistas con mucho compromiso por el género, fueron los primeros en tener vinilos, los primeros en trabajar videoclips de forma muy buena, los primeros en tener sellos de rap, las superbandas, las superagrupaciones. Les tengo mucha admiración y claramente han sido una influencia para mí, tanto la escena de rap español, como la del chileno o la del cubano, desde muy chico. Para mí es un gusto poder trabajar con artistas de allá y sentirme reconocido, como también compartir momentos con ellos. 
Con respecto a si hay más, sí, hay más. Tengo varias canciones que no publiqué de featurings con artistas de España que ojalá pueda terminar en este viaje. Estoy muy contento, la verdad, es un placer trabajar con esa gente, darnos ese lugar y seguir alimentando la conexión España-Argentina. Estoy en eso, tratando de cuadrar la agenda para ir un día a tocar, el otro al estudio, el otro a tocar, el otro al estudio y así poder cerrar todo. 
¿Nos quieres dejar algún nombre?
Pasa que como todavía no salió, a uno le da cosa, pero tengo con varios artistas. Uno con el que tenemos algo y me animo a nombrar un poco más es con Toteking. Pero sí, como digo, hay varios, así que contento de que se me siga invitando y me sigan dando lugar de allá para compartir.